Vestidos de papel
El negocio de las mu?ecas recortables vive un momento inmejorable gracias a los coleccionistas y a los adultos que desean disfrutar de una segunda infancia. Tres de sus grandes referentes dise?an creaciones en exclusiva para S?Moda.
Vivimos una ¨¦poca en la que la tecnolog¨ªa monopoliza nuestra existencia. En un contexto semejante, ?qu¨¦ sentido tiene algo tan supuestamente demod¨¦ como los recortables? Pues aunque resulte sorprendente, ellos siguen ah¨ª, impasibles ante el paso del tiempo. De hecho, viven un momento comercialmente bueno gracias a los millones de coleccionistas que siguen con devoci¨®n la publicaci¨®n de cuadernos de los mejores dise?adores de mu?ecas de papel del mundo (y de todas sus prendas y accesorios), que llevan d¨¦cadas creando un universo paralelo que te atrapa y, al parecer, no te suelta con facilidad.
Lejos de quedarse estancado, el negocio de los recortables ha utilizado Internet para ampliar horizontes y, c¨®mo no, clientela. Un r¨¢pido vistazo a la web Paperdoll Review no solo revela la cantidad de categor¨ªas que existen en un ¨¢mbito en el que, l¨®gicamente, las buenas tijeras son imprescindibles: chicas americanas, novias, Barbie y su mundo, personajes de Disney, hadas madrinas, princesas y reinas, personajes de la literatura, estrellas del cine¡ todo esto es solo el principio de un recorrido que tambi¨¦n nos lleva a visitar el salvaje Oeste, la ¨¦poca victoriana o, atenci¨®n, el panorama pol¨ªtico (v¨ªa la familia Kennedy, Reagan u Obama). Junto a todas estas opciones, varios nombres propios destacan como aut¨¦nticos ¨ªdolos.
En primer lugar, el gran Tom Tierney, que a sus 83 a?os contin¨²a siendo el rey Midas del recortable; en segundo, David Wolfe, un experto en revisar el glamour de Hollywood; y en tercero, Eileen Rudisill Miller, n¨²mero uno en lo que a romanticismo se refiere. Junto a ellos, una nueva generaci¨®n de creadores, no exenta de pol¨¦mica, ha hecho acto de presencia para renovar esta disciplina art¨ªstica. Entre ellos, la londinense Mel Simone Elliott y el neoyorquino Thomas Soderberg, que salt¨® a la fama en 2008 gracias a su controvertida mu?eca de Sarah Palin.
El fen¨®meno de las mu?ecas de papel tal y como lo conocemos en la actualidad surgi¨® a principios del siglo XIX en Europa, concretamente en Londres. La mu?eca Little Fanny fue la primera en crearse en 1810, pero no es considerada una celebrity paper doll como lo fue la dise?ada a imagen y semejanza de la reina Victoria en 1840. Durante esa ¨¦poca otros recortables como los de la casa de Windsor o la familia real alemana fueron tambi¨¦n muy populares.
En Estados Unidos, el boom de las mu?ecas de papel lleg¨® a partir de 1900 a trav¨¦s de publicaciones femeninas como el Ladies¡¯ Home Journal o Good Housekeeping. En ellas aparecieron creaciones que se inspiraban en las cl¨¢sicas se?oritas de la alta sociedad (acompa?adas de sus prometidos y de sus sirvientes) y, ya en los a?os 20, en las m¨¢s atrevidas flapper girls (sin prometidos y sin sirvientes, pero con m¨¢s vestidos y complementos). Al mismo tiempo, las primeras estrellas del cine mudo tuvieron su versi¨®n en papel para deleite de los primeros aficionados al s¨¦ptimo arte. Mary Pickford, Lillian Gish, Gloria Swanson, Charlie Chaplin, Rodolfo Valentino y el perro Rin Tin Tin fueron los primeros en poder ser recortados y vestidos.
