Otro verano letal para el gran pulm¨®n submarino balear
Los fondeos ilegales de yates arrasan las praderas protegidas
Despu¨¦s de dos meses de intensa vigilancia, la asociaci¨®n ecologista Oceana ha vuelto a dar la voz de alarma sobre el da?o irreversible que los fondeos incontrolados de barcos est¨¢n infligiendo desde hace a?os a uno de los tesoros naturales m¨¢s amenazados del Mediterr¨¢neo: las praderas de posidonia que se extienden bajo las aguas de Formentera.
Las anclas de los grandes yates de recreo act¨²an como aut¨¦nticas segadoras sobre este bosque submarino, vital para el equilibrio del ecosistema. En cuesti¨®n de pocos veranos, su superficie en esta zona se ha visto mermada entre un 30% y un 40%.
Xavier Pastor, el ocean¨®grafo mallorqu¨ªn que dirige la rama europea de Oceana, alerta de que ¡°el n¨²mero de fondeos sobre posidonia sigue siendo bochornoso¡± y critica el papel de las autoridades baleares: ¡°Somos conscientes de las limitaciones en los recursos p¨²blicos destinados a tareas de vigilancia, pero la gesti¨®n no parece la m¨¢s efectiva¡±.
Desde finales de junio, Oceana ha denunciado ante el Gobierno balear un total de 22 embarcaciones, la mayor¨ªa de ellas de m¨¢s de 40 metros de eslora, que fondearon sobre zonas te¨®ricamente protegidas como Lugares de Importancia Comunitaria (LIC).
La posidonia, una planta marina que se desarrolla en colonias, es un h¨¢bitat esencial para decenas de especies. Una sola hect¨¢rea es capaz de convertir tanto CO2 en ox¨ªgeno como cinco hect¨¢reas de selva amaz¨®nica. Entre los 2.000 kil¨®metros cuadrados de posidonia que existen en Baleares, se halla el que probablemente sea uno de los seres vivos m¨¢s grandes y longevos del planeta: un esp¨¦cimen con una extensi¨®n de ocho kil¨®metros y una edad aproximada de 100.000 a?os.
El desconocimiento general del valor ecol¨®gico de la posidonia explica, en parte, los da?os que la acci¨®n humana est¨¢ causando a esta especie protegida. En una reciente entrada de su blog en El Huffington Post, el profesor Carlos M. Duarte, del Instituto Mediterr¨¢neo de Estudios Avanzados (IMEDEA), se preguntaba: ¡°?Se nos ocurrir¨ªa acaso tumbar con un veh¨ªculo 4x4 una secuoya centenaria de California, simplemente porque queremos aparcar el coche? Estoy seguro de que la mayor¨ªa de los navegantes, incluidos los famosos y poderosos con sus yates de m¨¢s de 30 metros, evitar¨ªan fondear sobre la posidonia si supiesen que no se trata de un alga da?ina, sino de un organismo absolutamente ¨²nico¡±.
Un portavoz del Gobierno balear agradeci¨® ayer que organizaciones como Oceana ayuden a combatir el fondeo ilegal, ¡°porque para la Administraci¨®n es dif¨ªcil llegar a controlar todo lo que sucede en un espacio abierto como el mar¡±. La misma fuente concret¨® que ¡°es necesario lograr un equilibrio entre el respeto al patrimonio natural y el disfrute de la navegaci¨®n recreativa¡±.
Solo ocho barcos vigilan las zonas protegidas
A finales de mayo, el Ejecutivo auton¨®mico anunci¨® la creaci¨®n de un marco pionero en Espa?a para proteger la posidonia. Un decreto, todav¨ªa en tr¨¢mite, prohibir¨¢ el fondeo de grandes embarcaciones en profundidades de menos de 35 metros. Una restricci¨®n que para Oceana resulta insuficiente, ya que ¡°debido a la claridad de las aguas de Baleares, la posidonia alcanza profundidades mucho mayores¡±.
De cara a este verano, se han establecido zonas de fondeo restringido marcadas por boyas, cuyo uso requiere una reserva previa por Internet, gratuita para este a?o, pero de pago para el pr¨®ximo. La semana que viene entrar¨¢ en funcionamiento una aplicaci¨®n para m¨®viles que informar¨¢ sobre la marcha a los navegantes de si se hallan o no en una zona de fondeo ilegal.
Pese a todo, el problema contin¨²a siendo la escasa vigilancia sobre el terreno: para controlar las 15.000 embarcaciones que recalan en zonas protegidas de las islas entre junio y septiembre, la consejer¨ªa de Medio Ambiente habilit¨® una flota de ocho barcas, operadas por una empresa privada.
El bi¨®logo marino Manu San F¨¦lix apunta que ¡°los vigilantes no son agentes de la autoridad y no tienen potestad para poner multas¡±, lo que provoca que muchos patrones de yate directamente hagan caso omiso de sus advertencias. San F¨¦lix calcula que un centenar de barcos echan el ancla a diario sobre la posidonia del parque natural de Ses Salines, entre Formentera e Ibiza, donde la pradera contin¨²a en claro retroceso.
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