Cara a cara con el perd¨®n: un largo y dif¨ªcil camino
Las v¨ªctimas que han participado en encuentros con terroristas afirman sentirse reconfortadas Algunas asociaciones plantean dudas sobre la llamada justicia 'restaurativa'
A Carmen Hern¨¢ndez, Josu Elespe, I?aki Garc¨ªa Arrizabalaga, Rosa y Roberto Manrique, les ha servido. Probablemente, tambi¨¦n a Emiliano Revilla. Todas estas v¨ªctimas de ETA ¡ªheridos, hu¨¦rfanos, una viuda y un secuestrado cuyas vidas quedaron marcadas para siempre por la barbarie terrorista¡ª se han reunido cara a cara con presos de la organizaci¨®n que han rechazado la violencia y que quer¨ªan, de alguna manera, pedirles perd¨®n. As¨ª, reconoc¨ªan el inmenso dolor que la banda ha provocado durante sus d¨¦cadas de existencia.
Cuando ETA anunci¨® que dejaba de matar, el 20 de octubre de 2011, cinco reclusos de la banda se hab¨ªan reunido ya con cinco v¨ªctimas en unos encuentros impulsados por el Ministerio del Interior del Ejecutivo socialista. Desde entonces lo han hecho seis presos y seis v¨ªctimas m¨¢s, y el ministerio ha incluido estas reuniones dentro del plan de reinserci¨®n anunciado a finales de abril ¡ªno sin generar fuertes cr¨ªticas por parte de algunas asociaciones de afectados¡ª. La de Manrique ha sido la primera de la nueva etapa del Gobierno del PP¡ªy la primera tambi¨¦n en ser retransmitida en directo por los medios¡ª, pero no ser¨¢ la ¨²ltima. Otras v¨ªctimas han pedido encontrarse con los reclusos.
La pol¨¦mica no acaba en los encuentros, sino que lleva a otra cuesti¨®n m¨¢s profunda. ?Qu¨¦ tipo de justicia debe aplicarse en estos momentos en Euskadi? ?Basta con que los reos cumplan la pena que les han impuesto y paguen sus delitos ante el Estado o ser¨ªa deseable promover una perspectiva que incluya, adem¨¢s de la pena, alg¨²n tipo de reparaci¨®n a las v¨ªctimas a trav¨¦s del di¨¢logo? ?Tiene sentido la llamada ¡°justicia restaurativa¡±? ?En qu¨¦ consiste exactamente? El debate, como no pod¨ªa ser de otro modo tras 50 largos y dif¨ªciles a?os de terrorismo que ha dejado heridas que est¨¢n a¨²n en carne viva, est¨¢ abierto.
Hace 10 d¨ªas se celebr¨® en Bilbao un seminario peculiar. Bajo el t¨ªtulo ¡°Justicia retributiva y restaurativa: su articulaci¨®n en los delitos de terrorismo¡±, la Universidad de Deusto junt¨® a jueces, profesores de Derecho, v¨ªctimas del terrorismo, pol¨ªticos, abogados... para hablar de esta cuesti¨®n. Se sentaron en la misma mesa participantes con posturas tan diversas como Maite Pagazaurtundua, presidenta de la Fundaci¨®n de V¨ªctimas contra el Terrorismo, y Jone Goirizelaia, conocida abogada del entorno abertzale. Fue una jornada intensa, pero tranquila, en la que se abordaron diversas cuestiones. Entre ellas, como no pod¨ªa ser de otra manera, el concepto de perd¨®n. ?Deben pedir perd¨®n los terroristas de ETA? ?A las v¨ªctimas? ?A la sociedad? ?Es suficiente con que reconozcan el da?o causado? ?Es el perd¨®n un concepto religioso o civil? Un debate complicado y lleno de aristas.
Hasta el momento, 12 v¨ªctimas se han reunido con 12 presos
Han sido las leyes las que han introducido el perd¨®n en la pol¨ªtica penitenciaria. En 2003, una reforma del C¨®digo Penal incluy¨® la petici¨®n de perd¨®n a las v¨ªctimas como requisito necesario para que los presos por terrorismo pudieran acceder a la libertad condicional. El requisito, despu¨¦s, se extendi¨® en la pr¨¢ctica al tercer grado y a la obtenci¨®n de permisos para salir de la c¨¢rcel.