A medida que el siglo XX avanz¨®, la ¨¦poca de la Gran Depresi¨®n contribuy¨® a popularizar todav¨ªa m¨¢s los recortables como el juguete econ¨®mico que era. Hasta ese momento, las ni?as fueron la principal clientela de una industria que a ambos lados del Atl¨¢ntico facturaba ya millones. Sin embargo, durante los a?os 40 y 50 el p¨²blico se multiplic¨® gracias a la maquinaria hollywoodense y a su abundante n¨®mina de seductores actores. Junto a ellos, la mu?eca Barbie fue el otro fil¨®n que varias empresas norteamericanas explotaron hasta que, a finales de la d¨¦cada de los 60, el negocio comenz¨® a flojear¡ y entonces apareci¨® Tom Tierney.
Este autor fue el primero en decidir ir un paso m¨¢s all¨¢ de las estrellas de cine y dise?ar los recortables de personajes como Jackie Kennedy o Jimmy Carter. Seg¨²n la antigua ley, Tierney no pod¨ªa hacerlo, pero consigui¨® su permiso y, posteriormente, su felicitaci¨®n personal. No tuvo la misma suerte con Elvis Presley, personaje protegido por un f¨¦rrea marca registrada, o con algunos l¨ªderes religiosos que resultaron ser intocables. Poco import¨®. Las creaciones de Tierney a lo largo de los a?os 80 crecieron a un ritmo vertiginoso y para la mayor¨ªa de los personajes convertidos en recortables por ¨¦l fue todo un honor formar parte de los ¨¢lbumes que public¨® (siempre y cuando no dibujara entre sus prendas ropa interior, ya que la ley solo permite llegar hasta la ropa de ba?o).
Uno de los momentos m¨¢s especiales de este dise?ador fue cuando tuvo que dibujar todos los vestidos que se subastaron de la princesa Diana de Gales (y en especial su preferido, el que luci¨® cuando visit¨® la Casa Blanca y bail¨® con John Travolta). Su relaci¨®n con la familia real brit¨¢nica sigue siendo cercana, de hecho, su ¨¢lbum dedicado al pr¨ªncipe Guillermo y Catalina Middelton antes de su boda se convirti¨® en superventas al instante.
Junto a Tierney, David Wolfe es otro de los nombres imprescindibles para entender el actual ¨¦xito de los recortables. Wolfe lleg¨® a este ¨¢mbito por pura l¨®gica. ?Durante los 60 y 70 viv¨ª en Londres y trabaj¨¦ como ilustrador de moda para peri¨®dicos y revistas. Pero no fue hasta los 80 cuando decid¨ª convertir mi trabajo art¨ªstico en algo que pod¨ªa recortarse?. El cine ha sido y es su gran pasi¨®n, por ello no es extra?o que sea el principal leitmotiv de toda su obra. ?Uno de los primeros recuerdos de mi infancia es el momento en el que descubr¨ª a Carmen Miranda. Me enamor¨¦ de ella. En esa ¨¦poca mi prima mayor ten¨ªa una colecci¨®n de mu?ecas de papel de estrellas del cine. Me fascinaba. Creo que todo esto llev¨® a que mi trabajo tenga un aspecto vintage y rinda tributo al glamour de la ¨¦poca dorada de Hollywood?. Su colecci¨®n dedicada a las actrices m¨¢s famosas del s¨¦ptimo arte es inmensa.
Sin embargo, Wolfe tiene una favorita entre todas ellas. ?Sin duda alguna, Marlene Dietrich. Disfrut¨¦ much¨ªsimo creando su ¨¢lbum porque su trayectoria abarca varias d¨¦cadas y recrear su vestuario fue un reto?. En el estudio de Wolfe, los libros sobre Historia del Cine y las biograf¨ªas de actores se acumulan; ellos lo gu¨ªan a la hora de investigar con detalle cada uno de los personajes que posteriormente har¨¢n las delicias de una clientela que no es precisamente joven. ?La mayor¨ªa de mis fans son mujeres de mediana edad que desean vivir una segunda infancia a trav¨¦s de los recortables y encuentran en ellos una buena manera de relajarse. Tambi¨¦n hay muchas abuelas que los compran para que sus nietas dejen de estar enganchadas a los gadgets tecnol¨®gicos.
