Al cole con un ¡®tupper¡¯ por culpa de la crisis

Catalu?a acaba de abrir un mel¨®n complicado: la introducci¨®n del tupper en las escuelas p¨²blicas. Que los ni?os se traigan la comida de casa y la calienten y se la coman en el centro. Una pr¨¢ctica ahora inexistente en la red p¨²blica de primaria, que solo han introducido contados institutos y escuelas concertadas, y que plantea m¨²ltiples interrogantes. Desde qu¨¦ garant¨ªas tendr¨ªa para la seguridad alimentaria, hasta c¨®mo reorganizar¨ªan los centros el servicio de comedor, cu¨¢l ser¨ªa el futuro de las cocinas o la reacci¨®n de las empresas que se ganan la vida con los men¨²s escolares.

Sin experiencias tampoco en el resto de Espa?a, el origen del debate est¨¢ en la crisis. Las federaciones de asociaciones de padres y madres de alumnos (AMPA) cifran entre un 15% y un 20% las familias que han prescindido del servicio de comedor por motivos econ¨®micos. Los 150 euros al mes que de media cuesta comer en la escuela es demasiado cuando uno de los padres, o los dos (714.000 familias en 2010 seg¨²n Eurostat), est¨¢ en paro.

Los ¨²ltimos indicadores publicados por organismos oficiales y entidades son alarmantes respecto al efecto de la crisis sobre los ni?os. Unicef alert¨® la semana pasada de que 2,2 millones de menores espa?oles viven en hogares que est¨¢n por debajo del umbral de la pobreza, y que esta ya afecta a m¨¢s ni?os que adultos. En Catalu?a, la Federaci¨®n de Entidades de Atenci¨®n a la Infancia y Adolescencia (Fedadia) ha alertado de que la malnutrici¨®n ya alcanza al 4,4% de los ni?os.

Los 150 euros del men¨² escolar son demasiado para las familias en paro

Con este escenario de fondo y ante la petici¨®n de los padres de algunos alumnos, las dos grandes federaciones de AMPA catalanas se han reunido con la Generalitat para abordar la posibilidad de que las tarteras entren en la escuela. Por ahora, el silencio del departamento de Educaci¨®n es total, m¨¢s all¨¢ de confirmar, a trav¨¦s de un portavoz, que s¨ª, que trabaja en unas ¡°recomendaciones¡±. Pero no revela aspectos clave, como qui¨¦n tendr¨¢ la ¨²ltima palabra a la hora de introducir la fiambrera en los comedores (si el centro, los padres o la Administraci¨®n); de c¨®mo o qui¨¦n sufragar¨¢ las infraestructuras que habr¨ªa que comprar para conservar y calentar los alimentos; o de la custodia de los chavales que se coman lo que traen de casa. S¨ª asegura el portavoz que las ¡°recomendaciones¡± estar¨¢n listas para el pr¨®ximo curso. Faltan dos semanas para terminar el curso actual y, pasado el 22 de junio, las AMPA se las ver¨ªan y desear¨ªan para comunicar un cambio de tanta trascendencia a las familias.

Las propias asociaciones de padres de alumnos que se han sentado con la Generalitat admiten que el tema es muy complejo, sobre todo en Educaci¨®n Primaria. La presidenta de la federaci¨®n de AMPA de Tarragona y responsable de la comisi¨®n de comedor de la Federaci¨®n de Asociaciones de Padres y Madres de Catalunya (FAPAC), Esther Fern¨¢ndez, recuerda que ¡°de 6,20 euros que cuesta un men¨², solo 1,80 es la comida, el resto es el monitoraje¡±. Fern¨¢ndez s¨ª ve ventajas en introducir el tupper en los institutos. ¡°Con alumnos a los que se pueden exigir responsabilidades y que no necesitan la custodia de un ni?o peque?o, tiene l¨®gica¡±. Sin embargo, alerta de que la entrada de las fiambreras en la escuela implica riesgos. Entre ellos cita los sanitarios relativos a intolerancias alimentarias ¡ª¡°ahora que hemos conseguido la integraci¨®n total de los cel¨ªacos¡±, por ejemplo¡ª, o a la conservaci¨®n de los alimentos.

No est¨¢ claro c¨®mo sufragar monitores, microondas

No est¨¢ claro qui¨¦n asumir¨ªa la inversi¨®n necesaria para que los centros escolares cuenten con neveras y sistemas para calentar la comida ¡°con AMPA que todav¨ªa est¨¢n endeudadas pagando la cocina que construyeron hace unos a?os¡±, o c¨®mo se separar¨ªa a unos y otros alumnos. ¡°?Habr¨ªa ni?os de primera, los que pueden pagar; y de segunda, los del tupper?¡±, se pregunta Fern¨¢ndez, para quien detr¨¢s del debate aparece la mano de los recortes en servicios p¨²blicos que emprendi¨® la Generalitat hace un a?o y medio, cuando CiU lleg¨® al Gobierno catal¨¢n. ¡°El departamento lleva mucho retraso en el pago de las becas a los consejos comarcales y con esta excusa quiere cargarse el servicio de comedor en la escuela p¨²blica¡±, afirma convencida.

