"Soy un paleto, no me adapto a la ciudad"
Carmelo G¨®mez, ciclista habitual, de los que se juegan el tipo pedaleando por Madrid, convencido de que un artista ha de estar comprometido, involucrado en causas como el "No a la guerra", avisa: "Tengo un discurso radical, pero creo que hace falta porque es muy radical la agresi¨®n y la pasividad que tenemos. O empezamos a levantar todos la voz, no s¨®lo Greenpeace, o estamos jodidos". Dice esto sentado en un caf¨¦ de su pueblo, Sahag¨²n (Le¨®n), que envejece a ojos vistas. "Los j¨®venes se van, aqu¨ª en invierno quedamos los de mantenimiento", bromea uno de los paisanos que se acercan a saludar. El actor, capaz de distinguir casi todos los ¨¢rboles, un mirlo de un tordo, un jilguero de una golondrina o de un vencejo, opina que la desvinculaci¨®n con el mundo rural es una caracter¨ªstica "del espa?ol": "Esto de creer que la ciudad es el epicentro de todo... Incluso aqu¨ª [en Sahag¨²n] tampoco se mira al campo, sino hacia el n¨²cleo urbano. Es una cultura nueva, importada de la globalizaci¨®n, que no aporta nada bueno".
?C¨®mo revertir la tendencia?, ?c¨®mo reconciliarse con la tierra?
A trav¨¦s de la educaci¨®n, el colegio, la familia, que vaya calando el mensaje, sobre todo en los ni?os.
Hasta que el teatro se cruz¨® en su camino, su destino iba a ser cultivar los campos de su familia. ?Qu¨¦ impronta cree que le ha dejado eso?
Los valores de la tierra son la austeridad, la constancia, el trabajo. Da una mirada franca, tranquila. Estoy preparado para la frustraci¨®n porque s¨¦ que esto es un azar: has de provocar tu simiente, y si las cosas van bien, habr¨¢ frutos, y si no, pues nada. Es el no parar, estar en alerta permanentemente.
?Le cost¨® trabajo aclimatarse a la gran ciudad?
Fue duro, estaba asustado, me impresionaba. Pensaba: "Soy un paleto de mierda". Y ahora resulta que soy m¨¢s paleto que antes porque llevo demasiado tiempo en Madrid y no me termino de adaptar a los cambios que exige, al tr¨¢fico salvaje, a la contaminaci¨®n, a que no nos hablemos.
Ha impulsado la Asociaci¨®n de Vecinos Urbe para recuperar las zonas verdes de su barrio.
S¨ª, porque como el alcalde [Alberto Ruiz] Gallard¨®n siga as¨ª, no va a quedar ni un ¨¢rbol. Pero no veas c¨®mo se r¨ªen con nosotros en el Ayuntamiento; m¨¢s que con los trajes del otro y lo de las anchoas...
?Se ve en Madrid en el futuro?
No. Va muy deprisa a un sitio que cada vez me interesa menos. Me gustar¨ªa saber cu¨¢l es el objeto del deseo de alguien que vive en una ciudad tan bestia. A veces da la sensaci¨®n de que el ¨²nico objetivo es sobrevivir un d¨ªa m¨¢s, sin ir m¨¢s all¨¢, sin pensar nada m¨¢s.
?D¨®nde se ve entonces?
En un turismo rural en zona de monta?a. Me tira much¨ªsimo la monta?a, la naturaleza. Tengo un ¨¢rbol plantado con mi hija en el monte y el D¨ªa del ?rbol vamos con garrafas a regarlo. Si no se quema, all¨ª estar¨¢ para todos.
?Nucleares?
No. El cierre de Garo?a no se ha ido preparando, y ahora ?c¨®mo dejar sin trabajo a sus empleados? Pues nada, se le dan cuatro a?os m¨¢s de funcionamiento y as¨ª la gente no se echa encima... Pero a medio camino no se gobierna, tampoco con parches, ni en esto, ni en educaci¨®n, ni en nada. A [Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez] Zapatero le pido, como votante de izquierdas, que no del PSOE, que diga: "?Basta de chapuzas!", y que, si es necesario, tenga el arrojo de perder las pr¨®ximas elecciones.
En su ¨²ltima pel¨ªcula da vida a Ram¨®n Regueira, un tipo inmoral, retorcido, manipulador. ?Se lo imagina llenando de rascacielos esta plaza de Sahag¨²n donde estamos?
?ste no pone cimientos en nada, es m¨¢s bien un banquero, vive del aire, de lo que no existe, de un papel que se rellena, pero no es nada tangible.
?Dir¨ªa que hay demasiados Regueira por el mundo?
Ramones Regueira hay muchos, empezando por las instituciones... ?C¨®mo no lo va a ser el se?or particular? Es cultural, sist¨¦mico, estos personajes afloran porque de alguna manera lo permitimos. Siempre terminan de pie, encima caen bien, y hasta los envidiamos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.