?De verdad sobran investigadores?
Decir que tenemos demasiados cient¨ªficos cuando somos poco competitivos es como decir que sobran m¨¦dicos cuando hay una epidemia
La Secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, declar¨® hace poco a la revista Nature que el sistema espa?ol no se puede permitir contratar a tantos investigadores. La afirmaci¨®n me ha sorprendido, por cuanto la idea de cambiar el modelo productivo para salir de la crisis se hab¨ªa convertido en un mantra. Salvo que el cambio de modelo que tenga en la cabeza se refiera a dejar de construir casas y especular, para que nos dediquemos a, no s¨¦, alquilar a la selecci¨®n nacional de f¨²tbol para bolos internacionales, en plan estajanovista, no se acaba de entender la l¨®gica que le impulsa a afirmar tal cosa. Si a lo que se refieren con cambio es a dejar de financiar entre todos el que alguien compre una casa esperando a que suba, para dedicar el dinero a producir cosas nuevas y de manera m¨¢s eficaz, entonces no se comprende que la estrategia sea racanear donde habr¨ªa que invertir.
La falta de punter¨ªa de esta pol¨ªtica solo se entiende asumiendo un escenario de ignorancia abrumadora sobre los beneficios de la investigaci¨®n. ?De verdad no hay nadie en el Gobierno que haya entendido en qu¨¦ consiste cambiar el modelo productivo? A veces uno piensa que los Consejos de Ministros se desarrollan como una escena de los Monty Python. Imagino que est¨¢n discutiendo sobre lo caro que sale esto de la ciencia, y que alg¨²n ministro acaba preguntando: pero, en el fondo, ?qu¨¦ han hecho los cient¨ªficos por nosotros? Solo que al contrario que en la pel¨ªcula, da la impresi¨®n de que en Moncloa no hay nadie que le responda: nada, salvo inventar vacunas, terapias contra enfermedades, pr¨®tesis, robots, motores, ¨®rganos artificiales, coches el¨¦ctricos, ordenadores, bater¨ªas, sat¨¦lites que nos dicen c¨®mo gastar menos agua y energ¨ªa, modelos que nos permiten evitar inundaciones, c¨¦lulas solares m¨¢s eficientes, m¨¦todos para que el ozono siga protegi¨¦ndonos, m¨¢quinas de di¨¢lisis m¨¢s r¨¢pidas, comida m¨¢s sana y abundante, neveras, hornos microondas, antihistam¨ªnicos, ant¨ªdotos contra venenos, ropa que evita que te congeles, corriente alterna, trenes que van a trescientos por hora, plaguicidas, internet telefon¨ªa m¨®vil, fertilizantes, o eso que llaman medicamentos.
Por poner solo un ejemplo de la desorientaci¨®n en la que parece que se mueven las inversiones productivas, este a?o solo se podr¨¢ contar con 175 contratos en el programa Ram¨®n y Cajal (investigadores de alto nivel), frente a los 250 del a?o 2011. Parece ser que resulta car¨ªsimo realizar 75 contratos m¨¢s; contratos temporales, por cinco a?os, y sujetos a dos evaluaciones en ese periodo. Desde luego debe resultar muy dif¨ªcil -de alta orfebrer¨ªa financiera- invertir en 75 personas que inventen medicamentos, vacunas, terapias, etc¨¦tera, cuando, por ejemplo, hay que pagar siete millones de euros de indemnizaci¨®n a alguien que llev¨® a la quiebra a un banco. Si se multiplica ese dinero -que, para entendernos, dar¨ªa para mantener a 200 investigadores- por el n¨²mero de gestores que con sus -por decirlo suave- pr¨¢cticas defectuosas, nos han llevado a donde estamos, se entiende que al ministro no le salgan las cuentas. Deben ser cientos de millones los que tenemos que pagar. Sumado eso a lo que deben costar los miles de asesores en todas las escalas, y los cargos de confianza, no debe quedar ni un c¨¦ntimo para que los investigadores descubran algo ¨²til.
Ser¨¢ que de llevar 20 a?os en la Universidad uno se vuelve raro, pero me da la impresi¨®n de que si hay que priorizar, se deber¨ªan primar cosas como por ejemplo cumplir con el compromiso de convertir becas de doctorado en contratos de investigaci¨®n de dos a?os, como prev¨¦ la legislaci¨®n. No hay ninguna necesidad de mandar a la calle con una tesis a medias a chicos cargados de ilusi¨®n. Por otro lado, resulta poco inteligente, porque se ir¨¢n al extranjero a producir para otros, con lo que seremos a¨²n menos productivos. A fortiori, echar a ciertos investigadores espa?oles es perder dinero, porque sus contratos se subvencionan en un 80% con dinero europeo, pero pagan aqu¨ª el 100% de sus impuestos. El 20% que har¨ªa falta poner se autogenera. Despedirles es, por tanto, incomprensible.
Ya sabemos que no estamos en la mejor ¨¦poca, y que, en cierto sentido, los investigadores somos unos privilegiados, pero hay que fijar prioridades si es que queremos salir alg¨²n d¨ªa de donde estamos. Decir que sobran investigadores cuando somos poco competitivos es como decir que sobran m¨¦dicos cuando hay una epidemia. Y estoy convencido de que si hay que recortar, hay bastantes elementos superfluos que adelgazar. Siguiendo con el sketch de La Vida de Brian, algunos podr¨ªamos preguntarnos: pero, en el fondo ?qu¨¦ hacen, digamos, las Diputaciones por nosotros?. Esta vez la respuesta es m¨¢s corta: nada. Tal vez lo que no nos podamos permitir sea mantener instituciones vac¨ªas de contenido cuando hay otras que necesitan llenarse de ideas.
Francisco J. Tapiador es Decano de la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioqu¨ªmica de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), y Vicepresidente de la Asociaci¨®n Nacional de Investigadores Ram¨®n y Cajal (ANIRC).
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