Por qu¨¦ es imposible escapar de los t¨®xicos de la ropa (sea de marca o de mercadillo)
Contamos la historia de Azucena, una chica que experiment¨® una reacci¨®n tan fuerte a los tejidos que sufri¨® una anafilaxia y desde ese momento empez¨® a investigar los componentes de su ropa. La norma de la Uni¨®n Europea es m¨¢s proteccionista que en otros pa¨ªses, sobre todo en tintes y metales, pero no abarca todos los elementos t¨®xicos.
Con 15 a?os, la hija de Azucena P¨¦rez empez¨® a prestar m¨¢s atenci¨®n a la ropa que se pon¨ªa. Pero a diferencia de otras chicas de su edad, no era por ir a la moda o elegir lo que mejor le sentaba, sino para analizar lo que pon¨ªa en cada etiqueta. ¡°Todo le generaba much¨ªsimo picor, le sal¨ªan ronchas, ardor en la garganta, ahogos¡¡±, cuenta su madre, quien le lavaba la ropa con insistencia y la met¨ªa en vinagre para desinfectarla, sin que nada cambiase el resultado.
Un d¨ªa, la reacci¨®n fue tan fuerte que sufri¨® una anafilaxia. ¡°Ah¨ª comenzamos a hablar con m¨¦dicos y a descubrir los t¨®xicos que lleva la ropa y c¨®mo afectan a la piel. Cambiamos todo a algod¨®n ecol¨®gico, no solo la ropa, tambi¨¦n las s¨¢banas, el colch¨®n, el sof¨¢¡¡±, explica al tel¨¦fono Azucena. Con el paso del tiempo ¨Cy gracias a un programa de televisi¨®n¨C descubrieron que lo que le pasaba a su hija se llama s¨ªndrome de Sensibilidad Qu¨ªmica M¨²ltiple, un trastorno que provoca una mayor reacci¨®n a los qu¨ªmicos presentes en los alimentos, el ambiente o el textil.
En su caso, la ropa era solo uno de los riesgos con los que conviv¨ªa cada d¨ªa, pero como un m¨¦dico le dijo en una ocasi¨®n, la hija de Azucena era ¡°el canario en la mina¡± que alertaba de la exposici¨®n a cientos de t¨®xicos que, aunque de forma m¨¢s silenciosa, penetran en todos los cuerpos a trav¨¦s de la piel. ¡°Desde entonces, y aunque ahora mi hija vive a miles de kil¨®metros, yo tambi¨¦n miro siempre lo que uso y me pongo, porque es algo que nos afecta a todos¡±, explica al tel¨¦fono.
Cuando se habla de los efectos nocivos de la industria textil, se suele pensar en la exposici¨®n de los trabajadores de las f¨¢bricas o en la contaminaci¨®n que genera su producci¨®n y sus residuos al planeta. Sin embargo, se sabe menos sobre los efectos que provocan en los consumidores los compuestos qu¨ªmicos presentes en la tela, que se cuelan en el organismo al contacto con la piel para viajar por sus distintas capas, llegar incluso al torrente sangu¨ªneo y de ah¨ª a ¨®rganos y tejidos.
Formaldeh¨ªdo para reducir las arrugas, esfatalatos y alquilfenoles para suavizar la tela, perfluorados para repeler agua y manchas, metales pesados para colorear, retardantes de llama, pesticidas, bisfenol-A¡ La lista de sustancias que pueden llevar las prendas que todos usamos a diario puede llegar a los m¨¢s de 600 elementos qu¨ªmicos. Y cada vez existe m¨¢s evidencia sobre los efectos que provocan: reacciones al¨¦rgicas, c¨¢ncer, obesidad o alteraciones hormonales como el hipertiroidismo o la diabetes. Pero, ?cu¨¢ndo se ha llenado la ropa de tantos ingredientes nocivos?
