La castraci¨®n qu¨ªmica fracasa
Ning¨²n preso se ha adherido en dos a?os al programa de inhibidores de la libido en Catalu?a La Generalitat dar¨¢ a la iniciativa una segunda oportunidad
Ning¨²n preso quiere ser el primero en someterse a la castraci¨®n qu¨ªmica, el tratamiento inhibidor de la libido que desde hace m¨¢s de dos a?os est¨¢ en vigor en las c¨¢rceles catalanas. ¡°Si encontr¨¢semos a un primer candidato, quiz¨¢s otros se animar¨ªan. Pero, de momento, ha sido un fracaso¡±, explica Ramon Par¨¦s, director general de Servicios Penitenciarios de la Generalitat. Par¨¦s admite que la iniciativa ha topado con el rechazo de los internos: hasta ahora, ninguno de ellos ha aceptado seguir el programa, pensado para evitar que los violadores reincidentes vuelvan a delinquir cuando abandonan la c¨¢rcel.
?La expresi¨®n ¡°castraci¨®n qu¨ªmica¡±, denostada por los expertos, la situ¨® en el centro del debate p¨²blico el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy. En 2007, Sarkozy la anunci¨® como una posible medida frente a violadores y pederastas reincidentes que, pese a haber cumplido ¨ªntegramente sus condenas, siguen suponiendo una amenaza porque no est¨¢n rehabilitados. Desde entonces, el debate ha cuajado. Sobre todo en Catalu?a, donde una comisi¨®n de expertos aval¨® la posibilidad de que los presos que lo desearan recibieran inyecciones de unos f¨¢rmacos que reducen la producci¨®n de testosterona y, por tanto, el deseo sexual.
¡°Se generaron unas expectativas exageradas¡±, admite un alto responsable
La medida empez¨® a funcionar a principios de 2010. ¡°Si tres personas siguen el tratamiento el primer a?o ya ser¨¢ todo un ¨¦xito¡±, dijo entonces la exconsejera de Justicia Montserrat Tura (PSC). La exconsejera lleg¨® a anunciar que hab¨ªa encontrado a un candidato entre el reducido n¨²mero de internos (apenas 40) que cumpl¨ªan los requisitos para seguir el tratamiento. El hombre, que se hallaba en la ¨²ltima fase de su condena, ya recib¨ªa atenci¨®n psicol¨®gica y pronto empezar¨ªa la medicaci¨®n. Despu¨¦s, nunca m¨¢s se supo de aquel caso.
En realidad, explica Par¨¦s, ese supuesto candidato nunca lo fue. El interno cometi¨® una serie de abusos a menores y, en 2000, antes de entrar en la c¨¢rcel por esos hechos, comenz¨® a tomar un f¨¢rmaco similar al que se suministra en el caso de la castraci¨®n qu¨ªmica. Cuando ingres¨® en prisi¨®n, sigui¨® medic¨¢ndose. El caso es que, en dos a?os, ning¨²n preso se ha apuntado a la iniciativa. ?Por qu¨¦?
¡°A los hombres les preocupa someterse a este tipo de inyecciones. Aunque es cierto que tienen efectos secundarios, entre la poblaci¨®n reclusa corren todo tipo de rumores, fundados o no, que les hacen ser desconfiados. Ninguno quiere ser el primero¡±, sintetiza el director general. Una de las dudas de los internos es saber si, con el tratamiento, pueden mantener relaciones sexuales con sus parejas en las salas bis a bis de las prisiones. ¡°Las dosis se pueden hacer como para que no tengan ning¨²n problema. Pero, aun as¨ª, hay muchos recelos¡±, remacha Par¨¦s.
Si fuera obligatorio, ¡°podr¨ªa funcionar a la larga¡±, dice una experta
Odette Terol, doctora en Psicolog¨ªa Cl¨ªnica y Forense, ha trabajado con decenas de agresores sexuales en Estados Unidos, donde se aplica la castraci¨®n qu¨ªmica desde hace 17 a?os en programas de libertad condicional. Terol admite que los efectos secundarios ¡ª¡°Depresiones, irritabilidad, aumento de las mamas, ca¨ªda del vello¡±¡ª pueden generar rechazo entre los internos. ¡°El f¨¢rmaco inhibe la producci¨®n de testosterona y los internos se vuelven muy andr¨®genos. Algunos piensan que son menos hombres y lo rechazan¡±, dice la experta. Terol remarca que, al ser un tratamiento voluntario, muchos presos lo abandonan. ¡°Lo dejan a los dos o tres meses porque, entre otras cosas, no les gusta ver c¨®mo aumentan sus pechos¡±. Si fuera obligatorio, a?ade, ¡°podr¨ªa funcionar a la larga¡±.
Cronolog¨ªa de una pol¨¦mica
- Abril de 2005. La Audiencia de Palma de Mallorca rechaza la petici¨®n de un violador reincidente, Sebasti¨¢n Pol Bauz¨¢ (autor de 13 delitos de agresi¨®n sexual), de someterse a la castraci¨®n qu¨ªmica.
