El cultivo del cannabis busca un terreno legal
El proyecto de una gran plantaci¨®n de marihuana en Tarragona inquieta a la Generalitat Euskadi prev¨¦ regular los clubes de consumidores
En un pa¨ªs en el que el consumo de cannabis no se penaliza, ?es hora de plantear la legalizaci¨®n de las plantaciones a gran escala? Aunque despierta serias dudas legales, la sorprendente iniciativa de Rasquera, un peque?o pueblo de Tarragona, de alquilar siete hect¨¢reas en terrenos para cultivar marihuana ha reavivado el debate. El C¨®digo Penal castiga con penas de hasta seis a?os de c¨¢rcel a quienes ¡°cultiven, elaboren o trafiquen¡± con drogas ilegales. Los m¨¢s de 5.000 socios de la Asociaci¨®n Barcelonesa Cannabica de Autoconsumo (ABCDA) est¨¢n dispuestos a pagar 1,3 millones de euros en dos a?os al ayuntamiento para plantar marihuana dedicada, dicen, al autoconsumo con fines l¨²dicos o terap¨¦uticos. La jurisprudencia acepta la producci¨®n para el llamado ¡°consumo compartido¡±, aunque se deben cumplir una serie de requisitos que, seg¨²n los expertos, dif¨ªcilmente concurrir¨¢n en este caso.
Acuciado por la situaci¨®n econ¨®mica, el alcalde republicano Bernat Pellisa ha dado una vuelta de tuerca m¨¢s a un debate ¡ªel de la legalizaci¨®n del cannabis¡ª que est¨¢ m¨¢s vivo que nunca. Los clubes de fumadores se encuentran en un limbo jur¨ªdico que, al menos en Euskadi, puede desaparecer: todos los partidos con representaci¨®n en el parlamento vasco aprobaron ayer crear un grupo de trabajo para abordar el tema.
El objetivo es crear medidas de control para las organizaciones que cultivan su propia marihuana y la distribuyen entre los socios. Seg¨²n el presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones Cann¨¢bicas, Martin Barriuso, tambi¨¦n se podr¨ªan plantear instrucciones orientativas para la polic¨ªa y la fiscal¨ªa en las que se detalle qu¨¦ se puede considerar autoconsumo y qu¨¦ no. Dicho de otra forma, una legalizaci¨®n.
El C¨®digo Penal castiga el cultivo con hasta seis a?os de c¨¢rcel
Barriuso valor¨® el acuerdo parlamentario como un paso ¡°hist¨®rico¡± hacia el fin de un siglo de pol¨ªticas prohibicionistas. La ponencia es el primer paso en Euskadi para regular el consumo del cannabis, pero no el ¨²nico, ya que trabajar¨¢ en paralelo a la elaboraci¨®n desde el Gobierno vasco de la Ley de Adicciones. Este nuevo texto legal que el Ejecutivo quiere presentar en la C¨¢mara este mismo a?o aspira regular el "cultivo, la venta y el consumo" del cannabis en esos clubes, seg¨²n los responsables del Departamento de Sanidad.
La directora de Drogodependencias vasca, Celina Pereda, explica que la ley prev¨¦ realizar un registro de asociaciones de consumidores de cannabis. El registro oficial exigir¨¢, a cambio de esta seguridad, que estas organizaciones rechacen menores y que participen en labores de sensibilizaci¨®n y educaci¨®n. La ponencia ¡°va a generar un debate en una sociedad en la que se ha banalizado el consumo del cannabis¡±, apunta.
Si en el Pa¨ªs Vasco hay unas 50 entidades, en Catalu?a hay 30 en id¨¦ntica situaci¨®n de inseguridad jur¨ªdica. En esta comunidad, el caso de Rasquera ha despertado el rechazo del Gobierno auton¨®mico. El consejero de Interior, Felip Puig, anunci¨® ayer que, si el municipio acaba cediendo la finca ¡ªde siete hect¨¢reas¡ª pondr¨¢ el caso en manos de los tribunales.
