El ¡®Titanic¡¯ ten¨ªa defectos de construcci¨®n que contribuyeron a su hundimiento
La calidad de parte de los remaches debilit¨® el casco, seg¨²n el Instituto de F¨ªsica brit¨¢nico Las condiciones clim¨¢ticas en el caribe aquel a?o formaron la barrera de hielo contra la que choc¨®
Mucho se ha escrito y hablado sobre el hundimiento del Titanic, y una nueva oleada de art¨ªculos, hip¨®tesis y recuerdos salen ahora, en el centenario del hundimiento del famoso transatl¨¢ntico, a primera hora de la madrugada del 15 de abril de 1912, en su primer trayecto. Iban a bordo 2.224 personas y murieron 1.517, tras chocar con un iceberg a las 11.40 horas de la noche anterior. Era un buque modern¨ªsimo en su tiempo, construido con la m¨¢s avanzada tecnolog¨ªa. Y se hundi¨®. Los abundantes estudios que se han hecho, desde diferentes enfoques, han ido aportando informaci¨®n sobre el accidente. ¡°Ninguna causa aislada envi¨® el Titanic al fondo del Atl¨¢ntico norte; m¨¢s bien fue atrapado en una tormenta perfecta de circunstancias que conspiraron hacia su destino¡±, resume el escritor cient¨ªfico Richard Corfield en un art¨ªculo que publica el Instituto de F¨ªsica (IOP) brit¨¢nico. ¡°Fue una cadena de circunstancias¡±, concluye.
Pero Corfield aporta datos interesantes sobre alguna de esas circunstancias encadenadas centr¨¢ndose, sobre todo, en defectos de la construcci¨®n y problemas de materiales del famoso transatl¨¢ntico que pudieron influir en el desastre. Si, se hundi¨® tras el choque con un iceberg. Pero, ?por qu¨¦ se hundi¨® tan r¨¢pidamente, en menos de tres horas, un buque de 46.000 toneladas modern¨ªsimo para su ¨¦poca? Los remaches de los mamparos en la proa y en la popa tuvieron que ver.
El Tit¨¢nic fue uno de los primeros buques que ten¨ªa mamparos formando compartimentos transversales sellados para impedir que una v¨ªa de agua pudiera inundar todo el casco, recuerda Corfield. Esos compartimentos estancos incluso se cerraban con compuertas que se operaban el¨¦ctricamente desde el puente en caso de emergencia. El casco estaba hecho de planchas de acero unidas con tres millones de remaches de acero y de hierro.
Hace unos pocos a?os, explica el escritor cient¨ªfico brit¨¢nico, dos expertos (Tim Foecke, del Instituto Nacional de Est¨¢ndares y Tecnolog¨ªa estadounidense, y Jennifer Hooper McCarty, de la Universidad John Hopkins) se pusieron a estudiar los remaches del Titanic, combinando an¨¢lisis metal¨²rgicos con el estudio a fondo de la documentaci¨®n del buque en los astilleros de Harland and Wolff, en Belfast (Irlanda), donde se construy¨® el enorme transatl¨¢ntico.
Foecke y Hooper han descubierto que los remaches del casco no eran todos iguales, no ten¨ªan la misma composici¨®n, y, adem¨¢s, no se colocaron todos de la misma forma. Los de la proa y los de la popa no eran de la mejor calidad, como los del centro del buque. Adem¨¢s, se hab¨ªan colocado manualmente ya que el sistema de prensa hidr¨¢ulica utilizado para colocar los de las tres quintas partes del buque, en el centro, no se pod¨ªa utilizar ¨Ccon la tecnolog¨ªa de la ¨¦poca- donde la curvatura del casco era m¨¢s pronunciada, es decir en la proa y la popa.
La calidad de parte de los remaches era inferior, explica Corfield, ten¨ªan m¨¢s impurezas, ¡°haci¨¦ndolos especialmente vulnerables al esfuerzo de cizalla¡±. Los ensayos en laboratorio han mostrado que esos remaches, sometidos a presi¨®n, pueden saltar, con lo que se abrir¨¢n las planchas de acero del casco del Titanic, permitiendo la entrada masiva de agua en los compartimentos internos. Seg¨²n el dise?o, si m¨¢s de cuatro de los 16 compartimentos estancos resultaban inundados, el buque estaba condenado a hundirse, y se inundaron seis, como constat¨® el dise?ador del transatl¨¢ntico, Thomas Andrews, cuando baj¨® con el capit¨¢n a ver los desperfectos causados por el choque con el iceberg. ?Por qu¨¦ se utilizaron esos remaches no de primera calidad en parte del trabajo? Foecke y Hooper especulan que tal vez fue por ahorrar.
Aquel a?o se produjo el m¨¢ximo acercamiento entre la Luna y la Tierra en m¨¢s de 1.400 a?os
Corfield apunta otro elemento fat¨ªdico conjurado contra el Titanic, esta vez clim¨¢tico. Cuando hace demasiado calor en el Caribe, la Corriente del Golfo reforzada favorece la formaci¨®n de un muro de hielo, de icebergs, en el Atl¨¢ntico Norte, cerca de Terranova, al acentuarse las diferencias de temperatura y densidad del agua entre dicha corriente c¨¢lida y la fr¨ªa de Labrador. Y ese fue el caso aquella primavera de 1912.
Es m¨¢s, explica el escritor que tres meses antes, el 4 de enero de aquel a?o, se produjo el m¨¢ximo acercamiento entre la Luna y la Tierra en m¨¢s de 1.400 a?os. No se trata de posicionamientos m¨¢gicos de los astros, es que con esa aproximaci¨®n era m¨¢xima la marea. ¡°Cuando los icebergs pasan por el Mar de labrador, se quedan a menudo apresados en las aguas someras y pueden tardar varios a?os en soltarse y continuar su viaje hacia el sur¡±, explica Corfield. La marea excepcionalmente alta de enero pudo desprender muchos icebergs atrapados que retomar¨ªan su camino y alguno pudo acabar cruz¨¢ndose con el Titanic, tal y como han sugerido Donald Olson y Russel Doescher (Universidad del Estado de Tejas) en la revista Sky and Telescope.
Otras circunstancias encadenadas de la ¡°tormenta perfecta¡± que acab¨® con el famoso transatl¨¢ntico ser¨ªan la respuesta del acero del casco en las bajas temperaturas del agua, la ausencia de binoculares en el puesto de vig¨ªa donde el serviola oteaba el mar, el aviso de peligro de icebergs que recibi¨® el telegrafista y que no lleg¨® al puente de mando, la escasez de botes salvavidas para todas las personas a bordo (aunque m¨¢s de los que exig¨ªa la normativa entonces), la velocidad del barco¡. Corfield las va explicando en su art¨ªculo. ¡°El mejor planificaci¨®n del mundo no puede eliminar todo factor susceptible de tener un impacto negativo en el dise?o y la operaci¨®n de una m¨¢quina tan complicada como un enorme buque de pasajeros. De vez en cuando, suficientes de esos factores individuales se combinan y la cascada de acontecimientos es tan larga y compleja que la tragedia es inevitable¡±, concluye.
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