Joyce Carol Oates: ?Soy una voz de la resistencia?
El mundo se vuelve ?inh¨®spito? para esta novelista, poeta y editora estadounidense, que no renuncia al idealismo ni a la esperanza.
Empezar pidiendo perd¨®n casi habr¨ªa sido lo conveniente. En la hora larga que SModa le roba a Joyce Carol Oates para esta entrevista con fotos, la autora (Lockport, Nueva York, 1938) podr¨ªa haber escrito 12 p¨¢ginas de una novela, o un relato, o una cr¨ªtica literaria, o 20 tuits. Va casi a libro por a?o, da clases en tres universidades y nada de eso le parece fuera de lo com¨²n. Est¨¢ en Bilbao para recoger el premio del Festival Ja! por su ?humor negro y moderno? y en persona mantiene el mismo aspecto que luce en las solapas de sus libros desde los a?os 60, como si la hubieran dibujado para hacer de b¨²ho inteligente en un libro infantil.
Publica Un libro de m¨¢rtires americanos (Alfaguara), una novela monumental ¨Cm¨¢s de 800 p¨¢ginas: no la lleven en el bolso¨C que cuenta el asesinato de un m¨¦dico abortista por parte de un fundamentalista cristiano, y el destino de sus familias, los Vorhees y lo Dunphy. Oates, que se sit¨²a en la fila uno de la avanzadilla anti-Trump, deposita en sus dos hijas cierta esperanza, pero se cuida de permanecer equidistante.
?Le sorprendi¨® que le premiaran por su humor? No es lo primero que viene a la cabeza al pensar en su obra.
Hay m¨¢s humor en mi poes¨ªa y quiz¨¢ en mis ensayos que en mis novelas, m¨¢s serias, pero s¨ª hay algo de s¨¢tira sobrevolando mi obra. Admiro ese lado en otros autores. En Kafka, Ionesco, Faulkner, Jonathan Swift¡
Las dos familias de esta novela, los liberales Vorhees y los ultraconservadores Dunphy, se parecen muy poco pero tienen algo en com¨²n. En ambas es el patriarca quien conduce al resto al precipicio.
Cierto. Cuando escrib¨ª la novela, era consciente de estar describiendo dos fuerzas encontradas, pero cuando llego a los hijos, la novela se vuelve m¨¢s espec¨ªfica. Los hijos son individuos, muy distintos los unos de los otros.
?Puso un matiz positivo a la segunda generaci¨®n?
La gente joven siempre tiene un punto idealista. A m¨ª siempre me impresiona el idealismo de mis alumnos. Son muy energ¨¦ticos y est¨¢n llenos de esperanza. Me veo a m¨ª misma reflejada en ellos.
?Le cost¨® m¨¢s esfuerzo empatizar con los Dunphy?
Los Vorhees son gente que podr¨ªan ser mis amigos, pero mis or¨ªgenes se parecen m¨¢s a los de los Dunhpy. Provengo de la clase trabajadora. Crec¨ª en una granja con gente como Dawn Dunphy, gente muy tozuda que puede ser ignorante. Nunca se les ocurre cuestionar la Biblia ni a sus ministros, lo que se supone que tienen que creer. Nunca se hacen preguntas. Las personas con m¨¢s educaci¨®n s¨ª que se hacen preguntas.
?C¨®mo lleg¨® la literatura a su vida en ese entorno?
Bueno, fui a la escuela. Y mi abuela, la madre de mi padre, me regalaba libros. Uno cada Navidad y otro por mi cumplea?os. Adem¨¢s, iba cada semana a la biblioteca a sacar tres libros, el m¨¢ximo permitido. Los le¨ªa y los devolv¨ªa a la semana siguiente.
