Debate de sordos sobre la nueva gripe
La audiencia del Consejo de Europa no encuentra respuestas a la declaraci¨®n de pandemia.- La OMS se enroca en la defensa de su actuaci¨®n
Mal lo tiene el brit¨¢nico Paul Flynn, vicepresidente del Comit¨¦ de Sanidad del Consejo de Europa, si quiere presentar un documento de consenso sobre el debate que ha habido respecto a la actuaci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) en la pandemia de la nueva gripe. Porque, como dijo una de las asistentes, las dos horas de reuni¨®n fueron una reafirmaci¨®n de los argumentos de las dos partes representadas, sin ning¨²n punto de acuerdo.
Como en un combate de boxeo, hasta la escenificaci¨®n preparaba para un enfrentamiento. En un rinc¨®n, el n¨²mero dos de la OMS, Keiji Fukuda, auxiliado por el presidente de la asociaci¨®n europea de fabricantes de vacunas, Luc Hessel. Y, en el otro, el promotor de la iniciativa, el epidemi¨®logo alem¨¢n y ex presidente del Comit¨¦ (ha tenido que dejar el cargo porque no ha sido reelegido en las ¨²ltimas elecciones de su pa¨ªs), Wolfgang Wodarg, con el apoyo del director del centro colaborador en epidemiolog¨ªa de la OMS en M¨²nich, Ulrich Keil.
En medio, la presidenta del Comit¨¦, Liliane Maury, con Flynn haciendo de segundo ¨¢rbitro y tomando nota incansablemente. Era la primera vez que un foro oficial permit¨ªa el encuentro entre ambas posturas. Hasta ahora s¨®lo se hab¨ªan cruzado reproches en la prensa o en Internet.
Los temas de la discusi¨®n estaban prefijados por la moci¨®n que aprob¨® en diciembre el Consejo de Europa: influencia de los laboratorios en las decisiones de la OMS, utilidad o riesgo de las vacunas y el manejo de las alertas, con la declaraci¨®n de la pandemia el 11 de junio de fondo. Pero, m¨¢s all¨¢, estaba en juego la credibilidad de la OMS, una organizaci¨®n que recibi¨® el a?o pasado el premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n y que ha pasado de ser una casi desconocida -o, al menos, ignorada, a pesar de sus m¨¢s de 50 a?os de historia- a ser un referente mundial (su objetivo desde su fundaci¨®n) en cuestiones de salud p¨²blica mundial. El problema, seg¨²n le echaron en cara los contrarios, es que para ello se ha valido de tres posibles epidemias (la de la neumon¨ªa asi¨¢tica de 2002, con menos de 200 muertos al final; la de la gripe aviar, con 467 infecciones en humanos y 282 fallecimientos en seis a?os; y esta ¨²ltima, la de la nueva gripe) que han resultado no serlo. El cuento de Pedro y el lobo, seg¨²n sostiene Wodarg. "Para que haya una pandemia tiene que haber un nuevo virus que cause enfermedades y muertes, que sea m¨¢s grave que los anteriores", resumi¨®. "Y eso no coincide con lo que vivimos".
El primer derechazo fue directo a la mand¨ªbula de Fukuda, quien aguant¨® impert¨¦rrito el chaparr¨®n y se zaf¨® como pudo: "No es una gripe m¨¢s. No es comparable a la estacional. Ha causado m¨¢s de 14.000 muertes, aunque esta cifra no se puede comparar con la de otros a?os, porque esta vez se ha analizado caso a caso, por lo que seguramente el recuento sea inferior al real", explic¨®. Con ello -no hay mejor defensa que un buen ataque- intent¨® desactivar uno de los argumento de sus rivales, que esta gripe ha causado menos v¨ªctimas mortales que la de cada invierno, que llega a las 500.000 defunciones al a?o (en Espa?a, una reciente respuesta del Gobierno en el Congreso habl¨® de 8.000, frente a las menos de 300 registradas por el H1N1, seg¨²n los ¨²ltimos datos, de diciembre de 2009). M¨¢s tarde insisti¨® en su idea: "Pandemia es cuando un nuevo virus se difunde, y ¨¦ste lo es; tiene parte de virus porcino, aviar y humano; causa en algunas personas enfermedades graves. Al principio no se pod¨ªa saber su alcance, y todav¨ªa no lo sabemos; habr¨¢ que esperar dos a?os. Decir que no es pandemia es trivializar", recalc¨®.
Aunque no estaba en el debate, el ring en este caso no fue meramente geogr¨¢fico, ya que desde Bruselas la ministra de Sanidad espa?ola, Trinidad Jim¨¦nez, quiso tambi¨¦n participar, y se aline¨® con la OMS: ?sta "actu¨® correctamente" en la gesti¨®n de la crisis y al alertar a los gobiernos nacionales para que tomaran "las medidas de precauci¨®n necesarias" ante un "virus nuevo sobre el que hab¨ªa gran incertidumbre". En la misma l¨ªnea intervino el franc¨¦s Denis Jacquat: "Queremos certezas, pero es muy dif¨ªcil. Lo que hicieron la OMS y la industria farmac¨¦utica se corresponde con lo que queremos. Si una persona hubiera muerto sin que hubi¨¦ramos hecho nada, se nos habr¨ªa echado en cara". Fue el ¨²nico de la decena de intervinientes que apoy¨® claramente a la OMS.
