Malaspina 2010 y la Ciencia Cooperativa
Aunque navego rumbo al Sur (218 ? m¨¢s exactamente) en el Atl¨¢ntico, ya entre las Islas Canarias y Cabo Verde, a bordo del buque Hesp¨¦rides me llegan noticias de la importante repercusi¨®n del inicio de la Expedici¨®n Malaspina en nuestros medios de comunicaci¨®n. Para las m¨¢s de 500 personas que participamos en este importante proyecto, contando cient¨ªficos nacionales (unos 250), internacionales (unos 150) y marinos de la Armada y civiles (unos 100), ha sido una satisfacci¨®n llegar a este punto, en el que el comandante del Hesp¨¦rides, Capit¨¢n de Fragata don Juan Antonio Aguilar Cavanilles, daba la orden que llevaba personalmente varios a?os esperando: "Largar Todo". Con esta orden el buque, ya libre de sus ataduras en puerto, inici¨® su vuelta al mundo con una rapidez que reflejaba la alegr¨ªa de quienes est¨¢bamos a bordo.
Navegaremos durante 10 meses, siete de ellos a bordo del buque Hesp¨¦rides de la Armada Espa?ola, que circunnavegar¨¢ la Tierra, y tres de ellos a bordo del buque Sarmiento de Gamboa del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas que realizar¨¢ un estudio detallado del Oc¨¦ano Atl¨¢ntico. Esta Expedici¨®n est¨¢ construida en torno a dos ejes vertebradores, (1) por un lado evaluar el impacto del cambio global sobre el oc¨¦ano para despejar si ¨¦ste mantiene su capacidad de amortiguar el cambio clim¨¢tico y otras presiones ambientales derivadas de la actividad humana y para sentar una l¨ªnea de base que permita evaluar en un futuro los cambios acaecidos en el oc¨¦ano; y (2) explorar, por primera vez a escala planetaria, la biodiversidad del oc¨¦ano profundo, la actividad biol¨®gica en este ecosistema, que nos desvelar¨¢ su funcionamiento, y las oportunidades que contiene la diversidad de la maquinaria que la evoluci¨®n ha ido generando en este ecosistema - los genes que codifican estas funciones - para aplicaciones en biotecnolog¨ªa que van desde la biomedicina a los biocombustibles.
En los d¨ªas y semanas previas al inicio de esta expedici¨®n de circunnavegaci¨®n he tenido que presentar este proyecto en m¨²ltiples foros y siempre encontraba, independientemente de la audiencia, una pregunta recurrente: "?C¨®mo es posible que emprendamos un proyecto tan ambicioso en tiempos dif¨ªciles y de austeridad para nuestro pa¨ªs como son estos?". La respuesta es que es necesario emprender estos proyectos precisamente ahora porque el proyecto Expedici¨®n Malaspina 2010 permite la persecuci¨®n de objetivos ambiciosos con una gran econom¨ªa de recursos posibilitada por la eficiencia en el uso de ¨¦stos. Esta eficiencia en el uso de recursos reside en el logro, ya antes de zarpar, de uno de los objetivos del proyecto: el cambio de cultura en nuestra comunidad cient¨ªfica desde un ¨¦nfasis en la competici¨®n a un justo equilibrio entre competici¨®n y cooperaci¨®n.
Nuestra comunidad cient¨ªfica cuenta con investigadores con una gran calidad individual, pero se encuentra atomizada en peque?os grupos de 2 o 3 investigadores que raramente cooperan con otros grupos espa?oles con objetivos similares, a quienes perciben como competidores, percepci¨®n que a veces deriva en actitudes que nos recuerdan la vigencia de la obra El perro del hoterlano de Lope de Vega. Esta fragmentaci¨®n en peque?os grupos nos resta masa cr¨ªtica y, con ello, capacidad de liderazgo y a la vez nos impide usar eficientemente grandes plataformas de investigaci¨®n, como son los buques oceanogr¨¢ficos. Por ejemplo, el buque Hesp¨¦rides tiene capacidad para albergar 37 investigadores, muy superior al tama?o de cualquier grupo de investigaci¨®n en ciencias marinas en nuestro pa¨ªs.
Adem¨¢s los grandes retos en la ciencia del Siglo XXI son necesariamente interdisciplinares, lo que requiere no ya que concurran suficientes investigadores en una ¨²nica disciplina, sino que lo hagan adem¨¢s en varias. Por ejemplo, en la Expedici¨®n Malaspina 2010 participan ocean¨®grafos, bi¨®logos, qu¨ªmicos, f¨ªsicos, ge¨®logos, historiadores, ge¨®grafos, ingenieros, inform¨¢ticos y una diversidad de tecn¨®logos adem¨¢s de otras disciplinas.
La ciencia tampoco puede estar, en el Siglo XXI desconectada de su entorno social, y necesita para establecer la necesaria conexi¨®n con la Sociedad movilizar capacidades que no son exclusivas de la ciencia, como por ejemplo - en el caso de la Expedici¨®n Malaspina 2010 - capacidades avanzadas en navegaci¨®n, ingenier¨ªa, telecomunicaciones y log¨ªstica, para conseguir los recursos necesarios para abordar grandes desaf¨ªos y para informar a la sociedad de los logros conseguidos. Esta ¨²ltima labor de informaci¨®n es fundamental y debe asumirse como una parte esencial de la actividad cient¨ªfica, que informa a la sociedad de los logros cient¨ªficos que se consiguen gracias a su esfuerzo, pero necesita de profesionales como escritores, periodistas, comunicadores y especialistas en nuevas tecnolog¨ªas de comunicaci¨®n. Todo ello hace que la ciencia del Siglo XXI se deba plantear como un proceso cooperativo en un marco de fuerte internacionalizaci¨®n.
