?Una reforma de la educaci¨®n para el siglo XXI?
El autor defiende "la necesidad, y la oportunidad, de acometer de una vez por todas una reforma ambiciosa, estable, que responda a las exigencias de la sociedad del conocimiento"
El sistema escolar, uno de los instrumentos para a?adir valor al talento natural de los ciudadanos, ya que facilita la adquisici¨®n de competencias que permiten acceder a los beneficios que proporciona la sociedad del conocimiento, no est¨¢ siendo, en Espa?a, suficientemente eficiente, lo que pone en riesgo la competitividad de nuestra naci¨®n en el largo plazo.
Es constatable la falta de eficiencia si se consideran, al mismo tiempo, datos relativos al rendimiento acad¨¦mico de los alumnos y a las inversiones en educaci¨®n en Espa?a y en el conjunto de pa¨ªses de la OCDE (OECD (2010), PISA 2009 Results: Learning Trends: Changes in Student Performance Since 2000 (Volume V):
a) Las puntuaciones en las pruebas del programa PISA en lectura, matem¨¢ticas y ciencias de los alumnos de educaci¨®n secundaria espa?oles son inferiores, desde el a?o 2000, a las puntuaciones medias de los pa¨ªses de la OCDE.
b) Entre los a?os 2000 y 2009, Espa?a forma parte del grupo de pa¨ªses en los que disminuye el rendimiento en lectura (la disminuci¨®n, de 12 puntos, es significativa estad¨ªsticamente; ¨²nicamente Australia, Rep¨²blica Checa, Suecia, Argentina e Irlanda retroceden m¨¢s que Espa?a,y son menos del 4% los alumnos espa?oles que forma parte del grupo m¨¢s aventajado en esta materia.
c) Tampoco en matem¨¢ticas y ciencias la progresi¨®n de los resultados es satisfactoria: en matem¨¢ticas los alumnos espa?oles en el per¨ªodo 2003-2009 ven descender sus resultados, y menos del 10% se sit¨²a entre los que obtienen las m¨¢s altas puntuaciones. En ciencias, disminuyen asimismo las puntuaciones entre el 2006 y el 2009, y no llega al 5% el n¨²mero de alumnos espa?oles que se sit¨²a entre los que consiguen las m¨¢s altas puntuaciones.
d) En el Academic Ranking of World Universities (Shangh¨¢i) ninguna universidad espa?ola figura entre las 200 mejores del mundo. Tampoco ninguna de las facultades de Matem¨¢ticas, Qu¨ªmica, F¨ªsica, Ciencias de la Computaci¨®n y Econom¨ªa de una universidad espa?ola est¨¢ entre las 50 mejores del mundo.
En materia de recursos destinados a educaci¨®n, la situaci¨®n de Espa?a es la siguiente:
Pa¨ªses | % GDP Gasto p¨²blico | % GDP Gasto privado | Gasto por estudiante PPS (Purchasing Power Standard) | |||
2003 | 2008 | 2003 | 2008 | 2003 | 2008 | |
EU-27 | 5.14 | 5.07 | 0.64 | 0.75 | 5514 | 6459 |
Euro ¨¢rea | 5.03 | 4.97 | ? | ? | ? | ? |
Espa?a | 4.28 | 4.62 | 0.54 | 0.66 | 5042 | 6941 |
Cabe preguntarse qu¨¦ causas est¨¢n en el origen de la falta de eficiencia del sistema escolar en Espa?a (con un gasto en 2008 superior a la media de la Euro ¨¢rea y que destina ya el 5,11 del PIB a educaci¨®n, ofrece, sin embargo, resultados instructivos inferiores a los que cabr¨ªa esperar). La respuesta a esta pregunta es muy compleja, y seguramente todos los Gobiernos posteriores a la Constituci¨®n de 1978 han tratado de contestarla, hay que decir, sin ¨¦xito. Y hay que decir sin ¨¦xito porque la terapia aplicada a las posibles causas ha consistido en publicar, compulsivamente, nuevas leyes de educaci¨®n sin dar tiempo a que sus medidas modificasen la realidad de la ense?anza (la realidad es cada profesor trabajando con cada grupo de alumnos en cada centro escolar). Desde 1980 (se promulga la primera ley, LOECE, que regula la educaci¨®n con posterioridad a la Constituci¨®n de 1978) han visto la luz seis nuevas leyes: LODE/ 1985, LOGSE/1990, LOPEGCD/1995, LOCFP/2002, LOCE/2006 y LOE/2006, lo que, ciertamente, no ha contribuido a la necesaria estabilidad del sistema escolar espa?ol.
