Lorde vs Billie Eilish: un cr¨ªtico musical explica c¨®mo consigui¨® escapar del t¨®pico de la pelea de gatas
?No recuerdo tantos ejemplos de mujeres lanz¨¢ndose dardos entre ellas para ver si as¨ª acaparaban titulares o vend¨ªan m¨¢s, y s¨ª exhibiciones de sororidad y fuerza com¨²n?.
El 24 de agosto publiqu¨¦ en mi cuenta el siguiente tuit: ¡°Que Lorde y Billie Eilish hayan sacado sus nuevos discos este verano casi parece una tentaci¨®n para ponernos a prueba a la vieja guardia del periodismo musical falocr¨¢tico, ¨¢vidos de buscar el nuevo Blur vs Oasis e imponer la competencia sobre la sororidad. ?Yo casi pico!¡±. Y, a ra¨ªz del mismo, S Moda me ha invitado a que elabore esta idea en un art¨ªculo m¨¢s extenso, as¨ª que eso es lo que voy a intentar a continuaci¨®n.
Billie Eilish (Los ?ngeles, EE UU, 2001) public¨® su esperad¨ªsimo segundo ¨¢lbum, Happier Than Ever, el 30 de julio. Lorde (Auckland, Nueva Zelanda, 1996) lanz¨® su tercero, Solar Power, el 20 de agosto. Hablamos de las dos figuras que han redefinido el modelo de estrellato femenino del pop global, que, a grandes rasgos, se puede decir que segu¨ªa reproduciendo el patr¨®n inventado por Madonna hace casi cuatro d¨¦cadas. B¨¢sicamente, este consist¨ªa en buscar los hits bailables de herencia disco, grandes espect¨¢culos esc¨¦nicos muy apoyados por las coreograf¨ªas y lujosas producciones audiovisuales, y, sobre todo, el imperio en primer plano de una sexualizaci¨®n en la que es ella quien tiene el control. O, dicho de otra manera, una puesta en escena permanente del empoderamiento antes de que ese t¨¦rmino se pusiera de moda y se banalizara como clich¨¦ mercadot¨¦cnico. Lorde y Billie, que lo petaron mundialmente siendo menores de edad y emergiendo de entre la nada, plantean una mirada diferente sobre la cultura de su tiempo, con perspectivas imaginativas y arriesgadas, dise?os de producci¨®n musical bastante rompedores, que evitan la escucha f¨¢cil, e interpretaciones en directo ins¨®litas por el magnetismo imperfecto que desprenden.
En cuanto a sus contenidos, refutan la perezosa idea que asocia a la juventud con la huida hacia delante de la sobreexposici¨®n y el buenrrollismo como estrategias de supervivencia influencer, se muestran vulnerables desde la honestidad, no venden una imagen sexualizada y abogan por una utop¨ªa m¨¢s cercana al deseo de normalidad, a veces lindando con el sentimiento de culpa por poseer un ¨¦xito y un dinero al que jam¨¢s podr¨¢n aspirar las personas de su edad. O afrontando las propias presiones de una fama excesiva que, en plena edad del pavo, te puede hacer completamente trizas. Vale, podr¨ªa ser ese mismo clich¨¦ de estar alone in the top (o llorando en la limo) que se ha hecho tan cansino en la cultura popular, pero Billie y Lorde, tan influidas al mismo tiempo por una infancia en que el emo era tendencia dominante, no buscan tanto la autocompasi¨®n como profundizar en sus miedos y angustias, componer sobre la realidad que les ha tocado vivir. ?C¨®mo cantar, por ejemplo, sobre los movimientos s¨ªsmicos de los amor¨ªos adolescentes cuando tu d¨ªa a d¨ªa no es ni medianamente normal? NDA, uno de los ¨²ltimos singles de Billie Eilish, es muy iluminador en este sentido: cuenta c¨®mo, despu¨¦s de un rollo de una noche con un chico, le hace firmar un contrato de confidencialidad para asegurarse de que ¨¦l no revelar¨¢ ning¨²n dato sobre su vida privada. Que esto sea algo que solo les suceda a muy pocas personas en el mundo no implica que ambas artistas se hayan erigido en iconos generacionales, y que sus canciones hayan sido las m¨¢s evidentes para representar el teenage angst de nuestro tiempo en producciones audiovisuales como Euphoria, Por 13 razones o Los juegos del hambre.