Desde algunos sectores pol¨ªticos y jur¨ªdicos se plantea la posibilidad de reformar estos art¨ªculos. Se dice que lo ¨²nico exigible para el preso deber¨ªa ser el reconocimiento del da?o causado y el compromiso de no volver a cometer delitos; y que, m¨¢s all¨¢ de eso, el resto de las din¨¢micas de justicia restaurativa, y cualquier petici¨®n de perd¨®n, deber¨ªan quedar al margen de la ley.
Pero, hoy por hoy, el perd¨®n est¨¢ en la legislaci¨®n. Entonces, ?c¨®mo debe llevarse a cabo esta exigencia legal? ?En persona? ?Por carta? Hasta el momento, lo que se ha hecho es exigir a los presos que se acogen a la reinserci¨®n una carta gen¨¦rica de petici¨®n de perd¨®n y reconocimiento del da?o causado. Los encuentros cara a cara se han mantenido totalmente ajenos al cumplimiento de la ley porque se ha considerado que, vinculados a los beneficios penitenciarios, dejaban de tener sentido y no ten¨ªan ninguna virtud restaurativa para las v¨ªctimas.
Algunas organizaciones los han criticado fuertemente. La Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo (AVT) ha planteado dudas, y criticado que los recursos se empleen en la reinserci¨®n de los presos. Otras, como Covite (Colectivo de V¨ªctimas del Terrorismo en el Pa¨ªs Vasco) han llegado a hablar de que los encuentros suponen un empate t¨¦cnico entre las v¨ªctimas y los terroristas, aunque asegurando que la cr¨ªtica se centra en el procedimiento y que en ning¨²n momento se cuestiona a las v¨ªctimas que acuden a las reuniones.
El perd¨®n es un requisito del C¨®digo Penal, pero no necesariamente pedirlo en persona
Los afectados est¨¢n de acuerdo en algo: los encuentros solo tienen sentido como algo voluntario e individual, para el que se sienta preparado para ello y crea que le puede servir. Los que lo han llevado a cabo hablan, en general, de que se han sentido reconfortados. Como Josu Elespe, hijo del primer concejal socialista asesinado por ETA, Froil¨¢n Elespe, o I?aki Garc¨ªa Arrizabalaga, hijo del delegado de Telef¨®nica en San Sebasti¨¢n asesinado en 1980 Juan Manuel Garc¨ªa Cordero.
¡°Creo que la finalidad de la pena no es solo castigar ¡ªque tambi¨¦n¡ª sino tambi¨¦n recuperar a los presos para la sociedad, y si eso se logra, si el recluso ha aceptado los principios democr¨¢ticos y ha hecho autocr¨ªtica de la violencia, entiendo que es un ¨¦xito¡±, se?ala Garc¨ªa Arrizabalaga, que se reuni¨® con un preso de ETA no directamente relacionado con el atentado de su padre ¡ªen su caso, los culpables nunca fueron condenados¡ª. ¡°Por otro lado, cuando vas a un encuentro de este tipo buscas respuestas directas a muchas preguntas que siempre te planteas, como qu¨¦ mecanismos usa una persona para despojar a otra de todo vestigio humano y darle un tiro en la nuca. Al final, te das cuenta de que t¨² haces las preguntas desde una l¨®gica y la que el terrorista usa es totalmente distinta. Pero, si se le ha recuperado para una sociedad en paz, bien est¨¢¡±.
¡°La v¨ªctima acepta romper la distancia infinita que le separa del criminal, pero al precio de que este renuncie a la l¨®gica de la violencia y que milite, por tanto, en la causa de la paz y de la justicia¡±, ha escrito el fil¨®sofo Manuel Reyes Mate, que tambi¨¦n ha acudido a los talleres de convivencia que se desarrollaron en la c¨¢rcel de Nanclares de Oca (?lava). ¡°Es el trueque de la culpabilidad por la responsabilidad¡±. El juez de la Audiencia Nacional Ram¨®n S¨¢ez, escrib¨ªa en una ponencia que present¨® en el seminario celebrado en Deusto hace 10 d¨ªas que ¡°ese es el juego que podr¨ªa cumplir, en su caso, el perd¨®n, el de un intercambio de la culpa moral que pesa sobre el victimario por la responsabilidad pol¨ªtica que asume como ciudadano, en el horizonte de una justicia penal que ha afirmado la vigencia de la norma¡±.