En materia de equidad, el sistema escolar espa?ol, comparativamente, es razonablemente efectivo, aunque la variabilidad formativa de los alumnos intracentro es superior a la media de la OCDE y afecta de forma especial y negativamente a los alumnos de alta capacidad, lo que pudiera ser indicador de que en Espa?a existe el riesgo de que est¨¦ creciendo la mediocridad. Otra circunstancia que debe preocupar es que en nuestro pa¨ªs la probabilidad de ¨¦xito escolar var¨ªa seg¨²n el territorio en el que residen los alumnos (es mayor en las comunidades de Madrid, Castilla y Le¨®n, por ejemplo, y menor en Andaluc¨ªa o Canarias, por ejemplo).
En el momento actual, las primeras noticias sobre la pol¨ªtica educativa del reci¨¦n estrenado Gobierno, conocidas a trav¨¦s de la intervenci¨®n del titular de Educaci¨®n en el Congreso, pudieran hacernos pensar que se est¨¢ gestando un a?adido m¨¢s a la retah¨ªla de leyes a la que estamos ya acostumbrados, lo que desear¨ªamos que no fuese as¨ª, y es de esperar que no lo sea, y la raz¨®n de estos estos comentarios, sin duda excesivamente leves para tratar una materia extraordinariamente grave, es la de coadyuvar a que no sea as¨ª.
En lo que sigue no se pretende bocetar c¨®mo tiene que ser el sistema escolar espa?ol del futuro, y si subrayar la necesidad, y la oportunidad, de acometer, de una vez por todas, una reforma ambiciosa, estable, que responda a las exigencias de la sociedad del conocimiento, que sit¨²e la escuela espa?ola en la primera l¨ªnea de la de los pa¨ªses m¨¢s avanzados. Es oportuno y posible un planteamiento en cierto modo radical si se consideran, adem¨¢s de su urgente necesidad, algunos indicadores como:
a) El porcentaje de espa?oles que recibe ense?anza formal con 16, 17 y 18 a?os de edad:
-16 a?os: 92.4%
-17 a?os: 77.7%
-18 a?os: 62.6%
b) La tasa de escolarizaci¨®n de la poblaci¨®n de cinco a?os de edad, pr¨¢cticamente, del 100%.
c) La duraci¨®n de las licenciaturas en Espa?a (Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior), de 4 cursos por lo que, en general, disminuyen un curso respecto de la situaci¨®n tradicional (5 cursos).
d) El porcentaje de poblaci¨®n juvenil en paro, que supera ya el 40% (?qu¨¦ hacen?).
Los pa¨ªses m¨¢s avanzados, con la finalidad de invertir crecientemente en la formaci¨®n de capital humano, propenden a situar, de hecho, en 11 y 12 a?os la duraci¨®n de la escolarizaci¨®n obligatoria (Reino Unido o Estados Unidos, por ejemplo).
A la vista de estos sumarios datos, y sin otra pretensi¨®n, insisto, que la de reflexionar sobre la futura reforma de la educaci¨®n escolar, no resulta ut¨®pico considerar que uno de sus ejes debiera ser el incrementar a 11 o 12 a?os la escolaridad obligatoria, revisando, al mismo tiempo, y en profundidad, los objetivos, planes de estudio, itinerarios formativos, profesorado, etc¨¦tera, de cada tramo del sistema escolar. Para afrontar el desaf¨ªo que supone acometer un cambio radical de la concepci¨®n del sistema escolar, ser¨ªa aconsejable que las autoridades del departamento de Educaci¨®n:
a) Dediquen tiempo a estudiar c¨®mo ha de ser la ense?anza en la Espa?a del Siglo XXI, huyendo de la ¡°puja¡± actual por ¡°ser el primero en llevar al BOE una ley¡± (econom¨ªa, mercado laboral, justicia, sanidad, etc¨¦tera): en educaci¨®n los cambios se manifiestan en decenios, por lo que es razonable introducirlos una vez que sus previsibles efectos se han valorado concienzudamente.
b) Consideren, al menos, una de estas dos opciones para la articulaci¨®n en niveles de la educaci¨®n obligatoria: 1?) Inicio de la escolaridad obligatoria a la edad de 5 o 6 a?os (dos opciones). 2?) Ense?anza primaria: 6 cursos, empezando a los 5 o 6 a?os. 3?) Educaci¨®n Secundaria Media: 3 cursos. 4?) Educaci¨®n Secundaria Superior (Bachillerato): 3 cursos.
c) Acuerden la nueva ley con otros partidos, especialmente con el PSOE y los partidos que gobiernan en las comunidades aut¨®nomas, si ello es posible.
d) Consulten antes que a los ¡°gurus¡± de las reformas o a las organizaciones formalmente constituidas, a los ¡°clientes¡± (los que pagan y esperan ¡°retornos¡± del sistema escolar: padres, alumnos, empresarios, etc¨¦tera).
Cualquiera de las dos opciones que se sugieren para estructurar en niveles el sistema escolar (previo a la educaci¨®n superior) tiene, es claro, como ¡°Tal¨®n de Aquiles¡± la financiaci¨®n: supone incrementar en dos a?os las subvencionas a la ense?anza privada (necesitadas, las subvenciones, tal vez, de un replanteamiento) y, posiblemente, un ligero incremento en las dotaciones de profesorado en la ense?anza p¨²blica.
