Natalia Dicenta: ¡°Las mujeres con m¨¢s de 50 a?os son las mayores consumidoras de cultura de este pa¨ªs¡±
Natalia Dicenta encara su renacimiento televisivo con sus papeles en ¡®El Internado: Las Cumbres¡¯ y ¡®Entrev¨ªas¡¯.
Estaba tan concentrada en el guion que olvid¨® volver a activar el sonido de su m¨®vil. ¡°Es que he cogido la costumbre de ponerlo en silencio por las noches porque hay gente que manda mensajes a horas intempestivas¡±, se disculpa mientras hace gala de una expresividad marca de la casa. Lo cierto es que tiene faena. Tras m¨¢s de una d¨¦cada alejada del audiovisual, centrada en su faceta teatral y como cantante de jazz, Natalia Dicenta (Madrid, 60 a?os) ha regresado a la ficci¨®n por todo lo alto dando vida a la autoritaria directora de El Internado: Las Cumbres, la serie cuyos ¨²ltimos episodios ya emite Prime Video. Y en breve la veremos en Entrev¨ªas (Netflix), otro fen¨®meno de nuestro streaming. Ella saborea el momento: ¡°Con los a?os aprend¨ª a tener paciencia¡±.
El Internado: Las Cumbres marc¨® su dilatado regreso a la televisi¨®n. ?Se cans¨® usted o se cansaron ellos?
Nunca me he quitado del medio, estaba haciendo teatro y dando conciertos. Esta profesi¨®n, como muchas otras, es sexista y apenas hay papeles para nosotras. Hay una frase que dice, ¡°Los hombres maduran y las mujeres envejecen¡±. Cada vez hay m¨¢s directoras que cuentan historias, pero la dificultad para llevarlas a cabo es mucho mayor.
?Lleg¨® a pensar que no volver¨ªan a contar con usted?
Para nada. Yo me sent¨ªa reconocida y respetada en ¨¢mbitos como el teatro, pero me faltaba el escaparate que solo te da la televisi¨®n. Como no me ve¨ªan en la tele me preguntaban si me hab¨ªa retirado. Esto es como las mareas, que van y vienen.
Muchas de sus compa?eras han denunciado la discriminaci¨®n por edad en la industria.
El edadismo es un hecho en esta profesi¨®n. Pero, adem¨¢s, las mujeres de m¨¢s de 50 son las mayores consumidoras de cultura de este pa¨ªs. Los que est¨¢n arriba en la pir¨¢mide deber¨ªan empezar a ofrecer productos para ese sector esplendoroso de la poblaci¨®n. Somos muchas, estamos muy sanas y dispuestas a disfrutar de la vida.
?Qu¨¦ le dio el jazz que no le dio la ficci¨®n?
Desde peque?a el escenario ha sido mi lugar natural y familiar. Estar ah¨ª arriba es el goce m¨¢ximo para m¨ª y cuando canto tambi¨¦n estoy contando una historia. Supongo que si tengo un don es el de saber comunicar. Me encanta hablar. No podr¨ªa bucear porque querr¨ªa comentar lo que estoy viendo y me ahogar¨ªa.
?Dir¨ªa entonces que su gran vocaci¨®n es la comunicaci¨®n?
Va m¨¢s all¨¢ de eso. Este oficio es una pasi¨®n, un saltar al vac¨ªo e ir a por todas. Esa necesidad de sentir al p¨²blico es inevitable, no tiene parang¨®n cuando remueves sus entra?as. Tienes que estar un poco loca para dedicarte a esto¡ tiene que haber algo de vuelo en la cabeza y en el alma.
Sus nuevos trabajos triunfan en las plataformas. ?Las ha adoptado ya en su televisi¨®n?
Con la caja tonta no me llevo muy bien. La veo poco porque siempre estoy ocupada o socializando por ah¨ª. Pero el viraje del transatl¨¢ntico es inevitable, las plataformas est¨¢n dando mucho trabajo as¨ª que seamos flexibles como el junco y abrac¨¦moslo. ?Yo? Prefiero ir al cine, zambullirme en esa sala oscura, grande¡ y sin palomitas, por favor.
?Es dif¨ªcil decir adi¨®s al finiquitar una serie o la despedida es algo inherente al oficio?
Aqu¨ª nos despedimos continuamente. Es una profesi¨®n itinerante que nos hace saltar de proyecto en proyecto. Por eso durante los rodajes, que son agotadores, vamos creando familias. Algo desestructuradas, pero familias, al fin y al cabo, para apoyarnos y seguir adelante. Y luego todo se diluye.
?Y cu¨¢l es la clave para no trasladar esa itinerancia a la vida ¨ªntima?
Las personas que est¨¢n en nuestra vida entienden c¨®mo de absorbente puede ser nuestro trabajo. Si el afecto y la lealtad son reales no tiene por qu¨¦ haber caos. No hay que renunciar a nada. El v¨¦rtigo del trabajo se compensa con la confianza y el cari?o de la otra parte. Es una balanza.
Su madre, Lola Herrera, se sigue subiendo al escenario a los 87 a?os. ?Usted lo sufre o lo disfruta?
T¨² dile a mi madre que se jubile, que ya ver¨¢s lo que contesta¡ Lola, con plena conciencia y facultades, va a hacer lo que quiera as¨ª que no tiene sentido estar preocupada. Mi madre es una lecci¨®n de vida. Adoro a las mujeres, viejas como dice ella, con la cabeza llena de canas hermosas y tan activas. Hay que darles voz porque son nuestro mayor tesoro.
Imagino que es consciente de que su madre es una de las personas m¨¢s queridas de este pa¨ªs.
Eso me llena de orgullo porque no solo admiran a la int¨¦rprete, sino a la mujer. Si Lola se plantara en el escenario sentada en una silla la gente comprar¨ªa entradas igual para que les llegue algo de la luz que desprende. Es muy querida por su honestidad y coherencia, valores de los que ya no se hablan, pero siguen siendo fundamentales.
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