Los chinos dan lecciones de cultura del esfuerzo
Los comerciantes asi¨¢ticos, puestos como ejemplo por Roig, copan la mitad de las tiendas en grandes ciudades. Su esp¨ªritu de sacrificio choca con los valores sociales europeos
¡°Es verdad que los trabajadores chinos son un ejemplo de laboriosidad y de esfuerzo; eso no se puede negar¡±, dice el catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid Julio Caraba?a sobre las declaraciones del presidente de Mercadona, Juan Roig, que dijo el mi¨¦rcoles: ¡°Cada vez hay m¨¢s bazares chinos porque hacen la cultura del esfuerzo que nosotros no hacemos¡±. Si Roig se refer¨ªa, a?ade Caraba?a, a la idea que est¨¢ en el imaginario colectivo de trabajar con horarios interminables todos los d¨ªas de la semana, es decir, ¡°a que hay que bajar el salario m¨ªnimo, pues no gracias¡±. Pero el presidente de Mercadona no se refer¨ªa a eso, asegura un portavoz de la compa?¨ªa, ni a empeorar en ning¨²n caso las condiciones de trabajo; todos los empleados de la compa?¨ªa son fijos y entre todos ellos se reparte un 25% de los beneficios de la empresa, 223 millones de euros este a?o, insiste el mismo portavoz.
Pero Roig s¨ª habl¨® de esa cultura del esfuerzo que, al parecer, ha perdido la sociedad espa?ola en los tiempos de bonanza econ¨®mica y que habr¨ªa que recuperar para salir de la profunda crisis econ¨®mica que sufre el pa¨ªs. ¡°En Mercadona apostamos por mantener el nivel de vida aumentando la productividad a trav¨¦s de la cultura del esfuerzo y del trabajo¡±, dijo el presidente de la compa?¨ªa. ¡°En 2008 reconocimos que la crisis no estaba fuera, estaba dentro de la compa?¨ªa. La ¨¦poca de la abundancia nos hab¨ªa amuermado, porque en la vida sin esfuerzo no hay ¨¦xito¡±, a?adi¨® ayer un portavoz.
Los bazares son negocios familiares, lo que les permite abrir m¨¢s tiempo
Se trata este de un viejo debate que aflora una y otra vez, que est¨¢ enraizado en las empresas, pero tambi¨¦n en otros ¨¢mbitos de la sociedad como la educaci¨®n, y que la crisis econ¨®mica ha vuelto a sacar a la luz una vez m¨¢s, quiz¨¢ con m¨¢s fuerza. ?Est¨¢n los espa?oles apoltronados y deber¨ªan fijarse en la capacidad de esfuerzo y adaptaci¨®n, por ejemplo, de los trabajadores y empresarios chinos?
¡°En Espa?a ya hay 7.000 bazares chinos que nos causan una gran admiraci¨®n y estamos aprendiendo de ellos¡±, dijo Roig en referencia al ejemplo que tom¨® Mercadona de estos establecimientos para mejorar su oferta, en concreto, de cubos y barre?os. Pero la presencia de tiendas chinas tambi¨¦n es muy fuerte, por ejemplo, en el peque?o comercio de alimentaci¨®n. Estos copan ya el 60% de las tiendas tradicionales de Madrid, seg¨²n un estudio realizado por la compa?¨ªa de Avanza ¡ªespecializada en trabajos de campo para la recogida de datos¡ª para la multinacional Nielsen. En Barcelona, el porcentaje baja el 50% y en Valencia ronda el 30%.
Hacen lo mismo
que las peque?as tiendas
espa?olas hace 30 a?os
?Cu¨¢l es el secreto de su ¨¦xito? ¡°El esfuerzo absoluto para sacar adelante su propio negocio¡±, dice el presidente de la patronal madrile?a Fedecam, Alfonso Tezanos, uno de los principales art¨ªfices de la incorporaci¨®n de la asociaci¨®n de comerciantes chinos en su federaci¨®n.
El modelo de bazares y tiendas de alimentaci¨®n es el de los negocios familiares, en los que acaban trabajando todos sus miembros de tal manera que les permite abrir el m¨¢ximo de horas al d¨ªa, el m¨¢ximo de d¨ªas a la semana sin que se les disparen los costes de los empleados, explican Tezanos y Juan Carlos Zheng, vicepresidente de la Asociaci¨®n de Comercios de Alimentaci¨®n Chinos en Espa?a, exdue?o de una peque?a tienda de alimentaci¨®n y ahora, propietario de un bazar.
