Presagio de cuando aprendimos a cuidarnos solas (un cuento de verano de Leonor Courtoisie)
?Cada noche antes de dormir aprenderemos a invocar usando la magia de los machos que nos quisieron sin ropa, ahora, para darnos entre nosotras. Los sue?os descansar¨¢n ligeros. El presente ser¨¢ el futuro?
(Durante el mes de agosto, en ¡®Lo raro es vivir¡¯, la newsletter de S Moda, dos autoras han tomado los mandos y han escrito un relato que ped¨ªa un ¨²nico requisito: que incluyese una verbena. Adem¨¢s de este, tambi¨¦n puedes leer aqu¨ª el relado de?Sabina Urraca?que se envi¨® el pasado 5 de agosto).?Y si te apetece, puedes suscribirte a nuestro bolet¨ªn sobre cultura, feminismo e intimidad, aqu¨ª)
1
Vamos a tener problemas. La se?ora guardaparques no nos permite el ingreso. Son extranjeras, dice. Pasaron demasiados a?os entre la promesa y el robo. Adulto for¨¢neo en situaci¨®n de discapacidad es m¨¢s barato, pero no somos ni tenemos. Haremos como que nos retiramos, esperaremos la sombra, entraremos a oscuras. En la mochila la carpa y un termo con los pedazos del finado que pude quitar de la casa de su esposa. Gabi estar¨¢ enojada porque no podremos tomar mate. El fr¨ªo del ocaso en el sur del sur es menos fr¨ªo que en Uruguay, ac¨¢ se siente seco, como meterse adentro de una heladera repleta de vacas muertas en una carnicer¨ªa. Nostalgia. Cuando era ni?a todav¨ªa exist¨ªa el verano.
2
¡°T¨®mese mejorana silvestre, verbena, hojas de mirto, con tres hojas de nogal, y tres de hinojo, cogido en la ma?ana de San Juan, antes de salir el sol. Despu¨¦s se seca todo a la sombra, se hace polvo y se pasa por un tamiz de seda. Cuando se quiera usar, ¨¦chese al aire, hacia el lugar donde est¨¢ la mujer, y el efecto suceder¨¢ al instante.¡±?As¨ª son las indicaciones sobre c¨®mo hacer danzar a una mujer desnuda seg¨²n?El libro de San Cipriano.?Cada noche antes de dormir aprenderemos a invocar usando la magia de los machos que nos quisieron sin ropa, ahora, para darnos entre nosotras. Los sue?os descansar¨¢n ligeros. El presente ser¨¢ el futuro.
3
Por la ma?ana un hombre que dice llamarse ?ngel nos sacar¨¢ de la Reserva. Al Alerce Milenario no llegaremos nunca. Correr¨¢n tres a?os entre la desaparici¨®n f¨ªsica y el reencuentro con las cenizas, seis para depositarlas en el sitio exigido: un ¨¢rbol con 3500 a?os de vida. Una madrugada bastar¨¢ para incumplir los deseos de un inexistente. En el bolsillo del pantal¨®n esconder¨¦ un cuchillo de treinta cent¨ªmetros. Dif¨ªcil fiarse de alguien que se presenta como un ?ngel. El chofer transitorio viajar¨¢ siete horas casi sin mediar palabra. La cordillera amada de los primeros cruces se convertir¨¢ en un recorte est¨²pido de collage y cartulina de escuela para motricidades diferentes, como la que fuimos con Gabi.
4
Premoniciones de bosques y banquetes: la cabeza de un hombre en un plato. San Juan sostiene su plato cabeza en una mano y con la otra me da la hostia pero mi boca cosida con hilos que son lianas de las hojas de una planta cansada no se deja abrir. Gabi acaricia las cicatrices, cura con malezas los agujeros de los labios, doma un caballo blanco con la entrepierna, nos aleja de esa iglesia inh¨®spita que es un bloque de m¨¢rmol gris. No hay santos, ni religi¨®n, la iglesia se separ¨® del estado en 1918, acercarte a nosotras es estar en Uruguay, esto es un pa¨ªs laico, ella no es bautizada, entona Gabi al ritmo de una cabalgata infierno, y espanta con dos parlantes a San Juan, que sin poder seguir los pasos de la coreo de Salom¨¦ de Chayanne, se va desintegrando en polvo de estrellas.
