Copenhague huele a humo
La ONU alerta de que la par¨¢lisis amenaza la cumbre para alcanzar un Kioto II
El secretario de Energ¨ªa de EE UU, el premio Nobel Steven Chu, defini¨® el problema del cambio clim¨¢tico como pocos: "Imaginemos que un electricista te dice que tienes un fallo en la instalaci¨®n el¨¦ctrica y hay un 50% de probabilidades de que tu casa se incendie en los pr¨®ximos a?os a no ser que te gastes 20.000 d¨®lares. Puedes hacer dos cosas: cambiar la instalaci¨®n o seguir buscando electricistas hasta que uno entre un millar te diga la respuesta que deseas: 'No pasa nada, tu familia est¨¢ segura'. La elecci¨®n es obvia. Al menos cuando se trata de tu casa.
Los Gobiernos del mundo, sin embargo, siguen buscando f¨®rmulas para retrasar, o al menos mitigar, la necesaria reparaci¨®n contra el calentamiento global y evitar que la temperatura del planeta suba m¨¢s de dos grados, lo que causar¨ªa una interrupci¨®n peligrosa con el clima.
El retraso en la ley de emisiones de Obama lastra la negociaci¨®n
Los expertos temen que los pa¨ªses lleguen a un acuerdo muy flojo
El acuerdo deber¨ªa firmarse en diciembre en la cumbre del Clima de Copenhague, donde 192 pa¨ªses reunidos por la ONU buscar¨¢n un l¨ªmite a las emisiones de gases de efecto invernadero en entre 2012 y 2020 para sustituir al protocolo de Kioto.
Aunque s¨®lo los negociadores conocen los entresijos de la compleja negociaci¨®n, las perspectivas son sombr¨ªas. Como explica por tel¨¦fono Elliot Diringer, vicepresidente de Estrategias Internacionales del Centro Pew para el Cambio Clim¨¢tico, un influyente think tank, "es altamente improbable que en Copenhague salga un acuerdo completo con cifras de reducci¨®n de emisiones".
El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, alert¨® el jueves de que "el ritmo lento actual de las negociaciones es muy preocupante". La ONU reunir¨¢ el martes a jefes de Estado y Gobierno en Nueva York de todo el mundo para acelerar las conversaciones. El ministro de Exteriores brit¨¢nico, David Miliband, avis¨® de que "peligra la existencia de un acuerdo en Copenhague", algo que consider¨® inaceptable. Este diario intent¨®, sin ¨¦xito, conseguir el viernes la opini¨®n del Ministerio de Medio Ambiente espa?ol.
Sin embargo, detr¨¢s de los discursos los n¨²meros no cuadran. Pese a las palabras del presidente de EE UU, Barack Obama, para combatir el calentamiento global, sus negociadores env¨ªan mensajes menos claros. Es el caso de Todd Stern, su enviado especial para el cambio clim¨¢tico, que reconoci¨®: "Francamente, las negociaciones en la ONU son dif¨ªciles".
"Es impensable que no haya ning¨²n acuerdo", explica Joaqu¨ªn Nieto, el espa?ol con m¨¢s experiencia en estas cumbres. "Pero puede ser muy flojo. La discusi¨®n principal es qu¨¦ nivel de reducci¨®n de emisiones aceptar¨¢ EE UU y cu¨¢nto dinero dar¨¢n los pa¨ªses ricos a los pa¨ªses en desarrollo para tecnolog¨ªa y en adaptaci¨®n".
El problema es que EE UU ha aumentado sus emisiones un 18% desde 1990 (a?o de referencia de Kioto) mientras que la Uni¨®n Europea las ha reducido un 2,7%. La Administraci¨®n de Obama ha aprobado una ley para reducir sus emisiones un 17% en 2020 y un 83% en 2050. Pero la norma avanza lentamente en el Congreso y seguir¨¢ tramit¨¢ndose en 2010. Diringer explica que, sin la ley, "Obama no puede aceptar en Copenhague una cifra de reducci¨®n de emisiones, s¨®lo un marco general de actuaci¨®n".
El Centro Pew apuesta por un acuerdo intermedio realista que contenga una cifra de reducci¨®n de emisiones conjunta para los pa¨ªses desarrollados en 2020; otra a largo plazo que incluya a los pa¨ªses en desarrollo, y un a?o en el que las emisiones de los grandes pa¨ªses como China e India toquen techo.
El retraso ha irritado a Europa. Como declar¨®, molesto, el embajador de la UE en Washington, James Bruton: "EE UU s¨®lo es uno de los 190 participantes en la cumbre. Pero emite el 25% de los gases de efecto invernadero que la cumbre intenta reducir". Europa aprob¨® hace un a?o un paquete para reducir las emisiones un 20% en 2020 y anunci¨® que ir¨ªa a una rebaja del 30% si hab¨ªa un acuerdo mundial.
Cada vez es m¨¢s posible que haya otra cumbre a mediados de 2010. Y si los negociadores saben que hay un plazo m¨¢s adelante, como los malos estudiantes, tender¨¢n a agotarlo. Adem¨¢s, Bruselas ha anunciado que est¨¢ dispuesta a dar 15.000 millones de euros al a?o hasta el 2020 a los pa¨ªses en desarrollo para combatir el cambio clim¨¢tico. La cifra es considerablemente menor que los 35.000 que piden las ONG.
Los pa¨ªses en desarrollo son conscientes del problema del calentamiento global pero no aceptar¨¢n objetivos vinculantes, como ha declarado el ministro indio de Medio Ambiente, Jairam Ramesh, que se ha mostrado dispuesto a aprobar un plan nacional pero no a firmar una obligaci¨®n para combatir un problema que crearon los pa¨ªses ricos. China mantiene una postura similar.
Es probable que en Copenhague no se escenifique el fracaso pero que tampoco se cierre el pacto. Como resume el catedr¨¢tico y experto en Econom¨ªa del Cambio Clim¨¢tico, Xavier Labandeira: "No parece probable que Copenhague acabe sin acuerdo, aunque sea m¨¢s descafeinado que lo deseado por muchos". El fantasma de la Ronda de Doha, la interminable negociaci¨®n para liberalizar el comercio mundial, planea sobre el clima.
El camino de Montreal
?Es realmente posible que el mundo se ponga de acuerdo ante una amenaza ambiental y decida cambiar procesos industriales? Aunque conseguir un acuerdo mundial que reduzca las emisiones de gases de efecto inverandero suene a utop¨ªa, ya se ha hecho. En 1987, la ONU logr¨® el Protocolo de Montreal para proteger la capa de ozono y la semana pasada sum¨® el apoyo del ¨²nico pa¨ªs que faltaba por firmar, Timor Oriental.
El texto se convirti¨® as¨ª en el primer acuerdo ambiental de la ONU en tener el respaldo un¨¢nime de los 196 Estados. Naciones Unidas asegura que gracias a ese protocolo se ha dejado de generar el 97% de las sustancias que da?an la capa de ozono, como los CFC usados hasta los noventa en neveras, aerosoles y aires acondicionados. La capa de ozono volver¨¢ entre 2050 y 2075 a los niveles previos a los ochenta.
Es cierto que recortar los gases de efecto invernadero exige una revoluci¨®n a¨²n mayor, con implicaciones en la energ¨ªa, el transporte y la industria. Pero Montreal muestra el camino.
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