El miedo es que se use
la crisis como amenaza
para recortar derechos
¡°Es nuestro estilo. Si un matrimonio tiene que trabajar un poco m¨¢s no pasa nada¡±, explica. Todos trabajan para tener dinero al final de mes en la bolsa familiar para cubrir gastos y vivir. En realidad, esto no es muy distinto de lo que ocurr¨ªa hasta hace unos 30 a?os en Espa?a, en panader¨ªas, tiendas de alimentaci¨®n... ¡°No han inventado nada¡±, dice Tezanos. Y Caraba?a apunta: ¡°Todav¨ªa hoy en los pueblos peque?os, la gente defiende sus explotaciones por menos del salario m¨ªnimo¡±. El profesor del Programa de Estudios de Asia Oriental de la UOC David Mart¨ªnez Robles comenta algo parecido, pero para Europa en general hasta hace 40 o 50 a?os. ¡°En ese tiempo, hemos pasado desde una cultura del trabajo a una cultura del ocio¡±. Es decir, del vivir para trabajar al trabajar para vivir, gracias a los avances, no solo econ¨®micos, sino tambi¨¦n sociales y laborales que se han ido consiguiendo a lo largo de los a?os.
Mart¨ªnez explica que los ciudadanos chinos que han llegado a Espa?a en los ¨²ltimos 15 a?os vienen de una cultura en la que las condiciones laborales son a¨²n precarias ¡ª apenas existe el concepto de vacaciones¡ª y siguen actuando en consecuencia aunque cambie el contexto, y a pesar de que valoran enormemente, a?ade Tezanos, el acceso a la sanidad y a la educaci¨®n p¨²blicas.
¡°La idea es que tu futuro
depende de ti mismo¡±,
dice un economista
Muchos expertos han vinculado tradicionalmente la capacidad de sacrificio y de esfuerzo de la sociedad china, incluidos los buenos resultados educativos de sus j¨®venes, con el pensamiento de Confucio. Este inculca los valores de disciplina, sentido del deber, respeto reverencial por la autoridad del padre, del jefe. Sin embargo, el profesor Mart¨ªnez recuerda que ese mismo pensamiento se asociaba antes al retraso de China y, ahora con su desarrollo, y adem¨¢s se?ala las protestas por las condiciones laborales que se han producido en el pa¨ªs asi¨¢tico en los ¨²ltimos tiempos y que hace una d¨¦cada eran impensables. ¡°Los chinos siempre han sido esforzados, pero han estado miles de a?os en la pobreza¡±, comenta socarronamente el soci¨®logo Caraba?a.
As¨ª, lo que ocurre es que cuando se pone como ejemplo a los trabajadores chinos es casi inevitable, por m¨¢s que se matice, pensar en esas jornadas de trabajo interminables, con sueldos bajos y con pocas quejas. Igual que cuando se habla de la cultura del esfuerzo hay muchos que piensan autom¨¢ticamente en rebaja de derechos laborales o de empeoramiento de condiciones de trabajo (como ayer se pudo comprobar en las redes sociales). Sobre todo en el actual contexto de recortes presupuestarios que afectan directamente al Estado de bienestar, y con una reforma laboral en plena discusi¨®n que, entre otras cosas, abarata el despido y da m¨¢s facilidades a los empresarios para cambiar las condiciones laborales de los empleados.
Los alumnos coreanos tienen buen resultado, pero les cuesta innovar
Pero, aparte de como una especie de chantaje con la amenaza de la crisis, hay otra manera de ver esa demanda de cultura del esfuerzo, explica el catedr¨¢tico Econom¨ªa de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo. Se refiere precisamente a la necesidad de esforzarse m¨¢s por trabajar para uno mismo, ¡°porque de tu propio esfuerzo depende tu futuro¡±, asegura sobre esa idea de empresa familiar que constituyen los comercios chinos y su capacidad emprendedora. ¡°A nosotros, si nos va mal un negocio, inmediatamente lo intentamos con otro distinto, echando mano de familiares y amigos, aunque ahora es verdad que con la crisis es todos m¨¢s dif¨ªcil¡±, explica Juan Carlos Zheng. Pero Garc¨ªa-Montalvo va all¨¢ en su razonamiento y asegura que se trata de una idea, la de que el futuro depende de uno mismo, que deber¨ªa implantarse tambi¨¦n dentro de las empresas, en la mentalidad de cada trabajador.