Probables tablas en el primer asalto. Luego lleg¨® el turno de los segundos espadas. Hessel, de la patronal de fabricantes de vacunas, empez¨® por "rechazar los t¨¦rminos de la moci¨®n" que se debat¨ªa, en la que se dice, llanamente, que los laboratorios contribuyeron a crear la alarma para vender sus medicamentos. "Hicimos lo que se nos pidi¨®: vacunas con los mejores datos disponibles hasta el momento", argument¨®. Y aprovech¨® para indicar que hab¨ªan donado 1,6 millones de dosis a los pa¨ªses en desarrollo, una cantidad muy inferior al n¨²mero de vacunas reservadas por Espa?a, en torno a 37 millones, aunque al final s¨®lo se hayan comprado 13 millones de las que se han puesto alrededor de dos millones, seg¨²n Trinidad Jim¨¦nez. Con la intervenci¨®n de Hessel se abri¨® la puerta a uno de los puntos m¨¢s duros del debate: la posible influencia de los laboratorios en las decisiones de la OMS, y, por tanto, la independencia de sus expertos. Aqu¨ª arriesg¨® Fukuda: "Creemos que nuestros controles son muy rigurosos, pero alguien puede mentir, por supuesto". De todas formas, el responsable de la OMS resalt¨® que hay un problema en encontrar expertos que nunca hayan colaborado con la industria. Cada uno trabaja "con much¨ªsimos grupos, desde universidades a organismos internacionales. Eso no implica que den consejos inadecuados. Lo que miramos es si son de confianza", se?al¨®. "Es posible que alguien que haya cobrado de un laboratorio sea independiente".
Wodarg no dej¨® pasar la ocasi¨®n: "Estoy absolutamente en contra". Los murmullos en la sala parecieron darle la raz¨®n. El epidemi¨®logo Keil aprovech¨® un dato ofrecido por Hessel (los 4.000 millones de d¨®lares invertidos por la industria para estar preparados ante una posible pandemia) para usarlo como argumento de cargo: "Precisamente por eso; si han invertido tanto, querr¨ªan recuperarlo". Lo que parec¨ªa una clara victoria a los puntos qued¨®, sin embargo, amortiguada por una declaraci¨®n de Wodarg. En este debate, el p¨²blico (los miembros del Comit¨¦) tambi¨¦n particip¨®, y la portuguesa Mar¨ªa de Bel¨¦m Roseira hab¨ªa pedido pruebas de las presiones de la industria. Pero el incitador de todo el proceso no pudo aportarlas. S¨®lo pudo argumentar que, "si no ha habido [presiones], no se entiende el comportamiento de la OMS. O eso, o es que est¨¢n locos". La presidenta Maury zanj¨® el debate: "Lo que ha quedado claro es que hace falta transparencia". Con esto, condenaba la actuaci¨®n de la OMS. Victoria a los puntos de los cr¨ªticos en este asalto.
Quedaba el tercero, el de la alarma exagerada o no y la declaraci¨®n de pandemia. Aqu¨ª, el propio Fukuda se puso la soga al cuello. Primero, adujo que los procedimientos est¨¢n en continua revisi¨®n, con lo que dio a entender que s¨ª hab¨ªa habido ese cambio de definici¨®n, supuestamente para elevar el grado de alerta (aunque la organizaci¨®n lo hubiera desmentido antes). Luego, neg¨® que la gravedad de la enfermedad haya sido nunca criterio para declarar la pandemia. Por ¨²ltimo, admiti¨® que el sistema se va a revisar. Pero su mayor resbal¨®n fue cuando dijo que "el miedo no lo causan las decisiones de la OMS, lo produce la propia enfermedad". Kiel aprovech¨®: "Si el virus muta, tendremos tiempo para adaptarnos; a lo que no podremos acostumbrarnos es a las campa?as de miedo". "Ya critiqu¨¦ los hist¨¦ricos anuncios de la OMS", manifest¨® quien fue asesor del organismo. "Con los nuevos criterios de pandemia, ?podr¨ªa declararse una epidemia de estornudos? S¨ª, podr¨ªa", ironiz¨®.
Roseira sali¨® aqu¨ª en defensa de la OMS. "Cada pa¨ªs es aut¨®nomo. Hubo decisiones erradas en muchos, pero eso no justifica que el Consejo de Europa se instrumentalice para juzgar a la OMS", afirm¨® en alusi¨®n a los millones de vacunas compradas y no usadas.
Wodarg no dej¨® pasar la ocasi¨®n. "Cada respuesta aumenta mi preocupaci¨®n. En mayo de 2009, varios pa¨ªses, como Reino Unido, Australia y Jap¨®n [podr¨ªa haber a?adido a Espa?a] intentaron que no se declarar la pandemia. La OMS, que siempre fue racional, que erradic¨® la viruela, se ha vuelto irreconocible". La l¨ªnea la remach¨® el brit¨¢nico Michael Hancock: "Es ofensivo que la OMS no responda. Esper¨¢bamos m¨¢s. No hay respuestas, y esto es un problema de credibilidad". La respuesta de Fukuda fue d¨¦bil: "Pod¨ªa haber tra¨ªdo datos, pero no quer¨ªa aburrirles. No fue una respuesta perfecta. Claro que pod¨ªamos haberlo hecho mejor, pero ?c¨®mo?".
Fin del combate. Ahora Flynn, seg¨²n fuentes cercanas a Wodarg, tiene que decidir.
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