Galileo, Darwin y Armstrong
?Tienen algo en com¨²n estos tres personajes hist¨®ricos (Galileo, Darwin y Armstrong) que merezca ser comentado? Aunque lo m¨¢s obvio es la coincidencia, este a?o de 2009, del aniversario de tres grandes eventos que han sido cruciales para el progreso de la ciencia, la realidad es que, en cierta medida, han revolucionado nuestra forma de pensar.
Galileo
En esta ¨¦poca de desarrollos tecnol¨®gicos tan espectaculares como el tel¨¦fono m¨®vil o una pr¨®tesis inteligente, no creo que llamara la atenci¨®n un largo tubo con dos vidrios en sus extremos que produc¨ªa una imagen unas seis a ocho veces mayor de lo que se ve¨ªa a simple vista. Sin embargo, en 1609, hace 400 a?os, Galileo consigui¨® con este instrumento gran notoriedad entre sus coet¨¢neos. El 21 de agosto lo present¨® al Senado de Venecia. Mont¨® el artilugio ¨®ptico sobre el Campanile, en la Plaza de San Marcos, donde entusiasm¨® al p¨²blico espectador. Ante sus ojos, Murano, situado a unos 2,5 kil¨®metros, parec¨ªa estar a solo 300 metros. Galileo leg¨® los derechos sobre el telescopio a la Rep¨²blica de Venecia, muy interesada por las aplicaciones militares del aparato.
Si la notoriedad de este primer telescopio se hubiera limitado a lo antes dicho, posiblemente pocos recordar¨ªamos hoy los hechos antes narrados. Galileo fue perfeccionando su rudimentario instrumento (consigui¨® m¨¢s de 20 aumentos) y continu¨® observando el firmamento.
Analiza con detalle la Luna y sus fases donde descubri¨® que el astro no es una esfera perfecta, como requer¨ªa la teor¨ªa aristot¨¦lica. Comprob¨® que la zona transitoria entre la sombra y la luz era irregular, lo que afirmaba la existencia de monta?as y no una superficie perfectamente esf¨¦rica y lisa como preconizaba Arist¨®teles.
Descubre la naturaleza de la V¨ªa L¨¢ctea, donde puede contar estrellas en la nebulosa de Ori¨®n y encuentra que ciertos objetos tomados como estrellas son en realidad c¨²mulos de estrellas. Prosigue sus observaciones y descubre las fases de Venus, para ¨¦l, prueba evidente de la hip¨®tesis helioc¨¦ntrica de Cop¨¦rnico. Probablemente el descubrimiento m¨¢s capital es constatar la existencia cerca del planeta J¨²piter de cuatro peque?as estrellas, que despu¨¦s de varios d¨ªas de observaci¨®n, confirma que son cuatro sat¨¦lites (conocidos como los sat¨¦lites galileanos: Io, Europa, Gan¨ªmedes y Calixto) orbitando al gran planeta. Para Galileo es la prueba de que, J¨²piter y sus sat¨¦lites, forman un peque?o modelo de Sistema Solar. Bas¨¢ndose en este descubrimiento pretende poder demostrar que las ¨®rbitas perfectas circulares de Arist¨®teles no existen, y que todos los cuerpos celestes no giran alrededor de la Tierra, un golpe muy duro para los seguidores de las teor¨ªas aristot¨¦licas y ptolomaicas.
En 1611, Galileo es invitado con todos los honores por el Cardenal Barberini, futuro Papa (Urbano VIII), a presentar sus descubrimientos al Colegio pontificio. La Academia de los Linces, de la que yo guardo un grato recuerdo porque en su sede de Tur¨ªn recib¨ª el t¨ªtulo de Acad¨¦mico de la International Academy of Astronautics-IAA, lo recibe con entusiasmo y le admite como su sexto miembro.
Pero la intransigencia de Galileo, que rechaza la idea de una posible equivalencia de las teor¨ªas helioc¨¦ntricas de Cop¨¦rnico comparada con la hip¨®tesis geoc¨¦ntrica de Ptolomeo, precipita la decisi¨®n del Cardenal Belarmino (el mismo que condena a la hoguera a Giordano Bruno) para ordenar que el tribunal de la Inquisici¨®n realice una investigaci¨®n "discreta" sobre las teor¨ªas propugnadas por Galileo. El resto de la historia es muy conocida. Visto retrospectivamente, realmente la Inquisici¨®n fue bastante ben¨¦vola con Galileo. En realidad su intransigencia era un ataque frontal contra las ideas que hab¨ªan reinado durante siglos en la Cristiandad. Arist¨®teles era intocable porque hab¨ªa sido adoptado por los grandes te¨®logos cristianos como San Alberto Magno y Santo Tomas de Aquino; tengo para m¨ª que la osad¨ªa de Galileo era dif¨ªcil de asimilar por la Iglesia.