El libro toca nervios sensibles. El sistema de clases, la pena de muerte; pero el principal es el aborto. ?Ha retrocedido ese derecho en su pa¨ªs? Ohio va a prohibir abortar fetos con s¨ªndrome de Down, Texas obliga a celebrar funerales por fetos abortados¡
Hace dos a?os, cuando estaba con la novela, no me imaginaba que Estados Unidos iba a retroceder tanto. Si me hubiera puesto a profetizar, hubiera pensado que Hillary Clinton ganar¨ªa las elecciones y no me habr¨ªa parecido probable que los derechos de las mujeres fuesen hacia atr¨¢s un poco cada d¨ªa, como lo est¨¢n haciendo. Al igual que los de las minor¨ªas y los inmigrantes¡ Se est¨¢ volviendo todo muy inh¨®spito, pero me considero una voz de la resistencia. Y creo que la resistencia ganar¨¢ y habr¨¢ una reacci¨®n progresista a la Administraci¨®n Trump. Ellos son muy ca¨®ticos, no est¨¢n unidos.
Como voz destacada de la resistencia, ?nota una responsabilidad? Es usted muy activa en Twitter, por ejemplo. ?Siente que est¨¢ ejerciendo una labor de intelectual p¨²blica, casi a la manera europea?
No siento que deba hacerlo, pero quiero hacerlo. Y tampoco me he organizado un programa, es algo m¨¢s espont¨¢neo. No me considero una intelectual p¨²blica.
?C¨®mo le ha cambiado la vida Twitter?
Es muy abierto y para muchos de nosotros representa una oportunidad. Puedes acceder a muchos movimientos de base. Por ejemplo, podemos descubrir casos de brutalidad policial por todo Estados Unidos, puede haber alguien que ha grabado a un polic¨ªa violento en Wyoming, algo que los medios generalistas nunca hubieran recogido antes. As¨ª que, principalmente, Twitter para m¨ª ha sido educativo. Sigo cuentas feministas, animalistas¡ mis propios tuits suponen una parte muy peque?a de mi experiencia. Adem¨¢s, solo paso una hora al d¨ªa conectada. Primero hago mi trabajo, desde las siete de la ma?ana hasta el mediod¨ªa.
La mayor parte de su libro transcurre en la Am¨¦rica que vot¨® a Trump, en lo que algunos llaman ?la Am¨¦rica que se sobrevuela? cuando se va, por ejemplo, de Nueva York a Los ?ngeles.
?Qui¨¦n le llama as¨ª? No la gente que vive all¨ª. Solo los intelectuales y los escritores. Yo nunca utilizar¨ªa ese t¨¦rmino porque provengo de all¨ª, y hay grandes universidades en Chicago, Ann Arbor¡
H¨¢bleme de Hillary Clinton. ?Cree que tiene material literario, tr¨¢gico? ?Podr¨ªa inspirarle una novela, algo como lo que hizo con Marilyn Monroe en Blonde?
No, Marilyn Monroe fue una mujer tr¨¢gica y complicada, mientras que Hillary Clinton es una figura muy clara, muy abierta. Ella podr¨ªa ser la directora de un instituto o una profesora excepcional. Resulta muy inteligente y hasta divertida en las distancias cortas. Marilyn s¨ª ten¨ªa misterio, no se entend¨ªa a s¨ª misma. Hillary dio su discurso de graduaci¨®n en su universidad, en Wellesley, y all¨ª ya lo ten¨ªa todo claro.
Usted no esquiva las pol¨¦micas. Le llamaron islam¨®foba por criticar c¨®mo se trata a las mujeres en los pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana.
Pienso en m¨ª misma como una feminista antes que nada. Y no creo que la religi¨®n patriarcal deba ser protegida de la cr¨ªtica. No veo la religi¨®n como algo ajeno a lo humano. Yo no creo que Dios est¨¦ en la iglesia y puedo criticar cualquier cosa que est¨¦ hecha por los humanos.
?Todas las religiones son patriarcales? En la novela tenemos una terror¨ªfica pseudosecta cristiana.