La ¨²nica comunidad que ha abierto un debate parecido ha sido el Pa¨ªs Vasco. Fue hace cuatro o cinco a?os, recuerda Ana Eizagirre, que entonces era coordinadora de la Confederaci¨®n de AMPA del Pa¨ªs Vasco. Pero all¨ª la propuesta no tuvo tanto que ver con la crisis econ¨®mica como con la voluntad de algunas familias de dar a sus hijos men¨²s alternativos al que proponen las escuelas: vegetarianos o con alimentos ecol¨®gicos, algo que ya han adoptado muchos centros.

En el Pa¨ªs Vasco se daba adem¨¢s el caso de comedores con m¨¢s demanda que oferta de plazas, de forma que la fiambrera hubiera sido una soluci¨®n para este overbooking, recuerda Eizagirre. ¡°Pero no hubo debate en la comunidad educativa, porque la Administraci¨®n lo rechaz¨® de plano y los sindicatos de trabajadores del comedor se posicionaron en contra. Se dio carpetazo sin debate¡±, explica.

El retraso en las becas lleva a algunas familias a cancelar este servicio

La inquietud en torno a este asunto se ha hecho especialmente patente en Catalu?a, pero empieza a extenderse a nivel estatal. El presidente de la Confederaci¨®n Estatal de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA), Jes¨²s S¨¢nchez, se muestra muy cr¨ªtico con la posibilidad de abrir los centros escolares a la fiambrera. En su opini¨®n, ¡°no se podr¨ªa garantizar la calidad de la comida escolar como se ha conseguido, porque desde el punto de vista organizativo ser¨ªa un caos (custodia de alimentos, espacios, frigor¨ªficos, monitores), pero sobre todo porque el comedor es una ense?a de la escuela inclusiva y compensadora de desigualdades¡±. Seg¨²n S¨¢nchez, ¡°con la excusa de la crisis se estar¨¢n llevando por delante y desmantelando logros que han costado d¨¦cadas¡±. ¡°Y luego, ?qu¨¦?¡±, pregunta: ¡°?La jornada intensiva impuesta en toda Espa?a, el fin del transporte escolar?¡±.

En cuanto al Ministerio de Educaci¨®n, no se pronuncia sobre el tema, aduciendo que la educaci¨®n es una competencia transferida al 100% a las comunidades aut¨®nomas.

La cuesti¨®n del tupper en las escuelas irrumpi¨® casi de imprevisto en el congreso que la semana pasada se celebr¨® en Barcelona sobre comedores escolares, Comer en la Escuela. La organizaci¨®n tuvo que incluir una mesa sobre el tema cuando el programa estaba casi en la imprenta, explica el coordinador del congreso y director del Observatorio de la Alimentaci¨®n, el profesor Jes¨²s Contreras. El diagn¨®stico general sobre la situaci¨®n de los comedores escolares ha mejorado mucho en los ¨²ltimos a?os ¡ªen 2002, la mitad de los men¨²s escolares estaban desequilibrados y 10 a?os despu¨¦s la mayor¨ªa est¨¢n equilibrados¡ª y ¡°cada vez se les plantean m¨¢s exigencias no solo en t¨¦rminos alimentarios, sino pedag¨®gicos y de h¨¢bitos¡±. Sin embargo, el aumento del n¨²mero de escolares que dejan de acudir a los comedores del centro y recurren a la tartera inquieta a los responsables del Observatorio.

En Catalu?a el 4,4% de los ni?os padece desnutrici¨®n, seg¨²n algunas entidades

En opini¨®n de Contreras, ¡°la alarma est¨¢ justificada, porque con la precariedad aumenta el empobrecimiento, y este, la desnutrici¨®n¡±. Cinco de cada 14 comidas importantes de la semana se hacen en la escuela, recuerda Contreras, una cifra que alcanza una gran dimensi¨®n cuando algunas entidades est¨¢n alertando de que cada vez son m¨¢s los ni?os cuya ¨²nica comida en condiciones del d¨ªa es la que hacen en la escuela.

Hace unas semanas, en una informaci¨®n a prop¨®sito de la reducci¨®n de las becas de comedor, apareci¨® en TV-3 el director de la escuela Josep Boada, de Badalona, alertando del drama que puede suponer que algunos ni?os no puedan comer en la escuela. ¡°Muchos ni?os no comer¨¢n o no har¨¢n una comida en condiciones, o comer¨¢n si su madre ha podido vender tres calcetines y tiene tres euros¡±, advirti¨® Casto Garc¨ªa, el director, ante las c¨¢maras.