Y, por ¨²ltimo, muchos hombres los adquieren y me confiesan que cuando eran peque?os les gustaba jugar con ellos en secreto?. Michelle Obama acaba de ser el ¨²ltimo recortable superventas de Wolfe. ?Las razones por las que apost¨® por ella? ?Forma parte de la actualidad y es elegante. Adem¨¢s, al ser un personaje de dominio p¨²blico no est¨¢ sujeto a las actuales leyes reguladoras de la privacidad?. La moda en sus mu?ecas de papel es parte importante y resulta curioso comprobar c¨®mo los dise?os de Wolfe bien podr¨ªan pasearse por las alfombras rojas m¨¢s recientes. ?Este tipo de moda sigue siendo una referencia para los dise?adores. Por ello, no pierdo de vista las tendencias de hoy en d¨ªa y sigo de cerca el trabajo de creadores como Tom Ford, Ralph Rucci, Marc Jacobs o Karl Lagerfeld?.
Frente a la pasi¨®n cinematogr¨¢fica de Wolfe, otros dise?adores prefieren elegir opciones m¨¢s cl¨¢sicas para desarrollar su trabajo. Es el caso de Eileen Rudisill Miller. Los cuentos con hadas y princesas son sus temas favoritos, y actualmente nadie le hace sombra a nivel de ventas. Los comienzos de Miller recuerdan a los de Wolfe. ?Estudi¨¦ ilustraci¨®n de moda en el Moore College of Art y trabaj¨¦ durante a?os como ilustradora para grandes almacenes. Tambi¨¦n me dediqu¨¦ al dise?o de mu?ecas y maniqu¨ªes. Hasta que hace cinco a?os decid¨ª hacer lo que siempre so?¨¦, dise?ar ¨¢lbumes de mu?ecas de papel?. Los cuentos parecen ser una inagotable fuente de inspiraci¨®n para una creadora de recortables que, obviamente, tiene su historia preferida. ?La bella durmiente. ?Quiz¨¢ porque me encanta dormir! Aunque es extra?o porque cuando era ni?a mi primera mu?eca de papel fue Betsy McCall, la m¨¢s popular de la historia de mi pa¨ªs. Una ni?a normal que nada ten¨ªa que ver con los cuentos?. Miller opina que todav¨ªa es pronto para definir con exactitud c¨®mo es su clientela y para empezar a descubrirlo tiene muy claro cu¨¢l es el m¨¦todo: ?Estar en la convenci¨®n internacional de mu?ecas de papel que se celebra en Estados Unidos. Es el lugar perfecto para comprobar que los recortables no son solo cosa de ni?os?. Y respecto a la moda actual, Miller confiesa ser una fiel seguidora de revistas y eventos. ?Me encant¨® el look azul lavanda de Pen¨¦lope Cruz en los ¨²ltimos Oscar. Hist¨®ricamente, suelo revisar mucho el trabajo que hizo Givenchy para Audrey Hepburn, el de Dior y el de Elsa Schiaparelli?.
Por ¨²ltimo, cabe destacar una tercera v¨ªa de creaci¨®n: la moderna. En ella, el trabajo de Mel Simone Elliott, afincada en Londres y graduada por el Royal College of Art en 2007, es muy destacable. Su empresa, I Love Mel, propone recortar iconos contempor¨¢neos como Beyonc¨¦, Adele, Kate Moss y David Bowie. ?Cuando era peque?a me encantaba recortar. Y ahora propongo a mis clientes soltar un rato el iPhone y coger las tijeras?. Eligi¨® dibujar personajes m¨¢s o menos actuales porque opina que es lo que esperan las nuevas generaciones. ?Mi icono favorito es Debbie Harry. Adoro Blondie. Y Lady Gaga ha quedado muy bien, sobre todo sus vestidos. ?Incluyendo el de carne, claro!?. Al principio, Mel pens¨® que solo los adolescentes comprar¨ªan sus creaciones, pero se equivoc¨®; los treinta?eros ingleses los han elegido como perfecto regalo de cumplea?os. Su negocio crece a marchas forzadas. ?La pr¨®xima es Rihanna. Despu¨¦s me gustar¨ªa hacer uno de Simon & Garfunkel. Y algo muy 80, tipo Magnum, Michael J. Fox o Alexis Colby?.
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