La guerra del lujo es puro arte
Los titanes de la industria de moda trasladan su rivalidad de las tiendas a los museos. Bernard Arnault (Dior, Vuitton), Fran?ois Pinault (Gucci) y el matrimonio Prada exhiben sus colecciones en busca de la trascendencia cultural que se les niega en los negocios
Nos hemos acostumbrado a que los amos del lujo mundial cubran las calles del globo con sus nombres al abrir tiendas sin pausa, pero ?museos? Hace 10 a?os, el flujo de noticias de los grandes conglomerados estaba protagonizado por la adquisici¨®n de nuevas marcas por las que pagaban sumas astron¨®micas con tal de arrebat¨¢rselas al competidor. Ahora la rivalidad se ha desplazado al arte y tiene su teatro de operaciones en Venecia, que hoy cierra su Bienal.
Los faraones, frente a frente
Fondazione Prada
? D¨®nde. La Fondazione Prada, instituci¨®n del matrimonio Miuccia Prada y Patrizio Bertelli creada en 1993, cuenta desde este a?o con una sede permanente en Venecia (Ca' Corner della Regina) y otra que abrir¨¢ en 2013 en Mil¨¢n (Largo Isarco).
? Qu¨¦. Aunque la colecci¨®n de los Prada reivindica el arte italiano de la posguerra, en Ca' Corner della Regina las salas se organizan sin una tem¨¢tica precisa para promover el di¨¢logo entre ¨¦pocas y disciplinas. Se incluyen obras de Anish Kapoor, John Baldessari, Francesco Vezzoli o Damien Hirst.
? Con qui¨¦n. El comisario es Germano Celant. Rem Koolhaas/ OMA firma el proyecto arquitect¨®nico de Mil¨¢n (en la imagen).
Pinault Foundation
? D¨®nde
. En 2006 se present¨® la maqueta del edificio que Frank Gehry ide¨® para el bosque parisiense de Boulogne (en la imagen). La oposici¨®n vecinal ha retrasado la apertura de la Fundaci¨®n Louis Vuitton para la Creaci¨®n. "Abrir¨¢ en 2013", asegura la presidenta del Comit¨¦ Colbert, que re¨²ne a las firmas de lujo en Francia. "El alcalde lo ha defendido porque es positivo para la ciudad".
? Qu¨¦. Adem¨¢s de espacios de exposici¨®n, dedicados al arte del siglo XX y XXI, contar¨¢ con un auditorio, terrazas y centro de documentaci¨®n.
? Con qui¨¦n. Suzanne Pag¨¦, antigua directora del Museo de Arte Moderno de la Villa de Par¨ªs, es la directora art¨ªstica desde 2006.
? D¨®nde. Fran?ois Pinault intent¨® abrir en Par¨ªs un espacio para su colecci¨®n. El proyecto no cuaj¨®. En cambio, la muerte de Gianni Agnelli dej¨® vac¨ªo el Palazzo Grassi, en Venecia, donde Pinault instal¨® su primera sede. Dos a?os despu¨¦s se hizo con la segunda, Punta della Dogana, que le arrebat¨® al Guggenheim.
? Qu¨¦. Su colecci¨®n se ha ido expandiendo "a oleadas" y ahora est¨¢ muy interesado en v¨ªdeo o fotograf¨ªa. Tambi¨¦n en Takashi Murakami o Jeff Koons (en la imagen). La pr¨®xima exposici¨®n, en 2012, ser¨¢ una muestra de Urs Fischer.
? Con qui¨¦n. El arquitecto japon¨¦s Tadao Ando ha renovado los dos espacios. La respetada comisaria Caroline Bourgeois ha participado en sus ¨²ltimas cuatro exposiciones.
En 1999, los dos mayores faraones de la moda y el lujo, Fran?ois Pinault y Bernard Arnault, se peleaban por el control de Gucci. Desde 2006 libran una batalla por la posteridad y el reconocimiento cultural en la que cada cual se construye un museo -una pir¨¢mide- mayor. Pinault, que cre¨® el grupo Pinault Printemps Redoute (PPR), que ampara firmas como Gucci o Balenciaga, cuenta ya con dos espacios en Venecia, reformados por el arquitecto Tadao Ando, en los que expone su propia colecci¨®n. Arnault controla el mayor grupo del sector, Louis Vuitton Mo?t Hennessy (LVMH), que cobija 60 marcas como Louis Vuitton, Tag Heuer, Dior o Givenchy. El cuarto hombre m¨¢s rico del mundo, seg¨²n la revista Forbes, espera que el proyecto de Frank Gehry para la sede de la Fundaci¨®n Louis Vuitton se termine en 2013. El museo se present¨® seis meses despu¨¦s de que Pinault inaugurara su primer centro de operaciones en el Palazzo Grassi, pero la oposici¨®n vecinal ha demorado su apertura.