La directora de Fedaia, la entidad que alert¨® del aumento de menores malnutridos, S¨°nia Mart¨ªnez, tambi¨¦n muestra reservas ante este fen¨®meno. ¡°Lo importante¡±, dice, ¡°son los derechos de los ni?os. Su derecho a una alimentaci¨®n sana y equilibrada que les permita crecer y rendir bien a nivel educativo¡±. Y a?ade: ¡°Si el tupper debe ser una soluci¨®n para que coman bien, valor¨¦moslo; pero si pensamos en las familias sin recursos para alimentar a sus hijos cabe preguntarse qu¨¦ les podr¨¢n preparar para llevar a la escuela¡±.

Crece el n¨²mero de chicos cuya ¨²nica comida equilibrada es la del colegio

Uno de los actores b¨¢sicos en este debate son las empresas que prestan servicios de c¨¢tering y monitoraje a las escuelas. Una de las principales empresas del sector es Scolarest, que pertenece a Compass-Group, con 1.200 escuelas y 120.000 familias de clientes. Su director de operaciones, Pedro Sanju¨¢n, considera que ¡°la introducci¨®n del tupper podr¨ªa representar una disminuci¨®n del uso del comedor escolar en torno al 10%¡±. Esta circunstancia, sumada a otras como la implantaci¨®n de jornada intensiva o la reducci¨®n de becas, est¨¢ oblig¨¢ndoles a ¡°adaptarse con rapidez al nuevo escenario econ¨®mico¡±. Sin embargo, Sanju¨¢n asegura que lo hacen sin renunciar a pilares b¨¢sicos como son la seguridad alimentaria y el equilibrio nutricional.

La directora de calidad, seguridad, salud y medio ambiente de la empresa, Bego?a S¨¢nchez Quiles, sostiene que, llegado el caso, ser¨ªa bueno elaborar directrices para las familias, al igual que las hay para las empresas que prestan estos servicios. Los men¨²s de los c¨¢tering ¡°cuentan con la supervisi¨®n de nutricionistas que basan sus criterios en recomendaciones realizadas por las autoridades competentes en la materia, la normativa vigente y las pol¨ªticas de salud p¨²blica de la alimentaci¨®n escolar¡±, subraya S¨¢nchez, que tambi¨¦n destaca el rigor de los sistemas higi¨¦nicos para garantizar la seguridad alimentaria. Este tema es uno de los que presenta m¨¢s aristas. Seg¨²n el director del Observatorio de la Alimentaci¨®n, es importante tener en cuenta ¡°la responsabilidad jur¨ªdica que entrar¨ªa en juego si hubiera alg¨²n problema sanitario¡±. Algo que, recuerda, ¡°no figura en las atribuciones del personal de los centros¡±.

La CEAPA recuerda que el comedor es una ense?a de ¡°la escuela inclusiva¡±

Quien defiende firmemente el tupper en la escuela es la FAPAES, la federaci¨®n que agrupa a las AMPA de los institutos p¨²blicos en Catalu?a. Su presidente, Pere Farriol, admite que la cuesti¨®n podr¨ªa poner en riesgo las cocinas y comedores existentes, pero asegura que en estos momentos tienen identificados ¡°muchos¡± casos de chavales que acaban comiendo en un banco en la puerta del instituto. ¡°No buscamos acabar con las cocinas ni los comedores, que son garant¨ªa de inclusi¨®n, sino dar respuesta a los chavales cuyas familias no tienen recursos para pagar los 150 euros del comedor¡±, asegura.

Farriol se niega a revelar nombres y ubicaciones, pero asegura que el problema es de tal magnitud que tienen institutos localizados en 12 de las 44 comarcas catalanas donde se hace la vista gorda y, a la espera de una normativa, se permite que los alumnos coman de su fiambrera. ¡°Claro que los comedores de la escuela p¨²blica cumplen una funci¨®n social, ?pero qu¨¦ hacemos con estos chavales?¡±, se pregunta. El presidente de la FAPAES da por sentado, por ejemplo, que ni la Generalitat ni ninguna otra Administraci¨®n est¨¢ por sufragar los costes que comportar¨ªa comprar neveras, microondas o calientaplatos. Y las asociaciones de padres, por mucha voluntad que pusieran, tampoco est¨¢n en condiciones de hacerlo.

Para calmar los ¨¢nimos, la FAPAES hizo p¨²blica una nota en la que asegura que han llegado a un acuerdo con la Generalitat por el cual la ¨²ltima palabra la tendr¨¢ el Consejo Escolar (maestros y padres) de cada centro. Sin embargo, la Generalitat no confirma dicho pacto. El acuerdo establecer¨ªa adem¨¢s que los centros deber¨¢n tener sistemas para refrigerar y calentar alimentos, ¡°un espacio adecuado en el mismo comedor o en otro espacio igualmente adecuado¡±, y que habr¨¢ que garantizar que estos alumnos est¨¦n debidamente vigilados, por monitores o por padres y madres voluntarios. Sin embargo, no hace falta ser un experto en realidad educativa para saber que las escuelas no van sobradas de espacio. Ni de padres y madres voluntarios (no por falta de voluntad) en horario de 12.00 a 15.00.