Cuatro inventos cient¨ªficos que han mejorado la sexualidad femenina
Una muestra sobre la investigaci¨®n sexual en la historia nos recuerda los avances y las ideas que mejoraron nuestro lado m¨¢s placentero
No hay nada mejor para entender el presente que echar una ojeada al pasado. Por eso la Wellcome Collection londinense acoge ahora The Institute of Sexology: Undress your mind, una muestra para que comprendamos mejor nuestra manera de entender la sexualidad, viajando atr¨¢s en el tiempo. Disponible hasta septiembre del 2015, pretende hacer un repaso a la manera en que la ciencia y la sexolog¨ªa entendieron e interpretaron el sexo a trav¨¦s de los tiempos.
Objetos, l¨¢minas, fotos, material cinematogr¨¢fico o artefactos imposibles sirven para ilustrar las diferentes ideas que hemos tenido de lo que era la sexualidad. Al principio, ese instinto animal, que nos volv¨ªa irracionales y que explicaba comportamientos criminales y delictivos, hasta convertirse, con el tiempo, en una de las expresiones de la inteligencia humana. The Institute of Sexology cuenta tambi¨¦n como la dimensi¨®n sexual sirvi¨® en un principio para explicar conductas psicol¨®gicas irregulares ¨Cal estilo de lo que el psicoan¨¢lisis hizo en Europa¨C para luego, gracias a investigadores norteamericanos como Alfred C. Kinsey o Master y Johnson, en los a?os 40 y 50 del pasado siglo, tratar de ahondar en la uniformidad, el comportamiento habitual de dos personas en una cama.
Muchos nombres conocidos desfilan por la muestra, desde Freud al fundador de la revista Playboy, Hugh Hefner, pasando por Woody Allen. Algunos salen reforzados o con una nueva imagen, como le ocurre al padre del psicoan¨¢lisis. A pesar de sus considerables dosis de misoginia, el neur¨®logo austr¨ªaco fue uno de los primeros que abog¨® por la idea de que el primordial papel del sexo no es la reproducci¨®n sino el placer. Adem¨¢s, la muestra recoge una carta manuscrita de Freud en la que trata de explicar, a una afligida madre, como la homosexualidad de su hijo no es una enfermedad.
Otras piezas pueden recordarnos hechos recientes como es el caso del libro Psychopathia Sexualis, publicado en 1896 y escrito por Richard von Krafft-Ebing, en el que clasificaba las desviaciones y conductas ¡°anormales¡±, cuando las practicas sexuales se divid¨ªan en buenas y malas, sanas y enfermizas, correctas e incorrectas. Que la historia se repite lo confirma la nueva y vergonzosa enmienda a la ley que regula la pornograf¨ªa en el Reino Unido, para la que los azotes fuertes en las nalgas, la eyaculaci¨®n femenina o los l¨¢tigos y las fustas entran de nuevo en la zona prohibida, en pleno siglo XXI.
La muestra tambi¨¦n permite leer entre l¨ªneas la gran ayuda que supuso la confirmaci¨®n cient¨ªfica al hecho de aceptar o, al menos dejar de estigmatizar, ciertas pr¨¢cticas o sexualidades como ¡°anormales¡±. Sin contar con que la sexolog¨ªa parece un saco sin fondo, una ciencia con numerosos misterios a¨²n sin descubrir, lo que la hace todav¨ªa m¨¢s apasionante.
Pero volviendo atr¨¢s y seg¨²n esta muestra, estos son algunos de los inventos, ideas y conceptos que m¨¢s contribuyeron a mejorar la sexualidad femenina.
El control de natalidad
Desligar el sexo de la reproducci¨®n ha sido siempre el primer problema a resolver para que las mujeres pudieran disfrutar plenamente, y sin consecuencias, de su sexualidad. La escocesa Marie Stopes (1880-1958) fue una pionera en esta materia, ya que fund¨® en 1921 la primera cl¨ªnica de control de natalidad en Londres. Stopes, que estudi¨® bot¨¢nica y geolog¨ªa, escribi¨® varios libros que contribuyeron a cambiar las nociones de lo que deb¨ªa ser el matrimonio, la vida de casada y lo que cab¨ªa esperarse de las relaciones marido-mujer. Marie abogaba por perseguir la felicidad y el sexo satisfactorio, adem¨¢s de elegir el n¨²mero de hijos que se deseaba tener. Ideas totalmente innovadoras en aquella ¨¦poca. Married Love (1918) y Wise Parenthood (1918) fueron dos de sus obras que se vendieron como churros porque en ellas hab¨ªa informaci¨®n asequible y bien explicada sobre m¨¦todos anticonceptivos. Tuvo que librar grandes batallas, incluso ante los tribunales, para llevar a cabo su labor
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Caja de condones alemana de los 80.
