Las ensaladas espantan la mala conciencia
Un estudio muestra que el simple hecho de ver una comida saludable junto a otras de contenido cal¨®rico m¨¢s alto, parece inducirnos a elegir la alternativa menos recomendable
Las cadenas de comida r¨¢pida, vilipendiadas por su parte de culpa en las alarmantes tasas de obesidad, han incorporado a sus men¨²s ensaladas y frutas. Pero por lo que se desprende de un estudio reciente estadounidense, esto no significa que los consumidores las acaben pidiendo. Parece ser, ir¨®nicamente, que el efecto es el contrario: el simple hecho de ver una ensalada en un men¨² lleva a muchas presonas a elegir la opci¨®n menos saludable. Con tan solo ver la ensalada y considerar si pedirla, algunos de nosotros sentimos que ya estamos haciendo algo bueno. "Vemos la ensalada y pensamos que ayer ya comimos una y que ma?ana comeremos otra, y el resultado es que acabamos pidiendo la hamburguesa con patatas fritas", explica Gavan Fitzsimons, profesor de Marketing y Psicolog¨ªa de la Escuela de Negocios Fuqua de la Universidad de Duke en Durham, Estados Unidos. "En este caso, la mera presencia de la ensalada tiene un efecto liberador. Considerar pedirla ya satisface la necesidad de tomar decisiones buenas para la salud, y da licencia para caer en la tentaci¨®n", a?ade Fitzsimons. En el estudio, publicado en la versi¨®n electr¨®nica del Journal of Consumer Research, tambi¨¦n se observ¨® que las personas con un mayor autocontrol al escoger su comid Cuando a los participantes del estudio se les dio a elegir entre un plato de patatas fritas, uno de nuggets de pollo y otro de patata al horno con mantequilla y crema agria, s¨®lo el 10% eligi¨® el m¨¢s cal¨®rico, las patatas fritas. En cambio, cuando a este men¨² se le a?adi¨® una ensalada, el n¨²mero de personas que opt¨® por las patatas fritas subi¨® al 33%.
En otro experimento, el 37% de participantes eligi¨® una hamburguesa con queso y beicon cuando al men¨² ofrecido se a?ad¨ªa una hamburguesa vegetariana (las otras opciones eran un bocadillo de pollo y otro de pescado). Cuando la hamburguesa vegetariana no aparec¨ªa en el men¨², s¨®lo el 17% de los participantes opt¨® por la hamburguesa con queso y beicon.
En t¨¦rminos m¨¢s generales, seg¨²n el investigador, mucha gente que antes no habr¨ªa ni entrado en un establecimiento de comida r¨¢pida, ahora lo hace porque sabe que puede pedir platos sanos. De aqu¨ª que muchas cadenas de comida r¨¢pida como McDonald's hayan incrementado sus beneficios recientemente. "Los analistas nos dicen que el incremento de ventas en estos establecimientos no viene de un aumento del consumo de ensaladas sino de las hamburguesas y patatas fritas", puntualiza el investigador.
El equipo de Fitzsimons sugiere que, si nuestro objetivo es comer sano, deber¨ªamos evitar a toda costa frecuentar este tipo de restaurantes. Y, si acabamos yendo, debemos recordar que somos vulnerables. Otro trabajo realizado por la Universidad de Carnagie Mellon, en Pittsburg, que publica American Economic Review, ha analizado qu¨¦ efecto tiene que cada alimento publique el contenido cal¨®rico al lado del precio. Los investigadores han estudiado la elecci¨®n de los consumidores en establecimientos de comida r¨¢pida en Nueva York, antes y despu¨¦s de que entrara en vigor la ley que obliga a este tipo de restaurantes a publicar la informaci¨®n cal¨®rica. Sorprendentemente, las personas que estaban a dieta acabaron consumiendo m¨¢s calor¨ªas despu¨¦s de que entrara en vigor dicha ley. "Lo que creemos que ocurre es que estas personas subestiman el n¨²mero de calor¨ªas que tiene un plato y cuando lo ven escrito piensan que, en realidad, tiene menos de lo que cre¨ªan", explica George Loewenstein, profesor de Econom¨ªa y Psicolog¨ªa de la citada universidad y uno de los autores del estudio.
Loewenstein cree que la soluci¨®n a las crecientes tasas de sobrepeso y obesidad no pasa simplemente por publicar la informaci¨®n cal¨®rica, sino que hay que ir mucho m¨¢s all¨¢: "La comida basura es demasiado c¨®moda y barata, y los precios de las porciones grandes son un aliento para consumirlas. Lo que tenemos que hacer es dar incentivos a la gente para que consuma alimentos saludables y hacer que sea un poco m¨¢s inconveniente pedir alimentos muy cal¨®ricos
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