Vocer¨ªo digital vs. democracia
El escandaloso frenazo a la Ley Sinde en el ¨²ltimo Consejo de Ministros socialista, para pasar la patata caliente al Gobierno del PP, fue una decisi¨®n de gran calado y ribetes escandalosos. La raz¨®n confesa de esta omisi¨®n fue la de evitar la propagaci¨®n de un incendio en las redes sociales, alzado con su ira virtual irradiada contra la supuesta censura en la Red. De manera que se concede a Twitter el estatuto de un Quinto Poder, mucho m¨¢s eficaz que el arcaico Cuarto Poder gutenbergiano.
Es cierto que las redes sociales se han erigido en un poderoso poder f¨¢ctico que, incluso en los pa¨ªses del Magreb, en v¨ªas de desarrollo seg¨²n el lenguaje pol¨ªticamente correcto de la ONU, han suplido la carencia de estructuras democr¨¢ticas para derribar a sus tiranos locales. Cierto, Internet propaga sus mensajes a la velocidad de la luz y sus usuarios ¡ªlos j¨®venes¡ª constituyen el segmento m¨¢s din¨¢mico de aquellas sociedades. Y ser¨ªa un error ignorar estas corrientes de opini¨®n, que en este a?o electoral emergieron tambi¨¦n en nuestra Puerta del Sol y llegaron a contaminar a Wall Street. Muchos hemos aplaudido en un momento u otro algunas de sus leg¨ªtimas protestas, pero pasadas las elecciones legislativas se ha demostrado que las emociones no son suficientes para vertebrar cambios pol¨ªticos democr¨¢ticos en las sociedades posindustriales.
"Mucho ruido no significa legitimidad pol¨ªtica. Es un grave error doblegarse"
Hace unos a?os distingu¨ªamos cuidadosamente la opini¨®n p¨²blica de la opini¨®n publicada. Ahora habr¨¢ que afinar la distinci¨®n incluyendo la opini¨®n pantallizada. Internet propaga sus mensajes a la velocidad de la luz, obviando las m¨¢quinas impresoras y el transporte del papel.
Pero los mensajes de Twitter, m¨¢s ¨¢giles y veloces, no suponen un dogma infalible con poder para coartar las decisiones leg¨ªtimas de los Gobiernos democr¨¢ticos. Los internautas no poseen la legitimaci¨®n de los parlamentarios, pues se representan a s¨ª mismos ¡ªno a los electores¡ª en un magma digital. Si esto es cierto en todos los pa¨ªses, lo es m¨¢s si cabe en Espa?a, cuyo desarrollo inform¨¢tico ocupa el humilde lugar 17 entre los pa¨ªses europeos (detr¨¢s de Lituania, Malta o Irlanda), pero es el primero en pirater¨ªa digital. Mucho ruido no significa legitimidad pol¨ªtica y es un grave error doblegar las decisiones democr¨¢ticas por miedo al vocer¨ªo irresponsable y con aureola ¨¢crata. Con la vergonzante claudicaci¨®n del Gobierno ocurre lo mismo que con la censura: se sabe c¨®mo empieza pero no d¨®nde acaba.
Rom¨¢n Gubern es historiador de los medios de comunicaci¨®n
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