Science Museum / Science and Society Picture Library
El vibrador
Como cuenta la pel¨ªcula Hysteria (2011), el vibrador fue inventado para el tratamiento de esta enfermedad, as¨ª como de otros trastornos nerviosos que afectaban a las mujeres a principios del siglo XIX y que solo pod¨ªan ser tratados, seg¨²n los m¨¦dicos de entonces, con un masaje p¨¦lvico. Pero existe otra teor¨ªa sobre el nacimiento de este ¨²til artefacto, expuesta en un art¨ªculo del diario ingl¨¦s The Guardian titulado No, no, no! Victorians didn't invent the vibrator, en el que se tiende a pensar que la prodigiosa m¨¢quina no fue inventada para uso femenino sino para aliviar el dolor muscular, y que m¨¢s tarde se deriv¨® a otras utilidades. Fern Riddell, la autora del reportaje, basa su hip¨®tesis en el hecho de que la masturbaci¨®n y darse placer a uno mismo eran vistos entonces como peligrosos y antinaturales, adem¨¢s de existir la creencia de que los orgasmos no deb¨ªan desperdiciarse as¨ª como as¨ª, ya que la concepci¨®n era m¨¢s probable despu¨¦s de un acto sexual satisfactorio. Riddle dibuja tambi¨¦n una ¨¦poca victoriana diferente a la que estamos acostumbrados, menos mojigata y que contemplaba la sexualidad como algo a cultivar. Seg¨²n el art¨ªculo,? A Guide to Marriage, publicada en 1865 bajo el nombre de Albert Sidebottom, se aconsejaba a las parejas j¨®venes que exploraran su relaci¨®n desde el primer momento y dec¨ªa ¡°el amor entre los sexos se basa en la pasi¨®n sexual¡±, mientras Fruits of Philosophy, escrita por Annie Besant en 1877, era una completa gu¨ªa de los m¨¦todos anticonceptivos¡±. Todo un bestseller de la ¨¦poca.
Cualquiera que sea la verdadera historia de este juguete er¨®tico, lo cierto es que, seg¨²n cuenta Catherine Blacklege en su Historia de la Vagina, ¡°el vibrador fue el quinto aparato dom¨¦stico que se electrific¨®, por detr¨¢s de la m¨¢quina de coser, el ventilador, el hervidor de agua y la tostadora¡±. En 1918 pod¨ªan verse estos art¨ªculos en los anuncios de electrodom¨¦sticos con el prometedor eslogan de ¡°la ayuda que toda mujer agradece¡±.
El papel del cl¨ªtoris
Freud lo calific¨® de pene inacabado y sosten¨ªa que la mujer que solo experimentaba placer mediante la estimulaci¨®n de esta ¨¢rea genital era inmadura sexualmente. Los Estudios de Master y Johnson pusieron al cl¨ªtoris en su lugar y clasificaron dos tipos de orgasmos, el vaginal y el clitoriano, adem¨¢s de comprobar la capacidad multiorg¨¢smica del ¡°sexo d¨¦bil¡±. Lo que se deriv¨® de estos experimentos fue la existencia de una sexualidad femenina independiente de la penetraci¨®n, que los m¨¢s apocal¨ªpticos vieron como una amenaza a la heterosexualidad, pero que ayud¨® a muchas mujeres a comprender mejor su fisiolog¨ªa y a alcanzar el orgasmo estimulando esta zona.
El cl¨ªtoris sigue siendo objeto de investigaci¨®n, de hecho se ha visto su anatom¨ªa completa por primera vez en 1998, gracias a los estudios de imagen por resonancia magn¨¦tica que realiz¨® la ur¨®loga australiana Helen O¡¯Connell. Y hace tan solo cinco a?os que los investigadores franceses Dr. Odile Buisson y Dr. Pierre Fold¨¨s crearon el primer sonograma completo en 3D del cl¨ªtoris estimulado. Solo en su parte externa este ¨®rgano posee 8.000 terminaciones nerviosas, el doble que las del pene, y ¨¦stas se comunican con otras 15.000 m¨¢s en la regi¨®n p¨¦lvica.
Caja para ¡®Vedee¡¯, uno de los primeros vibradores de la historia.
Science Museum / Science and Society Picture Library
La masturbaci¨®n femenina
Por su propio dise?o y morfolog¨ªa, los genitales femeninos, m¨¢s escondidos y menos accesibles que los del hombre, han necesitado m¨¢s tiempo para llegar a ser entendidos y estudiados, tanto por la ciencia como por sus propietarias. Las Mujeres de Boston, contribuyeron a que el g¨¦nero femenino se familiarizase con ellos, los viese en un espejo y empezara a utilizarlos para su propio placer. El libro que escribi¨® este colectivo Nuestros cuerpos, nuestras vidas, editado en 1969, fue todo un hito en la historia de la sexolog¨ªa, se tradujo hasta al Braille y fue uno de los mejores manuales sobre sexualidad femenina, enfermedades ven¨¦reas y anticonceptivos. Este grupo trabaj¨® por borrar la verg¨¹enza de la masturbaci¨®n, los embarazos no deseados, la falta de informaci¨®n y la ignorancia existente en torno al cuerpo femenino.
Betty Dodson, la abuela de la masturbaci¨®n, como se conoce a esta octogenaria, sex¨®loga y feminista, fue otra pionera en este campo, ya que en los a?os 70 empez¨® a reunir grupos de mujeres para ense?arles a conocer sus genitales y las t¨¦cnicas de autosatisfacci¨®n, causando no poco esc¨¢ndalo en la sociedad estadounidense de entonces. Betty tiene todav¨ªa consulta en Nueva York, donde se sienta junto a sus alumnas, tumbadas con las piernas abiertas y con un espejo frente a sus partes, para guiarlas en el arte del sexo autosuficiente, tan poco practicado por las mujeres. La gran aportaci¨®n de Dodson es la idea de que la responsabilidad por la satisfacci¨®n sexual est¨¢ en manos de cada persona. Podemos estar solos y no tener a nadie, pero la naturaleza nos ha brindado la posibilidad de seguir practicando el sexo, aunque sea con nosotros mismos. ?No es una prestaci¨®n fant¨¢stica?
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