La obligaci¨®n de colocar crucifijos en los lugares p¨²blicos desata la pol¨¦mica en Italia

Un proyecto de ley de la Liga Norte y una resoluci¨®n del Ministerio de Educaci¨®n, que obligar¨¢n a colocar crucifijos en todas las escuelas y lugares p¨²blicos, ha desatado en Italia una aut¨¦ntica guerra del crucifijo entre partidarios y detractores de la omnipresencia del catolicismo en el pa¨ªs.

Despu¨¦s de que el papa Juan Pablo II subrayara el domingo, durante el rezo del Angelus, la importancia de exaltar la cruz como "signo de paz y esperanza", las iniciativas se han multiplicado desde las filas de la centroderecha que gobierna el pa¨ªs. Casi de forma simult¨¢nea, la ministra de Educaci¨®n, Letizia Moratti, ha anunciado que llevar¨¢ de nuevo el crucifijo a las aulas, y la Liga Norte, aliada del primer ministro Berlusconi, ha hecho extensiva la propuesta a todos los lugares p¨²blicos, incluidos aeropuertos, estaciones y c¨¢rceles.

"El crucifijo representa un s¨ªmbolo de la civilizaci¨®n cristiana, de sus ra¨ªces hist¨®ricas y de su valor universal, que son elementos esenciales del patrimonio de nuestro pa¨ªs", ha afirmado Moratti para justificar su decisi¨®n. Los sectores laicos y las otras grandes confesiones religiosas -jud¨ªos y musulmanes- ya han puesto el grito en el cielo.

C¨¢rcel y sanciones

En todo caso, el proyecto, que hoy se ha comenzado a tramitar el Parlamento, pretende consagrar la presencia de los crucifijos en todos los lugares p¨²blicos, desde los tribunales de Justicia a los hospitales, las embajadas italianas en el extranjero o las sedes electorales. La ley que promueve la Liga Norte, suscrita por cerca de 70 parlamentarios, algunos de ellos democristianos de la oposici¨®n, prev¨¦ sanciones de hasta seis meses de arresto y multas de entre 500 y 1.000 euros para quien la contravenga.

En su habitual l¨ªnea rayana con la xenofobia, el partido ex secesionista que lidera el ministro Umberto Bossi justifica su iniciativa como una respuesta a la "insolencia" mostrada por los musulmanes. El primer firmante del texto, Federico Bricolo, vincula su propuesta al reciente llamamiento del Papa, despu¨¦s de que el propio Bossi se pasara los ¨²ltimos d¨ªas fustigando a la Iglesia por ayudar a los inmigrantes.

Sus promotores apelan a una resoluci¨®n del Consejo de Estado de 1988 y a una sentencia del Supremo de 2000 que consideran que la presencia de estos s¨ªmbolos en lugares p¨²blicos no vulnera la libertad de las personas. Sin embargo, la Uni¨®n de musulmanes ha hecho p¨²blica su intenci¨®n de recurrir a la Justicia, incluido el Tribunal de Estrasburgo. La Uni¨®n de comunidades jud¨ªas ha mostrado su "perplejidad y preocupaci¨®n" al tiempo que Los Verdes consideran la iniciativa una ofensa al car¨¢cter laico del Estado.