La vida ca¨ªda del cielo
?Pudieron llegar organismos a la Tierra a bordo de un cometa?
?Pudo llegar de los cielos la vida a la Tierra, quiz¨¢s a bordo de un cometa? La panspermia es una antigua teor¨ªa que trataba de explicar el origen de la vida en nuestro mundo, mediante un mecanismo com¨²n en pol¨ªtica: pasarle el marr¨®n a otro. En este caso, ya que ignoramos c¨®mo apareci¨® aqu¨ª la vida, lo solucionamos trasladando el problema a otro lugar: la vida lleg¨® a la Tierra procedente del espacio. Eso s¨ª, ahora s¨®lo queda por explicar c¨®mo se origin¨® all¨ª.
Hist¨®ricamente ha habido distintas variantes de esta teor¨ªa. Algunas, inmersas en la m¨¢s pura ciencia ficci¨®n, pretend¨ªan que en un pasado remoto llegaron naves extraterrestres que sembraron la vida en nuestro mundo. Otras, defendidas por cient¨ªficos serios como el extravagante astr¨®nomo Fred Hoyle, postulaban que en el espacio interestelar, de alguna manera se forman organismos complejos que llueven del cielo fertilizando los planetas. Las variantes m¨¢s conservadoras defienden que en la Tierra no se pudieron crear los compuestos qu¨ªmicos a partir de los cuales se form¨® la vida, sino que cayeron a lomos de cometas y meteoritos (aunque la vida luego s¨ª se formara aqu¨ª).
La panspermia es una antigua teor¨ªa que trataba de explicar el origen de la vida en nuestro mundo,
Seres resistentes a condiciones adversas
Completamente desacreditada durante d¨¦cadas, ya que en realidad no explicaba nada, recientes descubrimientos han hecho replantearse la posibilidad de que la vida pueda, despu¨¦s de todo, llover de los cielos. Por una parte, se han encontrado seres vivos incre¨ªblemente resistentes a las condiciones m¨¢s adversas. Cuando la sonda Surveyor 3 fue lanzada a la Luna en 1967, portaba inadvertidamente a bordo un centenar de polizones: esporas de estreptococos. Dos a?os despu¨¦s, la misi¨®n Apollo XII alunizaba y se tra¨ªa de vuelta la c¨¢mara de televisi¨®n de la Surveyor 3, en condiciones est¨¦riles (por si acaso tuviera microorganismos lunares). Ya en Tierra, al abrir la c¨¢mara, en vez de ex¨®ticos microorganismos lunares, se encontraron con las esporas de estreptococo, presuntamente muertas. Pero cuando pusieron estas esporas viajeras en un caldo de cultivo, la sorpresa fue rotunda: desarrollaron bacterias vivas que comenzaron a multiplicarse. ?Estos organismos hab¨ªan sobrevivido m¨¢s de dos a?os sometidos a las peores condiciones para la vida!: en el vac¨ªo, sin nutrientes ni agua, con temperaturas oscilando entre los 150? C y los 200? C bajo cero, y sometidos a un intenso bombardeo de radiaci¨®n proveniente del Sol.
Desde entonces, la lista de organismos que son capaces de resistir las duras condiciones de espacio ha aumentado. No s¨®lo diferentes tipos de bacterias, sino incluso organismos pluricelulares como l¨ªquenes, y hasta animales invertebrados como los tard¨ªgrados. A esta lista hay que a?adir un conjunto curioso de organismos unicelulares que no s¨®lo soportan bien condiciones extremas de temperatura, presi¨®n, salinidad, radiactividad o acidez, sino que les gustan. Algunos s¨®lo se encuentran bien a temperaturas entre los 80? y 120? C, habitando en sistemas hidrotermales. Otros viven en el hielo, a temperaturas de 12? bajo cero. Los hay que evitan la humedad y viven tan ricamente en la sequedad m¨¢s incre¨ªble. Todo este conjunto de organismos, bautizados con el nombre de extrem¨®filos debido a su gusto por los extremos, nos demuestran que las condiciones id¨®neas de presi¨®n, temperatura, acidez, salinidad, etc... para que el lector se sienta lo bastante c¨®modo como para no morir, resulta en realidad ser s¨®lo un min¨²sculo subconjunto de las condiciones en las que la vida puede subsistir.
Intercambio de material
Por otra parte, se sabe que es posible el intercambio de material entre los cuerpos del Sistema Solar: el impacto violento de un meteorito contra un planeta puede arrancarle material a ¨¦ste ¨²ltimo que, si sale con bastante velocidad, escapar¨¢ de su campo gravitatorio, quedando errante por el Sistema Solar. Con el tiempo podr¨ªa incluso colisionar con otro planeta. Sabemos que esto puede ocurrir porque ya ha ocurrido: en la Tierra se han encontrado meteoritos que (su composici¨®n qu¨ªmica e isot¨®pica no deja lugar a dudas) provienen de Marte y de la Luna. En los inicios del Sistema Solar tal tipo de intercambio debi¨® de ser frecuente. ?Es posible que en alguno de los fragmentos arrancados a los planetas viajaran, como polizones, organismos vivos que sobrevivieran al viaje, hasta caer en un nuevo mundo?
No es descabellado pensar por lo tanto que, si la vida apareci¨® en la Tierra tempranamente, pudieran llegar a Marte organismos terrestres a bordo de fragmentos de la Tierra, fertilizando un mundo lleno de agua l¨ªquida (pues Marte ten¨ªa oc¨¦anos en aquel entonces), dispuesto a recibirlos, y hoy d¨ªa, si encontramos vida en este mundo, resulten ser primos lejanos nuestros. Aunque tambi¨¦n podr¨ªa ocurrir lo contrario: que la vida se hubiera originado en Marte y luego llegara a la Tierra transportada en meteoritos. Quiz¨¢s, despu¨¦s de todo, los marcianos seamos nosotros. Y eso explicar¨ªa muchas cosas.
Fernando Ballesteros Rosell¨® pertenece al Observatorio Astron¨®mico. Universidad de Valencia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.