?Tregua?
A finales de los noventa, Bernard Arnault empez¨® a comprar acciones de Gucci, una firma que Domenico de Dole (gestor) y Tom Ford (dise?ador) hab¨ªan sacado del olvido. Para evitar su control, acudieron a Pinault. Le ofrecieron comprar acciones sigilosamente para diluir la participaci¨®n de Arnault . "Parece que La Redoute va a entrar en el lujo", les dijo con desd¨¦n Arnault a sus accionistas despu¨¦s de que Pinault le desafiara en su propio terreno. Como Gucci estaba legalmente radicada en ?msterdam, la apacible ciudad fue escenario de una batalla jur¨ªdica hasta septiembre de 2001. D¨ªas antes de que el organismo regulador fallara se alcanz¨® una tregua. Pinault se qued¨® con Gucci, pero tuvo que pagar una buena suma a Arnault. En 2009, 'Le Figaro' publicaba que podr¨ªan haber comido juntos en casa de otro millonario, Albert Fr¨¨re. Fuera cierto o no, un a?o despu¨¦s estuvo a punto de producirse su primer encuentro en p¨²blico. Ambos confirmaron su asistencia a un evento de caridad. Pero la muerte del padre de Arnault cuatro d¨ªas antes le hizo cancelar toda su agenda y la esperada fotograf¨ªa no se produjo. Su mujer, Hel¨¨ne, s¨ª pos¨® sonriente junto al antiguo enemigo de su esposo.
El matrimonio formado por Patrizio Bertelli y Miuccia Prada trat¨® de convertirse en un grupo de lujo como Gucci y LVMH al comprar Jil Sander o Helmut Lang. Firmas que despu¨¦s tuvo que vender. Fieles a su estilo de jugadores at¨ªpicos e intelectuales, fueron de los primeros en investigar este camino hacia la trascendencia. La Fondazione Prada, que se cre¨® en 1993, abri¨® durante la ¨²ltima Bienal de Venecia una sede permanente en un palacio del siglo XVII, Ca' Corner della Regina, y prepara la inauguraci¨®n de otro espacio en Mil¨¢n, firmado por Rem Koolhaas/OMA. Dos museos que albergar¨¢n su propia colecci¨®n y tambi¨¦n otras exposiciones. "El arte, en sus m¨²ltiples expresiones, es una caracter¨ªstica fundamental de nuestra empresa, parte integrante de nuestro modo de pensar", explica por correo electr¨®nico Bertelli, director general del Grupo Prada y copresidente de la fundaci¨®n. "La Fondazione Prada representa uno de los primeros y, en aquella ¨¦poca, inusuales proyectos culturales y art¨ªsticos financiados por una compa?¨ªa privada. Otros han seguido nuestro ejemplo y ahora es bastante com¨²n que las empresas inviertan directamente en la cultura, pero entonces ¨¦ramos pioneros. El hecho de que otras empresas del lujo hayan seguido este camino es una buena noticia".
La coincidencia temporal en la creaci¨®n de sus propios espacios muse¨ªsticos y lo parecido de sus formatos son, si a ellos se les pregunta, pura coincidencia. No se trata de una continuaci¨®n de la competencia que han exhibido en el pasado. Fran?ois Pinault, de 75 a?os, rechaza que se equiparen sus actividades en el arte con las de otros titanes del lujo con el argumento de que ¨¦l ya no administra el grupo que fund¨® y est¨¢ volcado en su faceta de coleccionista. Es cierto que entreg¨® las llaves del imperio a su hijo Fran?ois-Henri. Un viernes de abril de 2003, le llev¨® a cenar al bistr¨® Ami Louis y le sac¨® tres anillos enlazados fabricados por el joyero Joel Rosenthal. En uno estaba grabado el n¨²mero 1963, cuando Pinault padre cre¨® su primera empresa. En el segundo se le¨ªa 2003, fecha en la que Fran?ois-Henri tomaba el mando. En el tercero hab¨ªa un interrogante. Junto a los anillos estaban las llaves del despacho de Pinault.
