"Me siento impotente. No podemos atajar solos la prostituci¨®n"
S¨°nia Mart¨ªnez es la alcaldesa del municipio de La Jonquera, en Girona, que se ha hecho famoso por la prostituci¨®n
Cinco minutos de recorrido en coche por La Jonquera (Girona) bastan para entender la impotencia que siente su alcaldesa ante el fen¨®meno de la prostituci¨®n. Bajo los puentes, en las rotondas, en los aparcamientos de camiones destacan los cuerpos semidesnudos de las mujeres que intentan atraer a los conductores. En un d¨ªa pueden llegar a ganar 300 euros, pero tambi¨¦n ocurre que se van sin nada. Llueva, nieve o bajo un sol castigador, las prostitutas forman parte de la vida de este pueblo fronterizo de 3.000 habitantes. Siempre ha sido un supermercado de Francia. Ahora lo es tambi¨¦n para el sexo de pago.
La Jonquera, a su pesar, se ha hecho famosa por la prostituci¨®n. La competencia es feroz: en el pueblo conviven las prostitutas de carretera con las que ejercen en el Paradise, un macroprost¨ªbulo, cuyo due?o ha sido condenado a tres a?os de c¨¢rcel por transportar ilegalmente a mujeres desde Brasil para prostituirse. La lucha contra el fen¨®meno a nivel municipal la dirigen dos mujeres, ella y la jefa de la Polic¨ªa Local, Lluisa Santos.
En una rotonda, dos chicas rumanas intentaban llamar la atenci¨®n de los conductores hace poco m¨¢s de una semana. Mart¨ªnez (La Jonquera, 1973) se acerc¨® para hablar con ellas. Mientras una se alejaba, la otra, rumana de 25 a?os, rompi¨® a llorar al ver al fot¨®grafo. ¡°?Mi familia no sabe lo que hago aqu¨ª!¡±.
¡°En 2011 abri¨® el Paradise con 90 habitaciones. Vienen muchos j¨®venes¡±
¡ª?Sabes que tu trabajo es peligroso y que nosotros te podemos ayudar desde el Ayuntamiento?, le pregunt¨® Mart¨ªnez.
¡ªTengo una amiga, me ayuda si hay problemas.
¡ª?Nadie te obliga a estar aqu¨ª?
¡ªNo. Lo hago porque quiero.
Pero el m¨®vil de Silutza no par¨® de sonar mientras la alcaldesa hablaba con ella. Era un hombre que observaba la escena desde la terraza de un bar situado a escasos metros. ¡°Es mi amigo¡±, dijo la mujer. ¡°Desde ah¨ª las vigilan. Se pasan todo el d¨ªa en el bar y jugando a las tragaperras¡±, explic¨® Mart¨ªnez. El cuerpo de Silutza est¨¢ quemado por el sol. Sobre una piedra, ella y su compa?era apoyan el bolso, un espejo y un peine. Sus traseros est¨¢n al descubierto y su escasa ropa es de color chill¨®n y aspecto barato.
¡ª?Cu¨¢ntas horas trabaj¨¢is?
¡ªUnas ocho, desde las doce de la ma?ana hasta las ocho de la tarde. Soy libre y me voy cuando quiero.
De pronto corta la conversaci¨®n y vuelve al trabajo. Mart¨ªnez pone cara de resignaci¨®n. ¡°Siempre que hablamos con ellas es lo mismo. No se dejan ayudar¡±.
¡°?C¨®mo se puede dar licencia para un prost¨ªbulo a un imputado?¡±
Pregunta. ?Cu¨¢ndo se convirti¨® La Jonquera en un foco de prostituci¨®n?
Respuesta. Desde hace unos a?os, cada vez hay m¨¢s mujeres en la carretera. En 2010 abri¨® el Paradise, que tiene unas 90 habitaciones. ?Vienen clientes franceses que hacen horas de camino para llegar! Muchos son j¨®venes de 18 o 20 a?os que no deber¨ªan tener problemas para mantener relaciones. En Francia est¨¢n muy preocupados por este fen¨®meno.
