"Corremos el riesgo de volver a la sopa boba"
"Tenemos las coquinas, los calamaritos, la rosada, los boquerones, salmonetes, jurelitos, tenemos lo que es el adobo...". El Canijo canta las raciones del chiringuito malague?o, al lado del mar, tropecientos grados al sol en pleno enero. El ambiente invita a la felicidad plena, pero Jos¨¦ Manuel Ram¨ªrez (Villanueva de Huerva, Zaragoza, 1962) no est¨¢ para fiestas. "Decir la verdad y con total independencia se paga muy caro, nosotros lo estamos pagando caro". Se refiere a la Asociaci¨®n Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, que ¨¦l preside y que hace un seguimiento exhaustivo de la Ley de Dependencia. Han metido el dedo en un avispero y a muchos pol¨ªticos no les ha hecho gracia. "Nuestra gente est¨¢ sufriendo represalias en el trabajo por criticar la gesti¨®n de esta ley", dice Ram¨ªrez mientras come un boquer¨®n con un inter¨¦s secundario por la org¨ªa de frituras.
Miguelito El Cari?oso. M¨¢laga
- Paella para dos: 19 euros.
- Una de coquinas: 9,70.
- Una de boquerones: 8,70.
- Una de salmonetes: 9,70.
- Pan y jarra de cerveza: 8.
Total: 55,10 euros.
?l mismo acaba de perder su plaza fija desde hace 18 a?os en el Ayuntamiento de Marbella, despu¨¦s de un tortuoso proceso por presunto acoso laboral que a¨²n sigue en los tribunales. El caso ha merecido sanciones de la Inspecci¨®n de Trabajo para el Ayuntamiento marbell¨ª y el "reproche moral, abierto y sin ambages" del Defensor del Pueblo Andaluz, quien recomend¨® "el cese de la hostilidad hacia un empleado p¨²blico sin tacha alguna en su carrera y s¨ª, en cambio, una acreditada y reconocida val¨ªa profesional en servicios sociales y dependencia".
Hoy, este hombre que es capaz de enjaretar un chiste tras otro durante una hora, anda cabizbajo, pero no deja de atender las consultas de periodistas, diputados, alcaldes. Con 20 libros publicados, pocos saben tanto de servicios sociales. "Es que empec¨¦ siendo un ni?o. El Gobierno de Arag¨®n nos encarg¨® ir por los pueblos para ver qu¨¦ se necesitaba en materia de asuntos sociales. Yo ten¨ªa un traje de los domingos y mi padre un tractor. Aparcaba el Barreiros lejos de los Ayuntamientos, porque me daba verg¨¹enza, pero un d¨ªa el alcalde de turno se empe?¨® en acompa?arme hasta mi auto. No sab¨ªa d¨®nde meterme ni c¨®mo disuadirle para que se quedara. Pero acab¨® viendo c¨®mo me alejaba en el tractor con mi traje. Menuda cara puso...", se r¨ªe. Las an¨¦cdotas compiten con los salmonetes, pero no se quedar¨¢n en el plato. Las coquinas ya han volado.
El presidente de directoras y gerentes sociales aport¨® ideas a la Dependencia
Poco despu¨¦s, Ram¨ªrez particip¨® como asesor t¨¦cnico en los ministerios que pusieron los cimientos de los nuevos derechos p¨²blicos, en los ochenta. Lleg¨® a Madrid con una boina calada, al uso aragon¨¦s, y una cartera de la Pantera Rosa. "El conserje me miraba raro, pero yo entraba en el ministerio el primero y sal¨ªa el ¨²ltimo. Trabaj¨¢bamos mucho. Y ahora, con la excusa de la crisis, los servicios sociales parecen tener los d¨ªas contados, corremos el riesgo de volver a la sopa boba, en serio, la cohesi¨®n social est¨¢ en peligro". Lo dice apenado, porque su organizaci¨®n sugiri¨® algunas de las enmiendas que redondearon la Ley de Dependencia. Por entonces, su sobrino estaba en coma, al cuidado de su madre, y Ram¨ªrez sab¨ªa bien las respuestas que deb¨ªa dar aquella ley. Solo se reconoce un m¨¦rito: haber puesto la dependencia en la agenda pol¨ªtica "a base de estudios, declaraciones, congresos, conferencias", ganados todos al tiempo libre y con dinero propio. "No ha sido f¨¢cil". Y faltan cap¨ªtulos. Sus amigos le llaman el doctor Montes de la dependencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.