Libros en lugar de disparos
La Unesco alerta sobre la escasa ayuda humanitaria dirigida a la ense?anza en zonas en conflicto, sobre todo en la regi¨®n congolesa de Kivu Norte, con uno de los peores niveles de alfabetizaci¨®n del mundo
Los ni?os chupan ca?as de az¨²car. La vaca parece poner el o¨ªdo a la conversaci¨®n. Jasmine tiene 16 a?os, mira fijamente a los ojos y dice que arrastra un humor de perros desde aquel 24 de septiembre de 2007. El d¨ªa amaneci¨® claro en Tongo, el pueblo del este de Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo donde viv¨ªa. Pero los disparos llenaron de niebla el cielo a las once de la ma?ana. El grupo rebelde CNDP la emprendi¨® a tiros con la poblaci¨®n y Jasmine, sus cinco hermanos y su madre huyeron entre el polvo. No cogieron nada. Dejaron el huerto, las plataneras, las ovejas, los cerdos y las gallinas. Jasmine tambi¨¦n dej¨® atr¨¢s su colegio. Tras 12 horas caminando llegaron a Kitchanga, un campo de 43.000 desplazados donde la tierra es negra, la vegetaci¨®n verd¨ªsima y el alimento escaso.
Aqu¨ª Jasmine come una vez al d¨ªa. Fuf¨² (una pasta preparada con ra¨ªces), jud¨ªas y ca?a de az¨²car. Va al colegio cuando puede, ya que tiene que pagar una cuota de 25 d¨®lares por trimestre en un pa¨ªs en el que el salario medio es de un d¨®lar al d¨ªa. Tiene su uniforme y un cuaderno, pero le falta material. Y esa escasez le ha hecho renquear en los estudios. Dice que est¨¢ m¨¢s vaga. Le encanta el franc¨¦s y lo habla. Lo m¨¢s probable es que no pueda terminar el colegio. Lo sabe. Al menos en Kitchanga est¨¢ segura.
En la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo hay millones de Jasmine. Menores de edad que ven frustrados sus estudios debido a los avatares de la guerra, donde se enfrentan las fuerzas del gobierno (FARDC) y varios grupos rebeldes, de los cuales el mayor es CNDP. ?Los motivos? ?tnicos, regionales y reclamaci¨®n de tierras. Por cada baja militar, hay tres muertos civiles, 23 mujeres violadas y 20 casas quemadas, seg¨²n el informe de la Educaci¨®n Para Todos (EFA, en sus siglas en ingl¨¦s) de la Unesco sobre educaci¨®n y conflictos armados. De 1998 a 2007, ha habido 5,4 millones de muertos. Los ni?os menores de cinco a?os representan casi la mitad del total, aunque solo suponen una quinta parte de la poblaci¨®n.
En todo el mundo, los conflictos privan a 28 millones de menores de la posibilidad de instruirse, el 42% del total mundial. Entre 1999 y 2008, 35 pa¨ªses se vieron afectados por conflictos armados. Los sistemas educativos se hallan en primera l¨ªnea de guerra, porque los combatientes, asegura el informe, "consideran leg¨ªtimo lanzar ataques contra las escuelas, los alumnos y los maestros". El informe advierte de que el mundo no va por buen camino para lograr en 2015 los seis objetivos de la Educaci¨®n para Todos suscritos por 160 pa¨ªses en Dakar en el a?o 2000. En el ?frica Subsahariana, el n¨²mero de peque?os que abandonan la escuela primaria cada a?o se cifra en unos 10 millones.
Congo es un pa¨ªs olvidado para la ayuda humanitaria y la atenci¨®n medi¨¢tica. Las donaciones se destinan prioritariamente a un grupo reducido de Estados, como Afganist¨¢n en el ¨²ltimo lustro, mientras se deja de lado a muchos de los pa¨ªses m¨¢s pobres del globo. En la provincia de Kivu Norte, donde se ubica el campo de Kitchanga, hay unos 600.000 desplazados y solo el 34% de los ni?os tiene acceso a una educaci¨®n, comparado con el 52% nacional. El informe EFA no se anda con rodeos: "El impacto de las guerras en la educaci¨®n ha sido descuidado. Esta es una crisis oculta que est¨¢ reforzando la pobreza, minando el crecimiento econ¨®mico y retrasando el progreso de las naciones. Esa marginaci¨®n es la que conduce a muchos conflictos".
Un c¨ªrculo vicioso. Vea uno de los titulares del informe: "La educaci¨®n recibe solo el 2% del total de la ayuda humanitaria". Por eso, la ONG Save the Children gestiona 12 escuelas de primaria en Kitchanga. A un occidental le podr¨ªa parecer el lugar m¨¢s remoto de la Tierra, pero est¨¢ a tan solo 90 kil¨®metros de Goma, la capital de Kivu Norte. La luz de las siete de la ma?ana no llega a todas las colinas. Las casas, por llamarlas de alguna manera, est¨¢n construidas con adobe y paja. La mayor¨ªa miden cuatro o cinco metros cuadrados, donde se hacinan familias de varios miembros, que tienen que pagar tres d¨®lares mensuales al sheriff del campo. Las mujeres cargan maderas en las cabezas. El mercado vende sal, pilas o linternas, pero poca gente compra.