El que la Expedici¨®n Malaspina 2010 haya podido zarpar haca ya dos d¨ªas ha requerido de la construcci¨®n de este marco cooperativo a partir de distintas piezas. Las piezas que se alinearon para hacer posible la Expedici¨®n Malaspina 2010 han sido:
(1) en primer lugar la financiaci¨®n del Programa CONSOLIDER Ingenio-2010 del Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n, que persigue generar masa cr¨ªtica y fomentar la excelencia en ¨¢reas clave de la ciencia espa?ola y que es el programa que permiti¨®, a trav¨¦s de la aportaci¨®n de fondos suficientes y de los buques necesarios, el nacimiento del proyecto;
(2) la capacidad del CSIC, que gestiona y coordina el proyecto, de liderar grandes proyectos interdisciplinares articulando para ello en torno a sus propias capacidades una red de socios nacionales e internacionales, que incluye una notable capacidad de comunicaci¨®n con la sociedad;
(3) la capacidad de la Armada Espa?ola, por otro lado un participante clave en ciencias marinas den Espa?a desde hace d¨¦cadas, de superar desaf¨ªos log¨ªsticos como los que plantea la Expedici¨®n;
(4) la convicci¨®n de la gran mayor¨ªa de cient¨ªficos espa?oles en ciencias marinas de que los objetivos de la Expedici¨®n Malaspina 2010 son suficientemente ambiciosos como para generar una nueva cultura de cooperaci¨®n, por la que vale la pena dejar de lado los intereses y tradiciones particulares de los distintos grupos para alcanzar un objetivo com¨²n;
(5) el compromiso del gobierno de Espa?a y del MICINN con la ciencia, que ha permitido que el proyecto Expedici¨®n Malaspina 2010 no solo no haya sufrido recorte presupuestario alguno, sino que el MICINN haya hecho un esfuerzo especial en actualizar instrumentaci¨®n cient¨ªfica y mejorar instalaciones en el buque Hesp¨¦rides para acometer la Expedici¨®n Malaspina 2010 con garant¨ªa de ¨¦xito;
y (6) la cooperaci¨®n entre la Expedici¨®n Malaspina 2010 y la Fundaci¨®n BBVA, con un programa de formaci¨®n y diseminaci¨®n a la sociedad conjunto, junto con aportaciones de otras instituciones p¨²blicas (por ejemplo, comunidades aut¨®nomas, la Sociedad de Celebraciones Culturales en el Exterior).
Lo m¨¢s sorprendente de todo es que los ambiciosos objetivos de la Expedici¨®n Malaspina requieren de un 30 a 40% menos de recursos de lo que sus participantes gastar¨ªamos si, en vez de asociarnos en esta plataforma cooperativa, hubi¨¦semos seguido haciendo la investigaci¨®n que hacemos habitualmente.
La cooperaci¨®n es un eje fundamental de la investigaci¨®n cient¨ªfica en el Siglo XXI, frente a la competici¨®n como paradigma del Siglo XX. El ¨¦nfasis en la competici¨®n frente a la cooperaci¨®n podr¨ªa tener sus ra¨ªces en el darwinismo social, que propugna la supervivencia del m¨¢s fuerte como motor de la evoluci¨®n. Si bien es cierto que la supervivencia del m¨¢s fuerte es un motor evolutivo, nuevos desarrollos en teor¨ªa evolutiva muestran que los procesos competitivos son efectivos en generar peque?as ventajas, micro-evoluci¨®n, pero que son precisamente los procesos cooperativos, como la simbiosis o mutualismo entre especies, los que generan grandes innovaciones. Otras ciencias, como la econom¨ªa, sociolog¨ªa o teor¨ªa de sistemas complejos confirman este punto: los procesos cooperativos son capaces de fomentar grandes transformaciones en entornos complejos.
Desde la Expedici¨®n Malaspina 2010 ofrecemos, modestamente, nuestro "esp¨ªritu Malaspina", consistente en generar y alimentar, una nueva cultura de la cooperaci¨®n, como una v¨ªa para que la sociedad espa?ola, no solo su componente cient¨ªfico, tome el tim¨®n y gobierne por un rumbo que nos lleve hacia un nuevo futuro, m¨¢s all¨¢ del estupor en el que la crisis nos ha sumido. Necesitamos que nuestros l¨ªderes pol¨ªticos cooperen entre ellos, dentro y entre administraciones, que lo hagan con organizaciones sociales y con el sector productivo, y todos ¨¦stos con los cient¨ªficos.
Reconozco que es tan dif¨ªcil que esta red de cooperaciones se arme como que se alineen los planetas o que, m¨¢s de 200 a?os despu¨¦s, zarpe una nueva Expedici¨®n Malaspina. La fuerza capaz de conseguir esta alineaci¨®n no puede ser otra que una visi¨®n ilusionante, un objetivo movilizador y positivo, un objetivo suficiente magn¨¦tico como para articular la cooperaci¨®n dejando de lado los egoismos. Esa idea, esa visi¨®n es la palanca capaz de mover el mundo. Demos vida a las grandes ideas, demos paso a la cooperaci¨®n.
Carlos M. Duarte es profesor de investigaci¨®n del CSIC y coordinador cient¨ªfico de la Expedici¨®n Malaspina 2010.
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