Don Quijote era un friki
La invasi¨®n de palabras inglesas en el castellano parece imparable, sobre todo entre los j¨®venes ?Acabaremos hablando un h¨ªbrido entre los dos idiomas?
El lenguaje futbol¨ªstico fue pionero, con el penalti, el c¨®rner y el orsai. Luego vinieron el s¨¢ndwich, el sidecar y el parking. En los a?os ochenta del siglo XX se empez¨® a decir que hab¨ªa overbooking cuando un lugar estaba lleno de gente y que alguien estaba missing si no se sab¨ªa d¨®nde estaba. Hace mucho tiempo que el castellano toma prestadas palabras del ingl¨¦s, pero ha sido en la ¨²ltima d¨¦cada ¡ªcoincidiendo con el desarrollo de Internet, el aumento de los viajes al extranjero y la televisi¨®n por sat¨¦lite¡ª cuando la importaci¨®n de vocablos de ese idioma ha crecido exponencialmente, sobre todo entre los j¨®venes.
En un pa¨ªs como Espa?a, donde la mitad de la poblaci¨®n desconoce el idioma de William Shakespeare y Victoria Beckham, dejar caer una palabra en ingl¨¦s aqu¨ª y all¨¢ parece que nos da un aire moderno, de gente de mundo. Se utiliza la palabra casual (con acento en la primera a) para decir que un atuendo o una cena es informal; trendy para designar un restaurante o un club de moda, o cool para referirnos a algo que nos gusta, que es guay, por utilizar una de las acepciones castellanas ofrecidas por el diccionario Collins ingl¨¦s-espa?ol.
?Por qu¨¦ nos parece que todo suena mejor en ingl¨¦s? ?Necesita un idioma como el castellano, enriquecido por el paso de los siglos, beber de otras fuentes para ser m¨¢s preciso, m¨¢s hermoso o m¨¢s divertido?
Dejar caer una palabra en ingl¨¦s aqu¨ª y all¨¢ nos da un aire cosmopolita
El escritor Antonio Mu?oz Molina cree que detr¨¢s de este fen¨®meno hay ¡°una mezcla de pedanter¨ªa, af¨¢n de estar a la moda y complejo de inferioridad cultural¡±, pero matiza que no conviene ser excesivamente purista con la limpieza del idioma. ¡°Algunas palabras no hay m¨¢s remedio que usarlas, y no pasa nada por decir software o email¡±, dice el autor de La noche de los tiempos. ¡°En el ingl¨¦s se integran con mucha naturalidad palabras de otros idiomas, entre ellos el espa?ol. A un idioma sano no le perjudican nada las palabras aisladas que vienen de otros¡±.
Zac Tobias, profesor de ingl¨¦s residente en Madrid y autor del blog hablamejoringles.com, cree que utilizar palabras que vienen de otros idiomas tiene ¡°un cierto cach¨¦¡±. Tobias, de nacionalidad estadounidense, subraya que copiar palabras de otras lenguas no es algo exclusivo de los espa?oles: ¡°Siempre me sorprende la cantidad de palabras inglesas que se utilizan en franc¨¦s, por ejemplo, y eso pasa desde hace much¨ªsimo tiempo. El ingl¨¦s siempre ha cogido muchas palabras de otros idiomas, y nosotros tampoco hablamos bien los idiomas extranjeros¡±.
Mu?oz Molina habla de cierto "complejo de inferioridad cultural"
Para Javier Medina L¨®pez, profesor de la Universidad de La Laguna y autor de El anglicismo en el espa?ol actual (Arco Libros), el influjo econ¨®mico de los pa¨ªses de la ¨®rbita anglosajona es determinante. ¡°Junto con la econom¨ªa va unido el prestigio social que esa cultura ostenta¡±, opina. ¡°Los j¨®venes hoy, como hace d¨¦cadas, ven y sienten que hay lenguas de mayor consideraci¨®n social¡±.
suena mejor ser 'single' que soltero, comprar ropa 'vintage' que usada
Carmen Gal¨¢n, catedr¨¢tica de Ling¨¹¨ªstica de la Universidad de Extremadura, piensa tambi¨¦n que usar tantas palabras inglesas es sobre todo una cuesti¨®n de prestigio. ¡°Disfrazar con un ropaje extranjero los objetos y las acciones les confiere un aura especial de la que carecen las cosas cotidianas¡±, afirma Gal¨¢n, quien se toma el asunto con humor: ¡°No es lo mismo una caja de leche que un pack; en un self service la comida es m¨¢s abundante y, adem¨¢s, se puede repetir; y los kilos de m¨¢s se resuelven r¨¢pidamente si se consume comida light, se practica jogging o footing o se visita con regularidad un sport center donde se pueda ejercitar algo de body fitness, gym-jazz o heavy dance, aunque el step que nos martiriza a golpe de m¨²sica de chiringuito no sea m¨¢s que un vulgar escal¨®n de pl¨¢stico y la danza del demonio no pase de una agitaci¨®n fren¨¦tica de carnes poco prietas¡±.
