Como Dios manda
El Gobierno se est¨¢ cargando los plantones de la I+D cuando mejor estaban
?Si la memoria no me falla, la ¨²nica regulaci¨®n fiscal que nos ofrece el Evangelio, es aquella respuesta que Jes¨²s da a quienes intentan tenderle una trampa, de la que sale airoso diciendo: ¡°lo que es del C¨¦sar, devolv¨¦dselo a C¨¦sar, y lo que es de Dios, a Dios¡± (Mateo 22,15; Marcos 12,13; Lucas 20,25).
Cuando yo le o¨ªa decir al se?or Rajoy, a?o tras a?o, que ¨¦l iba a gobernar ¡°como Dios manda¡±, la verdad es que cre¨ªa que esta declaraci¨®n de principios se aplicar¨ªa tambi¨¦n a la fiscalidad y a los concomitantes recortes presupuestarios que, al parecer, habr¨ªa que afrontar de manera obligada para tranquilizar al dios Moloch de los mercados.
Mi decepci¨®n ha sido notable, sin embargo, al ver que en la primera oleada de recortes del nuevo Gobierno, a la iglesia no se le ha recortado ni un c¨¦ntimo y en cambio a algunas de las partidas civiles se les ha dado un hachazo ¡°sin complejos¡±, entre los que destaca muy desagradablemente el inflingido al gasto en I+D (v¨¦ase El Pa¨ªs del 2/2/12).
No soy capaz de valorar en t¨¦rminos econ¨®micos la importancia que tendr¨ªa hacer pagar a la iglesia una parte al¨ªcuota del coste de la crisis, pero desde el punto de vista simb¨®lico, el mensaje es muy descorazonador: el nuevo Gobierno exonera a la iglesia de la obligaci¨®n evang¨¦lica de devolverle al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar y, en cambio, grava sobre todo a los que se dedican a producir conocimiento. Dir¨ªase que ante el desconcierto mundialmente generalizado de qu¨¦ se debe hacer para salir de esta contumaz aton¨ªa econ¨®mica, nuestro gobierno ha optado por refugiarse en la fe o, al menos, por no importunar a quienes se proclaman sus dispensadores profesionales.
No pretendo entrar en el arcano espacio de la teolog¨ªa, materia que desconozco, pero pienso que puedo expresar mis dudas de que la Conferencia episcopal espa?ola de la calle A?astro de Madrid sea un trasunto cre¨ªble de Dios, con lo que ¡°y a Dios lo que es de Dios¡± del precepto fiscal evang¨¦lico, se quedar¨ªa un poco en el aire.
S¨ª pienso que tengo algo m¨¢s de conocimiento, en cambio, sobre la pol¨ªtica cient¨ªfica y la gesti¨®n de la I+D y, por lo tanto, me atrevo a exponer mi descorazonamiento ante la aparente sa?a con la que el nuevo Gobierno ha iniciado su pol¨ªtica al respecto: despu¨¦s de tres a?os seguidos de reducciones presupuestarias en el gasto en I+D, este ¨²ltimo y sorpresivo recorte de 600 millones de euros deja al sector tan gravemente herido que se necesitar¨¢n muchos a?os para poner de nuevo en marcha al sistema nacional de investigaci¨®n y desarrollo, tras esta parada de burro que sucede a la arrancada de caballo de la octava legislatura.
Como es bien conocido, este asunto de la I+D, para entendernos, es algo as¨ª como el cultivo del olivar: al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, con el trigo, uno no planta una parcela de olivos y espera recoger las aceitunas al a?o siguiente, sino que debe esperar largos a?os para poder varear los ¨¢rboles y recoger el fruto.
Si uno aplica al olivar la l¨®gica de trigales, maizales y patatales y, al ver que no recoge inmediatamente la cosecha, deja de trabajarlo y de cuidarlo, acabar¨¢ arruinando su olivar y perdiendo la inversi¨®n originaria.
Me temo que con el recorte que estamos comentando, el gobierno se est¨¢ cargando el olivar de la I+D precisamente cuando m¨¢s lozanos estaban los plantones.
Una aut¨¦ntica tragedia nacional.
Javier L¨®pez Facal es profesor de investigaci¨®n del CSIC.
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