P. Ustedes estaban en contra de la apertura del Paradise, cuyo due?o ya estaba imputado en dos causas cuando solicit¨® la licencia.
R. S¨ª. Nadie en el pueblo lo quer¨ªa. Les denegamos la licencia pero el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a nos oblig¨® a d¨¢rsela. ?C¨®mo se puede dar una licencia de un prost¨ªbulo a una persona que tiene causas pendientes? Yo creo que cada municipio debe poder decidir y nosotros no quer¨ªamos el Paradise aqu¨ª.
P. Algunos argumentan que un establecimiento de esas dimensiones proporciona grandes ingresos al pueblo.
¡°Hay que prohibir este negocio en la calle por la dignidad de la mujer¡±
R. No en nuestro caso. Pagan lo mismo en impuestos que cualquier otro establecimiento y tienen sus propios proveedores. Es verdad que las prostitutas utilizan las peluquer¨ªas y los centros de est¨¦tica, pero no es eso de lo que vive La Jonquera. Ni siquiera es cierto que compren los preservativos en la farmacia del pueblo.
P. ?Cu¨¢ntas mujeres se prostituyen en la carretera?
R. Hay varias decenas. Hace unos meses realizamos un muestreo con 41 de ellas. La mayor¨ªa son rumanas, pero tambi¨¦n identificamos a cuatro b¨²lgaras, tres senegalesas y cinco nigerianas. Todas dijeron que ejercen de forma libre y voluntaria y algunas, adem¨¢s de prostituirse, tambi¨¦n trabajan como empleadas dom¨¦sticas o cuidando ancianos.
P. ?Qu¨¦ han hecho para intentar poner freno al fen¨®meno?
R. Hace cuatro a?os aprobamos una ordenanza de convivencia que sancionaba a prostitutas y clientes. El resultado es que colapsamos los servicios administrativos del Ayuntamiento y a la Polic¨ªa Local, que ten¨ªa que destinar todos sus efectivos a hacer cumplir esta ordenanza.
P. ?Por qu¨¦ no ha tenido el efecto deseado?
¡°En cuatro a?os hemos puesto 500 multas. Todas a franceses¡±
R. La ordenanza sigue en vigor, pero nosotros no podemos solos. Hemos puesto 500 multas, todas a ciudadanos franceses. Solo medio centenar las pagaron en el momento por miedo a que les llegase a casa la multa. Los Ayuntamientos no tenemos suficientes recursos, deben colaborar todas las Administraciones. No entiendo que se nos deje a nosotros el problema. Me siento impotente.
P. ?Alguna prostituta ha denunciado su situaci¨®n?
R. Una, despu¨¦s de que le pusi¨¦ramos una multa. Vino andando una noche desde Figueres y dijo que ejerc¨ªa obligada.
P. ?Qu¨¦ habr¨ªa que hacer?
R. Creo que hay que diferenciar entre prostituci¨®n en la v¨ªa p¨²blica, la cual hay que erradicar, y la que se ejerce en locales. En la v¨ªa p¨²blica hay que prohibirla por la v¨ªa penal. Y no solo porque da mala imagen, sino porque debemos preservar la dignidad de la mujer y su seguridad. Cuando se suben a un coche, no podemos controlar qui¨¦n va dentro.
P. ?Y en los llamados locales de p¨²blica concurrencia?
R. Se deber¨ªan aprobar leyes m¨¢s estrictas que garanticen que las mujeres no ejercen obligadas y controlar que trabajan en un ambiente seguro. Las prostitutas deber¨ªan poder cotizar a la Seguridad Social. Se trata de un negocio que mueve mucho dinero negro.
P. ?Servir¨¢ de algo la iniciativa de la Generalitat de multar a prostitutas y clientes a trav¨¦s de la normativa de carreteras?
R. Cualquier implicaci¨®n del resto de Administraciones, con m¨¢s recursos que nosotros, es positiva. En La Jonquera se han producido cinco accidentes de camiones en los ¨²ltimos dos a?os por distracciones de los conductores al volverse a mirar a las mujeres.
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