Dos a?os m¨¢s tard¨® en desvincularse de la administraci¨®n de una compa?¨ªa que empez¨® en la madera y se extendi¨® al comercio gracias a Printemps, La Redoute o Conforama. Hasta el 19 de marzo de 1999, Pinault se mantuvo ajeno al sector del lujo. Ese era, y a¨²n es, el feudo de Arnault. Su grupo, LVMH, acaba de incorporar a Bvlgari y ha adquirido casi el 20% de Herm¨¨s este a?o. Pero aquella casi primavera de 1999, Pinault compr¨® el 44% de Gucci para diluir la participaci¨®n de Arnault. El movimiento estaba promovido por el t¨¢ndem de directivo y creativo formado por Domenico de Sole y Tom Ford, que no deseaban caer en manos de su principal rival. Acudieron a Pinault para defenderse y este termin¨® por devorarlos. El modelo de De Sole y Ford era muy parecido al que Arnault, un formidable empresario de la moda que proced¨ªa de la construcci¨®n, hab¨ªa impuesto en Dior y Louis Vuitton con las sonadas contrataciones de John Galliano y Marc Jacobs.
"Que otros hayan seguido nuestro ejemplo es buena noticia", afirma patrizio bertelli
La entrada de Pinault en Gucci y la posterior conversi¨®n de la empresa en un grupo multimarca -a la manera de LVMH, dif¨ªcil obviar el parecido- con la adquisici¨®n de Balenciaga o Yves Saint Laurent y la creaci¨®n de Stella McCartney y Alexander McQueen fue un ataque a la hegemon¨ªa de Arnault en el sector. La hostilidad acab¨® en los tribunales, donde Arnault trat¨® de que Pinault pagara su osad¨ªa. El enfrentamiento termin¨® en un acuerdo de paz relativa en septiembre de 2001. Pero tras los atentados de Nueva York cayeron las jugosas ventas que hab¨ªan permitido que Pinault, Arnault o Prada pagaran sumas millonarias por marcas en letargo como Bottega Veneta, Pucci o Azzedine Ala?a. Aquella burbuja, como tantas otras, se desinfl¨®. El sue?o de los gigantescos conglomerados se diluy¨® y el mercado tendi¨® a concentrarse en aquellas marcas que realmente daban dinero.
Bernard Arnault, de 62 a?os, estableci¨® en 1991 una pol¨ªtica de mecenazgo que convirti¨® al Grupo LVMH en uno de los grandes patrocinadores del arte en Francia. Quince a?os m¨¢s tarde, reenfoc¨® ese esfuerzo hacia algo m¨¢s concreto. "Al establecer una pol¨ªtica de mecenazgo, nuestro objetivo era compartir parte de nuestro ¨¦xito econ¨®mico con nuestro entorno, nuestros clientes, personal y accionistas", explicaba Arnault durante la presentaci¨®n de la Fundaci¨®n Louis Vuitton para la Creaci¨®n. "La construcci¨®n de la fundaci¨®n, que transforma la naturaleza ef¨ªmera de este patrocinio en algo m¨¢s duradero, nos pareci¨® una conclusi¨®n l¨®gica".
"No se logra lo mismo solo comprando. hay que legar", dice mar¨ªa de corral
"Su condici¨®n de coleccionistas no tiene relaci¨®n con que vengan del lujo. No veo tanto una rivalidad como una necesidad de hacer p¨²blico algo que desarrollaban en privado", opina la comisaria de arte y exdirectora del Reina Sof¨ªa, Mar¨ªa de Corral. "Mucha gente del mundo del petr¨®leo hace lo mismo. El arte proporciona estatus. Adem¨¢s, puede que obtengan una satisfacci¨®n personal que no les da solamente el dinero. El contacto con los creadores y el reconocimiento del mundo del arte siempre han sido una gratificaci¨®n para los mecenas. Es lo mismo que les pasaba a los Medicci. Pero no se logra la misma trascendencia solo comprando. Hay que legar algo. Si no, no se har¨ªan esos edificios". "Es un paso l¨®gico de un coleccionista que se ve con todo almacenado y le entra la ansiedad", a?ade el director de Arco, Carlos Urroz. "La colaboraci¨®n entre lo p¨²blico y lo privado es m¨¢s dif¨ªcil en Europa que en EE UU, y por eso muchos grandes coleccionistas est¨¢n abriendo sus propios museos aqu¨ª".
A la inversa, ?qu¨¦ aporta al arte la entrada en escena de estas empresas de lujo? "Si el respaldo va acompa?ado por una pasi¨®n sincera y competente, sin segundos fines comerciales, puede conllevar la creaci¨®n de obras que dif¨ªcilmente hubieran existido y contribuir al desarrollo cultural de la sociedad", apunta Patrizio Bertelli. "En el curso de los a?os, la Fondazione Prada ha ofrecido a numerosos artistas la posibilidad de realizar exposiciones que ning¨²n galerista, coleccionista ni, probablemente, otro organismo hubieran estado dispuestos a financiar".