La l¨ªnea roja est¨¢ en el destino de las plantaciones: tr¨¢fico o consumo propio
Al amparo del C¨®digo Penal ¡ªel tipo penal es ¡°tan abierto que permite cubrir muchas circunstancias¡±, se?ala Jos¨¦ Rey Cadenas, abogado penalista de Barcelona¡ª y de la ley de seguridad ciudadana de 1992 ¡ªque considera infracciones graves el consumo en lugares p¨²blicos y la tenencia il¨ªcita de drogas, aunque no est¨¦n destinadas al tr¨¢fico¡ª los cuerpos policiales han llevado a cabo un sinf¨ªn de operaciones contra los due?os de plantaciones de marihuna. Al llegar a los juzgados, esos casos se han resuelto de muy distintas maneras. Desde 1997, las audiencias provinciales han venido dictando sentencias absolutorias que han sido ratificadas despu¨¦s por el Tribunal Supremo.
Las sentencias, que han abierto el camino hacia la tolerancia de ciertas formas de cultivo ¡ªsiempre destinadas al consumo y no a la venta¡ª se basan en los requisitos que fij¨® el Supremo para hablar de ¡°consumo compartido¡±. ¡°Los afectados han de ser consumidores habituales y haber dado su autorizaci¨®n previa. Adem¨¢s, debe ser un c¨ªrculo cerrado de personas que consuman en un lugar tambi¨¦n cerrado. Y la candidad plantada debe encajar con la que se demanda, no puede haber excedentes¡±, sintetiza Aitor Breton, abogado de la Federaci¨®n.
Breton se muestra esc¨¦ptico con la viabilidad legal de la iniciativa tarraconense. ¡°Le veo dos problemas para cumplir los requisitos que marca la jurisprudencia. Uno, que deber¨ªa haber una previsi¨®n de consumo de todos los socios. Y dos, que los trabajadores del pueblo deber¨ªan ser socios de la entidad para que pudiese considerarse un c¨ªrculo cerrado de personas¡±, explica el letrado.
La Generalitat se plantea
llevar el caso de Rasquera
a los tribunales
¡°La jurisprudencia nos lleva a pensar en peque?as cantidades, no en un cultivo masivo en un espacio abierto como este. La clave es no traspasar la l¨ªnea roja que marca la ley, esto es, que no haya una disposici¨®n incontrolada de droga a la colectividad y, por tanto, se ponga en peligro la salud p¨²blica¡±, a?ade el profesor titular de derecho penal por la Universidad de Barcelona (UB) V¨ªctor G¨®mez. El profesor recuerda que se puede permitir la tenencia de cannabis en una cantidad incluso superior a la del consumo propio; siempre y cuando, claro, la persona pueda justificar que la droga incautada es ¡°para compartir con amigos, por ejemplo¡±.
Mar¨ªa Pascual, abogada de derecho penal de Gonz¨¢lez Franco, se?ala nuevos interrogantes en otra direcci¨®n: ?en qu¨¦ papel queda el Ayuntamiento y qu¨¦ responsabilidades pueden recaer sobre los ediles que han aprobado la medida? ¡°El consistorio promueve esta actividad como un tercero, que es ajeno a la asociaci¨®n cann¨¢bica y que lo hace, adem¨¢s, con ¨¢nimo de lucro. Lo mismo podr¨ªa pasar con los empleados del pueblo que trabajasen en ese cultivo¡±, advierte Pascual, que admite la ¡°inseguridad jur¨ªdica total¡± en la que se mueven los clubes de fumadores. ¡°Estamos en un ¨¢mbito de riesgo¡±, se?ala.
El informe jur¨ªdico
encargado por el Ayuntamiento
avala el proyecto
El alcalde Pellisa, que lleva muchos meses ideando el proyecto, ha encargado un informe jur¨ªdico que avala sus tesis. El documento, que se dio a conocer ayer, concluye que la medida ¡°no comporta ninguna responsabilidad penal por parte de los entes p¨²blicos¡± y asegura que ¡°el cultivo de cannabis no es constitutivo de delito¡±. Adem¨¢s, valora el impacto econ¨®mico y social sobre el municipio.
