"No abra jam¨¢s la caja de cart¨®n"
Un hospital entrega a una pareja el supuesto cad¨¢ver de su hija reci¨¦n nacida, pero esta les 'visita' 40 a?os despu¨¦s
Clodoaldo Mart¨ªn ten¨ªa poco menos de 30 a?os cuando lleg¨® aquel 9 de marzo de 1967 al Hospital Provincial de Salamanca. Este agricultor de Linares de Riofr¨ªo, cuya primera hija acababa de morir en el centro sanitario, recibi¨® una caja de cart¨®n cerrada con celo. En su interior, supuestamente, iba el cad¨¢ver de su beb¨¦ de cinco d¨ªas. "No merece la pena hacer entierro", le explicaron en el hospital. "Resulta muy caro. Entregue la caja en el cementerio junto con este sobre y que la entierren como si fuera un feto. Pero no la abra jam¨¢s". Y Clodoaldo obedeci¨® y no volvi¨® a mencionar lo ocurrido. Pero cuarenta a?os despu¨¦s, aquella historia tom¨® un giro inesperado y sorprendente: su hija se present¨® en el pueblo preguntando por ¨¦l.
"Siempre pens¨¦ que nos hab¨ªan enga?ado y que en la caja no hab¨ªa nada", dice la madre
Una mujer se present¨® en el pueblo de sus padres biol¨®gicos preguntando por ellos, pero hab¨ªan emigrado
Mar¨ªa Carmen Calvo y Clodoaldo Mart¨ªn eran en 1967 una joven pareja a los que la vida sonre¨ªa. El 5 de marzo, ella, embarazada de casi ocho meses, se preparaba para dar a luz en Linares. Pero el m¨¦dico de la localidad no estaba, por lo que tuvo que ser atendida por un doctor que veraneaba all¨ª y que trabajaba en el hospital provincial. El beb¨¦ naci¨® sin problemas y pes¨® 2,8 kilos. La madre, alegre con su hija, se sorprendi¨® cuando el doctor le anunci¨® que "la ni?a estaba mal y hab¨ªa que llevarla urgentemente al hospital". "En aquella ¨¦poca te cre¨ªas todo lo que te dec¨ªan. No preguntabas. Solo obedec¨ªas, pero yo no entend¨ªa las razones para ingresar a la ni?a: la ve¨ªa muy bien. S¨ª, se quejaba un poco, pero nada raro para un reci¨¦n nacido. No s¨¦ por qu¨¦ obedec¨ª".
Un d¨ªa m¨¢s tarde -a pesar de la supuesta urgencia- el m¨¦dico orden¨® el traslado y la ni?a fue llevada a Salamanca. "Era absurdo lo que dec¨ªa: dec¨ªa que era urgente y que la ni?a estaba muy mal, pero tard¨® un d¨ªa en llev¨¢rsela. Y lo peor, que yo no pod¨ªa ir porque no me conven¨ªa. Pero yo estaba bien. Que ya me avisar¨ªa cuando mi hija mejorase. Y obedec¨ª", se lamenta Carmen.
El padre, acompa?ado de sus primos, traslad¨® finalmente a la peque?a al hospital provincial. Poco despu¨¦s de llegar, los facultativos ordenaron a Clodoaldo y a sus familiares que se volvieran al pueblo. "Ya les avisar¨ªa". Y estos obedecieron. Dos d¨ªas despu¨¦s, el 8 de marzo, recibieron una llamada: el beb¨¦ hab¨ªa muerto repentinamente y era necesario que se hiciesen cargo del cad¨¢ver.
Al d¨ªa siguiente, en el primer autob¨²s, el padre sali¨® hacia el hospital. "El pobre tuvo que coger el coche de l¨ªnea. Cuando lleg¨® al hospital, le entregaron una caja de cart¨®n cerrada con celo en la que, supuestamente, estaba el cad¨¢ver de mi hija. ?No lo abra. Es un feto! Solo entr¨¦guelo en el cementerio y que lo entierren. Y mi marido obedeci¨®", recuerda Mar¨ªa del Carmen. "Siempre pens¨¦ que nos hab¨ªan enga?ado, que all¨ª no hab¨ªa nada".
Y con esta duda en su interior, fueron pasando los a?os. Mar¨ªa tuvo cuatro hijos m¨¢s, cambi¨® de domicilio, emigr¨® a Francia y volvi¨® a Espa?a. Se estableci¨® en Logro?o, donde ahora vive, pero nunca olvid¨® a aquella hija enterrada en una caja de cart¨®n. Sin embargo, hace cuatro a?os todo cambi¨® cuando una pareja de desconocidos se present¨® en Linares de Riofr¨ªo. La mujer, de unos 40 a?os, pregunt¨® por Clodoaldo. "Es mi padre y lo estoy buscando", dijo. Los vecinos le indicaron que este y su mujer hac¨ªa a?os que hab¨ªan abandonado el pueblo, pero que ten¨ªan unos primos en la localidad que les indicar¨ªan d¨®nde pod¨ªan hallarlos. Pero ese d¨ªa, los familiares de Mar¨ªa no estaban en casa. La pareja no dijo nada m¨¢s, se march¨® y nunca m¨¢s volvi¨®.
Cuando Mar¨ªa del Carmen se enter¨® de lo ocurrido comenz¨® una enloquecida b¨²squeda de su hija. Se ha adherido a varias redes sociales y se maneja con soltura en Internet. "Fui al hospital provincial a pedir los datos de mi hija. Pero all¨ª no hay nada. Acud¨ª al cementerio a buscar el cuerpo. Pero all¨ª tampoco hab¨ªa nada. Fui al Ayuntamiento y al Registro Provincial, pero tampoco consigo una respuesta. No hay nada. Es imposible". Calvo, a trav¨¦s de una asociaci¨®n de afectados, ha pedido a la fiscal¨ªa y al juzgado que le ayuden a encontrar a su hija. "Pero todav¨ªa no me han respondido".
Carmen duda ahora. No quiere hacer p¨²blico el nombre del m¨¦dico que le atendi¨®. Alguna vez se lo ha encontrado casualmente y se han saludado. "No puedo acusar a nadie. No tengo pruebas", dice. "?Y por qu¨¦ no se lo pregunta la pr¨®xima vez que le vea", le piden. "Pues porque solo tengo sospechas y no quiero que destruya nada, si es que existe alg¨²n papel. Mejor as¨ª. Yo solo quiero ver a mi hija y decirle que nosotros nunca la vendimos ni la entregamos, que lo ¨²nico que nos dieron fue una caja de cart¨®n cerrada con celo y que nosotros obedecimos".
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