El telescopio ha sido, desde Galileo, el instrumento b¨¢sico para la investigaci¨®n astron¨®mica. En realidad no es m¨¢s que un colector de energ¨ªa, que la concentra en el foco. Cuanta mas superficie colectora posea m¨¢s energ¨ªa recibir¨¢ el foco, de la que se podr¨¢ extraer m¨¢s informaci¨®n. Para poder discriminar la informaci¨®n recibida ser¨¢ preciso instalar en el foco los instrumentos cient¨ªficos adecuados: c¨¢maras, espectr¨®metros, contadores, registros, etc¨¦tera.
Todos los objetos que hay en el universo radian energ¨ªa en forma de ondas electromagn¨¦ticas, pero la atmosfera de nuestro planeta Tierra, filtra la mayor parte de esta energ¨ªa. Para conocer en detalle el Universo es preciso observar en todos los rangos de frecuencia del espectro, no solo en el visible, tambi¨¦n en rayos gamma, rayos X, UV, infrarrojo, microondas, radio, onda corta y onda larga. Es obvio pues que para abarcar toda posible informaci¨®n se precise instalar algunos de estos telescopios, con su instrumental cient¨ªfico, en las naves espaciales m¨¢s all¨¢ de la atm¨®sfera.
Primer Evento: Al cumplirse este a?o el 400 aniversario del primer telescopio de Galileo, la ONU ha declarado el a?o 2009, el A?o Internacional de Astronom¨ªa, AIA - IYA 2009.
Gracias a Arist¨®teles, "maestro de los que saben" seg¨²n Dante, a quien debemos el haber creado la ciencia de la raz¨®n, la l¨®gica; gracias tambi¨¦n a los desarrollos tecnol¨®gicos empezando por el telescopio de Galileo; y gracias al dominio del espacio, hemos conseguido acumular, en un per¨ªodo relativamente corto, unos conocimientos del Universo que probablemente no tiene parang¨®n en ning¨²n otro campo del saber. La confirmaci¨®n de los procesos de nucleos¨ªntesis en el centro de las estrellas, lo que nos permite afirmar que somos polvo de estrellas, porque sin estos hornos, donde se generan los elementos (carbono, ox¨ªgeno, f¨®sforo, etc.) que componen la vida, no existir¨ªamos. La detecci¨®n de m¨²ltiples planetas extrasolares, como confirmaci¨®n de las teor¨ªas sobre generaci¨®n y evoluci¨®n de sistemas solares. La comprobaci¨®n de que las leyes f¨ªsicas son universales, y rigen por igual en cualquier conf¨ªn del cosmos. La posibilidad de conocer con cierto detalle la historia del universo desde el Big-Bang hasta nuestros d¨ªas, son algunos de los elementos que confirman el gran avance de la astronom¨ªa.
Hay evidencias cient¨ªficas que permiten resumir varias de las secuencias de la historia del universo: despu¨¦s de la gran explosi¨®n, la semilla del cosmos se expandi¨® exponencialmente de forma extremadamente r¨¢pida (todo ello en unos 10-35 segundos, seg¨²n la teor¨ªa inflacionaria de Alan Guth). En los primeros minutos, en un ambiente de muchos millones de grados, se cre¨® el hidr¨®geno y algo de helio. Cuando el Universo ten¨ªa 380.000 a?os de existencia, la temperatura hab¨ªa bajado lo suficiente para que las part¨ªculas cargadas el¨¦ctricamente como los electrones y los protones, que desviaban los haces de luz, se combinaran para formar ¨¢tomos, lo que permiti¨® la libre circulaci¨®n de energ¨ªa electromagn¨¦tica que hoy vemos. Los siguientes 10.000 millones de a?os la materia y la energ¨ªa, sometida a las fuerzas fundamentales, fue ordenando el universo tal como lo estamos viendo (galaxias, estrellas, planetas, etc¨¦tera).
Cuando el Universo ten¨ªa unos 10.000 millones de a?os y nuestro planeta Tierra unos 1.000 millones, sometido entonces a intenso bombardeo de meteoritos, parte de la materia se hab¨ªa organizado de forma que pod¨ªa crecer y reproducirse. Material f¨®sil encontrado en la isla de Akilia cerca de Isua, Groenlandia, datado con al menos 3.850 millones de a?os de antig¨¹edad, parece confirmar que la vida ya exist¨ªa entonces. ?C¨®mo se origin¨®? ?Cu¨¢les son los procesos fisicoqu¨ªmicos que transforman la materia inerte en un ente vivo? Este sigue siendo uno de los mayores retos cient¨ªficos de nuestra era.