Estos problemas de financiaci¨®n (en un momento de fuerte crisis econ¨®mica) no tendr¨ªan que ser un argumento para llevar adelante una insuficiente reforma, y s¨ª debieran servir para racionalizar e introducir sentido com¨²n y mesura en los proyectos de cambio, especialmente en el proceso de implantaci¨®n, que debiera ser progresivo, compatible con el programa 2020 de la Uni¨®n Europea, y ajustado a un calendario del siguiente tipo (caben, naturalmente, otras alternativas):
1. A?o 2012:
a) Preparaci¨®n de la Reforma y promulgaci¨®n de la Ley en la que se definan los objetivos y las l¨ªneas maestras de la arquitectura general del sistema escolar. Acordar el programa de financiaci¨®n. b) Redise?o de la educaci¨®n infantil: incorporaci¨®n de un segundo idioma (es el periodo de mayor facilitad para la adquisici¨®n de una segunda lengua), atenci¨®n a los alumnos que presentan singularidades (alta capacidad, limitaciones, etc.), flexibilizaci¨®n de la conexi¨®n con la ense?anza primaria, etc¨¦tera.
2. A?o 2013: Aplicaci¨®n de los cambios en educaci¨®n infantil y elaboraci¨®n de los planes de desarrollo de la educaci¨®n primaria, dise?o de materiales, formaci¨®n del profesorado.
3. A?os 2014 a 2016:
a) Implantaci¨®n sucesiva de los tres ciclos de la ense?anza primaria, que habr¨¢ sido remodelada, previamente y en profundidad, mediante medidas como la simplificaci¨®n de contenidos (regreso a lo esencial: en el tiempo escolar disponible no cabe todo, por lo que es necesario fijar prioridades), tratamiento de alumnos con singularidades, consolidaci¨®n del segundo idioma, formaci¨®n del profesorado, elaboraci¨®n de materiales, etc¨¦tera).
b) Desarrollo de las directrices de la Ley para la Educaci¨®n Secundaria Inicial: otorgamiento de sustantividad a este periodo (para visualizar esta sustantividad, all¨ª donde fuese posible, podr¨ªan organizarse centros para este nivel, al estilo de las ¡°Escuelas Medias¡± de Estados Unidos); simplificaci¨®n de contenidos, centr¨¢ndolos en competencias b¨¢sicas; dise?o de itinerarios que permitan ajustar la ense?anza a las crecientes diferencias existentes entre los alumnos; puesta a punto de un eficaz sistema de orientaci¨®n para la asignaci¨®n del alumno a los diferentes itinerarios y para facilitar su progresi¨®n al tramo siguiente; formaci¨®n del profesorado; elaboraci¨®n de materiales, etc¨¦tera)
4. A?os 2017 -2018:
a) Implantaci¨®n progresiva de la Educaci¨®n Secundaria Inicial.
b) Desarrollo de las directrices de la Ley para la Educaci¨®n Secundaria Superior (Bachillerato): planes de estudio diferenciados para atender a las caracter¨ªsticas de los alumnos, especialmente los relativos a los itinerarios profesionales (con v¨ªnculos claros con las organizaciones empresariales y pensados para la efectiva incorporaci¨®n progresiva de los alumnos al mundo laboral) y acad¨¦micos (dise?ados para seguir estudios universitarios), conexi¨®n con la universidad, complementos formativos en empresas, actividades de cooperaci¨®n y prestaci¨®n de servicio social, formaci¨®n del profesorado, etc.).
5. A?os 2019 y 2020: Implantaci¨®n de la Educaci¨®n Secundaria Superior (Bachillerato).
Como ya se ha indicado, habr¨¢ que estudiar si para ese horizonte temporal (a?o 2020) es posible una Ley que implante una escolarizaci¨®n universal de 11/12 a?os (progresivamente diversificada a partir de la Educaci¨®n Secundaria Inicial, con un itinerario netamente profesional en el tramo de Educaci¨®n Secundaria Superior/Bachillerato), que requiere de recursos suficientes (profesorado, edificios, material pedag¨®gico, etc.) y capacidad t¨¦cnica (para el redise?o en profundidad de los planes de estudio), tanto en el Ministerio de Educaci¨®n como en las comunidades aut¨®nomas.
Y lo que es m¨¢s importante que los recursos: los responsables de la educaci¨®n escolar han de ser capaces de ilusionar a los profesores de todos los niveles para que, con los sacrificios que fuere menester, y el imprescindible reconocimiento por ello, se muestren dispuestos a llevar adelante este proyecto de cambio radical y estable de la educaci¨®n en Espa?a. Ese es, y no otro, el gran desaf¨ªo que tenemos como pa¨ªs.
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