Mosquitos transg¨¦nicos para combatir la epidemia de dengue

Dos son las necesidades b¨¢sicas de todo animal: saciar el hambre y reproducirse. Si lo primero est¨¢ en la base de los picotazos que las hembras del mosquito Aedes aegypti propinan a los humanos para obtener su sangre ¡ªproceso durante el cual le inoculan el virus del dengue¡ª, lo segundo es la base de la ¨²ltima de las soluciones que se ensayan para frenar la enfermedad.

Despu¨¦s de algunos intentos a menor escala, Brasil lidera la idea: se trata de soltar machos modificados gen¨¦ticamente para tener cr¨ªas no viables. Con eso, sacian el af¨¢n reproductor de la hembra, y se espera reducir la poblaci¨®n de insectos. En esta l¨ªnea, la ciudad de Juazeiro, en el interior del Estado de Bah¨ªa, se ha convertido en el primer laboratorio en el que las autoridades sanitarias han asumido el reto de reducir la incidencia del dengue a trav¨¦s de la liberaci¨®n de millones de mosquitos transg¨¦nicos. All¨ª se inaugur¨® el 7 de julio la primera biof¨¢brica de la Organizaci¨®n Social Moscamed, donde se cr¨ªan semanalmente medio mill¨®n de Aedes aegypti gen¨¦ticamente modificados. En la misma ciudad, perdida en el campo del noreste brasile?o y conocida por ser donde naci¨® el legendario maestro de la bossa nova, Joao Gilberto, investigadores de Moscamed han soltado cada semana miles de insectos con el objetivo de frenar el avance de una de las epidemias que m¨¢s preocupan anualmente al Gobierno.

El primer ensayo se desarroll¨® en un barrio de Juazeiro donde el dengue golpea fuerte y, seg¨²n los cient¨ªficos de Moscamed, se ha conseguido reducir la poblaci¨®n de mosquitos en un 85 %. ¡°Percibimos que los mosquitos transg¨¦nicos se comportan igual que nos que los que no han sido gen¨¦ticamente modificados. Viven unos 20 d¨ªas y no salen de un radio de vuelo m¨¢ximo de 80 o 100 metros¡±, explica Danilo Carvalho, gerente del proyecto. El Gobierno de Bah¨ªa ha invertido 1,6 millones de reales (640.000 euros) en la f¨¢brica de Juazeiro. Los Aedes transg¨¦nicos ya hab¨ªan sido empleados en menor escala en las islas Caim¨¢n y Malasia.

Aunque a¨²n falta por probar la relaci¨®n entre la disminuci¨®n de la poblaci¨®n de Aedes y la ca¨ªda de los casos de dengue, los cient¨ªficos de Moscamed han anunciado que en breve se iniciar¨¢ un segundo ensayo. ¡°Ahora pretendemos llevar la experiencia a la localidad de Jacobina, de 79.000 habitantes¡±, confirma Carvalho, ¡°y despu¨¦s podr¨ªamos pensar en una ciudad como Campinas (en el Estado de S?o Paulo), antes de plantearnos llevar el proyecto a una gran ciudad¡±. La idea es potenciar la cr¨ªa de Aedes hasta tener cuatro millones de mosquitos semanales, adelanta Moscamed.

Seg¨²n el investigador, existen evidencias de que es necesario liberar 500 mosquitos transg¨¦nicos semanales por habitante para garantizar una disminuci¨®n de la poblaci¨®n de Aedes.

Si funciona, la idea ¡ªseg¨²n sus promotores¡ª tiene un gran futuro. Porque, de hecho, la infecci¨®n por virus del dengue est¨¢ en aumento. Los datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) indican que 2.500 millones de personas viven expuestas a ella. Cada a?o, la contraen entre 50 y 100 millones, de las que unas 500.000 necesitan ser hospitalizadas. De ellas, aproximadamente el 2,5% (unas 12.500 personas), muere.

El dengue es un virus viajero. Se ha aprovechado perfectamente bien de las posibilidades ofrecidas por el ser humano. Si en los a?os setenta del siglo pasado solo hab¨ªa una decena de pa¨ªses con brotes, ahora se ha extendido desde ?frica a Sudam¨¦rica y el sureste asi¨¢tico. Bueno, lo ha hecho el mosquito, que ha llevado con ¨¦l el virus. Y es que el insecto es resistente y tiene pocos requisitos: clima c¨¢lido y h¨²medo, y un poco de agua estancada para poner en ella sus huevos. Les basta el resto que queda en un plato bajo una maceta, la que se acumula en el interior de un neum¨¢tico viejo, un peque?o charco o una lata. Y si est¨¢n sucios, con materia org¨¢nica para alimentar a las larvas, mejor: a los 10 d¨ªas se tendr¨¢ una nueva generaci¨®n de mosquitos dispuestos a transmitir el dengue y otras enfermedades.

El virus hemorr¨¢gico causa unas 12.500 muertes al a?o

Esta adaptabilidad de los insectos ha hecho fracasar todos los intentos de controlarlos. Ni los insecticidas ni las mosquiteras o la desecaci¨®n de zonas h¨²medas ha conseguido reducirlos. As¨ª que solo queda atacarles en lo que m¨¢s les duele: su reproducci¨®n.

