Francia rechaz¨® en 2008 la entrada del registro privado de m¨¦dulas
La directora del ¨®rgano cree que lo que se esconde detr¨¢s de los intentos de expansi¨®n de DKMS es una ¡°tremenda ambici¨®n y ego¨ªsmo"
¡°Lo que DKMS hace es inaceptable. Siento decirlo as¨ª, pero es una aut¨¦ntica invasi¨®n¡±. Evelyne Marry, directora del Registro de Donantes de M¨¦dula ?sea de Francia, no oculta su indignaci¨®n por tel¨¦fono cuando se le pregunta por la actuaci¨®n de la organizaci¨®n alemana que ha intentado captar donantes en Espa?a. ¡°Son una organizaci¨®n privada. En Alemania, eso que hacen es legal, pero en Francia no¡±, dice tajante. ¡°Una ley de 2004 afirma claramente que el uso de tejidos humanos debe hacerse por instituciones p¨²blicas. Tampoco est¨¢ permitido que organizaciones privadas hagan campa?as de captaci¨®n. Por eso cuando en diciembre de 2008 vinieron a establecerse aqu¨ª les dijimos que no¡±.
Marry, que conoce ¡ªy apoya¡ª el veto a DKMS de la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes espa?ola, aclara que la organizaci¨®n les pidi¨® una reuni¨®n para informarles de que quer¨ªan abrir un centro en Francia. ¡°Les dijimos que no est¨¢bamos interesados y ah¨ª acab¨® todo. Entonces ten¨ªan otro director y actuaban de otra forma¡±, cuenta. ¡°No intentaron otras acciones¡±.
Les dijimos que no est¨¢bamos interesados y ah¨ª acab¨® todo"
Francia ten¨ªa una posici¨®n clara y s¨®lida. ¡°La ley de bio¨¦tica de 2004 lo dejaba claro. No hab¨ªa fisuras. Adem¨¢s, el tema de la gesti¨®n p¨²blica o privada de este tipo de materiales humanos, c¨¦lulas y ¨®rganos para trasplantes, es un asunto vital para nosotros¡±, indica Marry.
La m¨¦dica cree que lo que se esconde detr¨¢s de los intentos de expansi¨®n de DKMS es una ¡°tremenda ambici¨®n y ego¨ªsmo. Quieren estar en todos los lugares del mundo. Presumen de tener casi tres millones de donantes registrados en Alemania, cuando en el registro nacional hay cuatro millones. Pero muchos son redundantes. Tienen los genotipos repetidos, as¨ª que no les sirven de nada. Si un pa¨ªs como Espa?a cree que con 100.000 [actualmente hay 91.000] tiene bastantes, hace bien¡±, afirma Marry.
Sin embargo, la responsable del registro franc¨¦s no se atreve a llegar tan lejos como para decir que esa ansia de expansi¨®n sea por dinero. ¡°Est¨¢ claro que ganan mucho. Cobran hasta a los donantes por hacerse la primera prueba para ver su genotipo. Y el dinero es poder. Hay gente a la que le gusta mucho sentirse poderosa y lo que quiere DKMS es convertirse en el registro mundial, aunque ya exista uno. Hace poco subieron sus tarifas de 10.000 euros por un genotipado a 14.000. Con ello consiguen much¨ªsimo dinero para publicidad. Es posible que en Alemania la gente tenga otra mentalidad y no les importe pagar por registrarse como donantes, pero en Francia si encima les pidi¨¦ramos 50 euros ser¨ªa una revoluci¨®n, ser¨ªa el fin del sistema¡±.
Est¨¢ claro que ganan mucho. Cobran hasta a los donantes por hacerse la primera prueba para ver su genotipo"
Marry cree que precisamente la saturaci¨®n a la que han llegado en Alemania ha llevado a la organizaci¨®n a intentar expandirse. ¡°Pero deber¨ªan entender que cada pa¨ªs es diferente. Si no se les ha invitado, no deben intentar entrar a toda costa. Me consta que los responsables del registro internacional est¨¢n muy molestos con ellos, porque est¨¢n creando muchos problemas¡±, indica.
Adem¨¢s, Marry explica que hay otro aspecto a tener en cuenta. ¡°La prueba que hacen es obtener datos gen¨¦ticos. Eso es mucho m¨¢s delicado que saber la direcci¨®n o la edad de una persona, y no creo que tuvieran permiso para eso. Esa informaci¨®n debe quedar dentro de cada pa¨ªs, porque puede indicar asuntos tan delicados como la raza¡±.
Por ¨²ltimo, la directora del registro franc¨¦s, que va aumentando en indignaci¨®n durante la entrevista, afirma que ¡°si fueran de verdad una organizaci¨®n que quiere ayudar, deber¨ªan ir a pa¨ªses donde no hay registro de donantes a montar uno, porque es donde hacen falta. No entiendo que se empe?en en introducirse en pa¨ªses con un sistema tan s¨®lido como el espa?ol¡±.
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