- Agosto de 2007. El presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, anuncia que someter¨¢ a los violadores y pederastas reincidentes a la castraci¨®n qu¨ªmica. Lo hace a ra¨ªz de la violaci¨®n de un ni?o de cinco a?os por un pederasta que acababa de salir de prisi¨®n, donde le hab¨ªan suministrado Viagra.
- Septiembre de 2007. Una comisi¨®n independiente de 14 expertos creada por el Departamento de Justicia catal¨¢n para afrontar la reincidencia de violadores al cumplir condena empieza a debatir sobre la castraci¨®n qu¨ªmica. De forma paralela, la Audiencia de Barcelona excarcela a Jos¨¦ Rodr¨ªguez Salvador, conocido como el violador de la Vall d'Hebron, acusado de 17 violaciones.
- Abril de 2008. La comisi¨®n de expertos propone, entre otras medidas, la supresi¨®n hormonal reversible voluntaria para los violadores que, al abandonar la prisi¨®n, no se hayan rehabilitado. La comisi¨®n se?ala que debe ser en todo caso un tratamiento voluntario.
- Septiembre de 2009. El Departamento de Justicia aprueba el protocolo sobre el "tratamiento farmacol¨®gico coadyuvante" para los internos condenados por violaci¨®n. Se deja claro que es una medida voluntaria para reducir la producci¨®n de testosterona.
- Febrero de 2010. Tras presentar el proyecto a los responsables de tratamiento de las c¨¢rceles catalanas, Justicia empieza la b¨²squeda de candidatos. Ofrece el programa a unos 40 internos. Ese mes, la exconsejera Montserrat Tura anuncia que uno de ellos est¨¢ dispuesto a tomar los f¨¢rmacos antes de salir de prisi¨®n, pero el hombre se acaba echando atr¨¢s.
- Marzo de 2012. La Generalitat se propone una revisi¨®n cr¨ªtica del programa tras constatar la inactividad de dos a?os. Plantea mejorar la formaci¨®n de los responsables de tratamiento y superar las dudas que el programa causa en la mayor¨ªa de los presos. El director de Prisiones, Ram¨®n Par¨¦s, cita las causas del fracaso: demasiadas expectativas; programa demasiado selectivo; preocupaci¨®n de los reos por los efectos secundarios; ausencia de beneficios penitenciarios y falta de formaci¨®n del personal.
El debate sobre la castraci¨®n vino motivado por casos de agresores sexuales que salieron de prisi¨®n sin estar rehabilitados, lo que caus¨® una gran alarma social. En septiembre de 2007, lo hizo Jos¨¦ Rodr¨ªguez Salvador, conocido como el violador del Vall d¡¯Hebron, aunque un a?o despu¨¦s el Tribunal Supremo orden¨® que volviera a prisi¨®n en aplicaci¨®n de la doctrina Parot. En junio de 2008, Alejandro Mart¨ªnez Singul, el segundo violador del Eixample, fue detenido por un delito sexual un a?o despu¨¦s de salir de la c¨¢rcel.
Cuando, en 2009, la Generalitat present¨® el protocolo sobre castraci¨®n qu¨ªmica, ¡°se generaron unas expectativas exageradas que no se han podido satisfacer¡±, admite Par¨¦s. Otra de las causas del fracaso, dice, es que la medida va dirigida a un grupo demasiado reducido de presos. En las c¨¢rceles catalanas hay 755 internos por delitos sexuales, el 7% del total. La mayor¨ªa solo delinque una vez ¡ªla tasa de reincidencia de los agresores sexuales es del 5,8%, muy por debajo de la media de los reclusos, del 40%¡ª por lo que no cumplen los requisitos de la iniciativa, dirigida a reincidentes con problemas para controlar su impulsividad. Todo ello redujo la lista de candidatos a 40 internos, que solo pueden participar si est¨¢n en la fase final de su condena.
A la ausencia de beneficios penitenciarios se suma la ¡°falta de formaci¨®n¡± de los profesionales que deb¨ªan ejecutar el programa. Este se plane¨® ¡°desde las alturas¡±, critica Par¨¦s. ¡°Ha habido un d¨¦ficit de participaci¨®n y quiz¨¢s no hemos sabido explicar bien los pros y los contras¡±. En esas condiciones, concluye, el programa ¡°est¨¢ muerto¡± a estas alturas, porque no se aplica. ¡°No s¨¦ si los funcionarios lo tienen hoy en d¨ªa en cuenta¡±.
La Generalitat, sin embargo, no va a suprimir el programa. ¡°Intentaremos resucitarlo¡±, dice Par¨¦s. Una de las razones es que no cuesta dinero: se trata simplemente de mantenerlo en cat¨¢logo. En caso de que un preso se apunte, el coste es de 4.000 euros anuales: la mitad para los f¨¢rmacos y, la otra mitad, para las anal¨ªticas. Par¨¦s revisar¨¢ los fallos del programa y se reunir¨¢ con los subdirectores de tratamiento de las prisiones para estudiar mejoras. ¡°D¨¦mosle otra oportunidad¡±, dice Par¨¦s, que se da un margen de dos a?os para comprobar los resultados. Si ning¨²n preso se ha apuntado entonces, dice, ¡°quiz¨¢s s¨ª sea la hora de retirarlo¡±.
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