La idea de crear mosquitos est¨¦riles para combatir plagas no es nueva. Pero s¨ª lo es el m¨¦todo de conseguirlos. Podr¨ªa decirse que lo que usa Brasil, con la asesor¨ªa de la descubridora de la tecnolog¨ªa, la brit¨¢nica Oxitec, son machos est¨¦riles, pero solo a medias. Porque se trata de animales capaces de reproducirse, y lo suficientemente vigorosos como para seducir a las hembras. Pero que tras esa fachada esconden su incapacidad para producir una generaci¨®n viable de animales. Podr¨ªa decirse que son est¨¦riles diferidos.

El proceso para conseguirlo es ingenioso y muy laborioso. De una manera resumida, se trata de obtener mosquitos machos que transmitan a sus huevos un gen que haga que el insecto no sobreviva a la fase larvaria. De esta manera, se enga?a a las hembras, que si no quedaran pre?adas tras el encuentro con el macho buscar¨ªan otro. As¨ª se rompe el ciclo biol¨®gico del insecto.

La idea no es nueva. Desde los a?os cincuenta se ha intentado reducir los mosquitos soltando machos est¨¦riles, pero lo que fallaba era el m¨¦todo. Para conseguirlo, se irradiaba a los animales. Pero con ello se los debilitaba, y las hembras los rechazaban porque prefieren machos vigorosos para procrear.

Solo se modifican los machos, que no son los que pican

La diferencia es que ahora los ejemplares que se sueltan son, al menos de aspecto, tan robustos como los dem¨¢s. La clave del proceso es que los huevos lleven el gen que har¨¢ que las larvas no sobrevivan en un entorno natural. Pero s¨ª en uno controlado. ?se es el truco.

?C¨®mo se hace? La respuesta est¨¢ en que, en el laboratorio, donde se cr¨ªan, los mosquitos reciben una cantidad de un antibi¨®tico com¨²n, la tetraciclina. Con ello, de alguna manera todav¨ªa no muy explicada, se compensa el efecto de la modificaci¨®n gen¨¦tica.

Cuando los machos se liberan en un entorno natural (por llamar as¨ª a los barrios de las ciudades), no disponen de ese antibi¨®tico. As¨ª que los machos fecundan a las hembras, les transmiten el gen, las mosquitas ponen los huevos, estos eclosionan y las larvas mueren. La idea es reducir poco a poco la poblaci¨®n de insectos, hasta conseguir que no queden animales para transmitir el dengue u otras enfermedades, como la malaria.

El director ejecutivo de Oxitec, Hadyn Parry, rebate por correo electr¨®nico las pegas puestas por EL PA?S a este proceso, que implica nada m¨¢s y nada menos que liberar animales modificados gen¨¦ticamente. En Brasil, donde las pruebas son a gran escala, ¡°trabajamos con quienes conocen el terreno, como Moscamed y la Universidad de S?o Paulo¡±. ¡°En segundo lugar, siempre lo hacemos dentro de un sistema regulador para que haya supervisi¨®n local¡±, a?ade.

Los ecologistas creen que hay que investigar m¨¢s antes de la suelta

Adem¨¢s, Parry recalca que no hay peligro por la liberaci¨®n de nuevos genes al medio ambiente. ¡°Solo hay dos efectos de la suelta de mosquitos: o se aparean con una hembra, y sus descendientes no sobreviven, o no lo hacen, pero en ambos casos mueren a los pocos d¨ªas. Como son est¨¦riles, el gen no se propaga, y no se cruzan con otras especies¡±.

L¨®gicamente, la idea ha causado recelos. Incluso en Brasil, donde los cultivos transg¨¦nicos est¨¢n muy asentados (es el tercer productor del mundo). Uno de los miedos que se?alan los ecologistas es que no se sabe qu¨¦ pasar¨¢ si uno de estos animales modificados pica a un ser humano. Parry tambi¨¦n tiene respuesta para esto: ¡°Modificamos machos que no pican; eso lo hacen las hembras¡±. Otro posible riesgo es qu¨¦ pasar¨¢ si los mosquitos son comidos por otros animales, y entran as¨ª en la cadena tr¨®fica.

Camilo Rodr¨ªguez Beltr¨¢n, investigador de la Universidad del Desarrollo de Chile, dice que es necesario completar todas las pruebas antes de aplicarla en campo. ¡°El problema es que la estrategia tiene un bache: hay una cantidad de mosquitos que van a sobrevivir¡±, dice en conversaci¨®n con BBC Mundo. ¡°Varios de los insectos gen¨¦ticamente modificados van a permanecer en la naturaleza, y algunos ser¨¢n hembras que transmiten el dengue¡±, a?ade. Habr¨ªa, entonces, una nueva poblaci¨®n de Aedes modificados sin presencia previa en los ecosistemas. Hasta ahora se desconoce el impacto que tendr¨ªan en el entorno.

Pero los promotores del ensayo creen que los riesgos son min¨²sculos comparados con sus beneficios. ¡°El objetivo no es otro que matar el mosquito, ya que es la ¨²nica manera de frenar el virus del dengue. Los humanos podemos transportar los huevos del Aedes y no existen vacunas para prevenir el virus¡±, insiste Carvalho.