Pero volvamos al tuit inicial, porque he sido tan maleducado que ni me he presentado (?perd¨®n!). Soy periodista musical freelance desde hace unos 20 a?os, y eso te lleva a seguir una serie de automatismos e inercias inevitables a la hora de pensar: ¡°?Eureka! ?Aqu¨ª hay un tema que puedo vender!¡±. La coincidencia en temporada veraniega ¨Csiempre tan precaria en hechos noticiables¨C de dos lanzamientos de esta envergadura, a cargo de dos artistas con tantas cosas en com¨²n, pone a huevo el art¨ªculo comparativo entre una y otra. ?En qu¨¦ se parecen y se diferencian cada uno de los discos? ?Qu¨¦ nos cuentan sobre ellas? ?Cu¨¢l est¨¢ vendiendo m¨¢s? ?Cu¨¢l de los dos es mejor? ?T¨² eres m¨¢s de Lorde o m¨¢s de Billie Eilish? Y ah¨ª fue cuando se me activ¨® la se?al de alarma interior, esa especie de detector de micromachismos que poco a poco he implementado en mi mente gracias a a?os de entrevistas con artistas femeninas y de leer y escuchar a otras compa?eras que me han ayudado a hacerme consciente del sexismo inconsciente que subyace en nuestra visi¨®n de la cultura popular y del periodismo. ?Por qu¨¦ comparamos a las artistas femeninas solo con otras artistas femeninas, como yo mismo acabo de hacer hace unos p¨¢rrafos con Madonna y sus sucesoras? ?Por qu¨¦ solo una de ellas puede ocupar el trono del pop y vendemos constantemente la idea de que cada cierto tiempo llega una nueva que sustituye a la anterior? ?Por qu¨¦ nos empe?amos en ver el pop hecho por mujeres como una pelea de gatas en el barro, cuando hay sitio de sobra para que triunfen muchas estrellas al mismo tiempo? ?Por qu¨¦ esa obsesi¨®n por buscar titulares forzando la idea de un beef entre Rosal¨ªa y Mala Rodr¨ªguez, Rosal¨ªa y Mar¨ªa Jos¨¦ Llergo, Britney Spears y Christina Aguilera, Katy Perry y Taylor Swift, Rihanna y Beyonc¨¦, o quien toque en cada momento?
Se puede argumentar que, en realidad, la mente humana trabaja as¨ª. Recuerdo con hilaridad un ya viejo post de mi amigo El Hematocr¨ªtico ironizando sobre la moda medi¨¢tica veraniega de crear ¡®guerras de cosas¡¯, en plan hacer votar a los lectores u oyentes sobre cu¨¢l es la mejor serie de la historia, la mejor canci¨®n del verano, la mejor canci¨®n de los ochenta o del pop espa?ol, si playa o monta?a, paella o jam¨®n serrano, incluso llegando a hacerlo con cuartos de final, semifinales y toda la parafernalia propia del espect¨¢culo competitivo. Es cierto: todo esto ya exist¨ªa mucho antes del clickbait, porque nos pone y nos da vidilla. En realidad, hasta se puede entender que toda la historia de la m¨²sica popular se ha movido hacia adelante ¨Cy hacia atr¨¢s¨C en torno a esa dial¨¦ctica de confrontaci¨®n y toma de partido a la que, a menudo, contribuyeron los propios protagonistas. ?Los Beatles o los Rolling? ?Ob¨²s o Bar¨®n Rojo? ?Europe o Bon Jovi? ?Los Chichos o Los Chunguitos? ?Julio Iglesias o Raphael? ?C Tangana o Yung Beef? ?Oasis o Blur? -mito gestado, por cierto, con la coincidencia tambi¨¦n de los lanzamientos de sus nuevos discos en el verano de 1995-, o, a¨²n m¨¢s all¨¢, ?Lennon o McCartney? ?Jagger o Richards? ?Liam o Noel?, y as¨ª hasta ver tan tentador el decir¡ ?Lorde o Billie? y acto seguido, pensar: ?No! ?Fin de la Historia, por favor!
Tal vez lo que nos pase a los pollaviejas del periodismo musical es que nos ha encantado ser c¨®mplices de esa idea de la pelea de gallos tan consustancial a la mitolog¨ªa rock y que ha sido alimentada, b¨¢sicamente, por los artistas masculinos. No recuerdo tantos ejemplos de mujeres lanz¨¢ndose dardos entre ellas para ver si as¨ª acaparaban titulares o vend¨ªan m¨¢s, y s¨ª exhibiciones de sororidad y fuerza com¨²n. Se me viene a la cabeza la imagen de Madonna en los Premios MTV de 2003, invitando a actuar con ella a Britney Spears, Christina Aguilera y Missy Elliott (?y bes¨¢ndose con Britney!), el videoclip de Annie Lennox y Aretha Franklin cantando Sisters Are Doin¡¯ It For Themselves en 1985, o la hist¨®rica actuaci¨®n de Bj?rk y PJ Harvey en los Premios Brit de 1994, llevando a un nuevo terreno el Satisfaction de los Rolling Stones. ?Qu¨¦ ganas, por cierto, de una colabo entre Lorde y Billie Eilish, tal vez lxs dos artistas m¨¢s fascinantes del pop mundial surgidxs en este milenio, haciendo algo as¨ª! Y, mientras sue?o con eso, acabo de darme cuenta de que al final consegu¨ª vender el art¨ªculo sin ni siquiera haberlo intentado.
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