La terapia g¨¦nica cura un raro caso de ceguera hereditaria
Un ensayo permite recuperar la visi¨®n a tres pacientes El trabajo es uno de los primeros ¨¦xitos de este tipo de tratamientos
Poco a poco, la terapia g¨¦nica va ganando respetabilidad. Uno de los casos en que m¨¢s cerca se est¨¢ del ¨¦xito ¨Cy que ser¨ªa de los primeros casos de su uso satisfactorio- es el de su empleo para tratar un tipo raro de ceguera, la amaurosis cong¨¦nita de Leber.
Esta patolog¨ªa se debe a que una mutaci¨®n provoca que en el ojo falte una enzima que est¨¢ relacionada con la transmisi¨®n de la informaci¨®n visual por el nervio ¨®ptico. El tratamiento es el m¨¢s sencillo posible: se inyecta a los afectados con un adenovirus al que se ha introducido la copia correcta del gen. A partir de ah¨ª, solo hay que esperar a que se produzca la infecci¨®n, y el virus inserte su ADN ¨Ccon la copia buena de la informaci¨®n gen¨¦tica- en las c¨¦lulas del enfermo. Una vez ah¨ª, esta porci¨®n de ADN empieza a dar la informaci¨®n para que se sintetice la forma correcta de la enzima.
Este caso es particular porque lo que se acaba de demostrar ¨Cy publicar en Science Translational Medicine- es, en verdad, la segunda parte de un ensayo cuyos primeros resultados se dieron a conocer en 2008. Entonces se consigui¨® que 5 de 12 voluntarios mejoraran su visi¨®n en un ojo (el m¨¢s afectado). A tres de ellos se les inyect¨® el virus en el otro, y la visi¨®n se ha recuperado en gran parte.
La amaurosis cong¨¦nita aparece en uno de cada 35.000 nacidos vivos
La amaurosis cong¨¦nita de Leber es una candidata t¨ªpica para este tipo de abordaje: se trata de una enfermedad gen¨¦tica perfectamente identificada que afecta a uno de cada 35.000 nacidos vivos. Produce una ceguera gradual, que se convierte en total a partir de los 30 o 40 a?os.
El gran avance de esta segunda parte es que su funcionamiento demuestra que la primera parte no produjo una respuesta inmunitaria que impidiera el tratamiento posterior. El miedo que ten¨ªan los investigadores de la Universidad de Pensilvania es que la primera exposici¨®n al virus actuara como una vacuna, y que las siguientes veces no funcionara.
Con todo, este tipo de abordaje es el m¨¢s primario dentro de las terapias g¨¦nicas. El sistema depende de muchos factores ¨Cde ah¨ª que la tasa de ¨¦xito sea baja-. El primero, que la introducci¨®n del gen correcto no es dirigida: depende de la infecci¨®n por el virus, y este no elige el sitio (ni, mucho menos, que este sea el que le interesa al paciente). En alg¨²n caso esto ha supuesto que se hayan insertado en lugares que han producido una sobreexpresi¨®n, con el resultado de apariciones de c¨¢ncer.
Para el futuro, lo m¨¢s probable es que estos m¨¦todos no se utilicen, y se recurra a un sistema de inserci¨®n guiada.
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