Son padres, no los due?os de sus hijos
El derecho a corregir a los menores tiene que ejecutarse sin maltrato f¨ªsico ni psicol¨®gico. Los l¨ªmites no siempre est¨¢n claros. El castigo en muchas ocasiones llega tarde y mal
¡°Son mis hijos, soy su due?o¡±, justificaba Homer Simpson a su esposa tras un castigo arbitrario. La parodia de esta serie animada de televisi¨®n se acerca a la relaci¨®n paterno filial de unas generaciones atr¨¢s. Pero la balanza se ha ido equilibrando, incluso cambiando de lado. En Espa?a, desde 2008, una modificaci¨®n del C¨®digo Civil elimin¨® un art¨ªculo que enunciaba: ¡°Los padres podr¨¢n corregir razonable y moderadamente a sus hijos¡±. El castigo f¨ªsico al menor es punible, como tambi¨¦n puede serlo causarle ¡°da?os psicol¨®gicos¡±. D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite debe venir marcado por ¡°el sentido com¨²n¡±, seg¨²n muchos expertos. Pero a la luz de los hechos y de algunas sentencias, no siempre est¨¢ claro.
El debate aflora tras el arresto de unos padres ubetenses tras castigar a su hija sin salir un fin de semana. Podr¨ªa parecer una interpretaci¨®n excesivamente rigurosa de la norma si no fuera porque la menor denunci¨® que fue encerrada y golpeada, algo que, de ser as¨ª, sobrepasa el castigo para llegar al maltrato.
La mayor¨ªa de los tutores prefiere soluciones habladas a los problemas
El caso resulta confuso. Seg¨²n el Defensor del Pueblo Andaluz, Jos¨¦ Chamizo, la menor se encontraba recluida en un chal¨¦ en construcci¨®n a donde su padre le llevaba comida ¡°dos d¨ªas a la semana¡±. La adolescente, que supuestamente presentaba un hematoma en el ojo, habr¨ªa intentado huir y denunci¨® los hechos ante la Guardia Civil. ¡°No te dejan educar a tu hija¡±, manifest¨® la madre de la chica a la prensa local. La consejera andaluza de Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, defendi¨® el criterio de que ¡°se aparta a la menor de inmediato del entorno familiar por si existe alg¨²n riesgo¡±.
El asunto tiene la antedicha vertiente jur¨ªdica y otra pedag¨®gica. Ambas se entrelazan. En la segunda, los especialistas coinciden en que el castigo puede ser necesario en un momento dado, pero con frecuencia llega tarde y no sirve de nada si no se ha hecho un trabajo constante a lo largo de toda la infancia del menor. Los tutores tienen que saber administrar su autoridad intentando que los hijos entiendan y compartan las conductas que les proponen, con flexibilidad o dureza seg¨²n las circunstancias, pero siempre con coherencia.
Algunos expertos opinan que hay un vac¨ªo legal en los deberes del ni?o
No hay un modelo ¨²nico. Lo que funciona con un hijo puede no ser ¨²til con otro, seg¨²n Helena Trujillo, psic¨®loga de la Cl¨ªnica Grupo Cero. ¡°Los hijos no son una propiedad privada. Muchos padres piden autonom¨ªa para limitar sus comportamientos, pero es una labor que no solo tiene que aparecer cuando empiezan a manifestar los primeros signos de desobediencia. Para que no se nos vaya de las manos hay que fomentar la comunicaci¨®n desde peque?os, conocer a los hijos, a sus amigos, implicarnos en el d¨ªa a d¨ªa en sus intereses. Pero no espiando, sino generando un clima de confianza. De esta forma, cuando llega a la adolescencia, una edad en la que anda m¨¢s perdido, podr¨¢ consultar sin miedo a sus padres¡±, explica.
