Silenciosa, ermita?a e indiferente al ¨¦xito: la leyenda de Meg White, la bater¨ªa de The White Stripes
Junto a su exesposo, Jack White, form¨® uno de los d¨²os musicales m¨¢s ic¨®nicos de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Sin embargo, una vez la banda se disolvi¨® en 2011, no se ha vuelto a saber pr¨¢cticamente nada de ella. Ahora los White Stripes reeditan un disco recopilatorio.
La vida de Meg White, la mitad de los extintos The White Stripes, est¨¢ repleta de misterios. Cuando la banda fundada por el que fuera su exesposo, Jack White, irrumpi¨® en la escena musical en 1997, fueron algo as¨ª como un catalizador para el renacimiento del garage rock a principios del presente siglo. Cierto es que, para sorpresa de muchos, en 2011 decidieron disolverse de mutuo acuerdo. Pero, innegablemente, a?os despu¨¦s su legado se mantiene m¨¢s vivo que nunca. Muestra de ello es que hace escasos d¨ªas editaron un recopilatorio que aglutina sus grandes ¨¦xitos, as¨ª como el hecho de que, desde 2003, los hooligans se han apropiado de su?Seven Nation Army?en las gradas de los estadios de f¨²tbol. De querer a volver a reunirse en un futuro no cabe duda de que todos los festivales del globo les pondr¨ªan sobre la mesa un suculento cheque. Aunque otra cosa, obviamente, es que aceptaran la oferta.
Jack y Meg se conocieron siendo adolescentes en Royal Oak, Michigan. Ella trabajaba como camarera en el restaurante Memphis Smoke, donde ¨¦l sol¨ªa leer poemas y tocar algunos temas. Conectaron de inmediato. Tanto es as¨ª que, en septiembre de 1996, se casaron. Desde ese preciso momento Jack dej¨® de llamarse Jack Gillis (su verdadero nombre) para convertirse en Jack White. Su ambici¨®n musical era bien conocida por todos, pero con lo que jam¨¢s cont¨® ¨¦l es que su esposa, en 1997, aprender¨ªa a tocar la bater¨ªa de forma autodidacta. As¨ª fue como nacieron en Detroit The White Stripes.
Poco despu¨¦s, en 1999, se divorciaron. No obstante, aquel mismo a?o editaron su primer ¨¢lbum hom¨®nimo y, pr¨¢cticamente de la noche a la ma?ana, se convirtieron en un fen¨®meno musical en Estados Unidos. Lo chocante del asunto, eso s¨ª, es lo que estaba por venir: en vez de presentarse ante la prensa como una pareja de divorciados bien avenida, prefirieron hacernos creer que en realidad eran hermanos. Como era previsible, los rumores acerca de su verdadera relaci¨®n no tardaron en llegar. En 2002, cuando el periodista Chuck Klosterman les pregunt¨® sobre ello, Jack?contest¨®: ¡°Al final, dentro de veinte a?os, lo ¨²nico que importa de cualquier banda es si la m¨²sica era buena.?Nos hemos dado por vencidos. La gente puede decir lo que quiera en este momento. Nunca nos import¨®. Nunca intentamos crear esto. Nunca intentamos ser unos iconos o llamar la atenci¨®n. Nunca nos sentamos a prop¨®sito y dijimos: ¡®Si decimos estas cosas, la gente hablar¨¢ de nosotros¡¯. A Am¨¦rica le encantan los chismes. Los chismes son lo que todo el mundo quiere. Si te dijera que Meg es mi prima, y que siempre ha sido mi prima y que podr¨ªa probarlo, la gente dir¨ªa que eso tambi¨¦n es mentira. La gente no creer¨ªa la verdad. La raz¨®n por la que no queremos hablar de esto es porque perpet¨²a la idea de que estamos tratando de hacer todo esto a prop¨®sito. Si hubi¨¦semos querido enga?ar a la gente, habr¨ªamos inventado una historia mucho m¨¢s loca que esta¡±. Efectivamente, nos tomaron el pelo.
Por mucho que haya pasado el tiempo se siguen desconociendo los motivos reales de esta mentira. Puede que ¨²nicamente quisieran que se hablara de su m¨²sica. O bien retroalimentaron el embuste para proteger, a su manera, su vida privada. Sin embargo, lo que llama la atenci¨®n de The White Stripes son los numeros¨ªsimos comentarios machistas que Meg tuvo que leer casi a diario. Muchos fueron los periodistas que, en aquellos tiempos, tacharon de ¡°primitiva¡± e ¡°infantil¡± su forma de aporrear la bater¨ªa cuando, precisamente, ese era su encanto. Ciertamente, nunca enarbol¨® ninguna bandera feminista ni nada que se le pareciera, pero demostr¨® con creces que pod¨ªa ser mucho m¨¢s ruidosa y contagiosamente r¨ªtmica que cualquier fornido hombre tocando ese mismo instrumento.
Asimismo, tambi¨¦n la tildaron de vivir en la sombra de Jack, permaneciendo a su lado en silencio o soltando meros monos¨ªlabos en las entrevistas promocionales. En el documental de 2009?Under Great White Northern Lights?hay una?escena?que resume a la perfecci¨®n su personalidad. Jack comenta: ¡°Meg, ?puedes decirle algo al mundo entero de una vez por todas? La gente piensa que nunca te dejo hablar cuando hacemos entrevistas. ?Puede decirles que eso es¡? Bueno, solo diles cu¨¢l es tu opini¨®n?. Su respuesta la define: ¡°Estoy callada. ?Qu¨¦ puedo decir? Dir¨ªa que t¨² no tienes nada que ver con eso¡±. La prensa especializada, ansiosa por coronar a una nueva diosa del rock¡¯n¡¯roll, se encontr¨® con una mujer timid¨ªsima, una introvertida de manual.
