Toda Sevilla busca a Marta
La desaparici¨®n de una menor de 17 a?os hace 15 d¨ªas del portal de su casa resucita el 's¨ªndrome Mari Luz'
Marta del Castillo pudo ponerse un piercingen el ombligo la pasada Navidad tras la aprobaci¨®n de sus padres. "Este a?o hab¨ªa sacado mejores notas y estaban todos radiantes", relata su amiga Alejandra. Hace dos semanas, la alegr¨ªa fren¨® en seco. Esta adolescente sevillana de 17 a?os desapareci¨® por sorpresa del portal de su casa.
Nadie quiere conjugar en pasado los verbos de Marta. Pero a medida que pasan los d¨ªas, son m¨¢s las voces de su entorno que lo hacen de manera instintiva. "Que yo sepa, hasta ahora mi hija no volaba. Aqu¨ª nadie dice nada, pero ya hay que poner los pies en el suelo", lamenta con amargura Antonio, su padre.
El caso de esta menor ha calado en Sevilla hasta casi empapelar cada esquina y sobresalir entre las m¨¢s de 9.000 desapariciones de menores denunciadas cada a?o. La trascendencia del esc¨¢ndalo de la ni?a Mari Luz Cort¨¦s en Huelva ha acarreado una mayor sensibilizaci¨®n de la poblaci¨®n. Se nota en la difusi¨®n medi¨¢tica de la b¨²squeda. En las continuas muestras de apoyo de destacados l¨ªderes pol¨ªticos. En los numerosos voluntarios y la coordinada organizaci¨®n de la campa?a de b¨²squeda. Pero sobre todo, en las jornadas de muchos agentes de polic¨ªa, empe?ados en peinar la ciudad y ayudar con los an¨¢lisis de pruebas y el centenar de declaraciones tomadas. "Hay gente voluntaria trabajando 24 horas", destaca un mando policial.
Marta pas¨® la tarde del s¨¢bado 24 de enero con su ex novio, Miguel, de 20 a?os. La chica le dijo a su madre que hab¨ªa quedado con Miguel "para arreglar un asunto". Marta quer¨ªa comprar incienso y el joven la llev¨® en su moto hasta el barrio de Triana. All¨ª charlaron con un amigo brevemente y sobre las nueve de la noche regresaron al edificio de Marta. Miguel abandon¨® el barrio de la joven en su moto. Todo apunta a que la menor subi¨® a su piso y se conect¨® a alg¨²n foro de Internet. Poco despu¨¦s, una vecina se cruz¨® con ella y la vio en el portal en actitud de espera. Un vecino declar¨® a la polic¨ªa que alrededor de las diez de la noche escuch¨® un grito, pero no le dio importancia. De momento, las piezas del puzle siguen sin encajar de manera definitiva. Eso s¨ª, parece claro que la chica abandon¨® su portal esa noche con alg¨²n conocido.
La polic¨ªa mantiene abiertas las tres l¨ªneas de investigaci¨®n sin descartar ninguna: una fuga voluntaria, un rapto, o que Marta haya sido v¨ªctima de un crimen. Pero el meticuloso trabajo empieza a dar sus frutos. "El abanico de posibilidades ya no est¨¢ del todo abierto", desvelan fuentes de la investigaci¨®n. Para contrarrestar el ruido medi¨¢tico que perjudic¨® la investigaci¨®n los primeros d¨ªas, la polic¨ªa act¨²a ahora con sigilo. Los agentes estudian los testimonios del entorno de Marta y analizan las pruebas. Fundamental ha sido el an¨¢lisis de las conversaciones de Marta en el portal Tuenti, v¨ªnculo que usaba a diario con sus amigos de pandilla.
La fuga de la menor parece improbable, pero los investigadores no la descartan. Las escapadas de adolescentes son muy frecuentes. Anteayer, la polic¨ªa puso fin a una b¨²squeda de un a?o y medio al encontrar en Benidorm a un joven de 19 a?os que pidi¨® mantener la distancia con su familia.
Mientras, el padre de Marta, Antonio del Castillo, se desespera ante el retraso de los resultados. La continua presencia medi¨¢tica del padre de la ni?a Mari Luz, Juan Jos¨¦ Cort¨¦s, parece ser el espejo en el que se mira Del Castillo. Este padre hundido ofrece cada d¨ªa una rueda de prensa. Se re¨²ne con pol¨ªticos para redoblar los efectivos policiales, obtener financiaci¨®n para carteles y lograr que el caso no madure con un grupo reducido de agentes. La estrategia marca que es necesario ara?ar minutos para que todos tengan a Marta presente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.