El problema es que la cultura del esfuerzo es uno de esos sintagmas que puede significar muchas cosas dependiendo de quien lo diga, y lo han mencionado con parecido entusiasmo desde los l¨ªderes del PP a los del PSOE, o los responsables de las 17 mayores compa?¨ªas espa?olas reunidas en el Consejo Empresarial para la Competitividad constituido el a?o pasado.
La idea de la escasa exigencia en Espa?a choca con el n¨²mero de repetidores
¡°Si lo que se quiere decir es que es bueno esforzarse, no hemos descubierto nada, ya lo dec¨ªan los primeros moralistas y en la cultura cristiana, la pereza es un pecado capital. Pero los Gobiernos no tienen ninguna herramienta para obligar a esforzarse a su poblaci¨®n¡±, dice el soci¨®logo Caraba?a.
Para Garc¨ªa-Montalvo, aparte de que s¨ª cree que hay mecanismos, al menos para allanar el camino ¡ªpor ejemplo, facilitar los tr¨¢mites para la creaci¨®n de peque?as empresas¡ª, este es un debate largo con muchas interpretaciones e importantes ramificaciones, por ejemplo, en la ense?anza, donde tambi¨¦n est¨¢n en auge modelos como el coreano gracias a sus buenos resultados en las evaluaciones internacionales. Pero, al igual que pasa con el mundo del trabajo, hay que tener cuidado con mirar bien los modelos que se persiguen, pues ¡°los alumnos coreanos se pasan la vida haciendo ejercicios, son muy buenos en reproducir contenidos pero les cuesta mucho innovar, por ejemplo, tienen serios problemas a la hora de hacer las tesis doctorales¡±, explica el catedr¨¢tico de la Pompeu Fabra.
La queja de las mayores
sobre los j¨®venes
viene de muy antiguo
En la educaci¨®n espa?ola, de hecho, desde hace muchos a?os planea esa idea de que se ha perdido la cultura del esfuerzo. ¡°En Espa?a no estamos primando la educaci¨®n y la cultura del esfuerzo. Suspendes tres asignaturas y pasas de curso. Eso es inadmisible. En Espa?a venimos de una cultura del man¨¢ durante 15 a?os, cre¨ªamos que todo ven¨ªa gratis y cambiar eso va a costar mucho¡±, dijo Roig el mi¨¦rcoles. Esa idea est¨¢ sin duda muy extendida en la sociedad a pesar de que Espa?a es uno de los l¨ªderes europeos en porcentaje de alumnos repetidores: m¨¢s del 40% de los alumnos de 15 a?os espa?oles han repetido alg¨²n curso.
Seg¨²n Caraba?a, ahora en las escuelas hay m¨¢s que esfuerzo, ¡°hay una cultura del estr¨¦s¡±. ¡°Cuando yo era estudiante, no me pon¨ªan deberes; ahora los alumnos est¨¢n saturados. No tengo un esfuerz¨®metro para saber si ahora hay m¨¢s o menos, pero los que claman porque se ha perdido la cultura del esfuerzo se olvidan de los vagos que hab¨ªa antes¡±.
¡°La empresa ha usado
el criterio de coste, en lugar del talento¡±, dice una experta
De hecho, estos debates siempre tienen connotaciones de pelea intergeneracional en la que los mayores les reprochan a los j¨®venes su falta de capacidad de sacrificio, una queja, por cierto que ya escuchaban los hijos de los antiguos egipcios.
¡°Evidentemente, no es lo mismo haber sido criado por la generaci¨®n de la posguerra, sin medios, que haber crecido con todo al alcance de un clic. Pero ni los j¨®venes son peores ni viceversa; lo que ocurre es que estamos asistiendo a la llegada de un modelo social distinto. Tenemos que dejar de pensar con los mismos par¨¢metros¡±, dice la experta en recursos humanos Nekane Rodr¨ªguez. Esta especialista cree que lo que hay que hacer es huir de la mediocridad, pero sin centrar esa idea en los trabajadores. ¡°En las empresas, a la hora de ahorrar, hemos utilizado el criterio de coste en lugar del talento. Por ejemplo, hemos abusado de las prejubilaciones y se ha perdido mucho talento. Se ha pensado en el corto plazo y no en el medio¡±. Y algo parecido, asegura, est¨¢ ocurriendo con los recortes que est¨¢n acometiendo las Administraciones, a?ade.
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