Ropa de petr¨®leo
Todo empez¨® a cambiar en los a?os 70 del siglo pasado. El boom del petr¨®leo dio lugar a nuevos materiales que revolucionaron los productos que usamos a diario. Uno de ellos fue el Tergal, que empez¨® a usarse en la industria textil. Su nombre es una combinaci¨®n de ¡®poli¨¦ster¡¯ y ¡®galo¡¯, ya que se produc¨ªa en Francia.
El poli¨¦ster es un pl¨¢stico en forma de fibra derivado del PET (tereftalato de polietileno), con el que tambi¨¦n se elaboran los envases para bebidas. Es decir, lo ¨²nico que diferencia a una falda de poli¨¦ster y un envase de Coca Cola es que el pl¨¢stico sea de fibra o laminado. De hecho, se calcula que una camiseta de poli¨¦ster lleva el pl¨¢stico equivalente a cinco botellas de dos litros, mientras que un jersey ser¨ªan unos 20 envases y un metro cuadrado de alfombra, a nada menos que 40.
Por la misma ¨¦poca que el tergal apareci¨® tambi¨¦n el nylon, luego el ray¨®n, la celulosa sint¨¦tica¡ y as¨ª hasta que la mayor¨ªa de las telas empezaron a ser derivadas del petr¨®leo. Solo el poli¨¦ster representa actualmente el 54% de las fibrasque se utilizan en la industria textil, un 69% si se ampl¨ªa a todas las sint¨¦ticas. Pero el problema no radica solo en su composici¨®n. Para que ese material sea ponible hacen falta un mont¨®n de qu¨ªmicos como los que hemos mencionado antes: para que sea c¨®moda, para que no se incendie, para que no pique¡ Y, como el poli¨¦ster se fragmenta en micropl¨¢sticos, ah¨ª es cuando la cosa se complica.
¡°Est¨¢ claro que no te vas a poner unos vaqueros y te van a quemar la piel, pero cuando usas esa ropa a diario, esas sustancias se van acumulando en tu cuerpo, que se suman a todos los qu¨ªmicos de la alimentaci¨®n y el ambiente, lo que a la larga puede generar problemas¡±, explica Joaquim Rovira, investigador del Institut d¡¯Investigaci¨® Sanit¨¤ria Pere Virgili.
El grupo de investigaci¨®n del que forma parte lleva desde 2017 analizando la composici¨®n de distintas prendas de ropa y descubriendo todo tipo de nuevos componentes. Por ejemplo, que la deportiva est¨¢ llena de nanopart¨ªculas de plata para que no desprenda olor, aunque a un coste muy alto. ¡°El mal olor no proviene de nuestro sudor, si no de las bacterias que se comen nuestro sudor y lo transforman, por eso la industria pone nanopart¨ªculas para matarlas¡±, explica el investigador a?S Moda. ¡°El problema es que arrasa tanto con las malas como buenas, es decir, la flora natural que protege la piel. Y si matamos a las bacterias buenas pueden instalarse otras que s¨ª son pat¨®genas, provocando m¨¢s riesgo de infecciones y complicaciones¡±.
Otros elementos t¨®xicos que han encontrado son los perfluorados o PFC, que pueden provocar que los ni?os nazcan con bajo peso o con problemas en el ri?¨®n, adem¨¢s de estar relacionados con la infertilidad. O el antimonio, catalogado por la Agencia Internacional de Investigaci¨®n del C¨¢ncer como probable cancer¨ªgeno y que puede absorberse entre un 20% y un 30% por la piel, pero se usa como catalizador para fabricar las tiras de pl¨¢stico.
Desde el punto de vista del consumidor hay poca escapatoria: en sus an¨¢lisis no han encontrado diferencias en la composici¨®n entre la ropa de marcas reconocidas, de cadenas populares o la que puede comprarse en un mercadillo. ¡°Y tampoco si estaba producida en Portugal, Italia o en pa¨ªses asi¨¢ticos¡±, a?ade Rovira.
