Defensa de la parcialidad
Las circunstancias han determinado que nos hayamos reunido hoy aqu¨ª para entregar los Premios Ortega y Gasset en un a?o que desgraciadamente se perfila como uno de los m¨¢s dolorosos desde el restablecimiento de la democracia en Espa?a. La crisis se agudiza, la econom¨ªa vuelve a la recesi¨®n y la consiguiente tensi¨®n pone a prueba todos los mecanismos de los que este pa¨ªs se ha dotado en las ¨²ltimas d¨¦cadas en su anhelo de construir una sociedad m¨¢s estable y m¨¢s justa.
El n¨²mero de empresas y personas que se declaran en quiebra, conocido hoy mismo, supone un nuevo r¨¦cord. El esfuerzo que se le exige a la sociedad espa?ola en t¨¦rminos de sacrificios, ajustes y recortes no hace m¨¢s que profundizar este malestar. La angustia, en definitiva, se extiende entre los ciudadanos.
Los medios de comunicaci¨®n no son una excepci¨®n en este paisaje desabrido. EL PA?S, como el resto de peri¨®dicos, tanto nacionales como extranjeros, se enfrenta al doble reto que supone por una parte superar la crisis econ¨®mica, que acarrea una merma considerable en sus ingresos, y por otra a los cambios tecnol¨®gicos que ponen en cuesti¨®n desde hace a?os la viabilidad de su edici¨®n impresa.
El peri¨®dico hace frente a todo ello sin perder la vocaci¨®n de seguir ejerciendo el papel de diario de referencia en Espa?a y en Am¨¦rica Latina. En lo material, hemos reorganizado la redacci¨®n y estructurado nuestros recursos para ofrecer a los lectores informaci¨®n en la Red con las mismas exigencias ¨¦ticas y profesionales con las que hemos trabajado desde hace 36 a?os. Les puedo asegurar que se trata de un esfuerzo ingente, sobre cuyo ¨¦xito a futuro no nos cabe la menor duda, y que habremos de proseguir en las peores de las circunstancias en los pr¨®ximos a?os con el esfuerzo y el trabajo de nuestros periodistas, nuestros accionistas y nuestros lectores.
En lo inmaterial, a su vez, nos esforzamos cada d¨ªa m¨¢s, especialmente en estos momentos de fragilidad institucional, en aplicar con rigor el esp¨ªritu de las declaraciones del presidente de la junta general en marzo de 1977, recogidas como anexo en el Estatuto de la Redacci¨®n, en el sentido de que EL PA?S deber ser un peri¨®dico liberal, independiente y socialmente solidario. Adem¨¢s del reconocimiento de que la soberan¨ªa reside en el pueblo, liberal quiere decir, dec¨ªa el presidente, en estar dispuesto a comprender y escuchar al pr¨®jimo, aunque piense de otro modo, algo que desgraciadamente escasea cada vez m¨¢s en el debate period¨ªstico y pol¨ªtico de este pa¨ªs.
Como instituci¨®n asentada en la democracia espa?ola desde 1976, este peri¨®dico se esfuerza por ello cada d¨ªa en fortalecer esos consensos, cuya fragilidad en la actualidad es lamentada por la generalidad de los ciudadanos y amenaza adem¨¢s con socavar los cimientos de la sociedad que con tantos esfuerzos, cesiones y compromisos hemos construido entre todos desde la Constituci¨®n de 1978.
En esta estela, y aunque esta exposici¨®n sea muy breve, perm¨ªtanme citar aqu¨ª a Isaiah Berl¨ªn, posiblemente el m¨¢s destacado de los pensadores liberales del siglo pasado. Berlin public¨® en 1978 un volumen titulado Pensadores Rusos en el que recogi¨® una colecci¨®n de ensayos escritos a lo largo de 30 a?os.