De todos modos, 2007 fue el a?o que lo cambi¨® todo. The White Stripes cancelaron las fechas de su gira estadounidense a trav¨¦s de un?comunicado?que afirmaba que ¡°Meg White sufre ansiedad aguda y no puede viajar en este momento¡±. Su ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica acontecer¨ªa en 2009 en la NBC, en el programa con el que Conan O¡¯Brien se despidi¨® de su c¨¦lebre?Late Night.?Interpretaron?We¡¯re Going to Be Friends. Y, curiosamente, aquella noche ella cambi¨® la bater¨ªa por una guitarra. Lo que sus fans no sab¨ªan es que, tras esa breve actuaci¨®n, en febrero de 2011 anunciar¨ªan su separaci¨®n. Desde entonces nuestra protagonista desapareci¨® completamente del mapa.
M¨¢s all¨¢ de que en 2009 se cas¨® con?Jackson Smith, el hijo de Patti Smith y del difunto Fred Sonic Smith de los MC5?(su felicidad fue ef¨ªmera, ya que en 2013 se divorciaron), lo poco que sabemos de Meg White es por las entrevistas que Jack ha concedido durante los ¨²ltimos a?os. Si antes era emocionalmente reservada, ahora con m¨¢s raz¨®n. ¡°No creo que nadie hable con Meg. Siempre ha sido una ermita?a. Cuando viv¨ªamos en Detroit ten¨ªa que conducir hasta su casa si quer¨ªa hablar con ella¡±, coment¨® en 2014 a las p¨¢ginas de Rolling Stone. En esa charla Jack dej¨® entrever el perpetuo desencanto con el que su compa?era de fatigas viv¨ªa cuando el ¨¦xito les sonre¨ªa: ¡°Cuando est¨¢bamos trabajando en el estudio y algo incre¨ªble suced¨ªa, yo dec¨ªa: ¡®?Maldici¨®n, acabamos de entrar en un nuevo mundo ah¨ª mismo!¡¯. Y Meg permanec¨ªa sentada en silencio. Recuerdo haber o¨ªdo a Ringo Starr decir: ¡®Siempre sent¨ª l¨¢stima por Elvis, porque en The Beatles nos ten¨ªamos a nosotros para hablar de lo que sent¨ªamos. Elvis estaba solo¡¯. Yo estaba como, ¡®?Mierda, intento estar en un d¨²o donde la otra persona no habla!¡¯. A menudo la miraba en el escenario y dec¨ªa: ¡®No puedo creer que est¨¦ aqu¨ª arriba¡¯. Creo que no entend¨ªa lo importante que era para la banda, para m¨ª y para la m¨²sica. Ella era la ant¨ªtesis de un bater¨ªa moderno. Tan infantil, incre¨ªble e inspiradora. Todo lo que no se hablaba no importaba, porque en el escenario¡ nada de lo que haga superar¨¢ eso¡±.
Del mismo modo, por mucho que el d¨²o se disolviera amistosamente, Jack?agreg¨®?meses despu¨¦s de aquella entrevista que ella ¡°no contesta al tel¨¦fono¡± y, adem¨¢s, descart¨® por completo una posible gira de reuni¨®n. Tambi¨¦n volvi¨® a hablar de Meg en 2018 en Rolling Stone. Aunque esta vez los fans nost¨¢lgicos se le echaron encima porque, de forma maliciosa,?afirm¨®?que ¡°solo hab¨ªa dos personas en la banda. Yo escrib¨ªa, produc¨ªa y dirig¨ªa. Las melod¨ªas ven¨ªan de una persona, el ritmo ven¨ªa de Meg¡±. Tras relegarla a un segundo plano, desacreditarla de alg¨²n modo creativamente, no le qued¨® otra que?rectificar?d¨ªas m¨¢s tarde con las siguientes palabras: ¡°Creo que nuestro ¨¦xito fue realmente por Meg. Su atractivo y lo que trajo a la banda fue ese asombroso minimalismo que rompi¨® las cosas, como muchos de los artistas del movimiento cubista o el movimiento De Stijl en los a?os veinte. Lo que ella me aportaba era que me conmov¨ªa. Yo escrib¨ªa una canci¨®n, ella le daba la vuelta y se volv¨ªa minimalista y mucho m¨¢s poderosa. Era m¨¢s poderosa que si tuvi¨¦ramos tres guitarristas en la banda, y eso es todo debido a ella y a la belleza que aportaba a la m¨²sica?.
Meg White, quien acaba de cumplir 46 a?os, no ha vuelto a subirse a un escenario ni a tocar la bater¨ªa en p¨²blico desde que The White Stripes pusieron punto final a su carrera. Por no tener ni tiene redes sociales, y tampoco se sabe en qu¨¦ ciudad reside actualmente. Ajena a todo lo que fue, a lo que simboliz¨® para toda una generaci¨®n, prefiere vivir discretamente alejada de cualquier tipo de foco. En realidad, si lo pensamos fr¨ªamente, eso es lo que siempre quiso esta (anti)hero¨ªna del rock.
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