EE UU y China llaman a la acci¨®n contra el cambio clim¨¢tico
Obama insta a un acuerdo para la reducci¨®n de las emisiones contaminantes y Hu Jintao se compromete a recortarlas "de forma notable".- Ambos eluden presentar medidas concretas
Estados Unidos y China, los dos mayores contaminantes del mundo, se han comprometido este martes a hacer esfuerzos para reducir sus emisiones de di¨®xido de carbono, aunque lejos todav¨ªa de las condiciones y las proporciones que reclama la Uni¨®n Europea y otros pa¨ªses.
La ONU conf¨ªa, no obstante, en que la cumbre celebrada en Nueva York sirva para impulsar las negociaciones de cara a la conferencia del pr¨®ximo mes de diciembre en Copenhague, donde se espera la firma de un gran acuerdo internacional para prevenir el cambio clim¨¢tico.
Estados Unidos y China, cada uno culpable del 20% de los gases de efecto invernadero, tienen la ¨²ltima palabra para el ¨¦xito de esa conferencia. Los dos presidentes, Barack Obama y Hu Jintao, han aceptado este martes esa responsabilidad en sus intervenciones p¨²blicas y se han reunido despu¨¦s cara a cara para abordar ese asunto, entre otros. Ambos volver¨¢n a encontrarse en noviembre en Pek¨ªn, la ¨²ltima etapa de una negociaci¨®n que probablemente decidir¨¢ la suerte de Conpenhague.
Obama y Hu han prometido hacer todo lo posible para alcanzar un acuerdo, pero tambi¨¦n han advertido de las particulares condiciones de ambos y de las enormes dificultades a las que habr¨¢ que hacer frente de aqu¨ª a diciembre.
"Comprendemos la gravedad de la amenaza sobre el clima, estamos decididos a actuar y asumiremos nuestra responsabilidad con las generaciones futuras", ha asegurado el presidente norteamericano, quien ha recordado todo lo que Estados Unidos ha avanzado durante su Administraci¨®n para sumarse a una acci¨®n mundial contra el deterioro del medio ambiente.
"Pero todos nosotros encontramos dudas y dificultades en nuestras propias capitales cuando tratamos de encontrar una soluci¨®n duradera", ha reconocido Obama.
En su caso, no puede ser m¨¢s cierto. Muchas dudas. Tantas que se antoja casi imposible que Obama pueda llegar a Copenhague con el respaldo moral de una ley aprobada por el Congreso sobre la reducci¨®n de emisiones. Esa ley -aunque todav¨ªa insuficiente para las exigencias europeas- ha pasado ya la etapa de la C¨¢mara de Representantes, pero est¨¢ actualmente atascada en el Senado, donde se juntan el escepticismo con el texto a discusi¨®n con la saturaci¨®n de la agenda legislativa por el debate sobre la reforma sanitaria.
Mucho de lo que actualmente est¨¢ en juego para la salud ambiental del mundo est¨¢ pendiente de esa agenda. Mientras las palabras de Obama no tengan una ley que respalde sus problemas, China tendr¨¢ una excusa para no avanzar a la velocidad necesaria. Y mientras China no avance, los esc¨¦pticos sobre el cambio clim¨¢tico en Estados Unidos tendr¨¢n razones para sus dudas.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-monn, ha recordado a todos la necesidad de reducir la emisi¨®n de gases contaminantes sin preocuparse tanto de mirar al de al lado. "Un fracaso en Copenhague ser¨ªa moralmente inexcusable, econ¨®micamente miope y pol¨ªticamente torpe", ha advertido Ban.
Obama y Hu han compartido, b¨¢sicamente, ese punto de vista, aunque le han a?adido algunos matices. "Ninguna dificultad puede ser excusa para la complacencia, pero tenemos que actuar de forma que no permitamos que lo perfecto se convierta en enemigo del progreso", ha dicho el presidente norteamericano. "Buscamos un acuerdo", ha a?adido, "que permita a las naciones crecer y mejorar sus niveles de vida sin poner en peligro el planeta".
El presidente chino, por su parte, ha prometido que su pa¨ªs recortar¨¢ las emisiones de gases contaminantes "en proporciones notables" para 2020 en comparaci¨®n con 2005. Asimismo, ha anunciado un incremento del espacio dedicado a bosques y una mayor inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo de energ¨ªas alternativas con vistas a reducir la dependencia de las energ¨ªas f¨®siles.
Pero, al mismo tiempo, ha advertido que China, como los dem¨¢s pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, carecen de la tecnolog¨ªa y de los recursos econ¨®micos para avanzar al ritmo que algunas naciones ricas exigen. "Los pa¨ªses en desarrollo", ha manifestado Hu, "necesitan hacer un equilibrio entre el crecimiento econ¨®mico, el desarrollo social y la protecci¨®n del medio ambiente".
La b¨²squeda de ese equilibrio es el nudo gordiano de este debate. Los pa¨ªses ricos, en cierta medida, pueden darse el lujo de contaminar menos porque cuentan con medios alternativos. Para las naciones en desarrollo, reducir la emisi¨®n de gases significa hoy cerrar f¨¢bricas y perder puestos de trabajo. Ese debate se extender¨¢ el pr¨®ximo viernes a la cumbre del G-20 en Pittsburgh y no ser¨¢ f¨¢cil de resolver sin una generosa aportaci¨®n de ayuda por parte las econom¨ªas m¨¢s desarrolladas.
El papel de Estados Unidos en esta discusi¨®n puede ser crucial. No s¨®lo porque es la mayor potencia econ¨®mica del mundo y el l¨ªder de Occidente, sino porque tambi¨¦n es el ¨²nico pa¨ªs que conserva cierta capacidad de presi¨®n sobre China. Precisamente por eso, pareci¨® hacerse la luz en este conflicto cuando Obama, modificando la pol¨ªtica de su antecesor, acept¨® la idea de imponer metas de obligado cumplimiento para la reducci¨®n de gases. Y precisamente por eso tambi¨¦n resulta ahora tan perjudicial que el presidente norteamericano se sienta atrapado por su batalla interna en el Congreso.
Actualmente, existe un consenso sobre la necesidad de marcar metas para la reducci¨®n de gases para 2050. Pero hay muchas diferencias a la hora de hacerlo para el m¨¢s corto plazo de 2020. La ambici¨®n de cara a la conferencia de Copenhague es la de un plan para la pr¨®xima d¨¦cada que permita tan s¨®lo un aumento de la temperatura de la Tierra de 2 grados Celsius respecto a la existente en la era preindustrial.
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