De todos ellos emerge un brillante cuadro de la intelligentsia rusa, y de las circunstancias sociales y pol¨ªticas que produjeron pensadores excepcionales como Alexander Herzen, Bakunin, Turgenev, Balinsky o el propio Tolstoi. Muchas de sus ideas e impulsos contribuyeron con posterioridad y sin hab¨¦rselo propuesto a la revoluci¨®n rusa de 1917. Berlin es lo contrario a un revolucionario, pero su generosidad en la lectura y el estudio de los principales pensadores rusos del siglo XIX supone un ejemplo del esp¨ªritu liberal al que me refer¨ªa antes.
Y quiero citar una idea de ese libro referida precisamente a Alexander Herzen. Este cre¨ªa, explica Berlin, que resulta muy dif¨ªcil o imposible encontrar una respuesta simple o definitiva a cualquiera de los problemas de fondo de nuestras sociedades. Esto es, cuando un dilema es de verdad fundamental y decisivo para un individuo o para el conjunto de la sociedad, (y yo me atrever¨ªa a decir aqu¨ª que son dilemas de esta categor¨ªa a los que la sociedad espa?ola se enfrenta de forma especial en estos tiempos de crisis), cuando un dilema, insisto, es de verdad fundamental para el conjunto de la sociedad, la respuesta nunca puede ser clara, n¨ªtida o cristalina. Sobre esta idea, Berlin edificar¨ªa en el siglo XX una de las catedrales m¨¢s hermosas a la libertad, a la tolerancia y al di¨¢logo.
Sobre esa idea se construy¨® tambi¨¦n de forma exitosa la transici¨®n espa?ola y en ello consiste, en mi opini¨®n, la tarea fundamental que debe abordar este peri¨®dico en estos a?os aciagos por tantas razones: escuchar a la sociedad, favorecer el di¨¢logo, impulsar los consensos, sosegar los enfrentamientos.
Es tambi¨¦n al servicio de este esp¨ªritu que los miembros del jurado de los Ortega y Gasset, a quienes agradezco su trabajo y su generosidad, se reunieron para deliberar y fallar los premios correspondientes a este a?o. No hay m¨¢s denominador com¨²n entre todos ellos que ese compromiso moral con la verdad.
Sir Harold Evans, desde la direcci¨®n primero del Sunday Times y del Times luego, as¨ª como durante su larga carrera profesional posterior, estableci¨® el baremo por el que luego se han medido centenares de periodistas. Humberto Padgett ha sido capaz de transmitir de forma extraordinaria ese compromiso con los m¨¢s castigados en la periferia del mundo que la desigualdad est¨¢ construyendo con los desechos del crecimiento econ¨®mico. Y finalmente, Carmela R¨ªos y Carlos Jacobo M¨¦ndez retrataron, cada uno con sus instrumentos, la protesta de los j¨®venes del 15-M contra esa misma desigualdad.
Acabo. En su defensa de Alexander Herzen, explica Berlin que, al contrario que la imparcialidad, por ejemplo en el ejercicio de la justicia en abstracto, la parcialidad en s¨ª misma no resulta por lo general una virtud especialmente bien considerada. Y sin embargo, ese ap¨®stol de la moderaci¨®n, de la duda y del liberalismo m¨¢s humanista del siglo pasado que fue Berlin nos recuerda que rara vez se ha dicho o escrito algo que haya valido la pena ser dicho o escrito que no fuera profunda y apasionadamente parcial. De la parcialidad entendida como defensa de unos valores y no del partidismo. Creo que ese es tambi¨¦n el esp¨ªritu que irradia el trabajo y el empe?o moral de nuestros premiados de hoy en su b¨²squeda de la verdad, de la justicia y de la defensa de los m¨¢s desprotegidos en nuestras sociedades. Y creo que no podemos m¨¢s que alegrarnos sinceramente de ello.
Y creo tambi¨¦n que, junto con los mejores valores del periodismo profesional, ese es el compromiso que este peri¨®dico y el grupo editorial que lo sustenta renueva hoy con todos sus lectores y con todos ustedes.
Muchas gracias.
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