La basura espacial, bajo vigilancia
Estados Unidos ha desarrollado un telescopio para observar la trayectoria de los 22.000 fragmentos de chatarra, desde part¨ªculas min¨²sculas a sat¨¦lites en desuso, que sobrevuelan la Tierra
Lo peor no es que la Tierra est¨¦ envuelta en una nube de basura espacial; lo peor es que esa nube sigue creciendo. Los radares de la Red de Vigilancia Espacial estadounidense, militar, rastrean ya unos 22.000 fragmentos de chatarra, desde pedazos de s¨®lo unos cent¨ªmetros hasta sat¨¦lites enterosen desuso. Y se estima que esa cifra se triplicar¨¢ en los pr¨®ximos 20 a?os. Mientras las agencias espaciales buscan soluciones creativas al problema, la Agencia de Proyectos de Investigaci¨®n Avanzados para la Defensa estadounidense (DARPA) ha desarrollado el mayor telescopio del mundo destinado en exclusiva a observar la basura.
El SST (siglas en ingl¨¦s de Telescopio para la Vigilancia Espacial) no es el primer telescopio para este fin. La Agencia Espacial Europea (ESA) dedica a ello, aunque no de forma exclusiva, el telescopio OGS instalado en el Observatorio del Teide, en Tenerife. Pero el SST tiene un espejo de 3,5 metros de di¨¢metro, tres veces m¨¢s grande que loshasta ahora disponibles; su campo de visi¨®n es m¨¢s amplio y tambi¨¦n es m¨¢s sensible y r¨¢pido, con lo que detecta objetos hasta ahora invisibles.
Los desechos pueden alcanzar una velocidad de 7 kil¨®metros por hora y convertirse en peligrosos proyectiles
"Es como si vi¨¦ramos el espacio profundo a trav¨¦s de una 'pajita', vemos un peque?o segmento cada vez", ha explicado Travis Blake, jefe de la misi¨®n en DARPA. "El SST nos deber¨ªa dar una visi¨®n mucho m¨¢s amplia". EL telescopio est¨¢ en fase de ensayos en una base militar cerca de Socorro, en Nuevo M¨¦xico, y podr¨ªa empezar a tomar datos dentro de seis meses.
El objetivo es poder estimar mejor la trayectoria dela basura, de forma que los operadores de sat¨¦lite y los controladores de la Estaci¨®n Espacial Internacional -o de cualquier otra misi¨®n tripulada- puedan evitar posibles colisiones.Los fragmentos de basura en ¨®rbita alcanzan velocidades de m¨¢s de 7 kil¨®metros por segundo, por lo que incluso una part¨ªcula de pocos mil¨ªmetros se convierte en una bala capaz de provocar da?os graves. El SST, con un coste de 110 millones de d¨®lares, concentrar¨¢ sus observaciones en la ¨®rbita m¨¢s poblada de sat¨¦lites de telecomunicaciones, la geoestacionaria, a unos 35.000 km de altura.
Esta chatarra se ha convertido en un problema. En el sectorteme que lleguen a producirse tantos choques entre los propios fragmentos que se dispare una reacci¨®n en cadena -con cada choque, m¨¢s part¨ªculas-. Hay motivos para preocuparse. En 2007 China destruy¨® un sat¨¦lite propio con un misil y gener¨® millones de part¨ªculas de menos de un cent¨ªmetro, decenas de miles de entre 1 y 10 cent¨ªmetros y unas 800 m¨¢s grandes. La operaci¨®n, considerada ensayo de tecnolog¨ªas b¨¦licas, fue luego repetida por EEUU, aunque esta segunda vez no se gener¨® basura. En 2009 chocaron por primera vez dos sat¨¦lites enteros, uno ruso que no se utilizaba y uno de la red Iridium. De nuevo se multiplic¨® la chatarra en ¨®rbita.
Por ahora no hay una opci¨®n clara para eliminarla. Una propuesta reciente sugiere que se podr¨ªa reducir empleando l¨¢seres de muy baja potencia.Antela previsi¨®n de un choque, se lanzar¨ªa un l¨¢ser capaz de calentar la part¨ªcula lo bastante como para modificar su trayectoria. Pero los cr¨ªticos creen que este m¨¦todo podr¨ªa ser usado tambi¨¦n como arma contra otros sat¨¦lites, lo que genera desconfianza.
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