Mart¨ª C¨¤naves, el abogado que ha coordinado el informe jur¨ªdico, se muestra convencido de la viabilidad del proyecto. ¡°Queremos acabar con la hipocres¨ªa, nuestro proyecto fija las pautas para terminar con los problemas de este tipo de plantaciones: lo hemos dotado de seguridad jur¨ªdica y se pondr¨¢n los medios necesarios para acabar con los robos o los incendios. Que vengan los mossos si quieren, no podr¨¢n hacernos nada¡±, dice C¨¤naves, que cifra en 400 las plantaciones de marihuana en Espa?a (la mitad, en Catalu?a). ¡°Este asunto ten¨ªa que explotar en alg¨²n sitio y ha ocurrido aqu¨ª, en Rasquera, y ya no hay marcha atr¨¢s", contin¨²a.
La plantaci¨®n suscita tambi¨¦n dudas en cuanto a su control. ¡°Implica una gesti¨®n muy complicada. Podr¨ªa hacerse un esfuerzo de regulaci¨®n, pero nunca tendr¨ªamos la seguridad absoluta de estar movi¨¦ndonos en un ¨¢mbito legal¡±, remacha Pacual.
El debate del cannabis en el mundo
- En Holanda, durante d¨¦cadas han sido tolerados los coffeeshops, caf¨¦s en los que se puede comprar y consumir derivados del cannabis. La producci¨®n y el tr¨¢fico, sin embargo, no est¨¢n regulados. En un intento de combatir el fen¨®meno del turismo del porro, extendido en ciudades como ?msterdam, los coffeeshops se enfrentan a un cambio normativo que les obligar¨¢ a atender ¨²nicamente a socios, que adem¨¢s tendr¨¢n que ser residentes. Tampoco podr¨¢n vender las variedades m¨¢s fuertes del cannabis, aquellas que contienen m¨¢s cantidad de THC.
- En Estados Unidos, el uso terap¨¦utico del cannabis est¨¢ normalizando su consumo en algunos Estados y generando una industria en torno a esta droga. En California, Colorado, Nueva Jersey o Washington, los m¨¦dicos pueden prescribir marihuana a pacientes para soportar los efectos del c¨¢ncer o un dolor cr¨®nico, para combatir el insomnio o la falta de apetito, y as¨ª una larga lista. Un refer¨¦ndum en California para legalizar la marihuana tambi¨¦n para uso recreativo, la pol¨¦mica proposici¨®n 19, no prosper¨® por estrecho margen. El Gobierno federal no apoya estas iniciativas, pero tampoco las combate.
- En Am¨¦rica Latina, el debate sobre la despenalizaci¨®n cuanto menos del consumo de los derivados del cannabis est¨¢ abierto en varios pa¨ªses. Este tema llev¨® a la firma de al menos dos manifiestos en favor de la b¨²squeda de espacios de legalidad para esta droga que suscribieron exmandatarios e intelectuales como Fernando Henrique Cardoso, Ernesto Zedillo, Felipe Gonz¨¢lez, C¨¦sar Gaviria, Kofi Annan, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes o Javier Solana. Este grupo considera que las pol¨ªticas de represi¨®n han demostrado su fracaso y que es hora de ensayar otras v¨ªas.
- En Espa?a el cultivo para autoconsumo se abre paso de facto aprovechando los huecos de un C¨®digo Penal que proh¨ªbe la producci¨®n y tr¨¢fico de sustancias il¨ªcitas y que no penaliza el consumo personal, que solo es sancionado como infracci¨®n administrativa. Distintas sentencias han establecido que la producci¨®n para autoconsumo no es il¨ªcita, y las asociaciones de consumidores tratan de aprovechar esa rendija abierta. De ah¨ª surgi¨® el movimiento que trata de promover cultivos colectivos para consumo por sus socios, y que cuenta con plantaciones en distintos puntos de Espa?a, sobre todo en el Pa¨ªs Vasco y Catalu?a. El proyecto de Tarragona desaf¨ªa los l¨ªmites de esta pr¨¢ctica al promoverse a gran escala, en un terreno de siete hect¨¢reas.
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