En muchas ocasiones, la adopci¨®n de una palabra inglesa trae consigo curiosas mutaciones. Vocablos como friki (freaky, en ingl¨¦s) pasan de ser un adjetivo en su idioma original a ser un sustantivo en espa?ol, utilizado para se?alar a una ¡°persona pintoresca y extravagante¡±, seg¨²n una de las definiciones incluidas hace apenas unos d¨ªas por la Real Academia Espa?ola a la versi¨®n digital de su diccionario. ¡°Ese t¨ªo es un friki¡±, se dice. O al rev¨¦s: un nombre com¨²n como fashion (moda) se transforma en adjetivo para describir a alguien que viste a la ¨²ltima: ¡°es una chica muy fashion. O mejor todav¨ªa: ¡°es superfashion¡±. Con frecuencia, las palabras en ingl¨¦s se convierten en eufemismos: suena mejor (es m¨¢s cool) ser single que ser soltero, comprar ropa vintage que ropa usada, o formar parte del staff que de la plantilla de una empresa. Y no digamos volar en una low cost que en una l¨ªnea a¨¦rea barata, o pagar cash en lugar de en efectivo.
Algunos vocablos experimentan mutaciones al pasar al castellano
Javier Medina, de la Universidad de La Laguna, cree que en un mundo tan cambiante y oscilante en cuanto a viajes, trabajos, culturas e intercambios inmediatos de informaci¨®n, poca gente se plantea si es correcto o no utilizar una voz puramente espa?ola. ¡°La cuesti¨®n de la conciencia ling¨¹¨ªstica es clave en este asunto, y las actitudes hacia la lengua tambi¨¦n. Los j¨®venes tienen modelos, iconos, que muchas veces hablan, piensan y se mueven en ingl¨¦s. Es natural la m¨ªmesis¡±.
Carmen Gal¨¢n dice que usando palabras inglesas los espa?oles simulamos estar integrados en la Europa multiling¨¹e. ¡°Tenemos el toque, el traje idiom¨¢tico, pero el interior est¨¢ poco aireado¡±, afirma. ¡°No me creo el t¨®pico de ¡®a m¨ª se me dan muy mal los idiomas¡¯ que utilizan muchos espa?oles, puesto que no es posible que los j¨®venes est¨¦n aprendiendo ingl¨¦s desde peque?os y apenas farfullen cuatro palabras. Tenemos un ingl¨¦s gramatical que no ponemos en pr¨¢ctica porque evitamos las situaciones que lo requieren¡±.
Ciertas palabras inglesas expresan mucho con poco, por eso se adoptan
La supremac¨ªa de los pa¨ªses de habla inglesa en el terreno de las comunicaciones, la tecnolog¨ªa y la ciencia tambi¨¦n es un factor mencionado por los expertos. Zac Tobias recuerda la gran cantidad de conceptos y productos nuevos que nos llegan constantemente del mundo anglohablante. En ocasiones, dice el profesor de ingl¨¦s, las palabras inglesas expresan mucho con poco y por eso se adoptan con facilidad. ¡°Es mucho m¨¢s f¨¢cil decir email que correo electr¨®nico. Me imagino que hay una palabra espa?ola para smartphone, ?pero qui¨¦n la conoce?¡±.
El uso de palabras inglesas es especialmente parad¨®jico en Espa?a por ser cuna de una de las lenguas m¨¢s habladas en el mundo y porque su poblaci¨®n es de las que peor habla idiomas extranjeros. Seg¨²n Eurostat, la mitad de los espa?oles reconoce no hablar una lengua for¨¢nea. Y de los pa¨ªses europeos incluidos en el ¨ªndice Education First (EF), Espa?a e Italia son los ¨²nicos que suspenden en ingl¨¦s.
Mu?oz Molina culpa del mal ingl¨¦s de los espa?oles al doblaje de pel¨ªculas, ¡°esa calamidad cultural en la que somos especialistas¡±. Para el escritor, el doblaje hace a la lengua espa?ola un da?o mucho m¨¢s grave que cualquier palabra extranjera. ¡°Por no hablar de muchas traducciones, que est¨¢n hechas a toda prisa por gente mal pagada que no domina el ingl¨¦s, y que por lo tanto cae continuamente en lo que se llaman falsos amigos y en calcos sint¨¢cticos¡±.