Tampoco hay diferencias en la ropa com¨²n o la espec¨ªfica para beb¨¦s o embarazadas. El bisfenol A, considerado por el Tribunal de Justicia de la UE como ¡°extremadamente preocupante¡± ya se ha prohibido en biberones y en elementos de alimentaci¨®n infantil porque es un disruptor? endocrino -es decir, que afecta a las hormonas e impiden que funcionen correctamente-, pero sigue encontr¨¢ndose en la ropa para los m¨¢s peque?os.
Nicolas Olea, catedr¨¢tico de Radiolog¨ªa y Medicina F¨ªsica de la Universidad de Granada y otro de los pocos expertos en este tema, tambi¨¦n encontr¨® esta sustancia en calcetines para ni?os, y de nuevo sin diferencia en funci¨®n de la tienda ni del coste. ¡°Todos ten¨ªan de todo sin distinci¨®n¡±, explica. ¡°Y no es por ser quimof¨®bicos, es que hemos demostrado que todos los europeos estamos expuestos a estos componentes porque los hemos encontrado en la orina¡±. Adem¨¢s de en la orina, han descubierto sustancias da?inas tambi¨¦n en la placenta, el tejido pulmonar, el colon, la sangre o hasta leche materna. ¡°Entran qu¨ªmicos tanto por la comida, un perfume o una camiseta. No sabemos qu¨¦ perjudica m¨¢s, porque cada uno entra por una v¨ªa, pero est¨¢ claro que todo va sumando¡±, a?ade el m¨¦dico.
Etiquetas sin informaci¨®n
Tanto investigadores como consumidores van a ciegas en lo que a composici¨®n de la ropa se refiere. Las etiquetas de camisetas o pantalones solo recogen el porcentaje de los materiales principales, sin desglosar otro tipo de sustancias, porque no hay obligaci¨®n de hacerlo si representan menos del 1% del total.
Para paliar la desinformaci¨®n, Paloma G. L¨®pez, directora de la Asociaci¨®n Espa?ola para la Sostenibilidad, la Innovaci¨®n y la Circularidad en Moda, aboga porque la ropa lleve un etiquetado que desglose mejor sus componentes, algo similar a lo que ocurre en la alimentaci¨®n. O incluso que incluya advertencias directas, como ocurre con el tabaco o el alcohol. ¡°Que se avise sobre los t¨®xicos que lleva, los recursos que ha consumido y c¨®mo ha repercutido eso al planeta. Lo que pasa es que con la ropa no existe esa concienciaci¨®n, hemos llegado muy tarde a darnos cuenta y la industria se ha aprovechado de ello¡±, explica.
La sensaci¨®n de los expertos es que la regulaci¨®n se va haciendo ¡°sobre la marcha¡±, cuando se descubren los riesgos. ¡°La norma de la Uni¨®n Europea es m¨¢s proteccionista que en otros pa¨ªses, sobre todo en tintes y metales, pero no abarca todos. Si hay 20 o 30 legislados, hay unos 70 que no lo est¨¢n. Y otro problema es que aunque te¨®ricamente todo lo que se vende en los pa¨ªses de la UE tiene que cumplir la legislaci¨®n de aqu¨ª, es dif¨ªcil controlar que en las f¨¢bricas no est¨¦n dando gato por liebre. No hay mucho control, es una cuesti¨®n de ¨¦tica¡±, explica Rovira.
A partir de 2025 la Uni¨®n Europa obligar¨¢ a que las empresas europeas sean responsables tambi¨¦n de lo que hacen sus proveedores, con la entrada en vigor de la Ley de diligencia debida en las cadenas de suministros. Pero el problema es que nada obliga por el momento a las empresas a dar un listado de todos los componentes usados en su ropa, lo que impide su correcto control. La ¨²nica forma de conocer su composici¨®n es a trav¨¦s de los an¨¢lisis que realizan investigadores como Olea y Rovira y sus colegas, ya que como ellos mismos se citan respectivamente, ¡°hay poca gente m¨¢s en esto¡±.
