?Tuvo la Luna una peque?a compa?era?
Una nueva teor¨ªa explica el origen de las monta?as de la cara oculta del sat¨¦lite por la colisi¨®n suave entre dos cuerpos
La cara oculta de la Luna y la visible muestran notables diferencias. La primera es monta?osa, mientras que en la segunda domina el terreno bajo y llano; tampoco las rocas son id¨¦nticas. Los cient¨ªficos han discutido esta asimetr¨ªa durante mucho tiempo proponiendo diferentes procesos internos o externos que pudieran provocarla, pero la cuesti¨®n no est¨¢ ni mucho menos zanjada. Ahora dos investigadores sugieren una nueva explicaci¨®n que ellos han desarrollado y verificado mediante simulaciones inform¨¢ticas: no se form¨® una luna sino dos hace miles de millones de a?os, y ambas compartieron la misma ¨®rbita durante un tiempo pero acab¨® produci¨¦ndose una colisi¨®n suave (a baja velocidad) que result¨® en la fusi¨®n de la peque?a en la grande form¨¢ndose as¨ª las elevaciones que actualmente se observan en la cara oculta de la Luna.
La Luna debi¨® formarse en los primeros tiempos del Sistema Solar por acreci¨®n de los restos del choque de un cuerpo del tama?o de Marte contra la Tierra. Y pudieron formarse, a partir de esos restos en ¨®rbita terrestre, no una luna sino dos, una m¨¢s grande que la otra, conjeturan Martin Jutzi y Erik Asphaug (Universidad de California en Santa Cruz) en la revista Nature. Ambos cuerpos compartir¨ªan la misma ¨®rbita terrestre durante unas cuantas decenas de millones de a?os y acabar¨ªan colisionando e incrust¨¢ndose uno en otro. ?Pero, c¨®mo ser¨ªa la colisi¨®n para que no se formara un agujero en el cuerpo mayor sino un macizo monta?oso? Tendr¨ªa que haber sido un choque a baja velocidad, subs¨®nica, de unos dos o tres kil¨®metros por segundo. Adem¨¢s, la luna peque?a habr¨ªa evolucionado m¨¢s r¨¢pidamente que la otra lo que explicar¨ªa las diferentes caracter¨ªsticas actuales del relieve de la cara oscura y de la cuenca de la cara visible de la actual Luna. El modelo de ordenador de Jutzi y Asphaug tiene en cuenta las fuerzas del impacto, los efectos gravitatorios y las propiedades de deformaci¨®n de los diferentes materiales geol¨®gicos.
La simulaci¨®n del impacto a baja velocidad y sus efectos que han hecho estos dos investigadores reproduce notablemente los rasgos que se observan ahora en la Luna, con una capa de acreci¨®n que se corresponde con las monta?as del hemisferio oculto a la vez que se genera un desplazamiento del oc¨¦ano de magma del subsuelo hacia el hemisferio contrario. Esto explicar¨ªa las concentraciones de potasio, tierras raras y f¨®sforo en la corteza de la cara visible de la Luna, se?ala Nature. Dado que los dos sat¨¦lites se habr¨ªan formado del mismo material residual del gran impacto que sufri¨® la Tierra, la composici¨®n de uno y otro ser¨ªa similar, pero uno se habr¨ªa solidificado m¨¢s r¨¢pido que el otro y la cristalizaci¨®n de sus rocas ser¨ªa m¨¢s antigua.
La especialista Mar¨ªa Zuber advierte, en un comentario publicado en la misma revista, que el trabajo de Jutzi y Asphaug demuestra que su teor¨ªa es plausible, pero no es una demostraci¨®n concluyente. Ella sugiere, por ejemplo, que si se tomaran muestras de la cara oculta de la Luna se podr¨ªan hacer an¨¢lisis para calcular la edad absoluta de las rocas y comprobar si efectivamente las monta?as all¨ª son de cristalizaci¨®n anterior a las de la cara visible, lo que sustentar¨ªa experimentalmente la nueva teor¨ªa.
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