Espacios libres de ni?os
Los hoteles y restaurantes solo para adultos experimentan un pol¨¦mico auge La crisis acelera esta opci¨®n minoritaria, que el sector abraza para captar clientes
Sin ni?os correteando, ni pataletas a la vista. Los ba?os en la piscina dejan de ser una gesta entre flotadores y cocodrilos de pl¨¢stico. Las tronas y las cunas brillan por su ausencia y hasta la decoraci¨®n se permite ciertas licencias. Por otro lado, se diluyen las risas y el jolgorio infantil. Los hoteles y restaurantes solo para adultos, donde los menores de 16 a?os tienen vetada la entrada, van al alza. La crisis est¨¢ acelerando una tendencia, minoritaria y no exenta de pol¨¦mica, hacia la especializaci¨®n y un servicio cada vez m¨¢s personalizado para el cliente en sus salidas de ocio. Mientras para los empresarios hosteleros se trata de una forma de diversificar el negocio, para las asociaciones familiares es una oferta discriminatoria que deja de lado a los ni?os.
?En Espa?a hay 240.000 bares, 16.000 cafeter¨ªas, 85.000 restaurantes y 16.000 hoteles. Existen establecimientos hoteleros para aprender ingl¨¦s, para entrenamientos deportivos, para mascotas, restaurantes vegetarianos, locales para gais y lesbianas, buf¨¦s de comida con animaci¨®n para ni?os, entre otros. Vivimos en una sociedad cada vez m¨¢s segmentada y el cliente es m¨¢s exigente lo que obliga a la hosteler¨ªa a buscar otros enfoques para captar nuevos clientes en un sector donde hay m¨¢s oferta que demanda. ¡°Para nosotros la diferenciaci¨®n es un elemento de mejora de la competitividad y de posicionamiento en el mercado. Adem¨¢s, forma parte de la libertad en la que las empresas enfocan su producto¡±, explica Emilio Gallego, secretario general de la Federaci¨®n Espa?ola de Hosteler¨ªa y Restauraci¨®n (FEHR).
Pero no est¨¢ tan clara la legalidad de la medida. Algunos expertos citan el art¨ªculo 14 de la Constituci¨®n que hace referencia a la no discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo, raza, religi¨®n u opini¨®n y creen que la medida es ilegal.
Las familias echan en falta lo contrario: hoteles para alojar a m¨¢s de tres hijos
Para Marc Carrillo, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad Pompeu Fabra, sin embargo, la decisi¨®n de un establecimiento de no admitir entre sus usuarios a menores (principalmente ni?os) ¡°puede ser acorde con la Constituci¨®n, y por lo tanto, sin que contra ello pueda alegarse discriminaci¨®n por raz¨®n de edad¡±. Son tres las razones jur¨ªdicas esgrimidas; primero, el acceso de un menor se produce en un contexto de relaciones privadas. En este ¨¢mbito el alcance del principio de igualdad no es id¨¦ntico al que se produce cuando la relaci¨®n del ciudadano es con un poder p¨²blico; segundo, el derecho de admisi¨®n es una consecuencia del derecho de propiedad y de la libertad de empresa; y en tercer lugar, la edad es una causa de discriminaci¨®n prohibida por la Constituci¨®n pero no puede entenderse en t¨¦rminos absolutos. Es decir, la edad no constituir¨¢ discriminaci¨®n si se justifica una finalidad leg¨ªtima en el marco del derecho nacional. ¡°Si un determinado cliente no comparte unas normas de admisi¨®n, tiene la opci¨®n de escoger otro local de caracter¨ªsticas distintas m¨¢s permisivas con su particular criterio¡±, opina Carrillo.
Expertos en turismo coinciden en se?alar que el veto a la entrada de menores en ciertos establecimientos podr¨ªa ser un inconveniente si el volumen de servicios tradicionales fuese reducido. ¡°En Espa?a tenemos una oferta hotelera muy implantada y desarrollada por todo el pa¨ªs con opciones para todos¡±, se?ala Gallego. ¡°Que de 370.000 empresas unas cuantas se especialicen en un p¨²blico adulto y prefieran no recibir menores, no lo veo como un problema porque el n¨²mero es muy inferior a la oferta de hoteles especializados en familias¡±, a?ade Gallego.
Media docena de cadenas hoteleras explotan establecimientos bajo esta f¨®rmula, principalmente en zonas vacacionales o retiradas de los n¨²cleos urbanos. Una de las pioneras, Viva Hoteles, lleva seis a?os en esta direcci¨®n. Vio en la especializaci¨®n para adultos una posibilidad de diversificar un negocio tradicional. Sin dejar de lado la oferta para las familias, Viva Hoteles cuenta con dos establecimientos en Mallorca enfocados al p¨²blico adulto. ¡°Ofertamos los dos productos, que son complementarios. Tenemos clientes que vienen primero con sus hijos y luego vuelven solos. No quieren aguantar a otros ni?os, porque han dejado a los suyos en casa¡±, cuenta Antoni Homar, director comercial de la cadena.