La investigaci¨®n de los calcetines sobre el Bisfenol A que encabez¨® Olea, por ejemplo, hizo que un grupo de expertos de la Uni¨®n Europea se reuniese para debatir sobre su uso, aunque sin grandes resultados. ¡°Admitieron que nuestras conclusiones eran ciertas, pero dijeron que? como no hab¨ªa regulaci¨®n, esperar¨ªan a que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sacase su listado. Y s¨ª, cuando sali¨® redujeron su l¨ªmite de uso, pero solo en la alimentaci¨®n¡±.
Un estudio publicado por el Center for Environmental Health en 2022, tambi¨¦n encontr¨® que los niveles de Bisfenol A en los calcetines de m¨¢s de 100 marcas -entre ellas Adidas, New Balance o Reebok-, superaban hasta en 31 veces el l¨ªmite de seguridad de la ley de California. Tambi¨¦n Greenpeace lleva a?os analizando el textil de diversas cadenas, encontrando concentraciones t¨®xicas en algunas de las m¨¢s conocidas. La ¨²ltima se?alada ha sido Shein, que seg¨²n un an¨¢lisis publicado en noviembre de 2022, infring¨ªa la normativa de la Uni¨®n Europea en el 15% de los productos analizados por la ONG.
Cuando se habla de sustancias nocivas suele mencionarse las ¡°concentraciones asumibles¡± que contiene cierto alimento o producto para el cuerpo humano. Por ejemplo, si una prenda genera reacci¨®n en la piel, se puede bajar el compuesto que lo provoca hasta que el producto sea seguro. Pero ni los compuestos cancer¨ªgenos ni los disruptores endocrinos tienen ning¨²n nivel inocuo: ¡°En esos casos es una loter¨ªa, si est¨¢s expuesto ya tienes boletos para que te toque, no hay l¨ªmite seguro¡±, dice Rovira.
Adem¨¢s, suele olvidarse otro factor, lo que Olea llama ¡°el efecto c¨®ctel¡±. ¡°Lo de las dosis bajas es una tomadura de pelo, porque no tienen en consideraci¨®n el efecto combinado o c¨®ctel, que es la acumulaci¨®n de esa sustancia a trav¨¦s de todas las v¨ªas por las que entra en el cuerpo. Un tomate con residuos dentro de la legalidad no es sano, porque tienes que mirar el conjunto del men¨² del d¨ªa, lo que pasa es que la industria no quiere trabajar sin esos qu¨ªmicos, por eso no los proh¨ªben del todo¡±, cuenta el catedr¨¢tico.
Una industria imparable
La industria textil es la segunda m¨¢s contaminante del planeta, solo por detr¨¢s de la petrolera. Cada a?o este sector crea m¨¢s de 100.000 millones de nuevas prendas, un ritmo que obliga a un tipo de fabricaci¨®n muy diferente a la que ten¨ªa lugar hace solo 50 a?os. Pero tambi¨¦n mueve 2,5 billones de d¨®lares al a?o, lo que complica mucho su regulaci¨®n.
Para Olea, la obsolescencia programada en este sector ¡°se llama moda¡±, y esta repercute tambi¨¦n en la cantidad y riesgo que asumimos actualmente. ¡°La moda, al ser tan r¨¢pida, provoca que los textiles cada vez sean de peor calidad, porque se van a poner pocas veces. Tiene menos tiempo de curaci¨®n, menos apresto, menos cuidado. Antes ten¨ªas una camisa y te duraba 40 a?os, eso ha desaparecido¡±, explica.
