Estos son los motivos por los que tus padres ten¨ªan m¨¢s sexo que t¨²
Nuestra adicci¨®n al m¨®vil y a las plataformas de televisi¨®n en streaming y la medicaci¨®n para superar la epidemia de depresi¨®n y ansiedad est¨¢n detr¨¢s de la falta de ganas. Los estudios apuntan a una bajada considerable de los encuentros sexuales
Son varios los estudios que desde hace unos a?os presentan una realidad parad¨®jica. En una sociedad hipersexualizada, en la que el bombardeo de im¨¢genes y publicidad de componente sexual es constante, con mayor apertura a la hora de hablar y experimentar en el sexo, estas relaciones est¨¢n en horas bajas. Hasta un 15% menos de encuentros de este tipo tuvieron los estadounidenses en la d¨¦cada de 2010 en comparaci¨®n con los noventa. As¨ª lo recog¨ªa en 2017 la archicitada publicaci¨®n de Jean M. Twenge, Ryne A. Sherman y Brooke E. Wells en Archives of Sexual Behavior, la revista acad¨¦mica internacional referente en investigaci¨®n sexual. Y lo confirmaba a El Pa¨ªs Semanal Pedro Nobre, El Cient¨ªfico del Sexo, creador y director del SexLab de la Universidad de Oporto y director del primer doctorado en sexualidad de Europa: ?Si hablamos de nuestro entorno, de los pa¨ªses desarrollados, parece que es as¨ª. Hay menos sexo hoy entre las parejas y, a la vez, hay m¨¢s masturbaci¨®n?.
Tu smartphone y Netflix
M¨¢s que la disminuci¨®n de cantidad, lo que los expertos subrayan es el lugar al que se ha relegado la sexualidad. Entendida esta no solo como el acto sexual, sino tambi¨¦n como comunicaci¨®n y afectividad compartida en un espacio de intimidad. En un art¨ªculo de?Time, Jean M. Twenge, una de las firmas del citado estudio, explica c¨®mo la infinita oferta de entretenimiento a golpe de clic ha influido en este cambio. ?Hay otras muchas formas de entretenerse. Ya sea tu smartphone, tus redes sociales o un v¨ªdeo en streaming?. Entretenimiento que nos acompa?a tambi¨¦n a la hora de ir a la cama.
Una idea con la que coincide la psic¨®loga cl¨ªnica y sex¨®loga Carme S¨¢nchez, del Instituto de Urolog¨ªa Serrate & Ribal: ?La sexualidad se ha convertido en una parte m¨¢s del ocio. El problema?es que exprimimos demasiado el d¨ªa. Nos acostamos tarde leyendo, viendo series, trabajando hasta altas horas, mirando las redes sociales¡ No dormimos lo que deber¨ªamos y eso puede provocar estr¨¦s, irritaci¨®n, ansiedad, malestar?, explica a S Moda. Un ocio que en la mayor¨ªa de los casos es ?muy pasivo?, que ?refuerza nuestra tendencia perezosa?, interfiere en la libido y adem¨¢s nos a¨ªsla. ?Muchos pacientes dicen que les resulta m¨¢s c¨®modo poner porno y masturbarse que implicarse y dar placer al otro. Lo veo en la consulta y en mi entorno. Incluso el ocio sexual es m¨¢s pasivo?.
La medicaci¨®n para la depresi¨®n
Este estilo de vida rodeado de pantallas, con una tendencia al hiperconsumo acelerado y a la ocupaci¨®n constante, pero de manera cada vez m¨¢s individualista, nos marca.?En?Conexiones perdidas,? libro del periodista Johann Hari que acaba de sacar en Espa?a?Capit¨¢n Swing, el brit¨¢nico ahonda y denuncia, a trav¨¦s?de su propia experiencia como consumidor de antidepresivos desde la adolescencia y tras entrevistar a expertos, c¨®mo estos factores sociales (nuestra cultura del trabajo, el problema de la soledad, la omnipresencia de la tecnolog¨ªa o el enfrentamiento a un futuro incierto) se encuentran entre las principales causas -en su opini¨®n, con m¨¢s peso que lo estrictamente biol¨®gico- de la actual epidemia de ansiedad y depresi¨®n. La primera afecta a m¨¢s de 260 millones de personas en el mundo y la segunda, a m¨¢s de 300 millones, seg¨²n la OMS. Cifras que aumentan exponencialmente en cada nueva generaci¨®n.