Todo este escenario tiene que estar enmarcado en unos l¨ªmites que deben fijar los tutores. El problema, seg¨²n Pepe Rodr¨ªguez, doctor en psicolog¨ªa y profesor en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, es que muchas veces no se han establecido: ¡°Entonces los hijos se han convertido en unos s¨¢trapas que acaban haciendo lo que les sale de las narices. La convivencia hay que ense?arla en casa para que los ni?os sepan que no pueden hacer lo que se les antoje. Porque en el colegio no se les va a ense?ar; no hay autoridad de los maestros. Si uno le pega una bronca al menor, le contesta: ¡®Ma?ana vendr¨¢ mi madre y te vas a enterar¡¯. Y lo peor es que la amenaza se cumple¡±. Opina que hay cosas que no se pueden solucionar conversando con un adolescente y que, en ciertas circunstancias, la mejor medida para los padres es la privaci¨®n de privilegios. La ley obliga a cubrir necesidades b¨¢sicas, pero no m¨¢s, as¨ª que el m¨®vil, los videojuegos, excursiones o salidas pueden ser restringidos si no hay un comportamiento adecuado.
Los educadores piden
anticiparse a los
problemas en la ni?ez
El castigo es necesario cuando la situaci¨®n lo requiere. Su funci¨®n m¨¢s importante debe ser la educativa, explica Mar¨ªa Jos¨¦ D¨ªaz-Aguado, catedr¨¢tica en Psicolog¨ªa de la Educaci¨®n de la Universidad Complutense de Madrid. ¡°Hay que aplicarlo para ayudar al hijo a cambiar una conducta inadecuada¡±, a?ade. Sin embargo, tambi¨¦n advierte de que implica ciertos riesgos: ¡°Supone aplicar una medida que genera rechazo, y este puede quedar asociado a la persona que lo aplica. Si es muy intenso puede originarlo hacia el adulto¡±. Adem¨¢s, en algunos castigos, los menores son obligados a cambiar de conducta sin entender qu¨¦ han hecho mal. Esto es contraproducente. Pone un ejemplo: ¡°Si lo encierras en la habitaci¨®n porque saca malas notas, la indignaci¨®n producida por el castigo puede impedir la concentraci¨®n necesaria para estudiar. Es mejor sentarte a analizar con tu hijo por qu¨¦ ha suspendido, c¨®mo se ha organizado y tomar una medida correctora consensuada. Esto es m¨¢s eficaz para que los adolescentes aprendan a tomar las riendas de su vida y entiendan que su conducta tiene consecuencias. Tambi¨¦n suele serlo premiar conductas positivas alternativas a la que deben evitar¡±.
En 2010, D¨ªaz-Aguado encabez¨® el estudio del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar. Se les pregunt¨® a 11.000 padres de estudiantes de la ESO sobre m¨²ltiples factores alrededor de la educaci¨®n de sus hijos. Muestra que las familias son partidarias de salidas dialogadas a los conflictos. La primera soluci¨®n que proponen (el 71,9%) es ¡°analizar en cada caso por qu¨¦ se ha producido y ayudar al estudiante a resolverlo de otra forma¡±. Le sigue ¡°ayudar al menor castigado a anticipar las consecuencias de su conducta inadecuada y el da?o que produce¡± (40,2%). Solo un 6,6% escogi¨® ¡°aplicar el castigo lo m¨¢s pr¨®ximo posible a la conducta castigada¡± y un 10,4% ¡°aplicar las normas con m¨¢s rigor y dureza¡±. La catedr¨¢tica subraya que ha habido un gran cambio en sociedad: ¡°Ha avanzado el rechazo al autoritarismo. Las medidas consideradas mejores por los padres son las m¨¢s coherentes con los valores de la democracia: comunicaci¨®n, racionalidad, respeto a dignidad de la persona, tratar de convencer, respeto a los l¨ªmites. Pero, en la pr¨¢ctica, hay contradicciones. La mayor¨ªa de las familias sigue justificando pegar al menor como una medida educativa. Nadie puede ense?ar a no pegar pegando¡±.
El modelo educativo
ha cambiado del autoritarismo
a los valores democr¨¢ticos
Y aqu¨ª llega otra vez el problema jur¨ªdico. ?Puede o debe un padre darle un tortazo a su hijo para corregirle? Arturo Canalda, Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid sostiene que una cosa es un ¡°pescoz¨®n, que no tiene incidencia, y otra es cuando se transforma en una forma habitual de corregir o lo que pasa de cap¨®n a paliza¡±. ¡°Creo que quien entienda que la modificaci¨®n del C¨®digo Civil impide corregir a los menores est¨¢ tan equivocado como quien pensaba que antes pod¨ªa pegarles¡±, a?ade. Canalda cree que la ley en vigor es adecuada y que se tiene que interpretar en funci¨®n de las circunstancias concretas.
