Un profesor universitario, condenado por abusar de dos alumnas
El juez le impone una pena de tres a?os y ocho meses de prisi¨®n
Un profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, Carlos Gil, de 55 a?os, ha sido condenado a un total de tres a?os y ocho meses de prisi¨®n como autor de dos delitos de abuso sexual cometidos contra sendas alumnas suyas durante unas pr¨¢cticas acad¨¦micas desarrolladas en un paraje de la localidad de San Roque (C¨¢diz). La sentencia declara probado que Gil, docente de la facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, en la que imparte clases de Antropolog¨ªa, se desplaz¨® con varios estudiantes a esta localidad para completar unas pr¨¢cticas de la asignatura consistentes en ¡°observar¡± la conducta ¡°de unos primates¡± que se hallaban ¡°en libertad¡± en el paraje conocido como el Pinar del Rey, situado en San Roque.
Varios alumnos, entre ellos las dos afectadas, y una profesora adjunta llegaron al lugar, procedentes de Madrid, el 12 de mayo de 2006. Siempre seg¨²n la sentencia, todos los asistentes ¡°se repartieron entre las tres habitaciones que hab¨ªa [en una casa del paraje] para dormir¡±. Y una vez all¨ª colocaron sus sacos de dormir en el suelo. En una de las habitaciones se instalaron varios alumnos, entre ellos las dos afectadas, una profesora adjunta, el profesor Gil y otra ¡°persona identificada como Luis¡±, se?ala la sentencia, dictada por el Juzgado de lo Penal 4 de Algeciras (C¨¢diz), donde se celebr¨® el juicio luego de seis a?os de instrucci¨®n.
Los hechos ocurrieron durante unas pr¨¢cticas en un paraje de C¨¢diz
Al d¨ªa siguiente, 13 de mayo, y tras cenar todos en la casa que compart¨ªan, las dos alumnas afectadas se retiraron a su habitaci¨®n para descansar y poder afrontar la agotadora jornada que les aguardaba al d¨ªa siguiente. Cuando ambas se ¡°encontraban profundamente dormidas¡±, el profesor se acerc¨® primero a una de ellas, ¡°tumb¨¢ndose junto a ella¡±, seg¨²n la sentencia. La alumna se despert¨® y le pregunt¨® qu¨¦ hac¨ªa all¨ª, a lo que Gil respondi¨® que ¡°le apetec¨ªa dormir all¨ª¡±, para inmediatamente despu¨¦s abrazarse a ella. Y, ¡°con un claro ¨¢nimo libidinoso, comenz¨® a tocarle los pechos¡±. La alumna se levant¨® y se fue de all¨ª.
Seguidamente, el acusado se acerc¨® a la otra alumna, que dorm¨ªa en su saco profundamente, motivo por el que no se hab¨ªa percatado de lo ocurrido con su compa?era. Esta alumna tambi¨¦n ¡°se despert¨® al comprobar que alguien la estaba tocando¡±. Y comprob¨® que se trataba de su profesor, que se hab¨ªa tumbado junto a ella y estaba metiendo ¡°la mano dentro del saco de dormir, y recorriendo con su mano (¡) todo el cuerpo¡± de la alumna ¡°hasta llegar a su cadera¡±, mientras ¡°la apretaba contra s¨ª con la finalidad de acercarla a¨²n m¨¢s a ¨¦l¡±.
El acusado aleg¨®
que sufr¨ªa un problema
de sonambulismo
Cuando la alumna se levant¨® para salir de all¨ª, el profesor la agarr¨® con la finalidad de que volviera al saco, aunque ¡°logr¨® zafarse¡±. Fuera de la habitaci¨®n estaba la otra alumna, consternada por lo sucedido. Una de las estudiantes, seg¨²n la sentencia, necesit¨® tratamiento psicol¨®gico durante dos a?os y desde entonces rechaza a las personas con ¡°pelo blanco¡± y repudia todo lo que tiene que ver con la Universidad Aut¨®noma. La sentencia refuta que las alumnas, ¡°buenas estudiantes y que aprobaron sobradamente la asignatura¡±, denunciaran al profesor guiadas por un ¡°¨¢nimo espurio¡± o razones ¡°econ¨®micas¡±, contra lo que sostuvo Gil. Entre otros argumentos, el juez se basa en el testimonio de la profesora adjunta, cuya versi¨®n coincidi¨® con lo expresado por las afectadas.
La defensa aleg¨® que el profesor ¡°sufr¨ªa un problema de sonambulismo¡± y que en alguna ocasi¨®n ¡°se ha despertado sentado en la cama sin saber qu¨¦ hac¨ªa all¨ª¡±. ¡°Lo ¨²nico que hice¡±, explic¨® en el juicio el profesor, ¡°fue levantarme para dar una vuelta a pie y volver a mi saco¡±, con lo que trat¨® de abonar su tesis de que actu¨® en estado de sonambulismo. Tambi¨¦n aleg¨® que esa noche bebi¨® alcohol. El juzgado rechaza que concurra el sonambulismo y el estado de embriaguez y sostiene que Gil fue plenamente consciente de lo que hac¨ªa y a qui¨¦n se acerc¨® aquella noche. ¡°No solo toc¨® [a una de las afectadas] con su mano, sino que la apret¨® contra s¨ª, y siendo rechazado por ella insisti¨® y utiliz¨® un acto violento; esto es, cogerla por la fuerza para lograr su prop¨®sito, lo que descarta que estuviera anulada su capacidad intelectiva o volitiva¡±, razona el juez.
La acusaci¨®n particular de una de las afectadas, encarnada por la abogada madrile?a Carmen Roney, se muestra ¡°satisfecha¡± con la resoluci¨®n y conf¨ªa en que esta condena coh¨ªba a quienes se pravalecen de su condici¨®n de superioridad, en este caso acad¨¦mica, para cometer hechos atroces como este cometido contra sus propias alumnas.
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