La desglaciaci¨®n de la cordillera andina
Como el ?rtico, los Andes son uno de los ambientes naturales donde m¨¢s se sienten los primeros impactos del cambio clim¨¢tico. La nieve y el hielo est¨¢n desapareciendo, con graves consecuencias para la regi¨®n. Visitamos las alturas de la sierra peruana para constatar los cambios
Desde el glaciar Yanapaccha, de 5.460 metros y situado en el coraz¨®n de la Cordillera Blanca, en los Andes peruanos, la vista no podr¨ªa ser m¨¢s imponente. Empinadas cumbres nevadas llegan hasta el horizonte mientras que abajo, a trav¨¦s de las nubes, quebradas escarpadas desembocan en lagunas de una turquesa perfecta.
Pero, mientras los crampones crujen en el hielo duro de la ma?ana, queda claro que no todo va bien en este espectacular paisaje. "El glaciar parece un paciente muriendo de un virus," dice Richard Hidalgo, uno de los m¨¢s destacados monta?istas peruanos. "La enfermedad lo est¨¢ carcomiendo desde adentro." El cambio clim¨¢tico empiece a asolar la Cordillera Blanca.
Las cifras no mienten. Entre 2000 y 2010, un glaciar promedio de la Cordillera Blanca ha retrocedido 250 metros, seg¨²n C¨¦sar Portocarrero, de la Unidad de Glaciolog¨ªa y Recursos H¨ªdricos del Ministerio de Agricultura peruano. Y entre 1970 y 2010, la Cordillera Blanca ha perdido un 34% de ¨¢rea de sus glaciares, un total de 244 kil¨®metros cuadrados.
Pero, explica Richard, el problema de los glaciares no solamente se ubica en el retroceso. Mientras que recorremos Yanapaccha su preocupaci¨®n se intensifica. Una gran parte de la zona inferior del glaciar est¨¢ plagado de manchas negras, charcos fangosos, lagunitas que se congelan cada noche y se derriten todas las tardes, y pozos enormes. Secciones largas del glaciar parecen c¨®ncavas mientras que el rio de hielo debajo de la nieve comprimida se tuerce y derrite paulatinamente.
"Las condiciones actuales dan m¨¢s miedo," dice Richard, reconociendo la naturaleza peligrosa de su deporte. "Hay que ser m¨¢s cuidadoso". Richard lo sabe. Es un gu¨ªa internacionalmente certificado y reconocido, que ha subido dos de las 14 cumbres por encima de los ocho mil metros. Ahora va a intentarlo con Manaslu, en Nepal, el octavo pico m¨¢s alto del mundo.
Pero para Richard todas estas experiencias son lo de menos. El a?o pasado perdi¨® a su colega, el gu¨ªa estadounidense Tyler Anderson. Richard cree que Tyler ha sido el primer monta?ista fallecido en la Cordillera Blanca por el cambio clim¨¢tico.
Nadie sabe con certeza la causa, pero parece que Tyler muri¨® cuando colaps¨® una vasta secci¨®n del glaciar alrededor de una grieta. Tyler, de 37 a?os, cay¨® unos 20 metros y se rompi¨® el cuello. El pose¨ªa un gran conocimiento de Yanapaccha y, para un montanista de sus capacidades, la ruta era nada m¨¢s que una caminata con altura. "Esta grieta no era normal," dice Richard, quien particip¨® en el rescate del cuerpo de su amigo. "Hab¨ªa un laberinto de huecos adentro del glaciar. Nunca hab¨ªa visto algo parecido."
Pero los peligros del paisaje en transici¨®n de la Cordillera Blanca tienen un potencial alcance mucho m¨¢s grande que el de la comunidad monta?ista. Mientras que se derriten, los glaciares pierden tracci¨®n con las laderas de las montanas, aumentando as¨ª el riesgo de masivas avalanchas poco naturales. A la vez, las escorrent¨ªas de los glaciares forman enormes lagos con riesgo de desbordamiento. Abajo, mucho m¨¢s abajo, hay zonas pobladas. La amenaza se intensifica por la posibilidad de un deslave, avalancha o ca¨ªda de rocas al lago. Y no hay que olvidar que toda la zona es s¨ªsmica.
Uno de estos lagos, Palcacocha, hace peligrar Huaraz, el capital de la regi¨®n Ancash, con sus 120,000 habitantes. Su volumen actual de 17 millones de metros c¨²bicos es 34 veces mayor que en los a?os setenta y las autoridades llevan calificando Palcacocha desde 2009 como lugar de "amenaza muy alta" de derramarse. Con las heridas a¨²n profundas, de la cat¨¢strofe de Yungay, cuando un alud enorme borro este pueblo junto con unas 20,000 personas en 1970, la poblaci¨®n de la zona toma la posibilidad muy en serio.
Pero la problem¨¢tica de la desglaciaci¨®n andina tambi¨¦n alcanza la costa. All¨ª vive m¨¢s del 60% de la poblaci¨®n del pa¨ªs, unos 20 millones de peruanos, en uno de los desiertos m¨¢s ¨¢ridos del mundo. Dependen en gran parte de la escorrent¨ªa andina para el abastecimiento del agua. Actualmente los glaciares sirven como repositorios enormes del l¨ªquido, arrojando el agua durante el verano costero, cuando m¨¢s se necesita. Con solamente 2% de la escorrent¨ªa andina destinada para la costa - el otro 98% va hacia la selva - el reto ya muy grande de abastecer a todos los peruanos con agua solo se agudizar¨¢ con la desglaciaci¨®n.
Trepando m¨¢s arriba, el glaciar de Yanapaccha parece recuperarse. Por fin, casi toda su superficie es de un blanco uniforme, interrumpido solamente por las largas fisuras delgadas que suelen ocurrir normalmente mientras que el glaciar avanza, mil¨ªmetro por mil¨ªmetro, hacia abajo. Sin embargo, aun aqu¨ª aparecen casi de manera arbitraria unos pozos extra?os, la primera manifestaci¨®n de la enfermedad que viene desde abajo.
Arriba de nosotros descuella la cara imponente de la cumbre sur de Huascar¨¢n, la cumbre m¨¢s alta del Per¨² con casi 7,000msnm. Y otra vez, las cosas no son como parecen. Richard me explica c¨®mo, hace apenas tres a?os, toda esta pared de granito gris estaba cubierta con una capa honda de nieve y hielo. Gracias al cambio clim¨¢tico, la cara deslumbrante ya es demasiado resbalosa para que la nevada se le pueda pegar.
Los cambios est¨¢n sucediendo tan r¨¢pido que Richard los ve de una temporada a otra. "No puedo imaginar c¨®mo ser¨¢ en 10 a?os," dice. Aunque las dos cumbres de Huascar¨¢n y la garganta vasta entre ellas, a unos 6,000msnm, actualmente quedan tapadas por una blanca manta gruesa, el Ingeniero Portocarrero no descarta que la monta?a pudiera quedar sin nieve alrededor del a?o 2050. Si sucede eso, la Cordillera Blanca habr¨¢ sufrido la ¨²ltima indignidad de ver su nombre volverse nada m¨¢s que un recuerdo de la majestuosidad obsoleta de un paisaje desaparecido.
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