Las empresas del sector sostienen que hay clientes dispuestos a pagar un precio m¨¢s elevado a cambio de disfrutar de espacios solo para adultos. ¡°Se trata de cubrir un nicho m¨¢s de mercado, porque el sector de la hosteler¨ªa tiende a segmentarse cada vez m¨¢s¡±, dice Rafael Serra, presidente de Uni¨®n Catalana de Agencias de Viajes Especializadas (UCAVE).
Aunque se entienda, el llanto de un ni?o puede arruinar la comida
En el caso del hotel Sandos M¨®naco, en Benidorm, el establecimiento se renov¨® en 2009 y se aprovech¨® la remodelaci¨®n para dar un nuevo giro al negocio y vetar la entrada a los menores. ¡°Tuvimos algunos clientes habituales con familia que se disgustaron y se decepcionaron con el cambio, pero en general la mayor¨ªa lo prefiere como est¨¢ ahora¡±, afirma Miguel Marguineda, responsable de comunicaci¨®n.
En la asociaci¨®n de familias numerosas del Pa¨ªs Vasco preocupa que el asunto vaya a m¨¢s: ¡°No es lo mismo el veto a un ni?o en un hotel, que tienes que hacer una reserva previa, a ir a pie de calle y que te proh¨ªban la entrada de un menor en una cafeter¨ªa¡±, opina su presidenta, Natalia D¨ªez-Caballero. En cualquier caso, la asociaci¨®n familiar cree que deber¨ªa imperar la responsabilidad y el sentido com¨²n de los progenitores
En Espa?a hay 240.000 bares, 16.000 cafeter¨ªas y 85.000 restaurantes
ante lugares exclusivos para determinadas edades o colectivos. Pero se queja de la poca oferta para familias con m¨¢s de dos hijos.
La Federaci¨®n Espa?ola de Hosteler¨ªa defiende, en todo caso, la legalidad de estos negocios: ¡°No me parece discriminatorio. Un establecimiento abierto al p¨²blico no es lo mismo que un servicio p¨²blico. Es un establecimiento que puede tener normas de acceso determinadas o establecer c¨®digos o enfoques que segmentan la clientela. El derecho de admisi¨®n parece discriminatorio o arbitrario, pero sirve para focalizar o tematizar el tipo de ambiente y clientela que se re¨²ne en cada uno de los locales¡±, opina Emilio Gallego.
Txema Oteo, profesor de Turismo en la Universidad de Deusto y padre de tres hijos, opina que es razonable la especializaci¨®n, dada la oferta variada existente. ¡°La sociedad acepta algunas segmentaciones y otras no¡±, critica. ¡°Sin embargo, hay productos para todos los gustos¡±. A pesar de que algunos hoteles ya solo por su apariencia o ubicaci¨®n invitan a no ir con ni?os, los empresarios creen que publicitarlo facilita la elecci¨®n.
Un establecimiento abierto al p¨²blico no es lo mismo que un servicio p¨²blico
Sin saber que se alojaban en uno de estos establecimientos, una pareja de Bilbao, de 56 y 54 a?os, que prefiere no dar sus nombres, se llev¨® una grata sorpresa: ¡°Al segundo d¨ªa nos parec¨ªa raro el silencio y la tranquilidad. Mi mujer y yo est¨¢bamos extra?ados, pero a la vez encantados, hasta que nos dijeron que no pod¨ªan entrar ni?os¡±, cuenta. Padres de dos hijos mayores, este matrimonio cree que algo as¨ª se valora, ¡°sobre todo ahora, cuando se vive casi siempre entre nervios y crispaci¨®n y uno busca cierta paz¡±, opina.
El profesor de Turismo Txema Oteo no cree que esta tendencia creciente se deba a la educaci¨®n de los ni?os, si se comportan mejor o peor que hace a?os. Es solo que hay locales en los que los menores pueden resultar molestos. ¡°Se trata de ver lo que hay detr¨¢s de un negocio: m¨²sica, ambiente, menaje... Un ni?o llorando podr¨ªa matar al resto de los comensales la experiencia gastron¨®mica¡±, opina. El periodista catal¨¢n Albert Castill¨®n explica en su blog que si ning¨²n ser humano debe ser discriminado por sexo, religi¨®n o raza, mucho m¨¢s cruel es discriminarle por ser ni?o. ¡°El problema de base es la educaci¨®n que hoy reciben nuestros hijos y que depende de nosotros, no de la escuela¡±, escribe.