Desde el momento que tienes un jefe de estado y una instituci¨®n dirigida siempre por un hombre, caes en eso. Mire la religi¨®n cat¨®lica, es famosa por su chauvinismo y sexismo, y no veo c¨®mo se puede defender eso.
Esta pertenece a su ciclo de novelas sobre elementos de actualidad. Como Agua negra, sobre el caso Ted Kennedy, o Carthage, con un excombatiente de Irak como protagonista¡ ?C¨®mo lee los peri¨®dicos? ?Qu¨¦ historias le hacen pensar ?esto tiene una novela??
Muy raramente hay una historia que trascienda lo anecd¨®tico. El incidente de Chappaquiddick [en el que muri¨® Mary Jo Kopechne, la amante de Ted Kennedy, sin que este la socorriera] parece sacado de un cuento tradicional. El sacrificio de la doncella, etc¨¦tera. Ten¨ªa un significado mitol¨®gico. Pero la mayor¨ªa de eventos, aunque sean terribles, no tienen esa resonancia m¨ªtica.
Y el asesinato de George Tiller, el m¨¦dico en el que se inspir¨®, ?por qu¨¦ se apoder¨® de usted?
Le¨ª sobre el tema y era un hombre muy valiente. La derecha en Am¨¦rica hablaba de ¨¦l en la tele, insinuando que deber¨ªa ser asesinado, y al final lo fue. Pusieron su cabeza en la diana y eso demostr¨® el poder de los medios de derechas. En la novela, pierden inter¨¦s en este asesinato y pasan al siguiente. Luther logra ser un m¨¢rtir cristiano por un rato, pero luego se olvidan de ¨¦l.
En los dos matrimonios hay muchos silencios. Usted aboga por eso. En Memorias de una viuda, cont¨® que usted y su marido se guardaban de contarse muchas cosas. El no le¨ªa sus novelas, por ejemplo. ?Lo recomienda como receta para un buen matrimonio?
Mi marido Ray era editor y se pasaba la vida entre manuscritos, as¨ª que no iba yo a darle mis libros. Mis cr¨ªticas s¨ª que las le¨ªa, pero estaba bien que no leyese las novelas. Es bueno mantener cierta privacidad.
El libro tambi¨¦n habla de la viudedad con crudeza.
Es muy real. Jenna, la viuda de Gus Vorhees, est¨¢ muy cansada. La gente no se lo imagina, pero ser viuda es f¨ªsicamente muy cansado; no te queda energ¨ªa para nada. Jenna no puede lidiar con sus hijos, que se pasan el d¨ªa critic¨¢ndola y tiene que retirarse, poner espacio.
Hay dos madres que abandonan a sus hijos. Esa s¨ª que es una figura universalmente repudiada, la madre que se va. ?Quer¨ªa darles una absoluci¨®n?
Ellas son independientes. Ambas se convierten en profesoras universitarias y adem¨¢s no abandonan a sus hijos mientras son ni?os. Hay que entender que ella necesita ir a un sitio donde no sea ?la viuda? todo el rato. Yo le permito irse sin perseguirla para que pueda vivir su vida, casi como un regalo. ?Vive con otra mujer? No lo sabemos. Quiz¨¢ tiene un amigo, o una amiga, o est¨¢ sola. O tiene un gato. Los hijos la quieren para criticarla y ella no puede escucharlo m¨¢s. Mi propio marido me dijo que no entend¨ªa c¨®mo se iba. Yo le contest¨¦: preg¨²ntale a una mujer y ella te dir¨¢ que es muy posible.
Han vuelto a incluirla en todas las listas de candidatos al Nobel. ?Le molesta sonar cada a?o?
He dejado de pensar en ello, no creo que vaya a ser una realidad en mi vida. Tengo cosas m¨¢s importantes en las que pensar. Toni Morrison no estaba en las listas, as¨ª que pens¨® que era maravilloso. No tuvo que preocuparse.
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