Zac Tobias est¨¢ de acuerdo: ¡°En los medios de comunicaci¨®n espa?oles apenas se oyen idiomas extranjeros. Incluso las entrevistas y discursos de jefes de Estado de otros pa¨ªses est¨¢n doblados. Ahora por lo menos se puede elegir el idioma de muchas pel¨ªculas y series en la tele, pero por defecto casi todos est¨¢n en espa?ol, y la mayor¨ªa de los espa?oles est¨¢n acostumbrados al doblaje y lo prefieren a los subt¨ªtulos. Al final, se oye poqu¨ªsimo ingl¨¦s en Espa?a, y creo que este es uno de los factores m¨¢s importantes¡±.
En busca de una explicaci¨®n, Javier Medina se remonta a los tiempos del aislamiento de Espa?a, la ¨¦poca en la que, dice, parec¨ªa que ser espa?ol significaba renunciar a todo aquello que tuviera un tinte sospechosamente extranjero. ¡°Y en ello se inclu¨ªa la lengua. Ahora que la TDT ofrece la posibilidad de ver pel¨ªculas en versi¨®n original, me gustar¨ªa saber cu¨¢ntos espa?oles ponen la versi¨®n en ingl¨¦s, con o sin subt¨ªtulos. Seguro que muy pocos¡±.
Tobias se?ala con el dedo a otro culpable: el sistema educativo. ¡°En las clases de ingl¨¦s se suele dar demasiada importancia a hacer ejercicios por escrito, y demasiada poca a la pronunciaci¨®n y la comunicaci¨®n oral¡±, dice. ¡°La mayor¨ªa de mis alumnos tuvieron profesores que no dominaban el idioma y que les transmitieron sus propios errores. Estos se convierten en vicios que son muy dif¨ªciles de quitar. Los profesores de ingl¨¦s nativos en Espa?a pasamos la mayor¨ªa de nuestro tiempo intentando corregir este tipo de errores¡±.
Errores, tambi¨¦n, como el de otorgar a palabras castellanas el significado que tienen palabras similares en ingl¨¦s. Es el caso de bizarro (en ingl¨¦s, bizzare), que se usa con frecuencia para designar algo extra?o, fuera de lo com¨²n. Seg¨²n la RAE, bizarro significa valiente, esforzado, generoso, lucido, espl¨¦ndido¡, pero nunca raro. Especialmente llamativos son los h¨ªbridos made in Spain, que mezclan el castellano y el ingl¨¦s para fabricar una nueva palabra. Es el caso de puenting o vending, ya integradas en las jergas del deporte y la econom¨ªa, respectivamente. Hay quien incluso habla de hoteling, compring o tumbing.
El uso de palabras inglesas es cada vez m¨¢s frecuente en la calle, pero tambi¨¦n en los medios de comunicaci¨®n. Casi todas las palabras antes mencionadas han aparecido en los ¨²ltimos meses en EL PA?S. ¡°Un friki la fuerza¡±, rezaba un titular de la secci¨®n de Madrid. El suplemento El Viajero publicaba bajo la frase ¡°Un brunch de lo m¨¢s cool¡± una rese?a sobre la mezcla de desayuno (breakfast) y almuerzo (lunch) que ofrece un hotel madrile?o. ¡°Del men¨² trendy al sabor Matisse¡± era la frase que encabezaba un reportaje sobre los restaurantes de los museos madrile?os en las p¨¢ginas de informaci¨®n local. Un blog de este peri¨®dico sobre la afici¨®n a la bicicleta se llama I love bicis.
?Qu¨¦ pueden hacer los medios de comunicaci¨®n para parar esta invasi¨®n y preservar el idioma? Mu?oz Molina recomienda algo sencillo: ¡°Poner cuidado. Editar. Corregir. Tratar el oficio de la traducci¨®n con el respeto que merece. Y comprobar nombres y palabras extranjeros, no solo en ingl¨¦s, antes de publicarlos. Es asombroso el n¨²mero de veces que se escriben mal nombres y palabras muy comunes de otros idiomas. Con lo sencillo que es ahora, con Google¡±.
?Acabaremos todos ¡ªespa?oles, franceses, italianos, rusos¡¡ª hablando un h¨ªbrido de nuestros respectivos idiomas y el ingl¨¦s? Javier Medina no cree que exista degeneraci¨®n de la lengua. ¡°Hablar de degeneraci¨®n implica que existe un modelo perfecto que se degrada porque recibe otro, o lo deja entrar en su sistema¡±, se?ala el profesor de la Universidad de La Laguna. ¡°?No permiti¨® el espa?ol antiguo entrar en su estructura palabras ¨¢rabes, italianas, francesas, americanas...? ?Se degener¨® por ello o se enriqueci¨®? Ah¨ª est¨¢ la cuesti¨®n. Los hablantes eligen aquello que mejor les venga para los fines que tiene una lengua: la comunicaci¨®n¡±.
Carmen Gal¨¢n opta por el pragmatismo: ¡°No nos queda m¨¢s remedio que aceptar el nuevo l¨¦xico si no queremos parecer desfasados, offline, out¡±.
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