El instituto de Catarroja arrasado por la dana que no quiere mudarse a otro pueblo en horario de tarde: ¡°Casi no ver¨ªamos a nuestros hijos¡±
Familias, estudiantes y profesorado del Berenguer Dalmau se oponen al plan de la Generalitat valenciana de trasladarlos a diario en 20 autobuses a otro centro en Picassent
Buena parte de la s¨®lida valla que rodeaba el instituto p¨²blico Berenguer Dalmau, en Catarroja, ha desaparecido. Y el enorme patio ¨Daqu¨ª estudiaban hasta hace dos semanas m¨¢s de 1.500 alumnos¨D est¨¢ lleno de fango, escombros, y montones de ca?as. En Catarroja murieron, al menos, 28 personas por la dana. Pese a los avances de los ¨²ltimos d¨ªas, como en el resto de la zona m¨¢s afectada por la dana, las calles siguen llenas de barro, hay solares convertidos en cementerios de autom¨®viles, muchas plantas bajas cuyos due?os todav¨ªa no han acabado de limpiar, y todas las escuelas permanecen cerradas.
El alumnado del Berenguer Dalmau (la mayor¨ªa tiene entre 12 y 18 a?os), sus familias y los profesores tienen adem¨¢s estos d¨ªas una preocupaci¨®n a?adida. La Consejer¨ªa de Educaci¨®n ha decidido que los estudiantes vuelvan a clase en un instituto de otro pueblo, Picassent, donde tendr¨¢n que trasladarse a diario en una veintena de autobuses, y que lo hagan por la tarde, cuando los chavales que ya estudian en ¨¦l hayan terminado. La comunidad educativa se opone, con el respaldo municipal. Y han presentado alternativas, como la instalaci¨®n de aulas prefabricadas en solares de los que el Ayuntamiento dispone. La consejer¨ªa no ha respondido a las preguntas de este peri¨®dico.
¡°Con esa soluci¨®n, las madres y padres que trabajamos casi no ver¨ªamos a nuestros hijos. Nos ir¨ªamos por la ma?ana dej¨¢ndolos solos en casa y no los volver¨ªamos a ver hasta casi la hora de cenar. Y adem¨¢s se perder¨ªan todas las actividades extraescolares y deportivas que hacen por la tarde. No nos entra en la cabeza. Yo creo que no saben la magnitud de lo que ha pasado en Catarroja¡±, dice Yolanda Morales, de 49 a?os, cuyo hijo de 16, y su hija, de 13, estudian en el Dalmau. ¡°Los profesionales de salud mental que est¨¢n trabajando aqu¨ª lo primero que recomiendan es que los ni?os y adolescentes tengan un hogar seguro, y est¨¦n rodeados de sus familias y amigos. Pero de esta forma no van a poder restablecer su rutina, ni volver poco a poco a la normalidad. Es justo lo contrario de lo que necesitan nuestros hijos¡±, a?ade Morales, que trabaja como auxiliar de servicios en la Universidad de Valencia y preside la asociaci¨®n de familias (Ampa) del instituto.
Dos semanas despu¨¦s del desastre, lamenta Morales, los t¨¦cnicos todav¨ªa no han determinado en qu¨¦ situaci¨®n estructural se encuentra. Si podr¨¢ mantenerse todo o parte del inmueble construido hace m¨¢s de 50 a?os. La presidenta del Ampa a?ade: ¡°Se ha dicho que el pueblo salva al pueblo. Y es verdad que sobre todo los primeros d¨ªas fuimos nosotros mismos quienes estuvimos salv¨¢ndonos un poco. Pero necesitamos a la administraci¨®n, necesitamos que act¨²e ya, porque las administraciones est¨¢n creadas para hacer un servicio p¨²blico y ayudar a la ciudadan¨ªa¡±.
Hay padres que expresan su cabreo de forma m¨¢s desgarrada, como Vicente Cantador, de 47 a?os, cuyo hijo, de 13, acude al centro: ¡°Son unos sinverg¨¹enzas. Nos ahogan y ahora quieren mandar a nuestros chiquillos a otro pueblo. Nos vamos a pasar todo el d¨ªa sin saber de ellos, hasta que lleguen de casa casi por la noche. Nadie que conozca quiere esa soluci¨®n¡±, dice Cantador, que trabaja de camionero. Ana, alumna de la ESO, a?ade: ¡°Ser¨ªa un l¨ªo. Ir a clase despu¨¦s de comer y volver casi por la noche nos desmontar¨ªa el horario. Hay mucha gente que tiene extraescolares, va al conservatorio, hace deportes o va a ingl¨¦s como yo, y no podr¨ªamos seguir haci¨¦ndolo¡±.
Volver a clase
Lo m¨¢s urgente, cree el director del instituto, Ricard Benlloch, es que ¡°los ni?os salgan del barro y vuelvan a las aulas¡±. Pero, como la mayor¨ªa del claustro de profesores, considera que ir y venir a Picassent ser¨ªa muy complicado. Llegar al instituto de acogida, situado a 11 kil¨®metros, costar¨ªa en circunstancias normales unos 15 minutos. Pero nada en estos momentos parece normal en Catarroja, que, seg¨²n describe Javier Cort¨¦s, orientador del instituto, parece ¡°una zona de guerra¡±.
¡°El traslado tendr¨ªa que hacerse muy bien para que no fuera incluso peligroso. Y la llegada, el proceso de bajar all¨ª tambi¨¦n ser¨ªa dif¨ªcil, y podr¨ªa alargarse mucho. Por lo que nos han contado en el instituto de L¡¯Om, ellos ya tienen tres autobuses y cuando llegan todos de golpe es un colapso, imag¨ªnate nosotros con 20¡å, afirma el director.
¡°Solo hace falta dinero¡±
Benlloch no considera adecuada la modalidad online porque por su experiencia durante la pandemia, muchos chavales, seguramente los que m¨¢s las necesitan, no siguen adecuadamente las clases a trav¨¦s de una pantalla. La comunidad educativa del Dalmau trata de que la consejer¨ªa se comprometa a que la reubicaci¨®n en Picassent sea, en todo caso, ¡°extraordinaria, temporal y lo m¨¢s corta posible¡±, como mucho hasta principios de enero, mientras se prepara un lugar en Catarroja donde albergarlos en aulas prefabricadas hasta que su instituto sea reparado o reconstruido.
La consejer¨ªa no ha dado hasta ahora, sin embargo, se?al de aceptar alternativas, asegura el concejal de Educaci¨®n, Jos¨¦ Antonio Cuberos. ¡°No lo entendemos, sobre todo cuando hay soluci¨®n¡±, a?ade; ¡°en Catarroja tenemos solares que tienen acceso a luz y agua. Lo ¨²nico que tendr¨ªan que hacer ser¨ªa poner barracones y conectar los suministros. Y para ello solo tendr¨ªan que ponerse a trabajar ya y destinar dinero¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.