Nani Marquina, un punto de color
A punto de celebrar sus bodas de plata empresariales y preparada para cumplir los 60, 2012 parece destinado a marcar un hito en la vida de esta emprendedora entusiasta del color, que suele vestir siempre monocromo.
Premio Nacional de Dise?o ¨Cel primero otorgado a una mujer¨C por su labor al frente de su editora de alfombras e hija de Rafael Marquina, creador de uno de los m¨¢s sabios dise?os de la historia ¨Cla aceitera antigoteo¨C, Nani Marquina est¨¢ a punto de cumplir los 60 con muchos retos concluidos y la sensaci¨®n de que puede levantar el pie del acelerador para disfrutar del paisaje de otro modo. ?Estoy dibujando mi futuro?, comenta. ?Me he pasado todos estos a?os trabajando a un ritmo muy fuerte; aprovechando los viajes de trabajo para ara?ar algo de ocio. Y me ha gustado hacerlo as¨ª, pero puedo permitirme otras f¨®rmulas y quiero aprovecharlas?, nos dice. Su primer viaje al S¨¢hara fue el origen de una de sus muchas colecciones, la de arenas. Pero atesora otras, como la de recipientes. ?Mi primera pieza la compr¨¦ en una escapada a Ibiza a los 18 a?os?. Luego ha sido imparable.
Nani vive la creatividad sin plantearse cu¨¢ndo naci¨® en ella esa vocaci¨®n. ?Creo que, al convivir con mi padre, arquitecto y creador, el dise?o siempre me perteneci¨®. Nunca me plante¨¦ si era dise?adora, sab¨ªa que lo era. S¨ª me plante¨¦ si podr¨ªa ser empresaria; eso es lo que me ha costado de verdad?. Cuando mira atr¨¢s, rememora los momentos en que ?ve¨ªa la empresa como un barco de vela en la tormenta que no pod¨ªa parar. Funciono por experiencias y he tenido que equivocarme mucho para llegar adonde he llegado?, concluye. Su fascinaci¨®n por el color se adivina en su armario. Pero tras una mirada exhaustiva, porque lo habitual es el blanco o el negro. ?Mi relaci¨®n con el color es muy ¨ªntima, me emociona y me impacta.
En mi trabajo traduzco y aplico ese sentimiento a mis alfombras. Pero al vestirme he sentido la necesidad de dejarlo solo para ocasiones especiales. Soy sobria y a diario necesito ir neutra?. Fue a los 17 o 18 a?os cuando empez¨® a decidir c¨®mo quer¨ªa vestir. ?Sol¨ªa ir de compras con una de mis tres hermanas, pero ¨ªbamos a tiendas distintas y compr¨¢bamos cosas muy diferentes?. Sus apetencias fueron claras desde el principio. ?Me encantaban los abrigos, sobre todo en los 80, cuando eran tan largos. Es una prenda importante?. Por fin, la independencia y el gusto propio. ?Somos cuatro hermanas y a las tres mayores nos vest¨ªan igual. Ellas eran rubias y yo, m¨¢s alta y morena, como un palo desgarbado. Mi madre ten¨ªa mucho gusto y hac¨ªa lo que pod¨ªa, pero a m¨ª no me gustaba nada?, recuerda.
De ella hered¨® el valor por la ropa de calidad. ?Cuando me compro algo es porque me enamora, me sienta bien y quiero que me dure. Me ha costado encontrar mi estilo y no me apetece experimentar. Como tengo poco tiempo, aprovecho los viajes y del mismo modo que me encanta encontrar objetos cuando estoy en la India, ?frica o incluso en Nueva York, busco tambi¨¦n ropa especial y prendas tradicionales?. Tiene vestidos mexicanos, saris indios, un traje de los monjes budistas¡ ?Para casi todo he encontrado su momento; forman parte del viaje y los incorporo a mi recorrido sentimental?.
La tendencia de mezclar con atrevimiento no va con ella. ?Mi madre iba conjuntada y esa es mi herencia?, afirma. Lydia Delgado, Mench¨¦n Tom¨¤s, Amaya Arzuaga y Josep Font ¨C?sin olvidar la arruga es bella de los 80?¨C han sido y siguen siendo cl¨¢sicos en su vestidor. Pero conviven con Comme des Gar?ons, Chlo¨¦, Paul & Joe e Issey Miyake. ?Adquiero dise?o japon¨¦s cuando viajo a Tokio, porque es m¨¢s barato y conozco tiendas interesantes?, explica.
Hoy la empresa que lleva su nombre es una referencia en el mundo del dise?o. ?Tras 1992 asum¨ª el reto de fabricar artesanalmente en la India y descubr¨ª el verdadero significado cultural de la alfombra. Somos una empresa familiar en la que trabajamos unas 20 personas y en la que est¨¢n mi hija, mi yerno y una de mis hermanas?. Ultimar la Colecci¨®n Chillida, que presentar¨¢ en Mil¨¢n, preparar una colaboraci¨®n con Milton Glaser y el proyecto para editar peque?as piezas de mobiliario en Camer¨²n son algunos de los planes que tiene entre manos. Su siguiente desaf¨ªo: una tienda en Nueva York.
Figura de Namibia con collares de Camer¨²n. Pa?uelo de Zuzunaga y pulsera de Niessing. Al fondo, objetos de Birmania. Camisa de Lydia Delgado y un collar comprado en Klimt.
Albert Font
Telas de la India, M¨¦xico y ?frica.
Albert Font
Nani en el comedor de su casa con gabardina de Mench¨¦n Tom¨¤s, top de Marella, pantalones y collar de Lydia Delgado.
Albert Font
En el dormitorio, aprovecha el espejo para colgar su amplia colecci¨®n de collares de todo el mundo.
Albert Font
En la pared, junto a la chimenea, su colecci¨®n de arena y tierra del mundo.
Albert Font
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