En un despacho atestado de cacharros est¨¢ Evariste Ndagijimana, el director de una de esas escuelas, la Kaberekasha. Tiene 748 alumnos y 10 clases para ni?os de entre seis y 12 a?os, que han de pagar 21 d¨®lares por curso. Congo est¨¢ desviando hacia el gasto en armamento los fondos que podr¨ªan emplearse en educaci¨®n, as¨ª que la financiaci¨®n escolar recae en los hogares. Y no todos pueden sufragar esos gastos. De ah¨ª que entre cinco y siete millones de ni?os congole?os no est¨¦n escolarizados. Entre los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, hay 21 que dedican al presupuesto militar m¨¢s dinero que a la educaci¨®n b¨¢sica. Si todos ellos recortasen el gasto militar en un 10%, podr¨ªan escolarizar a 9,5 millones de ni?os.
A los de Kaberekasha se les ve alborotados en las aulas de madera. "El programa curricular lo env¨ªan desde el Ministerio de Educaci¨®n e incluye Swajili, Geograf¨ªa, Historia, Educaci¨®n para la Salud, Religi¨®n, Ciencias y Tradiciones Africanas", aclara Ndagijimana. "Luchamos por la escolarizaci¨®n femenina, ya que los padres prefieren sacar de la escuela a las ni?as. De lo contrario, piensan que no ser¨¢n ¨²tiles para la comunidad. Antes del programa de Save the Children, las ni?as solo eran un tercio de los alumnos. Hoy hemos llegado pr¨¢cticamente a la paridad". A¨²n as¨ª, el reclutamiento de ni?os soldados hace que las clases se queden vac¨ªas. Las agresiones sexuales a ni?as, tambi¨¦n. Un tercio de las v¨ªctimas que denuncian violaciones en Congo son menores y un 13% de ellas tienen menos de 10 a?os, seg¨²n el informe de la Educaci¨®n para Todos. De todas formas, puede que el n¨²mero de violaciones en la zona sea entre 10 y 20 veces mayor.
Para Kevin Watkins, director del trabajo, a¨²n quedan retos: "Los pa¨ªses del primer mundo tienen responsabilidades primordiales. Tan solo con lo que dedican en seis d¨ªas al gasto militar se podr¨ªa cubrir el d¨¦ficit anual de ense?anza universal en pa¨ªses pobres, que se cifra en 16.000 millones de d¨®lares [unos 11.500 millones de euros]. Me gustar¨ªa ver que algunos pa¨ªses lideraran este asunto, como Espa?a, que est¨¢ prestando m¨¢s ayuda a la educaci¨®n. Deber¨ªa de usar su influencia en la Uni¨®n Europea y el G-20 para persuadir a otros pa¨ªses a hacer lo mismo. Tambi¨¦n me gustar¨ªa que llevara los temas de violencia sexual en zonas de conflicto al centro de su pol¨ªtica de exteriores, como ha hecho Hillary Clinton en Estados Unidos".
El informe recomienda m¨¢s medidas. La Unesco pide a los pa¨ªses en conflicto que replanteen la ense?anza de la historia y la religi¨®n, elaboren programas que promuevan la tolerancia y presten atenci¨®n a las consecuencias violentas que pueda tener el idioma utilizado. "Esos pa¨ªses deben admitir que la pol¨ªtica de educaci¨®n forma parte del programa de consolidaci¨®n de la paz. Los donantes de ayuda tienen que reconocer esto mucho m¨¢s expl¨ªcitamente", recalca. En cuanto al sistema de ayuda internacional, el informe indica una planificaci¨®n a largo plazo de la educaci¨®n con la evaluaci¨®n de necesidades, como la escasez de docentes y material, y la adopci¨®n de estrategias orientadas a apoyar a las poblaciones afectadas por guerras y tratar las causas subyacentes a ellas. Los Estados donantes, seg¨²n la Educaci¨®n Para Todos, deben cambiar la ayuda a corto plazo, que es limitada e inestable, por una que tenga miras amplias de futuro. Tambi¨¦n propone convertir la Iniciativa V¨ªa R¨¢pida (IVR), una asociaci¨®n entre pa¨ªses en desarrollo y pa¨ªses donantes creada para instaurar la ense?anza primaria universal hasta 2015, en un fondo mundial m¨¢s eficaz a la altura de la magnitud del reto. El informe recomienda que su volumen de financiaci¨®n se cifre en 6.000 millones de d¨®lares anuales (unos 4.300 millones de euros) durante el per¨ªodo 2011-2013.
Mupenzi llega corriendo a la escuela Kaberekasha. Tiene 12 a?os, pero aparenta menos. Viste camiseta blanca y pantal¨®n azul, el uniforme escolar. Vive en Kitchanga desde hace dos a?os, cuando escap¨® con su madre de su aldea, en la que varios grupos que no sabe identificar quemaron varias casas. Uno de sus amigos ardi¨® vivo dentro de la suya. Su madre se gana la vida vendiendo sal para que ¨¦l pueda ir a la escuela. Mupenzi aprovecha el tiempo y sue?a desde la selva: "El que no estudia no tiene buena vida. Yo quiero ser m¨¦dico".
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