Cruzando la ¨²ltima frontera
James Cameron, el cineasta que recre¨® como nadie el desastre del 'Titanic', nos abre ahora los secretos de las profundidades marinas
Los comunes mortales solo podemos imaginar lo que es estar all¨¢ abajo. La haza?a de James Cameron en su submarino verde loro nos llena de maravilla pero tambi¨¦n de un hondo (?) espanto. El cineasta que nos llev¨® a Pandora, el planeta de Avatar, ha querido ahora abrir otra caja ¨Cesta bien real- para nuestro pasmo: la de las profundidades marinas. Es ese un lugar casi tan fabuloso, inaccesible e igualmente extra?o.
Las condiciones para la vida a esa alucinante profundidad de casi 11 kil¨®metros ¨Cuna presi¨®n equivalente a echarte sobre las espaldas varios aviones Jumbo- resultan tremendas y hacen pensar en aquella novela del maestro de la ciencia ficci¨®n dura Hal Clement, Misi¨®n de gravedad (Ediciones B, 1993), en la que los achatados habitantes de Mesklin, un planeta con 700 g, socorren a una nave humana. Cameron no ha visto mesklenitas, de hecho en sus primeras declaraciones parece algo decepcionado por lo observado en la sima ¨Call¨ª no hab¨ªa grandes monstruos-, pero uno de los muchos intereses de la expedici¨®n es su capacidad de extrapolaci¨®n de la misi¨®n a un mundo con condiciones tan distintas y letales, como podr¨ªa ser Marte.
Descender a la Profundidad Challenger de Las Marianas est¨¢ solo al alcance de una tecnolog¨ªa muy precisa y, no hay que subestimarlo nunca, de un gran valor personal. Recordemos que una de las causas de que Piccard y Walsh pasaran tan poco tiempo en el fondo en 1960 se debi¨® a que su batiscafo empezaba a resentirse de la presi¨®n y literalmente a hacer agua. Ese de abajo no es nuestro mundo, al menos de momento, y cualquier error se paga muy caro. Por eso hemos tardado tanto en regresar. El propio Cameron, embutido en su sumergible como un astronauta en su c¨¢psula, ha tenido problemas: ha emergido antes tras la aver¨ªa de brazo hidr¨¢ulico destinado a obtener muestras.
Resulta en todo caso significativo y esperanzador que nuestro pionero al abismo en este medio siglo despu¨¦s del descenso del Trieste haya sido el cineasta del Titanic. El hombre que recre¨® como nadie el desastre marino que m¨¢s ha sacudido la conciencia de la humanidad ¨Ctragedia de la que precisamente se cumplen cien a?os- es el que ahora nos abre los ¨²ltimos secretos del mar. Esta vez parece que no vamos a tener que volver a esperar medio siglo para dar otros aldabonazos en las puertas de Neptuno: Cameron asegura que la de ayer es solo la primera de una serie de inmersiones que van a seguir inmediatamente, en las pr¨®ximas semanas. La ¨²ltima frontera de la Tierra, la profundidad marina, parece a punto de abrirse definitivamente.
Culminaci¨®n de toda una vida de inter¨¦s y fascinaci¨®n por el mar, la haza?a de Cameron tiene otros resultados m¨¢s all¨¢ de la exploraci¨®n y la ciencia, en el menos tangible mundo de la imaginaci¨®n. No hay que descartar el impacto creativo que haber estado en el abismo va a producir en el cineasta que tanto y tan bien nos ha hecho so?ar.
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