Pero no hay consenso sobre esto. Maite Salces, asesora jur¨ªdica del Defensor del Menor de Andaluc¨ªa matiza que hay asuntos que pueden quedar en el aire: ¡°?Hasta qu¨¦ punto tienen los padres potestad de correcci¨®n? ?Hasta qu¨¦ punto unas u otras acciones se pueden considerar maltrato psicol¨®gico?¡±. Asegura que con el c¨®digo en la mano un bofet¨®n puede ser penado como agresi¨®n y pone el ejemplo de una madre que recibi¨® una orden de alejamiento de su hija por dar un tortazo a su hijo. El suceso data de 2006 en Pozo Alc¨®n (Ja¨¦n). La sentencia estableci¨® que la madre ¡°cometi¨® un acto de agresi¨®n contra su hijo al cogerle del cuello para levantarlo del suelo y darle un tortazo en la cabeza¡±. Se cumpl¨ªan, seg¨²n el juez, todos los requisitos del tipo de maltrato, ¡°aun cuando hubiese sido la ¨²nica agresi¨®n cometida¡±, por lo que fue condenada en 2008 a 45 d¨ªas de prisi¨®n y a un a?o sin ver al ni?o. El consejo de Ministros indult¨® a la madre unas semanas despu¨¦s en un tr¨¢mite mucho m¨¢s r¨¢pido de lo que acostumbran a ejecutarse las gracias gubernamentales para evitar el alejamiento y la alarma social que provoc¨® entonces. Este es un caso, pero ¡°hay poca jurisprudencia al respecto¡±, apostilla Salces.
El C¨®digo Civil cambi¨® en 2008 para cerrar la puerta al maltrato
Muy cr¨ªtico con el statu quo se muestra Javier San Sebasti¨¢n, jefe de psiquiatr¨ªa infantojuvenil del Hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid y presidente de la Fundaci¨®n O¡¯Bel¨¦n, que gestiona centros de atenci¨®n a menores. Opina que la ley protecci¨®n al menor espa?ola establece ¡°muy bien los derechos de los ni?os y adolescentes pero no est¨¢ desarrollada¡±. ¡°Dice que un menor tiene una serie de derechos ampliamente recogidos, pero no hay reglamentaci¨®n ni habla de deberes. Hay un vac¨ªo legal. Considerando que se han producido cambios sociales muy importantes, en este momento estamos viendo que hay proporci¨®n de menores infractores y muy problem¨¢ticos cuyos padres no tienen armas para contenerles, sujetarles o limitarles¡±, explica. Coincide con los defensores del menor de Andaluc¨ªa y Madrid en que el caso m¨¢s frecuente no es el del ni?o que sufre castigos abusivos, sino el de los padres que se ven desbordados por hijos descontrolados, que en ocasiones se convierten en agresores. ¡°Si un menor sabe que la administraci¨®n siempre le va a proteger frente a sus padres pueden aprovecharse. Hay tutores que se encuentran con que no tienen herramientas para educar a sus hijos¡±, a?ade San Sebasti¨¢n.
Algo parecido opina el psic¨®logo Pepe Rodr¨ªguez, por cuyo gabinete han pasado numerosas familias con problemas a la hora de corregir a sus hijos. Pone dos ejemplos extremos: el de un hijo ya mayor de edad y con trabajo que ¡°tomaba el pelo a su madre¡±, quien no pudo echarlo de casa sin pasar previamente por el juzgado y el de una madre condenada a ocho meses de c¨¢rcel por ¡°dar un cachete a una hija hist¨¦rica¡±. ¡°En este pa¨ªs un marco jur¨ªdico excesivamente proteccionista, intrusista en la privacidad ha generado monstruosidades. Nos encontramos con familias aterrorizadas por hijos menores con todos derechos pero ninguna obligaci¨®n. Hay un error jur¨ªdico educativo. Es muy distinto el maltrato o tortura y lo que es un cachete corrector. La violencia no es un elemento educativo para nada. El cachete no es recomendable pero podr¨ªa serlo en un momento determinado. Hay que volver a la cordura¡±, clama.