Darwin
?Existi¨® un primer organismo vivo del que descendemos todos? A Darwin no le gustaba la idea de vida en constante emergencia y hoy la gran mayor¨ªa de bi¨®logos piensan que la vida en la Tierra desciende de un ancestro com¨²n. Si este no fuera el caso, ser¨ªa dif¨ªcil explicar como todos los organismos vivos comparten el modo en que la c¨¦lula registra la informaci¨®n gen¨¦tica y la reproduce. Pero ?C¨®mo pudieron sobrevivir a los intensos bombardeos de meteoritos los primitivos organismos? ?Acaso la vida fue inseminada desde el espacio por una panspermia natural, como propuso Svante Arrhenius? Hallar vida sobre otro planeta no nos esclarecer¨ªa el origen de ella, pero encontrar un simple microbio en cualquier parte del cosmos transformar¨ªa para siempre nuestra imagen del Universo.
Durante los siglos XIX y XX, los cient¨ªficos han reconstruido laboriosamente la historia de la vida en la Tierra. En t¨¦rminos generales, cuanto m¨¢s retrocedemos en el tiempo m¨¢s simples eran los seres vivos. La proliferaci¨®n de vida compleja ocurri¨® en los ¨²ltimos mil millones de a?os (aproximadamente un 25% del tiempo total de existencia de vida en este planeta). Solo en los ¨²ltimos 500 millones de a?os se inici¨® una autentica explosi¨®n de especies que dio lugar a la colonizaci¨®n de la Tierra por los seres vivos complejos. Antes la vida estaba limitada a organismos unicelulares.
Segundo Evento: Fue Darwin quien explic¨® en l¨ªneas generales la teor¨ªa de la evoluci¨®n en su libro El Origen de las Especies que se public¨® el 24 de noviembre de 1859, quedando agotada el mismo d¨ªa la edici¨®n, y lo mismo le sucedieron a seis ediciones posteriores. Este a?o se conmemora el 150 aniversario de la primera edici¨®n.
La publicaci¨®n provoc¨® grandes controversias porque echaba por tierra la teor¨ªa creacionista y desplazaba al ser humano del centro de la creaci¨®n. Sin embargo, convenci¨® a los cient¨ªficos de que los seres vivos evolucionan primando las mutaciones gen¨¦ticas que se adaptan al ambiente. Darwin explica en la introducci¨®n del libro la raz¨®n de la fecha de publicaci¨®n. Dice que le ha movido a hacerlo el que "Mr. Wallace... ha llegado casi exactamente a las mismas conclusiones generales que sostengo yo sobre el origen de las especies". Este reconocimiento de la co-autor¨ªa de la teor¨ªa evolucionista, honra a Darwin.
La NASA organiz¨®, en 1996, un simposio al que asistieron expertos de los m¨¢s variados campos del conocimiento: cient¨ªficos, fil¨®sofos, te¨®logos, incluso alg¨²n pol¨ªtico. El simposio ten¨ªa por objeto deliberar sobre cuales deber¨ªan ser las l¨ªneas maestras en las que se asentara su programa cient¨ªfico en el futuro. Como conclusiones a dicho simposio se redact¨® un informe proponiendo el programa multidisciplinar Origin,s que fue aprobado y donde la NASA est¨¢ invirtiendo, por muchos a?os, gran parte de los recursos destinados a las ciencias del espacio. El objetivo fundamental de este programa es esclarecer los or¨ªgenes, los que explican el Universo y los que explican la vida. El programa est¨¢ compuesto por un conglomerado de grandes misiones. Cada una de ellas se basa en el legado cient¨ªfico y t¨¦cnico de las misiones previas, proporcionando nuevos conocimientos y tecnolog¨ªa para la siguiente.
Si alguna de las grandes misiones futuras como el TPF (Terrestrial Planet Finder), encuentra alg¨²n planeta extrasolar con signos de vida, por ejemplo gases atmosf¨¦ricos tales como di¨®xido de carbono, vapor de agua y ozono, se iniciar¨ªa una misi¨®n m¨¢s all¨¢ del a?o 2020 (Life Finder), que constar¨ªa de una red de grandes telescopios. La radiaci¨®n infrarroja combinada de estos telescopios producir¨ªa en los detectores, espectros de muy alta resoluci¨®n de las atm¨®sferas de los planetas extrasolares distantes. La investigaci¨®n en astrobiolog¨ªa ayudar¨¢ a expandir nuestros conocimientos sobre los signos de vida que se espera aparezcan en diferentes estados de evoluci¨®n y ?por qu¨¦ no?, sobre especies con alg¨²n grado de inteligencia.