Un problema de salud que condiciona en muchos casos el deseo sexual y las ganas de compartir tiempo y espacio con otras personas. ?El agotamiento y la percepci¨®n de insatisfacci¨®n con nuestras vidas van ligados a un bajo autoconcepto y autoestima, lo que repercute de forma directa en la b¨²squeda y vivencia de nuestra sexualidad y vida ¨ªntima, que queda relegada a las ¨²ltimas posiciones en nuestras prioridades?, explica Berta Pinilla, m¨¦dico psiquiatra y psicoterapeuta en el Grupo Doctor Oliveros.?Y lo hace de varias formas.?¡°Dentro de la sintomatolog¨ªa de la depresi¨®n est¨¢ el bajo deseo sexual¡±, apunta Carme S¨¢nchez, pero el estr¨¦s y la ansiedad tambi¨¦n pueden bloquear esas ganas, aumentando su nivel incluso a la hora de tener relaciones sexuales; a las personas que padecen esta incapacidad de practicar sexo por ansiedad se las denomina ansiosexuales.
Otras veces, como apunta la sex¨®loga, son los propios tratamientos antidepresivos -cuyo consumo?aument¨® en un 14,7% en Espa?a entre 2012 y 2016- los que acent¨²an la baja libido. ¡°Algunos f¨¢rmacos tienen este efecto secundario y est¨¢ destacado en los prospectos. Esto hace que las personas que los toman tengan la sensaci¨®n de que el remedio no ayuda¡±. Un ejemplo lo deja una lectora de The Guardian, que contaba al peri¨®dico a trav¨¦s de su consultorio sobre salud sexual su frustraci¨®n porque el tratamiento antidepresivo que sigue por prescripci¨®n de su m¨¦dico que, adem¨¢s, le dificulta alcanzar el orgasmo. En estos casos, S¨¢nchez recomienda, ¡°en primer lugar, tratar la depresi¨®n. Y despu¨¦s, seguir trabajando lo dem¨¢s mientras se va bajando la dosis de medicamento con la ayuda de un m¨¦dico¡±.
?Por qu¨¦ es importante reconquistar la intimidad y recuperar el contacto?
?La irrupci¨®n del sexo me hizo recordar algo de m¨ª. Fue hermoso acabar acompa?ada, dar direcciones, conectar con el cuerpo del otro. Desde el accidente, cada vez que intentaba coger [tener sexo] se me tapaban los o¨ªdos. Ni siquiera tocarme pod¨ªa, no llegaba al punto de sentir la necesidad o me distra¨ªa en el medio alg¨²n pensamiento fuera de lugar. El placer corporal se me hab¨ªa disuelto en alg¨²n momento, algo me parec¨ªa mal. Como si me sintiera observada. Moral de colegiala?
Litio, Mal¨¦n Denis
El texto es un fragmento de Litio (Caballo de Troya, 2020), una novela de la escritora y periodista feminista Mal¨¦n Denis que recoge el malestar generacional a trav¨¦s de una protagonista cuya historia transcurre mientras atraviesa un duelo y (se) env¨ªa cartas ?intentando constatar su propia existencia?. El cap¨ªtulo al que pertenece esta cita, seg¨²n cuenta la autora en conversaci¨®n con?S Moda, recoge ?la idea de que estar con un otro, en cuerpo, es como una especie de despertar en el que todas esas capas, que son los miedos, las angustias, todo el hipot¨¦tico y lo que pasa en el campo de lo que no est¨¢ pasando actualmente, de repente cobra otro espesor con el que empieza a revivir?.
Ante la desconexi¨®n del otro y de nosotros mismos, la doctora Berta Pinilla comparte la importancia de reforzar el contacto como forma de estar presente: ?Mantener el contacto, tanto f¨ªsico como afectivo, es necesario y clave en nuestro bienestar. Hay que prestarle la atenci¨®n que merece?.?El sexo y el roce tienen m¨²ltiples beneficios demostrados, asegura. ?Hace que se liberen sustancias como la serotonina, las endorfinas o la oxitocina, muy relacionadas con la sensaci¨®n de bienestar. Ayuda a aliviar el dolor, mejora el ¨¢nimo y la calidad del sue?o y disminuye el estr¨¦s, adem¨¢s de otros beneficios. Compartir espacios de intimidad y sentirse deseado mejora nuestra autoestima, la conexi¨®n y comunicaci¨®n con la otra persona?.
Ese contacto y cuidado con el otro, que para Mal¨¦n trasciende la corporalidad y el tacto, pasa tambi¨¦n por ?socializar la experiencia de falencia que nos produce todo; el crecer y darnos cuenta de que nos sentimos fallados, ausentes, deficientes¡?. Cuando lo hacemos, explica, ?el sistema mismo que nos impuso estas ansiedades para que sigamos consumiendo, tiembla?. Y concluye: ?Creo que tiene un poder pol¨ªtico y econ¨®mico mucho m¨¢s grande de lo que parece todo lo que es la intimidad: el rol pol¨ªtico de la intimidad?.
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