El encuentro entre John Herschel y Charles Darwin
El A?o Internacional de la Astronom¨ªa y el del autor de 'El origen de las especies', entrelazados
La Astrof¨ªsica, la nueva Astronom¨ªa, naci¨® a mediados del siglo XIX, cuando Kirchhoff y Bunsen anunciaron las leyes de la espectroscopia, que conectaban, por primera vez, la luz emitida por un cuerpo con sus propiedades f¨ªsico-qu¨ªmicas y sir John Frederick Herschel introdujo la fotograf¨ªa como soporte f¨ªsico de las observaciones astron¨®micas.
El paso de la luz solar a trav¨¦s de un prisma y su dispersi¨®n en diferentes bandas coloreadas muestra una sucesi¨®n de rayas oscuras, muy similar a un c¨®digo de barras, caracter¨ªsticas de los diferentes elementos y compuestos qu¨ªmicos que ha atravesado en su camino hacia el observador, mientras que el color que presenta la mayor intensidad luminosa del espectro es representativo de la temperatura del cuerpo emisor. ?Cu¨¢l es la naturaleza de las estrellas?, ?qu¨¦ temperatura tienen?, ?de qu¨¦ est¨¢n hechas las nebulosas?, dejan de ser preguntas ret¨®ricas abandonadas a la especulaci¨®n, para convertirse en variables f¨ªsicas capaces de ser medidas a trav¨¦s del espectro luminoso de estos objetos.
Cualquier descripci¨®n de un objeto celeste obtenida antes de 1840 es una interpretaci¨®n pict¨®rica o verbal de una ¨²nica imagen retinal
El dise?o inteligente de Herschel chocaba frontalmente con el materialismo filos¨®fico de Darwin
Escrutando los cielos
Durante milenios el ojo ha sido la ¨²nica antena utilizada por el hombre para escrutar los cielos. El iris, la c¨®rnea, el cristalino y el globo ocular forman un sistema ¨®ptico de gran adaptabilidad, y la retina, aunque limitada al rango de colores que forman el arco iris, es un estupendo detector con un amplio rango din¨¢mico que nos permite ver objetos a contraluz y disfrutar de la V¨ªa L¨¢ctea en las noches sin Luna, pero desde un punto de vista astron¨®mico presenta algunos inconvenientes: no puedes exponer un tiempo superior a la d¨¦cima de segundo y nadie excepto el observador puede "ver" la imagen formada en su retina. As¨ª, el hombre s¨®lo alcanza a ver las estrellas de la sexta magnitud a simple vista, y s¨®lo puede compartir sus observaciones una vez ¨¦stas han sido transformadas y elaboradas por su cerebro.
La introducci¨®n del telescopio mejor¨® el sistema ¨®ptico pero no cambi¨® nuestro detector. Cualquier descripci¨®n de un objeto celeste obtenida antes de 1840 es una interpretaci¨®n pict¨®rica o verbal de una ¨²nica imagen retinal. La placa fotogr¨¢fica cambi¨® dr¨¢sticamente el panorama; la imagen del cielo se fijaba con una emulsi¨®n sobre un sustrato de cristal, y cualquier otro astr¨®nomo pod¨ªa ver, horas o a?os despu¨¦s, la misma porci¨®n de cielo observada. La placa, por otro lado, representaba un nuevo m¨¦todo de almacenamiento de informaci¨®n m¨¢s compacto y duradero, conten¨ªa cientos de objetos celestes cuyas posiciones relativas y brillos aparentes pod¨ªan medirse en cualquier momento y no necesariamente a pie de telescopio; nos pod¨ªamos llevar el trabajo a casa.
Un buen ejemplo lo tenemos en el proyecto La Carte du Ciel de principios del siglo XX, un cartografiado del cielo realizado por distintos observatorios distribuidos por todo el mundo, entre los que se encontraba el Real Observatorio de la Armada . Las placas tomadas en San Fernando (C¨¢diz) todav¨ªa se conservan y han dado lugar, recientemente, a un nuevo cat¨¢logo astrom¨¦trico derivado de un rean¨¢lisis de sus datos.