Armstrong
En 1973, en Cracovia, tuvo lugar un simposio para conmemorar el 500 aniversario del nacimiento de Cop¨¦rnico. Durante siglos se afirm¨® que la Tierra era el centro del Universo. Nadie se atrev¨ªa a disentir de Arist¨®teles y Ptolomeo, seg¨²n los cuales todo giraba alrededor de la Tierra. Fue el can¨®nigo Cop¨¦rnico quien dio una gran lecci¨®n de humildad a la Tierra y sus habitantes al mostrarles que no ten¨ªan ninguna situaci¨®n de privilegio, que ¨¦sta no era m¨¢s que un insignificante planeta, girando alrededor de una estrella vulgar, en un inmenso universo. Fue en este simposium de Cracovia donde Brandom Carter present¨® un principio revolucionario: el Principio Antr¨®pico, seg¨²n el cual quiz¨¢ el hombre vuelva a recobrar el orgullo de ser el centro del universo, aunque no centro f¨ªsico, sino como ¨²nico observador privilegiado. Carter lo expres¨® claramente: "Nuestra posici¨®n en el Universo es necesariamente privilegiada en el sentido de que es compatible con nuestra existencia como observadores".
Los viajes al espacio son la realizaci¨®n de un deseo ancestral y la culminaci¨®n de uno de los grandes sue?os de la humanidad. Yuri Gagarin vol¨® por primera vez al espacio el 12 de abril de 1961, es nuestro primer mensajero c¨®smico. Muy pronto, el 25 de mayo de 1961, el Presidente Kennedy pronunci¨® en el Congreso de Estados Unidos, un discurso hist¨®rico con respecto a la exploraci¨®n del espacio por el hombre: "Esta naci¨®n debe comprometerse a conseguir el objetivo, antes de terminar esta d¨¦cada, de alunizar un hombre en la Luna y retornarlo sano y salvo a la Tierra". El programa Apollo hab¨ªa nacido.
Sobre el programa Apollo se han escrito muchos vol¨²menes y no es mi intenci¨®n repetir lo que ya se ha dicho muchas veces. Sin embargo es muy instructivo recordar lo que el proyecto logr¨® en un tiempo incre¨ªblemente corto y con unos medios t¨¦cnicos considerados hoy prehist¨®ricos. Tuve la suerte de participar en el desarrollo de las misiones tripuladas Apollo, y ¨¦stas dispusieron de recursos econ¨®micos y humanos pr¨¢cticamente sin l¨ªmite. A esto hay que a?adir la herramienta moral m¨¢s valiosa que proyecto humano pueda tener: la ilusi¨®n. Entre las m¨²ltiples actividades poco comunes a realizar, fue preciso decidir como se desarrollar¨ªan las misiones, en que parte de la Luna se alunizar¨ªa, encontrar soluciones t¨¦cnicas para construir grandes lanzadores para transportar varios astronautas a la Luna y naves espaciales que pudieran ensamblarse en el espacio con total estanqueidad; dise?ar y fabricar trajes espaciales para actividades extravehiculares en la superficie de la Luna donde reinan vac¨ªos extremados, grandes dosis de radiaci¨®n y temperaturas totalmente inadecuadas para el hombre: sobre todo, la medicina tuvo que encontrar soluci¨®n a muchos problemas que conlleva la ausencia de gravedad y la intensa radiaci¨®n.
Tercer evento: el d¨ªa 20 de julio de 1969, ahora se cumple el 40 aniversario, Neil Armstrong, como observador privilegiado representando a la humanidad, pisaba por primera vez un objeto celeste distinto de la Tierra, haciendo realidad nuestro sue?o ancestral. Como dijo al grabar la primera huella humana en la superficie lunar: "Un peque?o paso para el hombre, un gran salto para la humanidad".
Podemos concluir, pues, que nuestra especie vuelve a ser el centro del universo, no en el sentido f¨ªsico, sino como observador privilegiado por ser consciente de ello. Parece que en cierta forma se ha cumplido un ciclo hist¨®rico universal: la nada -materia inerte- a vida -consciencia que nos permite observar y reconocer la belleza de nuestro entorno-.
Andr¨¦s Ripoll es miembro de la Real Academia de Ingenier¨ªa y de la International Academy of Astronautics.
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