Bernard Arnault prefiere mantener en secreto qu¨¦ obras mostrar¨¢ su museo
La personalidad de estos magnates se filtra en los monumentos a s¨ª mismos. Fuentes de Louis Vuitton confirman que esta instituci¨®n se nutrir¨¢ de la colecci¨®n privada de Arnault, pero se niegan a revelar los detalles de sus fondos. De momento, prefieren mantener el secreto. Una actitud muy acorde con el car¨¢cter discreto del normando. El fiero Pinault ha modelado una colecci¨®n de m¨¢s de 2.000 obras con la misma determinaci¨®n y furia con la que amas¨® una fortuna que Forbes situaba en 2009 por encima de los 7.600 millones de d¨®lares. Nacido en una familia de campesinos en Breta?a, dej¨® el instituto a los 15 a?os y empez¨® en el negocio de la madera. En 2006 se convirti¨® en la persona m¨¢s poderosa del arte, seg¨²n ArtReview. Su lema es "piensa como un estratega y act¨²a como un animal", y bautiz¨® su holding con el nombre de la diosa de la caza, Art¨¦mis. Dicen que presiona para entrar antes que nadie en las exposiciones y que visita en el estudio a cualquier artista al que compra. La experta Caroline Bourgeois, comisaria de sus ¨²ltimas exposiciones, colabora con ¨¦l desde 1997. Pero Pinault alardea de instinto. Su primera adquisici¨®n ocurri¨® en 1980: tropez¨® con un cuadro de Paul S¨¦rusier que retrataba a una mujer que le record¨® a su abuela. "El arte se ha convertido en mi religi¨®n", dec¨ªa a The Financial Times en abril. Explicaba que tras media hora ante una escultura de Carl Andre, exclam¨®: "No tengo elecci¨®n", y pag¨® siete millones de d¨®lares.
Pinault rechaza que se equipare su actividad en el arte con las de otros titanes
"Las exposiciones en Palazzo Grassi y Punta della Dogana pueden hacer que un artista sea conocido de inmediato", comenta Bourgeois. "Hay galer¨ªas que prestan mucha atenci¨®n al gusto de Pinault, y como dijo un cr¨ªtico, ¨¦l es un creador de opini¨®n". "Pinault tiene poder y lo utiliza", sostiene De Corral. "Tengo la impresi¨®n de que compra cualquier cosa que exceda de tama?o normal. Arnault es diferente. Es m¨¢s discreto, y se conoce poco su colecci¨®n. Y la de Prada que se vio en la Bienal de Venecia me parece muy interesante".
Patrizio Bertelli y Miuccia Prada han buscado la cercan¨ªa con el mundo del arte en sus productos y tiendas (firmadas por Koolhaas o Herzog & De Meuron). En primavera, Prada se exhibir¨¢ en el Museo Metroplitan de Nueva York con Elsa Schiaparelli. La instituci¨®n neoyorquina asimila su trabajo junto a artistas contempor¨¢neos con el que Schiaparelli desarroll¨® con los surrealistas en la d¨¦cada de los veinte. ?C¨®mo elige Bertelli qu¨¦ incorporar a su colecci¨®n? "Una obra con la que me enfrentar¨¦ cada d¨ªa, que entra a formar parte de mi vida. No es un acto banal porque el paso siguiente representa la intenci¨®n de compartir esta experiencia con otras personas".
"Hay m¨¢s de un mundo que utiliza el arte", reflexiona De Corral. "Estas instituciones no tienen nada que ver con un museo. Es una labor diferente y est¨¢ bien que existan. Es bueno que la gente se acostumbre a ver arte". Es significativo que Venecia se haya convertido en el escenario de estos proyectos a medio camino entre el exhibicionismo y la cultura. En la inauguraci¨®n de Punta della Dogana, su directora, Monique Veaute, se?alaba que Venecia alberg¨® el primer museo de Europa Occidental. En el siglo XII, la habitaci¨®n detesoro en el Doge Palace se abr¨ªa al p¨²blico un d¨ªa al a?o para mostrar sus riquezas. "Esa tradici¨®n local continuar¨ªa gracias a apasionados coleccionistas ofreciendo al p¨²blico sus preciosas posesiones". Ocho siglos despu¨¦s, los millonarios -modernos faraones- siguen abriendo sus salones para que admiremos sus alhajas.
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