John Herschel y Charles Darwin
John Herschel impuls¨® el desarrollo de la fotograf¨ªa astron¨®mica descubriendo nuevas t¨¦cnicas de fijaci¨®n e incorporando la nueva tecnolog¨ªa a la vieja astronom¨ªa, pero fue, sobre todo, un cient¨ªfico moderno y un l¨ªder intelectual en su tiempo. Nombrado miembro de la Royal Society de Londres en 1813, con s¨®lo 21 a?os, por sus originales trabajos en Matem¨¢ticas, incorpor¨® el estudio sistem¨¢tico del hemisferio Sur a la astronom¨ªa europea, completando varios cat¨¢logos del cielo norte?o con los objetos observados desde Ciudad del Cabo. All¨ª se interes¨® vivamente por la historia natural, lo que le llev¨® a considerar el problema del origen de las especies como "el misterio de los misterios" y a publicar el cap¨ªtulo de Geograf¨ªa F¨ªsica en la octava edici¨®n de la Enciclopedia Brit¨¢nica, donde expuso sus ideas acerca de la evoluci¨®n. Obtuvo cinco medallas de la Royal Society, la orden de caballero, la presidencia de la British Association y de la Royal Astronomical Society y descansa junto a sir Isaac Newton en la abad¨ªa de Westminster. En 1830 ya hab¨ªa plasmado la esencia de su pensamiento cient¨ªfico en la obra A preliminary discourse on the study of the natural philosophy. (Un discurso preliminar sobre el estudio de la Filosof¨ªa Natural).
Un ejemplar de este libro cay¨® en manos de un estudiante de Cambridge llamado Charles Darwin, quien algunos a?os despu¨¦s proclam¨® en su Autobiography que ning¨²n otro libro excepto la Personal Narrative de Alexander von Humboldt le hab¨ªa influido tan profundamente en su formaci¨®n como naturalista. Darwin fue herscheliano en su construcci¨®n del origen de las especies, teniendo su selecci¨®n natural el marchamo de vera causa de la evoluci¨®n y aplicando la argumentaci¨®n de analog¨ªa en su an¨¢lisis de los procesos de selecci¨®n natural y artificial. Pero sobre todo fue un entusiasta admirador del pensador, del fil¨®sofo de la ciencia, lo que le llev¨® a escribir en el prefacio del libro Sobre el origen de las especies, cuyo ciento cincuenta aniversario celebramos este a?o: "Estos hechos me parecieron arrojar un poco de luz sobre el origen de las especies, ese misterio de los misterios como ha sido llamado por uno de nuestros mayores fil¨®sofos".
Una ley a tontas y a locas
Herschel estaba incluido en la lista de los primeros receptores del Origen de las especies, quienes recibieron su ejemplar acompa?ado de una carta de presentaci¨®n por parte del autor. Sin embargo, la respuesta del astr¨®nomo no fue lo entusiasta que Darwin esperaba, como se deduce de la carta que escribi¨® al ge¨®logo Charles Lyell: "Me ha llegado por otros canales, que Herschel dice de mi libro 'que es una ley hecha a tontas y a locas (higgledy-piggledy)'. No s¨¦ que quiere decir con exactitud pero evidentemente es muy despectivo".
El dise?o inteligente de Herschel chocaba frontalmente con el materialismo filos¨®fico de Darwin, quien en su carta de agradecimiento al recibo de la Geograf¨ªa F¨ªsica del primero escribe: "[... no puedo ver ning¨²n dise?o en las variaciones estructurales de los animales en su estado natural, donde aquellas que fueron ¨²tiles para el animal se preservaron, y aquellas otras in¨²tiles o perjudiciales fueron eliminadas. Pero debo pedirle disculpas ya que esto le incomoda".
Estos hombres se encontraron en Ciudad del Cabo cuando el Beagle, comandado por el capit¨¢n Fitz Roy atrac¨® en ese puerto al final de la primavera de 1836. Para Darwin fue una fecha memorable, tal como recuerda su diario, y representa uno de esos momentos singulares y felices en la historia del pensamiento humano. El cient¨ªfico europeo m¨¢s brillante de aquellos tiempos, impulsor de la Nueva Astronom¨ªa, maestro de fil¨®sofos, junto a un, todav¨ªa desconocido, joven naturalista que le profesaba una profunda admiraci¨®n, en una remota escala de uno de los viajes que m¨¢s han influido la historia de la ciencia y en presencia de un arist¨®crata de la Marina, genuino representante del imperio y precursor fallido del pron¨®stico meteorol¨®gico. No puedo pensar una mejor imagen para sintetizar este a?o que estamos celebrando; un¨¢monos a la reuni¨®n, alcemos nuestra copa de Jerez y brindemos con y por estos caballeros.
Emilio J. Alfaro es investigador del CSIC en el Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa y presidente de la Sociedad Espa?ola de Astronom¨ªa
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