Canalda: ¡°Ni ahora se impide corregir al menor ni antes se pod¨ªa pegarle¡±
El anterior Gobierno busc¨® a un grupo de expertos para desarrollar la ley del menor y concretar asuntos que estaban en el aire, pero el trabajo, que se concret¨® en un borrador que no vio la luz. Uno de los integrantes de este grupo fue Javier San Sebasti¨¢n, quien asegura que establec¨ªa unos deberes y ¡°llenaba el vac¨ªo de c¨®mo la administraci¨®n ten¨ªa que gestionar protecci¨®n de los menores¡±.
Roncesvalles Barber, profesora de Derecho Civil de la Universidad de la Rioja y experta en filiaci¨®n cree, sin embargo, que acotar mucho la actuaci¨®n de los padres o de la administraci¨®n en este ¨¢mbito es ¡°muy delicado¡±. Autonom¨ªas como Catalu?a y Arag¨®n s¨ª han reglamentado bastante pero Barber piensa que en toda Espa?a ¡°hay armas para controlar que los padres realicen un ejercicio razonable de la patria potestad¡±. ?Se podr¨ªan mejorar? ¡°Yo no s¨¦ si una legislaci¨®n que contempla todos los supuestos es beneficiosa. Tienen m¨¢s sentido las previsiones generales, donde le juez toma medidas justificadas ponderadas y adecuadas a caso concreto¡±, responde. Y a?ade: ¡°Me preocupa que haya leyes que pongan por escrito normas de puro sentido com¨²n. La profusi¨®n de leyes no beneficia su cumplimiento y si tenemos muchas que no se cumplen, dejaremos de creer en ellas¡±.
La patria potestad se tiene que ejercitar para la finalidad que prev¨¦ ley: la protecci¨®n de los hijos menores, explica Barber, quien asegura que ese debe ser precisamente el primer l¨ªmite. Los padres tienen que ser capaces de garantizar esta funci¨®n. Si no lo son, o caen en conductas de maltrato, es la administraci¨®n la que tiene la obligaci¨®n de encargarse de la guarda de los menores. Al contrario de lo que pensaba Homer Simpson, los hijos no son una propiedad privada.
Con informaci¨®n de Gin¨¦s Donaire.
Disciplina educativa eficaz antes que comportamientos punitivos
La catedr¨¢tica de Piscolog¨ªa Educativa Mar¨ªa Jos¨¦ D¨ªaz-Aguado analiz¨® en un art¨ªculo el castigo y sus alternativas. Considera que supone muchos riesgos para la educaci¨®n del menor y para la relaci¨®n con sus padres seg¨²n c¨®mo se aplique y propone unas premisas para ejecutar una disciplina educativa y eficaz. Lo que sigue es un resumen de los consejos.
- "Las normas deben estar claramente definidas y los adultos se deben comportar coherentemente con ellas". As¨ª se consigue que los ni?os participen "activamente en su definici¨®n y en el establecimiento de lo que deber¨¢n hacer si no las respetan".
- Hay que evitar la permisividad con comportamientos extremos para que el menor no interprete que hay un "apoyo impl¨ªcito" a estos. "La eficacia de las normas se reduce cuando las transgresiones graves quedan impunes".
- La disciplina debe promover cambios de comportamiento y ayudar a que los ni?os "entiendan por qu¨¦ es inadecuada la conducta que deben cambiar". Hay que intentar que no solo haya una enmienda, sino que el menor se arrepienta del mal que ha hecho e intente "reparar el da?o originado".
- "Para prevenir que las conductas inadecuadas vuelvan a repetirse es necesario favorecer alternativas".
- "La disciplina debe ayudar a ponerse en el lugar de aquellos a los que se ha hecho da?o, estimulando esta importante capacidad, la de ponerse en el lugar de los dem¨¢s".
- "Hay que evitar re?ir continuamente a los hijos por conductas de escasa relevancia".
- La correcci¨®n de una conducta negativa no debe plantearse en cualquier momento, conviene tener en cuenta varias premisas: se debe evitar las situaciones de tensi¨®n; hay que analizar "conductas espec¨ªficas, sin caer en las descalificaciones globales, ni en las expresiones que puedan ser interpretadas como cuestionamiento del afecto incondicional" al hijo; conviene "evitar mon¨®logos para estimular la participaci¨®n del ni?o"; es positivo favorecer que el hijo se explique y reflexione sobre lo que ha hecho para que se enmiende.
- "La eficacia de los adultos para ense?ar a respetar l¨ªmites aumenta cuando tienen una relaci¨®n de calidad con los hijos".
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