5
?ngel detendr¨¢ el veh¨ªculo una sola vez, depositar¨¢ una botella de agua al costado de la v¨ªa y prender¨¢ una vela blanca y roja junto a una estampita que tiene la imagen de una mujer muerta con un beb¨¦ tomando leche de su seno. Es la Difunta Correa, sali¨® en busca de su marido que estaba en la guerra y la qued¨® en el desierto, tiene santuarios por todos lados, pero si prestan atenci¨®n van a ver c¨®mo los camioneros le dejan ofrendas ac¨¢ en la ruta, ellos le dicen la virgen del camino, aunque naci¨®, muri¨® en San Juan, y reverdece en los yuyos, dir¨¢ el var¨®n y cerrar¨¢ la boca hasta finalizar trayecto.
6
Comeremos turrones y pan dulce. En el trabajo me habr¨¢n dado una canasta de fin de a?o. Incomprensible que Navidad sea en ¨¦poca estival y repliquemos tradiciones culinarias que elevan la temperatura corporal. ?ngel nos dejar¨¢ en el Hoyo. Pensar¨¦ en todos los chistes que podr¨ªa hacer sobre el nombre del pueblo pero no los dir¨¦. Nos mostraremos serias y eso ser¨¢ mucho m¨¢s gracioso que contar chistes. Por la noche iremos a la fiesta de la fruta fina. Guindas, frambuesas, zarzamoras, ar¨¢ndanos, grosellas, moras, frutillas y cerezas. Las gargantas se llenar¨¢n de pulpa, las manos de tinta.
7
Tinieblas. Un fog¨®n del tama?o de una pir¨¢mide Maya. Multitudes lanzar¨¢n d¨¢divas o sacrificios, har¨¢n promesas que no cumplir¨¢n. Juntaremos flores y frutos y observaremos c¨®mo se los va comiendo el calor. Extra?eza de R¨ªo de la Plata. Saudade de Iemany¨¢. Veremos el rostro del muerto en el fuego. Una gui?ada se har¨¢ ceniza. Contaremos historias de verano: cuando conocimos lo que pens¨¢bamos que era el primer mundo y a un amigo lo golpearon en la cabeza al grito de ¡°maric¨®n¡± d¨¢ndole contra el piso con un libro de?Les Miserables?de Victor Hugo, el amanecer que nos aburrimos en el Festival del Lago en Andresito y convencimos a unas ni?as de ir a La Aurora a un avistamiento de ovnis, la tarde que robamos el dije de Marosa de la Feria del Libro y viajamos a Salto a devolver los pedazos de Lorca junto a sus restos robados por su amante.
8
Un jinete nos perseguir¨¢, pedir¨¢ belleza, estar¨¢ hambriento, intentaremos correr, nos alcanzar¨¢. Tomar¨¢ las piernas de Gabi y las unir¨¢ con las suyas. Gemir¨¢n todos los animales del mundo. Lo amenazaremos con el cuchillo. Volar¨¢ un ¨¢guila y se dar¨¢ el pico contra la punta de una roca. La reina de la fruta fina escuchar¨¢ el temblor de la tierra, abrir¨¢ el termo y dejar¨¢ ciego al masculino roci¨¢ndolo con las cenizas del muerto. Gabi desvestir¨¢ al gaucho, se pondr¨¢ su ropa y abrir¨¢ botellas con el filo gastado de su fac¨®n. La Reina apartar¨¢ la corona, el vestido rojo y los tirar¨¢ al fuego. Tomaremos vino afrutillado. B¨¢lsamo de purificaci¨®n, ojos cerrados y c¨®rneas de noctilucas. Brillaremos eternas. Dejaremos para siempre botellas de agua en los caminos de los ¨¢ngeles.
*Leonor Courtoisie es una dramaturga y escritora uruguaya.?Su obra?Duermen a la hora de la siesta?obtuvo el Premio Nacional de Literatura en la categor¨ªa Dramaturgia In¨¦dita.?La patria que te pari¨®, su primera obra como directora y dramaturga, gan¨® el Premio de la Movida Joven de la Intendencia de Montevideo. Su primera novela es?Irse Yendo (Continta me tienes, 2021)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.