El especialista en Sociolog¨ªa del Ocio y Psicolog¨ªa del Turismo Albert Llorca asegura en una entrevista publicada en la revista especializada Hosteltur que tras el auge de productos tur¨ªsticos donde est¨¢n vetados los menores subyace un trasfondo social. ¡°Obedece en parte a un sistema de valores y tendencias educativas que no funcionan bien¡±, asegura este profesor de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
Las asociaciones familiares creen que se da trato discriminatorio
Seg¨²n algunos expertos, los ni?os son educados bajo pautas m¨¢s permisivas que pueden generar el rechazo de otras personas.
La asociaci¨®n de familias numerosas del Pa¨ªs Vasco Hirukide quiso el a?o pasado poner el foco de atenci¨®n en la opini¨®n p¨²blica a ra¨ªz de una pol¨¦mica denuncia interpuesta por una se?ora que acompa?ada por su nieto quiso entrar en una cafeter¨ªa de Vitoria (?lava), pero le vetaron la entrada por ir con un ni?o. ¡°Nos parec¨ªa discriminatorio, pero, sobre todo, lo que s¨ª nos preocupaba era que estos establecimientos proliferaran. Es como crear un s¨ªndrome de fobia y de actitud negativa hacia los padres y las madres¡±. Pero, a?ade, ¡°es su responsabilidad saber retirarse a tiempo si el comportamiento de los ni?os es molesto. Tiene que imperar el sentido com¨²n¡±, opina.
¡°Est¨¢ prohibido el derecho de admisi¨®n como hecho discriminatorio, pero si todo el mundo tiene que cumplir las mismas normas no lo ser¨¢¡±, opina el abogado de la Asociaci¨®n de Hosteler¨ªa de Gipuzkoa Jos¨¦ Viyella.
Normalidad
La proliferaci¨®n de establecimientos tur¨ªsticos en los que no se admiten menores parece responder a la especializaci¨®n de la oferta tur¨ªstica, para cubrir necesidades e intereses particulares. Estando o no de acuerdo, podemos preguntarnos: ?qu¨¦ particularidades tienen nuestros ciudadanos m¨¢s peque?os que molestan a los mayores? ?Somos intolerantes los adultos ante los ni?os? La prohibici¨®n de fumar en establecimientos cerrados responde a la protecci¨®n de la salud, pero en el caso de la no admisi¨®n de ni?os, ?c¨®mo se justifica? Los establecimientos arguyen que as¨ª promueven el descanso y la tranquilidad de los hu¨¦spedes.
Un ni?o no es un adulto en peque?o formato, sino un ser en construcci¨®n que difiere del adulto en caracter¨ªsticas, intereses y necesidades. Lo m¨¢s visible y potencialmente molesto para los adultos es el comportamiento de los ni?os cuando este se aleja de la etiqueta social (adulta, claro). No estoy hablando de problemas graves de conducta, sino de la normalidad. El beb¨¦ se expresar¨¢ mediante el llanto para reclamar alimento, afecto... a cualquier hora, lo que puede molestar a un padre o madre, pero desesperar al hu¨¦sped de la habitaci¨®n colindante. O el preescolar podr¨¢ expresar su descontento con la comida con una rabieta monumental. No es de extra?ar que la convivencia en un mismo espacio conlleve fricciones, y m¨¢s entre adultos sin v¨ªnculo afectivo con los menores. Posiblemente, en ¨¦pocas anteriores la educaci¨®n restrictiva aplacaba estas reacciones emocionales naturales.
Algo a tener en cuenta tambi¨¦n es la inadecuaci¨®n de los espacios para los peque?os. Por ejemplo, si el hotel no dispone de un lugar de juegos ser¨¢ m¨¢s probable que el ni?o de aburra y moleste, por su capacidad limitada de canalizar su disconfort. Adecuando el contexto se evitar¨ªan conflictos.
Por otro lado, el hecho de que parejas de padres deseen ¡°desconectar de los ni?os¡± parece una necesidad cada vez mayor que puede ser cubierta en un hotel solo para adultos y que quiz¨¢s est¨¦ alimentada por la estresante vida cotidiana, aunque tambi¨¦n por la menor tolerancia a la dependencia que muestra el ni?o.
Hay que conocer m¨¢s las peculiaridades de los ni?os, de sus ritmos, para poder acompa?arlos en su crecimiento y respetarlos, a quienes les interese y en los espacios adecuados.
Gabriela Fretes Torruella es psic¨®loga y psicopedagoga.
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