Salvo en los casos de sensibilidad qu¨ªmica, los efectos nocivos que la ropa genera en el cuerpo suelen manifestarse cuando ya han provocado una patolog¨ªa grave, como un c¨¢ncer o un hipertiroidismo o hasta d¨¦ficit de atenci¨®n. Y la relaci¨®n causa-efecto siempre es complicada en un mundo cada vez m¨¢s repleto de qu¨ªmicos. ¡°Ahora mismo estamos viendo muchos problemas de infertilidad por disruptores endocrinos. No digo que sea por la ropa, pero est¨¢ claro que los qu¨ªmicos influyen¡±, dice Rovira. ¡°Lo malo est¨¢ por venir, hay que tener en cuenta que las personas nacidas a partir de los 2000 ya han estado expuestas desde que eran un embri¨®n¡±, a?ade Olea, autor del libro ¡®Lib¨¦rate de t¨®xicos¡¯.
Sin embargo, hay algunas cosas que pueden hacerse para reducir el riesgo a un problema mayor. Por ejemplo, un gesto muy sencillo es lavar la ropa antes de usarla por primera vez para eliminar las sustancias l¨¢biles que no est¨¢n tan adheridas a la ropa.
Seg¨²n los expertos, tambi¨¦n la ropa clara es m¨¢s ¡®sana¡¯ que la de color al contar con menos tintes y es preferible la de algod¨®n 100% y otras fibras naturales, especialmente si son ecol¨®gicas. Si no, puede igualmente contener los mismos qu¨ªmicos para su tratamiento que la fabricada con poli¨¦ster.
¡°Hay que optar por las marcas calificadas como sostenibles y ecol¨®gicas, porque toda la ropa que no lo especifique como tal, est¨¢ hecha en la misma cadena de producci¨®n que la fast fashion¡±, explica L¨®pez. ¡°As¨ª garantizas que se han hecho en circuitos de agua cerrados, sostenibles, con tintes de origen vegetal o que no sobrepasan el l¨ªmite en las sustancias que est¨¢n reguladas¡±. La experta en ropa sostenible recomienda tambi¨¦n lavar y planchar menos la ropa, ya que libera los t¨®xicos y las microfibras que se desprenden del poli¨¦ster, inundado el fondo marino. ¡°Si usas algod¨®n puedes dejarla aireando y pon¨¦rtelo otra vez porque no huele, transpira muy bien¡±.
Un reclamo habitual en los ¨²ltimos a?os para aquellos consumidores m¨¢s concienciados con la sostenibilidad son las prendas elaboradas con pl¨¢stico reciclado. Pero seg¨²n Olea esto tiene poco de soluci¨®n: adem¨¢s de la contaminaci¨®n que conlleva su lavado, esterilizaci¨®n, blanqueado y elaboraci¨®n de nuevas fibras, estas siguen afectando exactamente igual al organismo. ¡°Y se han visto casos en los que las empresas compran botellas nuevas para hacer ropa y decir que es reciclado, as¨ª que medioambientalmente tampoco sirve para nada¡±, dice el experto, quien apuesta m¨¢s bien por dar a las prendas una vida m¨¢s larga, comprar ropa con tejidos de mejor calidad, y apostar por la reutilizaci¨®n. ¡°Y pedir a la UE que sea m¨¢s exigente, que reconozca que actualmente hay un problema con la ropa que vestimos¡±, a?ade.
A ra¨ªz de la enfermedad de su hija, Azucena lleg¨® a plantearse abrir su propia tienda de ropa ecol¨®gica porque era pr¨¢cticamente imposible comprarla aqu¨ª. ¡°La ten¨ªamos que encargar en Alemania¡±, recuerda. Ahora, con m¨¢s opciones a su alcance intenta minimizar al m¨¢ximo su consumo de productos no ecol¨®gicos aunque, reconoce, vivir con riesgo cero es una meta inalcanzable. ¡°El 100% libre de qu¨ªmicos no existe, pero si puedes llegar al 90% hay que intentarlo¡±, defiende.
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