La presidenta de la Fundaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua ¡ªhermana de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA en 2003¡ª plantea sus dudas sobre la justicia restaurativa; fundamentalmente, el alcance que puede tener en Euskadi, en estos momentos. ¡°Los encuentros que se lleven a cabo, voluntarios, dentro de los par¨¢metros precisos, con delicadeza hacia las v¨ªctimas, merecen todo el respeto. No podemos pensar que el ser humano no es capaz de evolucionar. Pero en estos momentos son muy pocos; son habas contadas¡±, se?ala. Apenas una veintena de los m¨¢s de 500 presos de ETA en c¨¢rceles espa?olas se han acogido a medidas de reinserci¨®n y solo se han celebrado 12 encuentros. ¡°La justicia restaurativa, ahora mismo tiene un recorrido muy limitado porque el contexto dentro del mundo de los presos es el negacionismo de la realidad; siguen diciendo que llevan 500 a?os de opresi¨®n y no asumen su responsabilidad por lo sucedido. Y nada de esto va a cambiar mientras no haya un reproche real de la sociedad vasca hacia el pasado terrorista. El tejido social est¨¢ muy da?ado y Batasuna aprovecha el negacionismo en su estrategia pol¨ªtica¡±.
"Que un terrorista asuma la reinserci¨®n es un ¨¦xito", declara una v¨ªctima
Efectivamente, los que han dado el paso de la autocr¨ªtica son pocos, y otro debate no resuelto es el papel que esta veintena de presos debe jugar. ?Puede servir de algo que tengan presencia p¨²blica? Interior, hasta el momento, no lo ha permitido. Por otro lado, est¨¢n las trabas que muchas veces se han encontrado estos reclusos para acceder a beneficios penitenciarios a pesar de haber cumplido con todos los requisitos que se les exig¨ªan. Es complicado que otros presos se acojan a un camino si no ven que funciona y si pueden tener la sensaci¨®n de que los que han decidido dar el paso han podido ser enga?ados o manipulados.
Por otro lado est¨¢ la cuesti¨®n del c¨®mo deben llevarse a cabo los encuentros restaurativos ¡ªahora llamados ¡°reparadores¡± por el Gobierno del PP¡ª. El m¨¦todo ha cambiado. Hasta el momento, la iniciativa part¨ªa del preso. Eran los reclusos quienes, al final de un proceso de desvinculaci¨®n de la violencia, ped¨ªan reunirse con una v¨ªctima. De hecho, el propio programa de encuentros naci¨® bajo la iniciativa de los presos de Nanclares a finales de 2010.
El plan de reinserci¨®n de presos terroristas del actual Ministerio del Interior modifica las reglas del juego. Ahora se prima la iniciativa de la v¨ªctima, que es quien pide reunirse con el preso para que este le pida perd¨®n. El cambio no es menor. Es dudoso que sea un encuentro sincero cuando no parte de aquel que debe reconocer el da?o causado y, sobre todo, cuando una negativa puede tener consecuencias penitenciarias negativas.
El viernes se celebr¨® el primer encuentro de la nueva etapa. Con todos los medios convocados a la puerta de la c¨¢rcel y sin el trabajo previo de los mediadores. A pesar de todo, Roberto Manrique, v¨ªctima de Hipercor que se reuni¨® con el jefe del comando Barcelona en 1987, Rafael Caride, sali¨® ¡°tocado¡±, seg¨²n ¨¦l mismo expres¨®, y convencido de la sinceridad de Caride. Su experiencia fue positiva.
Pagazaurtundua: "Los presos dispuestos a la autocr¨ªtica son habas contadas"
Consuelo, la hermana de Gregorio Ord¨®?ez, asesinado por ETA en 1995, ha pedido reunirse con Valent¨ªn Lasarte, condenado por el asesinato. En este caso, la v¨ªctima ha expresado que va para comprobar c¨®mo funciona un modelo, el de Nanclares, en el que no cree. El encuentro se est¨¢ trabajando.
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